All of You
All of You
Por: Lya Rogers
1. Amara

Cuando la película acaba, mis ojos están hinchados y he vuelto a llorar, soy una sensible de m****a cuando viene a películas románticas, mi amiga Kathia por otro lado, mi mira con diversión mientras me entrega un pañuelo

— Amiga, tu enserio necesitas un poco de acción — se queja, levantándose de un salto, nuestro apartamento no es la gran cosa, pero es nuestro y nos encanta, Kathia en particular ha hecho que todo el ambiente quede acorde a su divertida personalidad, su cabello castaño tiene mechones violetas y usa rímel del mismo color.

— La panadería no abre hasta el lunes — le recuerdo, el negocio iba bastante bien, tanto que había tomado el impulso y remodelar un poco, aunque me sabía un poco mal utilizar dinero prácticamente regalado.

Hace dos años, había preparado un hermoso pastel de bodas y miles de postres para la ceremonia de Nadine Hoffman, quien había dejado al novio en el altar y toda esa hermosa ceremonia había sido en vano, aún recuerdo vagamente al novio, el pobre hombre había estado tan triste y furioso que arrojó una silla en dirección al pastel, y claro, casi me saca un ojo en el proceso.

Pero se disculpó y pagó todo sin rechistar, además de enviar un dinero extra por las molestias. Nunca toqué ese dinero hasta hace dos meses, cuando Kathia y yo decidimos expandirnos, y añadir un par de zonas nuevas a la panadería, que ahora era una especie de restaurante / repostería.

Ella era chef y yo pastelera, aunque ambas manejábamos bastante bien ambas cosas, los platillos de mi amiga eran tan insuperables como mis dulces tradicionales rusos, cada mordida me recordaba a casa.

— Vamos Amara... Lloriquear por películas románticas mientras comes nachos y tomas tu raro smoothie de verduras es un poco... Emm deprimente — se queja, cruzándose de brazos y mirando mi pijama de Masha y el oso.

— Estoy deprimida — le recuerdo señalando mi frasco de antidepresivos, junto al de vitaminas, ambos en la mesa de centro, mi amiga hace una mueca, como siempre que el tema de mi depresión sale a la luz.

— pues vamos a des-deprimirte — se queja, arrodillándose frente a mi — solo unas copas, algo de baile y con suerte... Sexo, eso libera endorfinas ¿no? Eso debe ser bueno para la depresión

Su intento me hace reír, pero realmente no tengo ganas... he estado teniendo algunos días realmente malos y mi psicólogo justo acaba de disminuir la dosis, así que estoy un poco ansiosa ante la perspectiva de arreglarme, salir... Conocer hombres y...

Hago un puchero, maldiciendo mi extremada sensibilidad a estas cosas, lágrimas acuden a mis ojos en seguida y mi amiga se alarma de inmediato.

—¿Que te diría tu padre? — pregunta Kathia luego de un momento, y mi corazón duele ante la mención del hombre más importante de mi vida. Mi depresión vino poco después que el Cáncer, y cuando mamá se fue, todo empeoró, mi padre fue la única luz en mi vida, cuando mis amigos e incluso mi novio de aquel entonces empezaron a alejarse... Toqué fondo.

Papá siempre me animaba a sonreír, pero luego de su muerte... Dejé de hacerlo por un largo tiempo.

— está bien — accedo finalmente, ella suspira aliviada y yo me levanto renuente del sofá.

A veces la única parte divertida de salir es arreglarme, puedo estar motivada, pero en cuanto llego al destino... Tener que interactuar es demasiado incómodo.

En especial si usas peluca, como yo.

La terapia me dejó con muy poco cabello, así que suelo usarlas para salir, pero mi ansiedad empeora al tener que fingir diversión y termino haciendo tonterías que me dejan en ridículo y una vez que se dan cuenta que traigo peluca, todo se vuelve aún más incómodo.

— deberías dejarla esta vez — dice mirándome con cariño, mi cabello ha crecido bastante, aunque las suaves hondas rubias no son tan abundantes ni brillantes como me gustaría, se veían bastante decentes

Y tal vez tenga razón... Necesito darme la oportunidad, no podría perder nada por salir de fiesta una noche ¿verdad? Vencí al cáncer y aunque nunca podré tener hijos aún puedo disfrutar de la vida.

Kathia se toma en serio las salidas nocturnas, aunque ella sale mucho más seguido que yo (especialmente desde que dejó a su novio Tyler) así que me arregla y hace cosas que nunca me interesaron demasiado, a duras penas puedo hacer la raya al ojo y usa rímel, y me sorprendo al ver lo bien que me queda el maquillaje más elaborado, aunque solo sean ojos ahumados, colorete y brillo labial con un ligero tono de rojo.

Me pongo ropa prestada, ya que la mayoría de mi ropa no es precisamente para salir de fiesta, uso un precioso y corto vestido negro, mis pechos son pequeños pero firmes, y aunque tengo varias cicatrices en el abdomen por las numerosas operaciones y mi doctor aseguró que mi vida sexual podía mantenerse sin problemas, pero con constantes controles en caso de que el cáncer apareciera de nuevo

Kathia me lleva a un club llamado Luxury, que luce demasiado elegante y costoso para nuestro presupuesto por lo que la miró con ojos abiertos cuando el gorila de la entrada la deja pasar con una simple palmada en el trasero y le entrega dos pequeñas tarjetas

—¿qué fue eso? — pregunto levantando las cejas y mirándola incrédula

— Tengo contactos — asegura, cuando la miro con las cejas levantadas y se ríe — conocí al manager en mi clase de yoga, y tiene una "debilidad por mi acento" — asegura, marcando exageradamente el acento ruso, lo que me hace reír, Kathia habla inglés perfectamente y su acento solo salía al aire cuando estaba o muy cabreada o muy sentimental.

— eres incorregible — me quejo, mirando a mi alrededor, el club era definitivamente sacado de una revista de lujo, la entrada estaba hecha de mármol negro y un enorme mesón de bienvenida entregaba cocteles gratis, tomó el mío con recelo, una jodida recepción y un par de escaleras bajaban a lado y lado de la pista de baile, las luces brillantes y el lujo por todos lados era tan impresionante que mi amiga se ríe y comenta sobre cómo estoy babeando, esto es jodidamente hermoso.

Kathia va directamente hacia la pista de baile, así que la sigo y me tomo el coctel de un trago, necesitando algo de alcohol para procesar esto. No tomo demasiado alcohol (a demás no son buena combinación con los antidepresivos), pero ocasionalmente no está mal, y Kathia bebía hasta quedar como una cuba por lo que me moderó de todas formas.

Cuando ponen algo de música electrónica me atrevo a moverme un poco, es realmente divertido y hasta me atrevo a decir que sensual, mi amiga y yo nos lucimos, nadie nos conoce así que me atrevo a darle algo de rienda suelta al espíritu sin importar nada.

Hasta que un imbécil de camisa celeste me da un codazo en las costillas, llámenme llorica, pero soy muy delicada ¿Okay? Dolió tanto que mis ojos se humedecen de inmediato y realmente me entran ganas de llorar, joder mis costillaaaas, duele al inhalar

Y Kathia ha desaparecido entre la multitud, confundida, busco apoyo en una columna cercana e intento inhalar... Y contener el llanto tonto que se muere por una excusa por salir.

—¿estás bien? — pregunta alguien que se acerca demasiado y me toma por el brazo, cierro los ojos, intentando controlarme y asiento vagamente

— No es nada, estoy bien— miento, sintiéndome como una idiota, mi corazón se acelera mientras el sujeto acerca su mano a mi barbilla y me obliga a mirarlo.

— Tus ojos dicen lo contrario — asegura, y me pongo colorada en cuestión de segundos, el sujeto es demasiado lindo para ser verdad, y... Ligeramente familiar. Anchos hombros que acompañaban un cuerpo esbelto pero delgado, manos finas y elegantes apartan mis cabellos. Dios, debo estar boqueando porque me mira preocupado

— Solo fue un golpe — lo tranquilizo, pero él no se aparta y mira alrededor, llamando a uno de los chicos que reparten bebidas

— Dmitry, hielo para la señorita, por favor, a mi reservado — pide en un muy fluido ruso, lo que me sorprende, no siempre escuchas tu idioma natal en América.

— No es necesario, de verdad — insisto, sin dejarle saber que entendí lo que dijo, tiene ojos grises y sonrisa encantadora

— Está bien, entonces párate derecha — pide divertido. Hago un puchero, mis costillas doliendo demasiado para siquiera respirar, lo que es tanto irritante como ridículo, él levanta las cejas — Ven conmigo, solo quiero ayudar

— ¿cómo sé que no piensas drogarme? — me quejo, intentando ser racional, un extraño no solo te ofrece hielo para un golpe en un club como este ¿o sí?

Se ríe, y es una linda risa

— ¿Luzco como alguien que necesita usar drogas? — pregunta, divertido y frunciendo el ceño duda antes de añadir en un muuy definitivamente tono de coqueteo — Sólo necesito un poco de hielo y un buen Martini.

Vale, ahora es mi turno de reír, pero es una risa nerviosa y solo consigo ponerme en vergüenza y un par de punzadas en mis costillas

Kathia aparece milagrosamente, y es algo chistoso, porque el sujeto de la linda sonrisa la mira confundido, mi amiga le aparta de un manotazo

—  Eh, eh, eh, manos quietas ¿qué le hiciste? — pregunta, agresiva, el sujeto frunce el ceño

— ¿Tú no eres la novia de Malcolm? — pregunta confundida, Kathia arruga la nariz

— me acosté con él, una vez ¿tu no eres el sujeto con resaca en su sala? —  se queja ella de vuelta, y ahora estoy confundida, el hombre hace una mueca y me mira

— Sergey, un gusto — se presenta, tomo su mano, ya mis costillas no duelen tanto, pero mañana la historia sería diferente, Sergey mira a Kathia — imagino que estás aquí por él ¿te molesta si me robo a tu amiga? Necesita hielo si no quiere un feo moretón.

Kathia me dedica una sonrisa perversa, y yo como siempre, estoy sin palabras, conmocionada y mareada ante el veloz intercambio, Sergey me mira con una pregunta en sus ojos y yo asiento, en realidad me vendría muy bien algo de hielo.

Me guía hasta una zona VIP, en la que hay cerca de diez personas sentadas en hermosos sofás de cuero, bebiendo champagne y tonando bocadillos.

Me siento en un sofá vacío y Sergey me pasa el hielo dejado para él, Kathia me guiña un ojo antes de sentarse junto a un hombre de unos cuantos años más que ella y ambos ríen tontamente, yo agradezco el alivio en mi costado, pero la mirada plateada de Sergey me pone incómoda

— Ya sabes mi nombre ¿puedo tener el placer de conocer el tuyo? — pregunta con caballerosidad, es demasiado encantador para ser verdad, lleva una elegante camisa blanca y corbata ligeramente desabrochada, lo que le da un aspecto desenfadado, pero se mueve con elegancia.

— Amara — digo finalmente, sintiendo la boca seca y sonrojándome con fuerza cuando toma mi mano libre y la besa

— Un nombre muy triste para una mujer tan hermosa— dice con cuidado — en Latín...

—... Significa amargo, triste — asiento, apartando la mirada y sintiéndome incómoda, es también un raro dejá-vu pues tuve una conversación similar con mi ex hace años

— Pero también es el nombre de una diosa — me recuerda, y es casi como si me leyera la mente — ciertamente luces como una

— ¿esas frases siempre te funcionan? — pregunto divertida, pero debo admitirlo, halagada, Sergey ríe, ahora definitivamente estaba coqueteando

— Son malas, lo sé — asegura — pero mi madre me educó para tratar bien a las mujeres, así que...

— a todas les dices piropos luego de darles una bolsa de hielo— termino por él, haciéndolo reír de nuevo

— No exactamente, pero digamos que aprecio la belleza cuando la veo.

— Adulador — me mofo, apartando la bolsa de hielo y aceptando la copa que un mesero me ofrece, Kathia me lanza un guiño y hace un gesto obsceno, quiere que me acueste con él, lo que me hace sonrojar con fuerza cuando el hombre capta el gesto de mi amiga y se ríe, dándome una mirada de apreciación sin molestarse en disimular

— En mi defensa, realmente pensaba en ir a hablarte cuando vi al idiota que te lastimó — asegura, su voz es como una caricia, y la atención me hace sentir bien para variar, pero ignoro a Kathia, no voy a acostarme con alguien a quien acabo de conocer.

Okay,  juro que llegamos a esta situación enteramente por accidente, Kathia me abandonó a mi suerte y yo probé que mi resistencia a los encantos masculinos es inexistente, Sergey es divertido y encantador, no hablamos de trabajo ni de familia, lo que agradezco, pero definitivamente estamos coqueteando toda la noche hasta que finalmente, sucede.

Me besa, y yo, más que encantada, me dejo llevar, vagamente intento recordar la última vez que había besado a alguien, sus besos son definitivamente apasionados y con otras intenciones, no puedo evitar dejarme llevar y dejarle tomar el control.

Así que ahora, me encuentro en un muy lujoso apartamento, contra en costosísimo sofá de cuero y un hombre sobre mí que definitivamente está contento del avance que obtuvo.

Sus manos se sienten cálidas contra mi piel y su erección presiona contra mi muslo mientras me acaricia las piernas y besa mi cuello con pasión y algo de rudeza que me encanta

— Ah — me quejo cuando en un movimiento brusco, mis costillas gritan de dolor.

Sergey se aparta, luciendo exquisito pero preocupado

— M****a, lo lamento — se aparta, luciendo consternado — estás lastimada, deberíamos parar

— ¿ah? — pregunto confundida, hago un puchero y él me dedica una sonrisa rompecorazones

—  Antes que nada, soy un caballero — me asegura, ayudándome a incorporarme — y por mucho que quiera... Seguir adelante, no quiero parecer un salvaje.

Este hombre es encantador, enserio, y si no estuviera tan maldita mente caliente ahora mismo, me parecería la mar de atento y considerado.

— ¿Y si quiero que seas salvaje? — pregunto, otra razón por la que no tomo, es que me vuelvo un poco... Atrevida.

Sergey me dedica una mirada dudosa antes de morderse el labio y darme un beso que basta para humedecer aún más mis bragas, me levanta por el trasero y empieza a caminar alrededor de su apartamento.

— M****a, eres exquisita — murmura en ruso antes de volver a besarme, así que sigo el consejo de Kathia, y me dejo llevar.

Capítulos gratis disponibles en la App >
capítulo anteriorcapítulo siguiente

Capítulos relacionados

Último capítulo