Capítulo 6

Mientras tanto Rachel después de las horas en el baño de cera decide salir de la bañera, rompe la cera y sale bastante recuperada, debía investigar a ese tipo, no es normal que una persona sepa lo que hace la cera, para tenerla debes meterte en muchos problemas, eso debía investigarse.

—Maldito idiota— gruñe al saber que no había nada para envolverse, recordando que su ventana quedaba junto a la de él sale del baño y mira que no esté, no se quedaría ahí. Al salir al porch mira que nadie esté y desnuda salta la banda para llegar al porch de su habitación, por el agua se resbala pero logra sujetarse —maldito Aquaman de m****a, me la vas a pagar por idiota, esa mirada que hoy demostraste voy a averiguar qué es eso que te atormenta— cuando entra a su habitación respira agitada y mira la de su vecino —esto es guerra Aquaman... Esto es guerra— sonríe con amargura —chicos estoy aquí— grita una vez se coloca un albornoz, al no tener respuesta recorre la casa y no los ve, así que decide dormir, lo necesitaba para recuperarse completamente.

Paolo tras varias horas de carretera finalmente llega hasta la ciudad directo al piso de Douglas. Cuando esta abre la puerta le mira algo resentida

—Pensé que te habías olvidado de mi...— le reclama, pero Paolo ni siquiera la deja hablar, se abalanza sobre ella como una fiera salvaje devorando sus labios y su cuerpo

—Paolo... qué... qué sucede?— le pregunta ella algo sorprendida y un tanto agitada, solo bastaba su solo aroma para que ella se excitara y deseara hacerlo suyo por completo.

—Cállate— le ordena él, estaba enojado y desesperado, aquella niña le sacaba de sus casillas y no podía sacarse la de la mente el deseo que despertó en él cuando la vio desnuda en su cama, era un deseo que no podía desquitar, trataba de quitarse a esa mujer de su cabeza mientras se follaba a Douglas como un loco, quería saciar esa excitación que aquella le había plantado en él, pero no funcionó.

—Amo cuando me posees tan salvaje y desesperado como hoy— dice complacida acariciando su cabello y rostro que yacía sobre sus pechos.

—Será mejor que no te acostumbres, pronto seremos compañeros de servicio y nuestros encuentros acabarán— le aclaro para que no se dé falsas ilusiones.

—Sí, pero lo disfrutaré mientras dure— sé que su respuesta con ese tono de indiferencia es falso.

—Douglas ¿Has competido últimamente?— por la mirada que me da, sé que le extraña, solo llegó horas después que yo aquí, pero no me cuestiona y se limita a responder.

—No, pero supe de una carrera anoche, mis "amigos" participaron, por?— de inmediato juego sus pechos, debía tenerla bajo su poder.

—¿Podrías decirme quiénes?— y como era de esperarme ella me da toda la información que deseaba incluso más y en recompensa llevo mi boca a sus pezones y juego con ellos un poco —eres muy hermosa Douglas, no por nada me gusta tenerte en mi cama y si las circunstancias fueran distintas quizás la historia entre nosotros también lo sería— le miro a los ojos, sonrío y luego beso su frente —debo irme, te llamo después— tras la despedida y con todo lo que deseaba saber vuelve a casa, pero casi al llegar ve a los chicos que acompañaban a la pequeña berrinchuda la noche anterior.

—Pero si ahí está el salvador— ríe Ricardo —¿Cómo te fue con la fiera insufrible?— mueve las cejas, Pet como siempre le da un golpe en la cabeza a su amigo.

—No le hagas caso es medio estúpido, pero en algo lleva razón, nuestra tulipán es una insufrible y muy peligrosa chica ¿Todo bien con ella? Venimos llegando y si me dices que está en casa nos va a matar por no aparecer en todo el día— le mira con seriedad, no sabía por qué él se la había llevado, pero aún cuando fuera para ayudarla no podía confiarse, ella había sufrido mucho y era deber de él cuidar de ella. Paolo al verlos tan amables decide jugar igual aunque sin bajar la guardia.

—Pues no discutiré que es insufrible, pero es más como una niña haciendo berrinche— dice a manera de juego —ya está mejor pero se quedó en mi casa ¿Quieren ir a por ella? Seguro le encantará la idea de librarse de mi— ríen al escucharlo, su tulipana era una locura, el tío no les pareció amenazante, por lo que deciden llevar la fiesta en paz, cosa que a Paolo le convenía, si se ganaba a sus amigos desde luego se podría acercar más a ella.

—Nos va a caer una buena— se lamenta Pet mirando a Ricardo, solo ríe al pensar cómo se pondría su tulipana —¿Qué tal si te la dejamos por otro día más?— carcajea por la broma.

—Venga vamos...— les apresura Ricardo —creo que sería buena idea hacer un asado ¿Qué dicen? Así les bajamos los sumo a nuestra chica— mira al moreno alto —gracias por cuidar de ella— le dice con sinceridad, a Paolo le causaba gracias así que ríe encantado.

—No me molestaría enseñarle algunos modales pero dudo que su tulipán... Acepte— los invita a pasar— bueno iré por ella Filipo les atenderá mientras, me disculpo, recién llegué y aun no tengo servicio supongo debo contratarlo pronto, cuando regrese discutimos los planes del asado ¿Les parece?

—Es una buena idea y por nosotros no te preocupes, tampoco tenemos servicio— sonríe pet, le ve alejarse y tira del polo de Ricardo quien era como un niño curioso —mantente quieto joder...— le gruñe en español.

Mientras tanto Rachel estaba recuperando esas horas que no durmió en la noche, las pesadillas como siempre le interrumpían pero ella no cedía, debía seguir durmiendo y lo estaba consiguiendo.

Paolo al subir a la habitación en donde estaba y no encontrarla siente como la sangre le hierve, la busca y es ahí donde la ve, se había cruzado por las ventanas hasta su casa y estaba ahí dormida como un inocente ángel el cual le despertaba cosas que no debía sentir. Sin pensarlo se cruza por el balcón hasta su recámara y camina hasta la cama justo al lado de ella observándola, peina su cabello y sonríe por inercia.

—Quien te viera tan tranquila pequeño demonio— vuelve a sonreír y se acerca lo suficiente como para rozar sus labios. Rachel quien tenía el sueño como una pluma le escucha y siente cuando se acerca, sin pensarlo lleva sus manos con cuidado bajo la almohada y saca un arma, apuntándole a la cabeza abre los ojos.

—Soy todo un ángel caído del cielo, así que no me hagas pecar y aléjate de mí o me ganaré el infierno al matarte— su cercanía no era como las demás, ese hombre realmente le hacía sentir bien, pero no podía confiarse, no cuando a ella siempre le iba mal, ver sus ojos oscuros le removían algo que le hacía sentir extraña —¿Te quitarás aquaman?— susurra, él al ver lo que hace solo ríe y con su peculiar sutileza la desarma.

—Una niña como tú no debería jugar con estas cosas, podrías lastimarte— la tira lejos y se coloca sobre ella sintiendo su cuerpo temblar, ella despertaba mucho en él, Rachel asombrada por como la desarmó la llena aún más de curiosidad.

—Deja de decirme niña y debo tenerla para mí protección...— se calla cuando su cuerpo despiertan al tenerlo sobre ella, sentir el calor que emanaba ese hombre le hacían despertar un deseo casi incontrolable —¿Puedes bajarte? ¿No crees que estás tomando mucha confianza? Sé que me has ayudado, pero digamos que fue la paga por el favor que te hice, no es normal tomar tanta confianza así, sé que puedo ser muy deseada pero debes contenerte— le dice con su chulería habitual.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo