Capítulo 6. Sorpresas

Me sorprendió saber que el día anterior Ryan había descubierto la vieja hamaca de madera que se encontraba oculta del otro lado del estanque. Allí era nuestro lugar especial cuando niñas, con Ximena nos ocultábamos por horas en ese lugar y nos contábamos todos nuestros secretos. Me dio mucha nostalgia volver, tantos recuerdos lindos junto con la única persona que jamás traicionó la amistad y el cariño que le di.  

Como el espacio era amplio pudimos acomodarnos tranquilamente los dos. Ryan me sostuvo contra su pecho, podía escuchar claramente su corazón latir con fuerza mientras pequeñas lágrimas silenciosas rodaban sobre mi mejilla. Me sentía extrañamente tranquila como si estuviera protegida de cualquier mal que pudiera dañarme, preferí no pensar demasiado en ese hecho quería olvidar el mal rato y el mal sabor de boca que me dejó todo lo ocurrido. Esta noche quería sentirme consentida por alguien más, lo necesitaba y me alegraba que Ryan sea el hombre que me dedicaba su tiempo.  

Escuchando los murmullos de la noche y nuestras respiraciones lentas y tranquilas, sin necesidad de decir palabra alguna bajo un cielo estrellado, los dos nos dejamos llevar por un sueño pacífico.  

Al día siguiente la luz del día nos impactaba directamente sobre nuestras caras, sentía una leve brisa que era común por la mañana, por un momento me sentí desorientada hasta que su calor irradiando a mi lado y su lenta respiración instantáneamente hizo que recordara todo lo ocurrido la noche anterior. No podía creerlo, lo había hecho, se lo había dicho todo en la cara y no me había temblado la voz en ningún momento. Me sentía poderosa y capaz de todo, sabía quién era el causante de mi tan inesperada confianza, Ryan.  

Dormía plácidamente, su rostro relajado era aún más hermoso, sus largas pestañas y sus labios levemente entre abiertos. ¿Cómo fui a toparme con un hombre tan perfecto como él? Anoche había querido evitar pensar tanto en los sentimientos que este sujeto producía en mi pero ahora estaba segura de algo, había logrado flechar mi corazón por completo.  

Mi alma por primera vez se sentía completa, en casa. Estaba consciente de que Ryan poseía cierto poder sobre mí y si decidía romperme el corazón no me creía capaz de sobrellevarlo esta vez, me destruiría en miles de fragmentos que jamás se volverían a unir. Estos sentimientos eran diferentes, él era diferente y tenía la certeza de que alejarme no era una opción para mí. No podría tampoco contaba con la fuerza para hacer eso, me arriesgaría ¡Maldita sea! Por supuesto que si lo haría, este hombre lo valía.  

Me imaginaba que mi cara de estúpida enamorada se vería a kilómetros ya que veía a Ximena en este momento acercarse con una rabia que expulsaba humo negro de las orejas, y luego de verme a la cara claramente todo su enojo se evaporó adoptando una expresión de felicidad absoluta. Sabía lo que estaría pensando en ese momento, sabía que estaba feliz por los dos y por nuestro muy afortunado “reencuentro”.  

Una pequeña punzada de culpa se hizo notar en mi interior y me dolía. Dolía no poder ser sincera con ella, quería contarle absolutamente todo. Decirle lo absurdo que fue el momento en el que nos conocimos, quería contarle como me sentí cuando me enteré que veníamos a la misma boda y como de triste estuve al pensar que me alejaría de él durante el viaje y que no tendría tiempo de conversar con él, pero lo mejor, hablarle de cuando me lancé y lo besé por primera vez. Describirle lo que su tacto podía hacerme, esa electricidad que recorría todo mi cuerpo, preguntarle si eso mismo sintió con Mason la primera vez que lo tocó y si gracias a eso supo que era el indicado.  

Porque yo me encontraba segura de que jamás otro hombre me haría sentir de la misma manera.  

Aunque para el momento que ella llegó a nuestro lado todo eso fue a parar en un rincón de mi mente, se lo contaría, pero por ahora no era el momento. No quería que tuviera una mala idea de mi después de tantos años. No. Primero disfrutaríamos de estos días y luego me confesaría con ella.  

Para disimular todos estos pensamientos profundos, puse mi mejor cara de “Fui atrapada” y mi mejor sonrisa, aunque somnolienta como me encontraba seguro me veía fatal.  

- Yo toda preocupada por ustedes los busqué por todas partes y estaban aquí, ¡En nuestro lugar Julia! ¿Cómo pudiste enseñarle nuestro espacio seguro? - gritó logrando despertar a un muy confundido Ryan que la miraba con un horror genuino, sabía que estaba bromeando, pero no pude evitar disfrutar del espanto de muerte que se llevó mi pobre caballero. Que a pesar de todo no había soltado su agarre de mí, seguía fuerte como la noche anterior. Su actitud protectora me provocaba unas ganas de besarlo.  

- No se lo he dicho, anoche cuando le pedí que me sacara de la cena él solo encontró el camino hasta aquí. Y como estaba cansada y al recordar tantas cosas no quise marcharme. ¿Recuerdas cuando veníamos? Pasábamos horas.  

- ¿Es chiste? Por supuesto que si – contesta, perdida por un segundo en el pasado, con seguridad, recordándonos. 

- Chicas, no entiendo de que hablan ¿Alguna me explica? - pide, su voz ronca inmediatamente hace que mi estómago de pequeñas volteretas.  ¿Qué tiene este hombre que todo tiene efecto en mí? 

- Este era nuestro lugar secreto, aquí nos sentábamos en el suelo por horas donde veníamos a hablar de nuestros secretos, sueños y chicos. - explica Ximena con una pequeña risita – Como siempre nos encontraban en el suelo recostadas o sentadas, nuestros padres decidieron construirnos esta hamaca para que pudiéramos estar más cómodas.  

- ¡Wow! No lo sabía, lo vi ayer cuando di un paseo mientras estábamos en el estanque, me pareció hermoso e íntimo. Anoche cuando querías escapar me pareció el lugar ideal.  

- Me encantó volver aquí - digo, me acerco y le doy un pequeño beso en su mejilla – Mejor tomemos un baño y un merecido café, créeme. No puedo empezar la mañana sin café y una ducha o no seré una persona cuerda en lo que resta del día.  

De camino a la cabaña Xime nos contó que Daniela había llegado y que se encontraba en su cuarto acomodándose y aunque añoraba ese baño y el café decidí que primero iría a verla, pero increíblemente alguien más me había ganado. Jesse. ¿Qué hacía ese donjuán levantado a estas horas de la mañana? No podía creer que se había tomado la molestia de despertar temprano y salir de la cama por una mujer que no conocía.  

Serían solo ideas mías o... No sé, mi detector de verdades estaba encendida.  

- ¡No puedo creerlo! ¡Miren lo que trajo el viento! - Exclamó Dani en cuanto me vio y mis dudas de si estaba enfadada conmigo desaparecieron, era la misma vivaz y feliz mujer de hace cinco años - ¡Dios! cuando Xime me dijo que venías no lo podía creer, tenía que ver para creer. ¡Y aquí estas! Estas hermosa y radiante ¡Ese pelo mujer! Me encanta.  

- Créeme, ni yo me lo creo que esté aquí, pero ya ves cuando Xime me dijo que se casaría no pude decir que no - La abrazo fuertemente - Te extrañaba, las extrañaba a ambas. Mis amigas allá son mujeres casadas que de lo único que hablan son de niños y maridos, también tengo a mi secretaría que lo más primordial en su vida es el trabajo, extrañaba enterarme de todas esas noticias candentes de Hollywood y hablar de chicos.  

Ambas comenzamos a reír mientras recordábamos los viejos tiempos. Por supuesto que la extrañaba, había disfrutado mi época en la universidad todo gracias a Ximena y Daniela que estuvieron ahí para sacar mi cabeza de entre los libros y me divirtiera como era debido. Vivir alejada de ellas fue un incordio porque mi vida en lo personal se había vuelto triste y aburrida. 

Aunque luego de toda esa risa me encontré con la estupenda cara de fastidio de Jesse, lo cual me sorprendió bastante. Se encontraba en una esquina de la habitación con el ceño fruncido y toda esa jovialidad y picardía de ayer se había esfumado ¿Qué hicieron con el pelirrojo alegre del día anterior?  

- ¿Y a ti que mosca te picó? ¿Porque estás con esa cara de disgusto, qué te hicimos?  

- No le des importancia, cuando se le pase esa actitud de nene de 10 años estará mejor. - dice Dani lanzándole una mirada llena de indiferencia para luego concentrarse en mi nuevamente.  

Estaba clara como el agua de que aquí me había perdido de algo y que se trataba de algo muy bueno. ¡Qué semana de lo más interesante será esta! No era tonta, pero actuaría como tal, estaba más que segura que entre estos dos algo ocurría u ocurrió.  

- Me iré a dar una ducha y en busca de café ¡Estoy muriendo! - digo llevando las manos al cielo - Me alegro mucho que estés aquí y el que nos volvamos a ver, espero que luego de que descanses podamos pasar unas horas juntas, ah y por cierto tengo una sorpresa que como Damas tenemos que organizar para la novia y obvio te tengo que poner al corriente y con tu ayuda poder terminar de prepararla, ¿Qué dices? 

- Como digas cuenta conmigo, muero por saber de qué se trata. - contesta entusiasmada.  

Me retiré de la habitación con muchísimas cosas en la mente. Ahora que estaba Dani presente sabía que lo de la sorpresa será pan comido y que lo tendremos más que resuelto, solo quedaba ser lo más discretas posible para que Ximena no se entere antes de tiempo. Pero lo más importante, me impactó la actitud de Jesse y la familiaridad de ambos, sin dudas en esta semana varias historias saldrán a la luz, de eso no había dudas.  

Con todo eso en mente decidí que sería mejor tomarme ese baño de una vez, de verdad lo necesitaba me había percatado de esto al mirar mi rostro en el espejo me espantó lo que vi, ojeras como las de una momia. Entonces también recordé que este día me esperaban aún más cosas y una de ellas era volver a ver a Florencia y evitar con todas mis fuerzas las ganas de arrancarle la cabeza, pero lo más importante, llegaban mis padres y finalmente los vería después de tantos años. Para tantas emociones que me aguardaban necesitaba estar preparada y presentable al mundo para poder arrasar con lo que sea o será el mundo el que me devorará.  

El pensamiento de volver a ver a mis padres me consumió durante la ducha, estuve repasando posibles conversaciones en mi mente y mil formas de disculparme por no haber venido antes a verlos. Desistí y pensé en dejar que en el momento me dicte mi corazón las palabras apropiadas, pero luego me percaté de algo más, presentaría a mis padres a Ryan, pero ¿Cómo? Era muy pronto para catalogarlo como novio, aunque la familia entera estaba consciente de que algo ocurría o mejor dicho había ocurrido con nosotros y que éramos más que simples amigos.  

¿¡Oh Cielos, y ahora qué hago!?  

Traté de no alargar tanto el baño para poder tomarme mi tiempo en decidir el atuendo ideal para ese día. Pensé por un momento en las palabras de Esteban la noche anterior, había dicho que Florencia se sentía abrumada por mi presencia, bueno aprovecharía eso al máximo le daría mil motivos para que se sienta indefensa e inferior, así fue como me sentí por meses luego de haber sido abandonada en el altar y por un momento, anoche me había sentido de ese mismo modo nuevamente hasta que Ryan apareció.  

No les daré el gusto de verme mal en mi segundo día. Elegí un enterizo negro corto, aunque bastante casual era perfecto, con un escote en forma de corazón, mangas abullonadas y la espalda descubierta con un detalle de lazo además de unos bolsillos laterales, elegante y adecuado para unos días en el campo. Por supuesto en los pies opté por unas zapatillas converse en negras con un acabo en brillantina, ideales para resaltar este look.  Nuevamente una coleta alta, pero esta vez con un poco de maquillaje sobre mi rostro. Volví a echarme un vistazo en el espejo y decidí que estaba bien para enfrentarme al mundo.  

Segura como me encontraba y con la suficiente confianza en mí abrí la puerta de mi habitación con la firme idea de dejar a más de uno sorprendido por la mujer en la que me convertí. Fui directo a la cocina y me encontré con un aire lúgubre que me dejó confundida por unos segundos, la imagen que veía era deprimente esto no parecía una semana donde se supone debíamos festejar la boda de nuestros amigos. Ryan se encontraba inmerso por completo en su notebook con el ceño fruncido observando quien sabe que mientras que Jesse bebía de su taza y con cada sorbo su cara tendía a arrugarse más como si lo que estuviera pensando fuera la cosa más desagradable del mundo.  

- ¡Buen día chicos! ¿Por qué tienen esas caras tan largas? Especialmente tú Jesse no me dirás que te ocurre. 

- Déjalo ha estado así desde que vine. - me dice Ryan, una sonrisa hermosa en su rostro y los recuerdos de verlo dormir surgen en mi memoria – Ven hermosa, necesitas una taza.  

- Estamos a nada de una boda, debemos estar emocionados, aunque si lo necesitas no fastidiaré - Jesse me mira y exhala para luego ofrecerme una pequeña sonrisa de disculpa, comprendía como se encontraba. Era uno de esos días que cuando tu estado de ánimo pasa de ser mil a cero requerías de un tiempo pensando. - ¿Qué haces?  

- Respondo mails, decidí que era un buen momento para esto mientras te esperaba.  

- Me diste una idea – digo sirviendo café en una muy enorme taza blanca con una imagen de cactus para luego sentarme a su lado con mi celular - Haré lo mismo que tú. Debo tener algunos que otros correos que responder.  

Luego de casi media hora revisando y contestando mails y dándole un vistazo a algunas cosas menos importantes en las redes me puse en marcha, lavé la taza que había utilizado y cuando volví a la meza ambos seguían tan ensimismados cada uno en su mente que caminé rápidamente en dirección a Ryan plantándole un beso en su mejilla por detrás, susurrándole en el oído.  

- Iré a buscar a Xime, te veo más tarde. Estas muy guapo con esta camisa.  

Da un respingo tras escuchar eso último y devolviéndome un suave y fugaz beso regresa a lo suyo, claramente eran cosas importantes como para dejar de lado mis provocaciones. Esto me decía tanto de él, una persona dedicada y concentrada en su trabajo. Me gusta.  

Me fui directo para la casa y me dirigí a la cocina, recordaba que los Reyes eran muy tradicionalistas y una costumbre que sabía que lo seguían manteniendo era la de desayunar juntos en la cocina para comenzar el día. Siempre lo habían hecho, siempre que tenían tiempo.  

Al llegar me encuentro no solo con los Reyes también con los Alexander, Mason se encontraba al teléfono con el ceño fruncido. Tal parece que Ryan y él tenían problemas con la empresa ya que estaban bastante concentrados en lo suyo. Veo a Xime con un cuaderno y la notebook viendo cosas de la boda, hice un saludo general a todos y me acerqué a mi amiga ya que debería de echarle una mano con lo que restaba del preparativo y conociéndola habría mil cosas que aún quedan pendientes para esta semana, ya me imaginaba que tuviera muchas cosas planeadas para todos nosotros.  

-  ¿Necesitas otro par de manos y quizás un cerebro fresco para lo que sea que estés viendo? 

- Por supuesto que sí, siéntate. 

Estuvimos más de una hora con todo esto. Organizamos la tarde de juegos de hoy aprovechando que todos los invitados ya estarían presentes, mi amiga había pensado en esta tarde como una despedida de soltera en conjunto con todos los familiares presentes, lo que ella no tenía idea era de que yo estaba ideando un plan fenomenal para dentro de unos días. Luego, acordamos que la modista vendría dentro de unos días para culminar los detalles de los vestidos y finalmente vería el hermoso vestido que mi amiga había pensado para las damas, me había mostrado una foto y quedé sorprendida con lo delicada y perfecta que era.  

Además, estuvimos repasando las flores que había elegido para el ramo y los centros de mesa y por supuesto, los que adornarían todo el establecimiento. Me encantó ver lo minuciosa que había sido al elegir las flores para ambientar todo el lugar. Las flores de durazno eran perfectas, delicadas y pequeñas de un color rosa que combinaban a la perfección con nuestros vestidos de dama.  

Y la parte que más me gustó enterarme fue que esa misma tarde vendrían los del catering para probar algunos de los platos que servirían en la cena de ensayo y algunas que otras opciones que traerían en caso de que los novios no estaban convencidos con alguno que ya habían elegido. Amaba esta parte y estaba segura de que lo disfrutaría, no podía esperar el momento de probar los postres. Se me hacía agua la boca de tan solo pensarlo.  

Contentas luego de haber finalizado con todos los pendientes, imprimimos unos itinerarios para nuestra tarde de juegos. Lo entregaríamos a todos los presentes para que supieran organizarse mejor. Habíamos dejado un tiempo considerable en la tarde noche para darnos tiempo a todos en prepararnos para la gran cena de bienvenida que era aún más importante que la de anoche. Solo esperaba que esta vez no tenga que salir corriendo porque una idiota había abierto de más la boca.  

- Bueno terminamos, dices que nos odiarán por consumir toda su tarde. - pregunta mi amiga con los itinerarios en las manos.  

- Que agradezcan que hoy es solo después del mediodía tienen la mañana para descansar de nosotras. Además, debemos esperar que lleguen todos, mis padres, por ejemplo, ¿No han dicho nada aún no, no sabes nada de ellos? 

- No, no tengo noticias.  

Mientras limpiábamos los restos de papeles y virutas de goma de borrar en donde habíamos estado, los señores Reyes vienen junto a nosotras con una sonrisa en el rostro. 

- Julia querida - me dice Alicia muy alegre, me toma por los hombros y me abraza - Tus padres están por llegar me acaban de m****r un mensaje, tu madre está feliz muy feliz de saber que estas aquí. ¿No quieres ir a recibirla? Se podrán muy contentos si te ven.

- Por supuesto, pero ¿Sola? No quiero ir sola, es que...  

- Te encuentras algo nerviosa ¿no es así? - me dice el padre de mi amiga - No te preocupes ellos te aman, saben y entienden por qué te fuiste hace 5 años, todos entendemos eso.  

- Sabes, Ryan puede acompañarte. Yo iría, pero tengo que pasar más tiempo con mis suegros y tengo que poner al tanto a todos del itinerario – me dice Xime con una sonrisa sincera en su rostro mientras yo me moría de los nervios.  

A pesar de que la idea de ir a buscar a mis padres y verlos después de tantos años acompañada de Ryan era algo que me ponía nerviosa, puedo decir que era menos abrumador que ir a verlos yo sola. Rápidamente fui a buscarlo y cuando le mencioné la idea de ir a buscarlos, sin más dejó todo lo que estaba haciendo y con una enorme sonrisa en el rostro me dijo que sí.  

El recorrido que teníamos era relativamente largo, no nos encontrábamos cerca del centro de la ciudad por lo que nos tomaría una media hora en llegar. Pero, encontrarnos los dos solos en un espacio bastante reducido hacía que la química que sentíamos se maximizara y pueda ser palpable en el ambiente. Yo sentía sus ojos en mí, como exploraba cada centímetro sin perder de vista el trayecto y aquello me encendía a mil, el hombre me gustaba y mucho, no podía negarlo y tampoco lo quería.  

- Puedo preguntar algo que me ha estado dando vueltas en la cabeza.  

- Claro - digo algo confundida y sorprendida. Lo miro y veo que se ha puesto serio y temía escuchar lo que venía - Me tienes un poco nerviosa ¿Es que ha ocurrido algo? 

- No tienes por qué. Es solo que necesito preguntarte algo, pero no sé cómo expresarlo para que no lo tomes a mal.  

Ok, esto enserio me ponía los pelos de punta.  

- Solo dilo de una vez, prometo no reaccionar mal, creo.  

Ryan sonríe por unos segundos, pero nuevamente la seriedad vuelve a él.  

- ¿Tu estando allá en España, salías con alguien o veías a alguien ocasionalmente? De verdad quiero que esto sea real, esos momentos juntos me hicieron querer tener una relación con alguien por primera vez y quiero tener la certeza de que estas sola.  

¡Wow! Claramente me ha tomado por sorpresa, no esperaba una pregunta como esta. Hacía tan solo unos minutos atrás la tensión que sentíamos, la chispa que nos provocaba era otra. Ahora, esta nueva electricidad que nos picaba no me agradaba para nada. No quería mentirle. Está claro que no he tenido relaciones serías en todo este tiempo, pero si he tenido “amigos” a quienes llamaba para pasar el rato y nada más. ¿Cómo debía decírselo?  

- Julia sé quizás me precipité al preguntarte esto, lo lamento. Es que los pocos momentos que hemos pasado hasta ahora me dicen que tú y yo... 

- Lo sé no te disculpes.  Pero no quiero mentirte, aunque tampoco quiero que tengas una mala imagen de mí - estaba sumamente nerviosa, comencé a jugar con mis dedos mientras mis ojos estaban perdidos en alguna parte lejos en los árboles que íbamos pasando - La verdad es que no he salido con nadie seriamente desde... bueno ya sabes, pero si tengo ciertos amigos a los que veo ocasionalmente para pasar el rato.  

- Entiendo, bueno yo solo he tenido dos novias en toda mi vida. Con la última terminamos hace dos años, y también tengo "amigas" con quienes paso el rato. No tengo porque juzgarte ni verlo mal. Pero si quieres arriesgarte conmigo - dice mientras estaciona el auto a la orilla del camino para mirarme a los ojos y con una sonrisa sexy en sus labios - Quiero que sepas que no comparto lo que es mío con nadie.  

- Créeme soy la más indicada para decirte que no me gusta compartir. Si quieres empezar algo, yo estoy dispuesta, pero hagámoslo bien. Sé que no hemos tenido un comienzo usual, pero quiero conocer todo de ti, saber que te gusta y demostrarte las cosas que me gustan a mí. Quiero recuperar la confianza que perdí, la última vez que confié en alguien no me ha salido muy bien que digamos.  

- Bien – responde. Desabrocha su cinturón y se acerca muy lentamente a mí.  

Nuestras respiraciones eran intensas y entrecortadas, esa tensión que nos había rodeado hace un rato atrás había vuelto y podía sentir como electricidad en el aire. Sus manos acariciaban cada centímetro de mi rostro y sus labios entreabiertos buscaban a los míos que se encontraban desesperados por probarlo. Lograba que todo mi cuerpo temblara bajo la expectativa de lo que iba a suceder podía sentir que me besaría de una manera voraz, sus ojos se mostraban sedientos de placer, pero el bastardo no me besó. Tan solo se acercó lo suficiente para susurrarme, pudiendo sentir el roce de sus labios con los míos, provocándome.  

- Mas tarde mi amor, tendremos nuestro momento. Ya sabes lo que dicen, lo bueno se hace esperar.  

¡Vaya que estaba ansiosa! Qué sorpresas me esperarían, Qué cosas buenas disfrutaría.  

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