La noche para Rachel no fue tan agradable, los golpes en su pierna y cuerpo le hicieron la vida imposible. Al despertar mira la enorme habitación ¿Dónde se había metido aquel idiota que no le dio nada para aliviar el dolor?
—Aquaman...— le llama en grito, ese idiota se había burlado de ella la noche anterior y lo pagaría una vez pudiera patearle el culo —joder tío, quiero irme ahora— grita más alto, quería ir a su casa y él se negó a llevarla. Paolo la escucha desde su habitación, se burlaba de aquella chiquilla caprichosa, sin comprender por qué la soportaba, pues sin duda alguna si esas escenas se las hiciera Douglas, desde hace mucho la habría mandado a freír espárragos.
—Quieres dejar ya de gritar como si te estuvieran haciendo algo— dice en tono seco y casi irritado al llegar a la habitación donde estaba esa mujer —eres una niña majadera y mal agradecida, estás lesionada, y no puedes andar jugando por ahí a ser la heroína rebelde— al escucharlo ella le mira ¿Quién se creía él para hablarle así?
—Eres un idiota, no me hables así, si yo soy todo eso tú eres un arrogante, pretencioso y un idiota— le chilla enojada por todo le que le dijo, pero al mirar sus manos frunce el cejo —¿Qué es eso? Me dejas morir de frío desnuda ¿Y ahora me quieres encerar?— le mira con desconfianza, sabía para que servía eso ¿Pero cómo era posible que él lo tuviera? Sin duda tenía que conocer a ese hombre, sabía que debía ser inteligente y no dejarse llevar por lo mal que le caía —¿Me dirás tú nombre finalmente? Digo, así si me matas sabré quien coño lo hizo— enarca una ceja. Paolo luchaba contra sí mismo para no explotar en carcajadas, esa mujercita le divertía.
—Si quisiera una muñeca de cera podría tener a la misma Megan Fox si quisiera, pero una niña berrinchuda no es mi estilo— ríe burlón —¿Para qué quieres mi nombre si ya me has puesto uno? Y reconozco que me va muy bien— la toma en brazos directo a la tina.
Cada vez ese tío le caía más mal Rachel, era todo lo que odiaba de los hombres.—¿Pasé de ser sirenita a berrinchuda?— pregunta con sorna —dudo que esa mujer se interese por ti, no sabes que tan mal me caes— se aferra a él —no creas que me gusta abrazarte, pero a juzgar por lo que he visto eres capaz de tirarme— trata de no reír, lo estaba catalogando como un monstruo cosa que estaba irritándolo. Al llegar a la tina sale de su duda, era lo que ella pensaba —¿Baño de será? ¿O abrirás un portal a tu reino?— ríe sin poder aguantarlo, él la vuelve a tomar en brazos y la deja caer bruscamente en la tina.
—No te sientas tan importante nena, para entrar a mi reino tendrías que agradarme y al parecer el sentimiento es mutuo— ríe al ver como su expresión cambia al dejarla caer —ahora cállate ya que estás agotando mi paciencia— deja un té de árnica junto a la tina para curar las heridas internas, Rachel da un gruñido, le dolió y por alguna razón ese acto de su parte le recordó sus tiempos con Adrián, la tristeza se refleja en sus ojos pero cambia el semblante de inmediato.
—Eres un maldito idiota, no creas que estar en tu vida es algo que me interese, te recuerdo que fuiste tú quien me trajo a su maldita casa y no quiso llevarme a la mía— ese hombre sería el próximo en su lista, lo pondría a comer de la palma de su mano y después lo destruiría como a nadie en toda su vida —tú paciencia dices— bufa, al ver el frunce el cejo —no quiero nada de ti, solo quiero irme a mi maldita casa— le reclama, pero él no la escucha, notaba su expresión y por un instante se siente como los malditos bastardos que violaron a su hermana así que trata de suavizar las cosas sin mucho éxito, ella no se la pondría fácil, no si seguía así.
—Ya te dije que en cuanto te recuperes podrás irte, además ¿Quién te cuidará allá?— escucha que tocan la puerta, abre y es Filipo con una charola de comida, agradeciéndole a su amigo la toma en mano y vuelve con ella quien no le había quitado ojo a la puerta —debes comer— le ordena una vez llega con ella, coloca la charola frente a ella, en esta había una deliciosa lasaña preparada por él, su receta familiar, pan de ajo y vino.
Rachel estaba por responderle, pero los pensamientos de cómo la hizo sentir no la dejaban, todos los hombres eran unos malditos, mira la charola y a punto de mandarlo a la m****a se detiene, ante ella estaba su platillo favorita, además tenía hambre así que la toma y come cómo si no hubiera comido en días.—Carajos esto está bueno, felicidades al chef— le mira por un instante, aquel hombre alto y apuesto que ya la había visto desnuda y que la había hecho coger mucho corajes parecía un maldito Dios con toda su estúpida belleza, reaccionando desvía la mirada —tengo dos amigos que me cuidarían bien— da su respuesta tardía, pero se interrumpe por un jadea que le saca el exquisito sabor de esa lasaña.
—Tus amigos salieron corriendo tras el idiota que te accidento, así que por ahora te quedarás aquí a recuperarte y ya no rezongues— sonríe al verla comer tan desesperadamente —tranquila, no se irá a ningún lado y si quieres más puedo hacerla— con un gesto le agradece las felicitaciones, pero Rachel que un poco más y se ahoga al darse cuenta que fue él quien lo preparó solo le miraba —era la receta de...— su rostro cambia al recordar a Isabella, cosa que ella pudo notar al instante —no importa, disfrútalo en un rato más vendré a ver como sigues... Y por favor no intentes escapar de nuevo, ella le mira alertada.
—¿En serio fueron tras el hombre?— maldice internamente, esos dos podían hacer una locura. La expresión de ella le decía más de lo que sus palabras expresaban y sabía que debía investigar más.
—no voy a rezongar solo porque esto está delicioso— el tono se le había subido por como el la miraba comer —lo siento es solo que esto es mi favorito y está muy buena, casi se compara a la que hace mi amigo— sin poder aguantárselo más pregunta —¿Lo has hecho tú en serio?— su permanencia abierta por el asombro ¿Cómo era posible que ella no supiera cocinar y ese hombre si? Al ver cómo cambia su rostro le mira con más curiosidad, pero no obtiene nada, él lo cambia de una vez, así que se da por vencida —y contestando a tú pregunta— se encoje de hombros —no prometo nada, quiero irme a mi casa y tu no quieres llevarme— no pensaba quedarse más en ese lugar.—Bueno es una simple lasaña, cualquiera la puede hacer— le quita importancia a su asombro, no había duda, era una bebé de papá. Deja un batín de seda sobre un sillón y suspira— bien haz lo que quieras, solo quiero ver como sales de aquí desnuda —toma el batín de nuevamente y todas las toallas y albornoz y se los lleva con sigo, sin ropa quizás no sería capaz de irse hasta su casa, ella le mira boca abierta, este tipo era un bastardo. Sin poder moverse por la cera que ya se había endurecido decide relajarse para que su cuerpo sanara.
Paolo la deja ahí metida, no la soportaría por todo el día, debía investigar a sus amigos, su tono y su gesto al preguntar si fueron por aquel sujeto decían mucho. Llega con Filipo, su amigo debía ayudarlo.
—Eh amigo ¿Ya te la goloseaste?— pregunta William riendo, su amigo no perdía el tiempo y esa chica era sexy.
—No me jodas colega, solo estoy trabajando— mira a Filipo —necesito más información sobre los competidores, todos— su amigo enarca una ceja y pone una media sonrisa.
—¿Sabes quién nos daría mejor información al respecto? Ella llegó horas después que nosotros y...
—No le pediré ayuda a Douglas— le interrumpe —ya está demasiado involucrada como para que la meta más— le advierte casi molesto, que Douglas estuviera también en los Estados Unidos podía ser divertido para el cuerpo, pero no quería meterla en esta venganza personal, ella lo podía estropear todo.
—Involucrada por ti sin duda— dice algo molesto Filipo mirando a su amigo.
—Basta Filipo, sé que la cagué al enredarme con ella, sé que lo llevé mucho más allá de una noche de buen sexo, pero ya no tiene caso reprochármelo... Necesito esa información— cada vez se arrepentía más por la relación entre él y Douglas.
—Pues da igual si le pides ayuda o no, será incluso mucho más rápido, sácale la verdad mientras te la tiras, no te lo negara— sonríe mirando el gesto de su colega, sin duda tener a la hijo del hijo de perra que tanto daño nos hizo lo estaban superan, eso, o no se sentía capaz de hacer algo así. Ve irse a Paolo quien sus palabras le habían cabreado, Paolo enojado sale de ahí hacia el estacionamiento, toma su moto y arranca furioso, debía hacer esto, si era posible fallarse a Douglas para que ella le diera todo lo que él necesitaba, después de todo esa chica sabía mucho de este lugar.
Mientras tanto Rachel después de las horas en el baño de cera decide salir de la bañera, rompe la cera y sale bastante recuperada, debía investigar a ese tipo, no es normal que una persona sepa lo que hace la cera, para tenerla debes meterte en muchos problemas, eso debía investigarse.—Maldito idiota— gruñe al saber que no había nada para envolverse, recordando que su ventana quedaba junto a la de él sale del baño y mira que no esté, no se quedaría ahí. Al salir al porch mira que nadie esté y desnuda salta la banda para llegar al porch de su habitación, por el agua se resbala pero logra sujetarse —maldito Aquaman de mierda, me la vas a pagar por idiota, esa mirada que hoy demostraste voy a averiguar qué es eso que te atormenta— cuando entra
—No me digas... ¿Paga? ¿De un favor? —sonríe y escucha sin quitarle los ojos de los de ella, sin dejarla terminar se lanza a besarla apasionadamente, pero sin ser agresivo ni brusco, sus manos recorren su cuerpo y entre besos responde —si quieres que te trate como una mujer comportarte como una— su beso la toma desprevenida, pero era algo que en el fondo deseaba, no era la primera vez que tenía sexo sin compromiso, así que decide disfrutar, ya le dejaría las cosas claras después, le corresponde ese beso con la misma intensidad, pero escuchar eso que le dice le molesta —¿Que quieres decir?— pregunta en un gruñido, pero sus besos la dominaban —hablas como si me comportara como una niña y no es así— sus manos van a su cuello y le abraza para intensificar el beso, el calor estaba subiendo por su cuerpo y el deseo se estaba abriendo paso con más rapidez.
Tras esa deliciosa experiencia que tanto había deseado desde el momento en que esa chiquilla se paró frente a él, vuelve a su casa recordando que ese par seguía ahí por lo cual debía encontrar una excusa para disculparse...—Les pido mis disculpas, pero al parecer su tulipán ha desaparecido...— sonrío al llegar, los chicos que la estaban pasándola fenomenal con mis colegas me miran.—¿De qué hablas?— se levanta el más alto, su preocupación llama fuertemente mi atención —¿No está contigo?— mira a su amigo.—No creo que lo haya hecho— dice el rubio mirando a su amigo con el cejo fruncid
—Como no piensas presentarme a tus amigos me presentaré yo, soy Cassy un placer— sonríe mirando a los dos hombres que acompañaban a aquel que la ponía loca por su estúpida manera de ser. Paolo al escucharla solo sonríe.—Bueno, tu tampoco nos presentaste a los tuyos— enarca una ceja apreciando a esa mujer frente a él, ella le ignora al centrarse en quien habla después.—Soy Fabricio, un placer señorita— se presenta Filipo.—Y yo soy Kowalsky— sonríe Williams —lo sé, no tengo ni acento ni cara de ruso, soy una mezcla— dice mientras le da la mano. Rachel sonríe al escuchar esos nombres que
—Solo admiraba la magnífica belleza que está frente a mí— nota como una muy ligera sonrisa se dibuja en el rostro de ella y entonces continúa —sí, es una excelente construcción sin duda una casa hermosa, lastima de los modales de la dueña— sin poder contenerlo Rachel ríe como si fuera un chiste, Pet tenía razón él era distinto.—Eres un idiota ¿Lo sabías?— aun riendo muerde su labio, debía hacer las cosas bien, así que mirándole suspira —¿Me invitas a la tuya?— señala el jacuzzi ya preparado. Ahora el que ríe era él.—Me insultas y acusas de torturarte ¿Y ahora pretendes que te invite a mi casa? ¿Por qué haría eso? —dice esta vez ignorándola. Ella se encoje de hombros.—No tengo vergüenza, se puede decir así&mdash
Hoy es la cena con el bomboncito que vive a mi lado, nuestros encuentros sexuales en estos días no se han detenido, es muy placentero estar con él y no me voy a negar ese gusto, no hasta que lo tenga en la palma de mi mano, cosa que se me da difícil, no cae completamente ante mí y cada vez que está cerca mi cuerpo reacciona por completo a su presencia ¡Me pone de los nervios.—Chicos... Vamos a la playa— grito para que mis amigos se apresuren.—Aquí estás— escuchar esa voz provoca un escalofrío en todo mi cuerpo —¿No pensabas ir a visitar a tu padre? Ya has estado aquí por más de 2 semanas— me giro para mirarle.—Hola
—Pues yo quiero saber, a mí no me aburriría saber de tu trabajo— resopla —no sé de lo que hablas, no estoy preocupada ni siento dolor por nada— enarca una ceja al escuchar eso ¡Genial una mujer! —ya veo... Muy dominado nos salió el italiano— se levanta, por alguna razón se molesta al escuchar aquello —espero que sea buena cocinando tu capitana— dice con algo de sorna —creo que es mejor que me vaya a ejercitar, gracias por venir y hacer peor mi día— sonríe por la mentira que lo había dicho, ese hombre todo lo mejoraba.Paolo al ver su reacción un tanto celosa no puede evitar sonreír en cierto punto le gustaba y aprovechándose de eso cambie el tema dejando de lado lo del trabajo.—¿Qué puedo decirte? Supieron como dominarme y no hay vuelta atrás— ríe —oh créeme que es excelente, quedarás
—Señores esta será una noche de juerga— susurra Rachel, estaba aparentando tranquilidad, pero su mente estaba lejos de ahí —necesito un trago antes de la cena ¿Se puede?— pregunta directamente al Italiano.—Tulipán tranquilo— le pide Pet, sabía que cuando pasaban esos problemas a ella les gustaba hacerse cargo de una vez, esta cena sería algo realmente inquietante para ella.—Solo quiero un trago solo eso...— no le quita los ojos a Paolo de encima. Paolo, quien no olvidaba su angustia de la tarde y lo que había escuchado decide complacerla.—Seguro ¿Qué te sirvo? Tengo vino, Brandy, vodka, tequila, wisky... — dice