Por siempre Noviembre
Por siempre Noviembre
Por: Diosa del Amor
Capitulo 1

Es noviembre, el día esta frío y nublado con una ligera llovizna, se puede sentir la melancolía en el aire, pero eso no va a impedir que salga a divertirme con mi amigo Leo. 

Saliendo del Tecnológico, fui directo a mi casa, me metí a bañar, me vestí, me empecé a arreglar cuando sonó mi celular.

- ¿Bueno? -Contesté

- Ana Laura, soy Leo, no te escucho bien, ¿tú me escuchas?

- Si, te escucho, ¿oye cuál es el plan? Ya casi estoy lista. 

- Se canceló el plan, llegó mi tía de visita. 

- Pero ya habíamos quedado... 

- Lo sé, podemos reprogramarlo. 

- Si, por supuesto, pero yo no me arreglé en vano. 

- Ana Laura... Espérame... 

Espere en la línea y después de un rato Leo, retomó la llamada y me dijo: 

- Ya, listo. Irá mí jefe en mi lugar. 

- No voy a salir con un viejito, amigo mío. -lancé una carcajada

- No es un viejito, es de nuestra edad. 

- No inventes Leo. Espero que no sea una broma. 

- No lo es, es más te lo paso... 

- No, no, no me lo pases, pero ¿cómo aceptó salir conmigo si no me conoce? 

- Bueno, físicamente no te conoce, pero le mostré las fotos que tomé de la fiesta de Irene. 

- Ahh esas fotos, al menos ahí no me veo mal. 

- Nunca te ves mal, eres guapa Ana Laura. 

- Gracias Leo, ¿qué te sirvo de tomar? -pregunté de forma sarcástica.

- Un tequila, -respondió y sabía que estaba sonriendo- no ya en serio, ve con mi jefe, no es tan mala onda. 

- Bueno, pero sólo porque ya me arreglé. Dile que sí. 

- Dice que te ve hoy a las 10 pm afuera del Tecnológico, él lleva un carro Volvo negro con placas de vehículo oficial. 

- Ok, gracias, ahí lo espero. 

- Oye, perdóname, en serio. Te prometo que después salimos, ¿va?

- Por supuesto que después saldremos o no te lo perdono. 

- Bueno, me voy, diviértanse. 

- Trataré, bye. 

- Nos vemos.

Colgué y me seguí arreglando, pensando en quién podría ser el jefe de Leo, pasó una hora y llegó mi amigo Manuel por mí. 

- Ana Laura, vamos por unas bebidas. 

- No puedo chulo, tengo una cita.

- Te ves muy guapa. -me dijo mirándome de pies a cabeza.

- Muchas gracias, pero podemos ir por un café tengo algo de tiempo, mi cita es a las 10, en el Tecnológico.

- Bueno en ese caso vamos. 

Nos fuimos en su carro un Bettle azul, muy bonito y llegamos a una cafetería en el centro, después de pedir nuestras bebidas buscamos un lugar para sentarnos.

- ¿Tu cita es con tu amigo Leo? -Me preguntó

- No, con otro chico. 

- Pobre Leo, se ve que le gustas. 

- No lo creo sólo somos amigos, a ti te gusta alguien y no me has dicho.

- Si, ya sabes que me gusta Elena, pero me da miedo declarármele y que me rechace. Ahora me gustas más tú. 

- No te creo, mentiroso. -me reí

- Claro hoy planeé una noche para nosotros, -puso una cara triste- pero ya tienes planes, y ya te llevaré que se te hace tarde. -me sonrió y se levantó del asiento

- Vaya qué considerado, -entonces me fijé en la hora- no me había dado cuenta de que ya se me hizo tarde- ¡Vamos!.

- Pues vámonos. ¿Te dejo en el Tecnológico ? 

- Si por favor. -le respondí con una sonrisa.

Llegamos al Tecnológico, 10 minutos después, me bajé y miré alrededor en busca de un hombre, pero solo había un auto negro estacionado en frente, me despedí de mi amigo Manuel y veía como se marchaba. Empecé a caminar, cuándo la ventana del auto negro se abrió y escuché una voz decir: 

- ¿Ana Laura?, buenas noches. 

- Hola, ¿qué tal? buenas noches. -sorprendida porque sabía mi nombre pregunté- ¿Quién es usted? 

- Soy el jefe de Leo -me miró desconcertado -Sube. 

- ¡Oh!, así que es usted. Mucho gusto.

Me subí al auto y me quedé impactada, jamás había estado en un auto tan hermoso y tan lujoso, a pesar que en mi familia habían muchos de ellos, por estar mirando el auto no le presté atención a él.

- ¿Te gusta mi auto? -Me preguntó sacándome de mis pensamientos.

- Si, es muy bonito. -entonces lo mire- Disculpe, pero ¿cómo se llama?

- Perdón, se me había olvidado presentarme -me lanzo una sonrisa que me dejo sin respiración- Soy Marco Antonio. 

- Mucho gusto soy Ana Laura, -golpeándome mentalmente le dije- bueno tú ya sabes mi nombre. 

- Si, así es. ¿quieres ir por unos tragos? 

- Si, vamos. 

Nos dirigimos hacia nuestro destino. Yo iba mirando furtivamente todo de él. Es un hombre muy guapo con facciones muy marcadas que lo hace ver masculino, y lo que me encanta es que desprende un olor que me hace querer retorcerme en mí asiento. Y yo que pensaba que era un viejito y no este atractivo hombre.

Entonces como si me leyera la mente me dijo: 

- Y ¿qué te animó a salir con el viejito Ana Laura? 

- ¿Te lo dijo Leo? - lo miré sorprendida.

-No hacia falta, te tenía en altavoz - me miro, sonrió y volvió su vista al camino.

- Perdón, - me ruboricé- no sé porque dije eso. 

- No te preocupes, quizás porque soy un jefe. 

- Si por eso fue. -estoy avergonzada.

- Espero no te arrepientas de esta noche. -dijo con una sonrisa burlona

- No para nada. -entonces miré hacia la ventana.

Llegamos a un bar al que nunca había venido, sin darme cuenta, el ya había bajado del auto y tenía la puerta abierta para qué yo saliera. Con una sonrisa me bajé del auto y el cerró la puerta y se me quedó viendo fijamente de arriba a abajo y después de soltar una carcajada me dijo: 

- ¿Tus zapatos son de plumas? -preguntó incrédulo.

- Si, ¿están padres no? -le dije con una sonrisa.

- Están raros. Espero no haya muerto ningún ave para hacerlos. -Se rió.

- No creo. -le devolví la sonrisa, el me miró por un momento y yo dejé de respirar. 

- Bueno vamos. -Me agarró de las manos y empezamos a caminar.

Entramos al bar, tenía una pinta de ser muy caro, me sentí fuera de lugar, entonces lo miré y me sorprendió lo guapo que es, con su traje de vestir y sus zapatos que brillaban igual que el piso o más. Mientras yo simplemente vestía una blusa escotada, unos Jeans y mis zapatos de plumas que tanta gracia le causaron. 

Un señor se acercó a nosotros y con un movimiento de su mano nos indicó que lo siguiéramos. Nos llevó hacia el rincón donde había mesas privadas y nos indicó cual era la nuestra. Entonces cuando le iba a dar las gracias él ya se había ido y en su lugar se encontraba una mujer.

- Buenas noches, soy Lorena, seré su mesera de esta noche, aquí está la carta. -nos asentó una a cada quién- En un momento vuelvo para tomar la orden. -Y con una reverencia se marchó.

Por más que miraba la carta no sabía que pedir. Nunca había visto nombres tan raros para una bebida. Es más nunca había tenido una carta de solo bebidas.

- ¿Ya sabes lo que vas a pedir Ana Laura? -el me preguntó sobresaltándome.

- Aún no. -le respondí un poco apenada.

- Te recomiendo algo, si me permites. -me miró esperando mi aprobación, así que solo asentí.

Marco Antonio hizo una señal con la mano y Lorena se acercó inmediatamente.

- Le encargo de favor 2 Alfonso XIII. -le ordenó sin dejar de mirarme.

- Enseguida caballero- dijo la mesera retiró las cartas y se alejó.

Me le quedé mirando extrañada, ¿un Alfonso XIII? ¿qué diablos es eso?

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