CAP 3 TENER FE

Marina nerviosa y asustada jugaba con sus manos, de vez en cuando observaban la puerta del quirófano, pero no había señales de que el doctor saliera, tres horas después el doctor salió.

Los tres se levantaron. “¿Cómo está?”. Marina angustia le preguntó al doctor.

El doctor se quitó la mascarilla. “El daño en el cerebro fue severo, pero logramos retirar el coágulo, ahora es solo esperar a que él reaccione, debo advertirles que puede haber posibilidades de que no despierte en un tiempo o en un caso mas agresivo que quede vegetativo, esperaremos estas primeras 48 horas para saber si evoluciona, deben estar preparados”.

Todo se quedó en silencio, Marina no podía creerlo, ¿Vegetativo?, no podía aceptarlo.

Dinora agradeció al doctor al ver que Marina no reaccionaba y él se fue a seguir con su trabajo.

Las horas pasaron y seguían en espera de que Daniel reaccionara, Marina no había probado bocado y Dinora estaba preocupada.

Beto llegó con una botella de agua y un sándwich, entregándolo a Marina, pero ella se negó.

Dinora le agradeció a Beto y tomó las cosas, se acercó a su amiga. “Necesitas comer algo, debes cuidar de ti y al bebe para cuando Daniel despierte”.

Marina pensó en las palabras de su amiga y asintió observando el sándwich, le dio algunos mordiscos, pero no tenía hambre y su estómago se había revuelto, se levantó rápidamente y se fue al baño, Dinora la acompañó, Beto se quedó de pie inquieto.

Marina vomitaba en el baño, cuando terminó Dinora la ayudaba a limpiarse. Las lágrimas de Marina no dejaban de caer.

Ella susurró. “Daniel…”

Dinora la consolaba. “Verás que sale bien, ten fe”.

Marina se calmó y se levantó para salir juntas del baño.

Beto se acercó. “¿Qué pasa? ¿Estás bien?”.

Marina le sonrió tristemente. “Si es solo algo de nauseas”.

Pasaron dos días, el doctor tenía nuevas noticias. “El paciente no sufrió muerte cerebral, pero tiene complicaciones en este momento, esperemos que en unos días más él pueda despertar”.

Marina agradeció y se sentó en el pasillo, recargando su cabeza en la pared, estaba cansada y no había dormido bien en estos días, pero no importaba quería estar presente cuando Daniel despertara.

El pasillo estaba solitario y silencioso mientras ella hablaba con su pequeño. “Debes ser fuerte, mamá será valiente y juntos cuidaremos de papá”. Ella decía mientras se acariciaba el vientre.

Se escucharon pasos al final del pasillo, Marina observó a la gente que venía hacia ella.

Un hombre mayor con su cabello algo canoso, era alto y llevaba traje negro, caminaba en su dirección, a su lado varios hombres muy robustos con lentes de sol caminaban protegiéndolo.

El doctor de Daniel llegó apurado y miró de reojo a Marina. Ella no entendía quiénes eran y qué pasaba.

“Señor”. El doctor saludó al hombre.

El hombre mayor miró despectivamente al doctor. “¿Cómo está mi hijo?”.

Marina escuchó cómo llamó a Daniel. Estaba confundida y algo nerviosa por la presencia del hombre.

El doctor le explicó todo sobre el accidente y la operación.

El hombre mayor empezó a gritar fuerte. “¡¿Cómo es posible que no me hayan llamado antes, soy su padre yo debía estar aquí para dar consentimiento de la operación!?”.

El doctor se puso nervioso, Marina se adelantó y le dijo al hombre mayor. “Yo firme, Daniel estaba grave y necesitaba ser operado urgentemente”.

El hombre mayor observó a Marina de arriba a abajo de manera disgusta. “¿Tú quién eres?”.

Marina se acercó y le dio la mano al hombre mayor para presentarse. “Soy Marina, la novia de Daniel”.

“¿Novia?”. El nunca saludó a Marina y la dejó con la mano alzada.

Marina frunció el ceño y retiró la mano incómoda. “Si, soy su novia, vivimos juntos desde hace dos años”.

El hombre se burló. “Entonces… mi hijo se ha estado divirtiendo contigo todo este tiempo”.

Marina se quedó sin palabras por el comentario tan grosero. El hombre mayor entró en la habitación para ver a su hijo, dejó a Marina de pie en el pasillo, ella entró detrás de todos los guaruras.  (Guaruras-Guardaespaldas)

El doctor le informó que estaban a la espera que Daniel despertara, después de escuchar al doctor el hombre mayor le dijo a uno de sus empleados. “Arregla todo para llevarlo a USA”

El doctor lo interrumpió. “Señor… No es bueno moverlo en este momento, la operación  es muy reciente, podría causarle más daño a su cerebro”.

El hombre mayor resopló molesto, observó al doctor por unos segundos y giró para volver hablar con su subordinado. “Llama al mejor neurólogo de USA lo quiero aquí hoy mismo”.

El doctor se sintió agraviado, pero no refutó, se acercó a Marina y en voz baja le dijo. “¿Por qué no dijo que el hombre era Erick Daniel Estrada hijo del magnate Raúl Estrada?”.

Marina discutió en voz baja con él. “Porque yo no lo sabía, Daniel nunca me lo dijo”.

El doctor le advirtió. “Este hombre es poderoso y debe tener cuidado”. Después de decirle eso salió de la habitación.

Marina se quedó de pie pensando en las palabras del doctor y escuchando al hombre mayor como relegaba las instrucciones de que hacer a todos. “Averigüen si hay noticias en la prensa e internet, borren todo”.

Marina observaba a Daniel mientras caminaba hacia él, no había podido entrar por indicaciones del doctor, ahora tenía una oportunidad de verlo.

El hombre mayor habló con sus subordinados y después miró a Marina. “¿Qué haces todavía aquí? Será mejor que te vayas, yo me encargaré de mi hijo a partir de ahora”.

Marina se negó. “Quiero quedarme, esperar a que despierte”.

Uno de los subordinados sacó a Marina cuando el hombre mayor le hizo una señal, ella trató de forcejear, pero el hombre apretó su brazo fuerte.

Al salir el hombre la soltó drásticamente y le dijo. “Debes irte, mi jefe no quiere verte cerca”.

Marina se negaba a irse y discutió con el hombre. “Pero soy su novia, yo quiero estar con él”. No pensaba irse del lugar.

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