CAP.2 Destino pt.2

Sin imaginarlo logré tener una oportunidad más para seguir amándolo una vida nueva, así pasó muchísimo tiempo hasta que el turno de mi alma se volvía a repetir y podía volver a reencarnar. Animada viví mi segunda vida, luego la tercera, cuarta, quinta y etcétera.

Una y otra vez durante cientos de años mi vida y la de él Alfa se juntaban, el hilo rojo del destino lograba reencontrarnos y podíamos seguir amándonos. 

Mi nueva vida siempre era tan distinta a la anterior al principio no importaba, pues mi esencia seguía siendo la misma y volvíamos a enamorarnos pero cada vez nos costaba más reencontrarnos, parecía que debíamos vagar por el mundo para hayarnos y amarnos cada vez costaba más.

No obstante nuestras almas siempre se encontraban entre la multitud y de manera inconsciente mi alma gemela y yo al vernos entendíamos que nos deseábamos el uno al otro, hasta ahora hemos logrado vencer los obstáculos.

Ya perdí la cuenta de las veces que he pasado por el mundo como una simple humana y él siempre renace como un hombre lobo igual que la primera vez que nos conocimos, pero sin importar qué en cada una de las vidas la maldición de mi alma me arrebataba la vida al llegar la misma fecha.

Cada vez que moría mi alma se rompía un poco más y para mí se agota el tiempo, mientras le rompía más su corazón a mi Alfa al perderme una y otra vez. 

Sin remedio alguno nos teníamos que separar mientras mi Alfa vuelve a repetir su ciclo de vida, yo volvía a vagar por el Inframundo entre las almas perdidas, mientras él tiempo para renacer vuelve a llegar y volvamos a luchar para estar juntos.

***En la actualidad:

Mi nuevo nombre es Lizbeth ahora tengo 23 años, nací en una familia normal que me ama y protege, aunque siempre he sentido que no encajo bien en ella. 

Cada año mi madre y yo visitamos a mi abuela Viktoria que vive en Rusia, esté año decidimos mudarnos a su casa para cuidar de ella pues mi abuelo ha fallecido y no queremos que esté sóla cuidando de su granja. 

Aunque mi madre intentó convencerla de mudarse con nosotros mi abuelita no accedió, yo sin dudarlo vine hasta el pueblo lejano dónde vive mi abuelita, ella es la única persona que me entiende y alienta mi amor por el arte.

Aquí tengo amigos que hice desde niña al visitarla cada verano, con ellos solía jugar en el bosque. Antes de regresar a la escuela decidimos ir a acampar porque nos parecía una buena aventura para recordar viejos tiempos.

—¿Estás lista Liz?— preguntó apurada Katherina.

—Si creo que sí, ¿Sólo faltó yo?— respondió Liz tomando su maleta.

—Ajam vámonos anda rápido, que hay que aprovechar el tiempo solo es un fin de semana— le dijo Katherina jalando la mano de Liz.

—¡Adiós mamá! vuelvo en 3 días te aviso por si no hay señal haya en el bosque si— despidiéndose corriendo.

Su madre la detuvo antes de que ella pudiera irse, Lizbeth sabía que debía despedirse bien de ella así que regresó.

—¿Hija llevas puesto tú collar?— buscando en su cuello.

—Si mamá nunca me lo quito, mamá ya estoy grande y no haré nada malo, lo prometo. ¿Puedes confiar un poquito más en mí?— le pidió retirando las manos de su madre —Dejame ir por favor, volveré pronto. Adiós mamá— la abrazó fuertemente un momento.

—¡Adiós abuela!— la abrazó y besó su mejilla.

—Adiós mi Malishka— se despidió Viktoria.

—¡Si adiós Liz, cuídate mucho hija no te vayas a alejar de tus amigos!— le gritó su madre.

—Prometo cuidarla mucho señora no se preocupe— le respondió Katherina.

A pesar de no estar muy convencida de dejarla ir Franka dejó que su hija se divirtiera con sus amigos, ella siempre tenía miedo de que los lobos le arrebataran a Lizbeth como intentaron cuando era una niña.

Subieron a la camioneta donde las esperaban sus demás amigos, tomaron rumbo a la montaña para según ellos pasar 3 días acampando, explorando y escalando. Sin imaginar que el viaje no sería lo que ellos esperaban, Liz era la única que presentía que algo malo pasaría.

Desde pequeña se dió cuenta de que era capaz de ver o sentir cosas que los demás no, miraba por la ventana el paisaje boscoso  lleno de creaturas mágicas.

—Ya casi llegamos, faltan cómo 15 minutos nada más— dijo Hanzel quien conducía.

—Que bueno ya me cansé de estar sentada, quien fuera Liz ella hasta se quedó dormida— habló Yelena estirándose en su asiento.

—No está dormida, sólo está disfrutando de la vista— aclaró Raziel.

—Mmm pues como siempre Liz— comentó Katherina.

—¿Eh, me hablaban?— contestó al escuchar su nombre.

Los jóvenes llegaron al lugar donde habían planeado pasar la noche, Hanzel y Katherina son novios así que ellos prepararon su cama juntos.

Raziel, Yelena y Liz dormirían en otra casa de acampar, todo fue velozmente alistado por el par de hombres quiénes ya tenían experiencia haciéndolo pues era un hobbie en su familia.

—¿Están seguros que aquí estaremos a salvó?— preguntó preocupada Liz.

—Confía un poco más en mi novio, él tiene experiencia y deja de tener miedo amiga— le pidió Katherina.

—Además estaremos con Raziel, nada nos va a pasar— la reconfortó Yelena.

—Si yo te voy a proteger Liz, no te preocupes— habló Raziel mirando tiernamente a Liz.

Todos sabían que él está enamorado de ella, la única que no lo nota es la despistada de Lizbeth que no tenía el mínimo interés en tener pareja.

—Gracias no es que no confíe en ustedes, pero me dan miedo los lobos— les aclaró rápido.

—En está área no hay lobos y los osos están invernando todavía, no hay de que preocuparse— le dijo Hanzel creyendo que su miedo eran los depredadores.

Ni la misma Lizbeth sabía porque su madre siempre le decía que se alejará de los lobos, pero ella no les tenía miedo al contrario siempre se sintió cómoda entre ellos.

Habían pasado el día ocupados en alistar su pequeño campamento y luego hicieron una fogata para cocinar sus alimentos, platicaron anécdotas de su infancia y se pusieron al día pues tenían tiempo de no ver a su amiga Lizbeth ella vivía del otro lado del mundo.

Se quedaron cerca de la fogata para mantenerse calientes en el frío del bosque, mientras las mujeres dormían plácidamente el par de hermanos tomaron turnos de vigilancia hasta el amanecer.

*Nota: La palabra rusa Malishka es usada cariñosamente, se puede traducir a querida.

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