7.Nuestro Momento

[MIA]

3 días después (viernes): 

Cuando mi nana Milagros me leía los cuentos de princesas y me hablaba de los príncipes azules, nunca me dijo que me tendría que encontrar con mi príncipe azul en un galpón en plena zona industrial de la ciudad para así poder escaparnos un fin de semana solos…

Entro el auto al galpón y allí lo veo a él apoyado afuera de su auto, se ve increíblemente guapo vestido con un jean negro, camiseta del mismo color y lentes de sol… parece el chico malo de las películas. Estaciono mi auto al lado del suyo y apenas bajo, allí está él ofreciéndome su mano como el caballero que es —bienvenida belleza mía. — me dice rodeando mi cintura con su brazo y me pega a su cuerpo para después besarme lentamente como solo él sabe hacerlo. 

—Te extrañe como una loca. — admito con mis dedos enredados en su cabello negro y amo cuando sonríe sobre mis labios.

—Yo a ti, me hiciste demasiada falta…— susurra y esos ojazos verdes se clavan en los míos —¿vamos? — propone y asiento.

 —Vamos. — afirmo y sin más, él me toma de la mano para llevarme hacia la SUV que espera por nosotros. —¡Mi maleta! — exclamo cuando casi la olvido, pero veo a William sacándola del maletero de mi auto.

—Señorita Morelli, tengo todo bajo control. — me dice Will haciéndome reír.

—¡Gracias Will! — digo mientras termino de subir a la SUV y luego Izan sube y se sienta a mi lado. 

—¿Preparada para que no tengas que separarte de mí hasta el lunes? — me pregunta pasando su brazo por encima de mis hombros y haciendo que apoye mi cabeza sobre su pecho.

—Como no tienes idea… me encanta poder tenerte para mi sola estos días. — confieso con una enorme sonrisa tatuada en mi rostro.

William se sube adelante en el asiento del conductor y nos mira a través del espejo retrovisor —¿preparados? — nos pregunta y es que, en realidad, más que el guardaespaldas de Izan, él es nuestro cómplice. 

—Will, arranca que nos espera Miami. — le pide con entusiasmo haciendo que lo abrace con más fuerza. 

[…]

Estar así con él es como beber agua en el desierto, Izan es definitivamente lo único que está bien en mi vida y yo sé que para el también soy lo único bueno que tiene en la suya, en pocas palabras, somos la salvación del otro. 

Es poco el tiempo que tardamos en llegar al aeropuerto privado donde nos espera el avión para irnos —bienvenidos. — nos saluda Damian, el piloto y luego Henry hace lo mismo. 

—Buenos días, una vez que el equipaje este a bordo, podemos salir. — indica mi novio antes de subir al avión.

—Como ordene señor. — señala Damian y sin más subimos a bordo. 

Dejo mi bolso sobre uno de los asientos y rio de felicidad por saber que al menos por unos días seremos solo nosotros. —ven aquí preciosa. — me pide él haciendo un gesto con su mano y rápidamente me acerco a él. —cuéntame… ¿qué quieres hacer en Miami? — me pregunta divertido y sonrió.

—Sabes perfectamente que es lo que quiero hacer…— le susurro mientras llevo mis brazos por encima de sus hombros y ríe.

—Sabes que eso ocurrirá… pero, ¿Qué más quieres hacer? ¿quieres que te lleve de compras? ¿quieres ir a la playa? ¿a un concierto? Pide por esa boca que yo te consiento. — dice y amo que sea así conmigo… 

—Solo quiero estar contigo y besarte en libertad. — respondo sin dudarlo y lo beso como si fuera la última vez que lo hare. 

Sus manos viajan por mi espalda lentamente hasta llegar a mi trasero y sigue su travesía hasta que prácticamente me toma en el aire y hace que enrede mis piernas en él —te quiero ahora mismo…— susurra sobre mis labios y sonrió. 

—Esperemos a despegar y vamos a la habitación… amo cuando me haces el amor en el aire. — digo sensual y reímos.

—Te amo…— responde mientras que se las ingenia para sentarse conmigo encima suyo. —quisiera que nuestra vida fuera siempre así…—

—Qué más quisiera yo…— murmuro apoyando mi frente contra la suya y juro que me perdería eternamente en ese bosque que es su mirada. 

Puedo escuchar el ruido de Damian, Henry y William subiendo al avión y preparándolo todo para el despegue, pero yo no tengo ojos más que para verlo a él, para disfrutar de estos instantes de felicidad que nos brinda la vida… para este pequeño mundo que creamos dentro del mundo real… 

—Tengo una sorpresa para ti cuando estemos en Miami. — me dice de la nada y con eso mi curiosidad se dispara a mil. 

—¿Ah sí? — pregunto y sonríe.

—Si… y te encantara…— 

—Si es contigo, no hay duda. — rebato y lo beso. 

—Señor De Luca, despegaremos en cinco minutos. — avisa Damian.

—De acuerdo… ya vamos. — responde sin dejar de mírame y sonríe maliciosamente. —¿Vamos a nuestros puestos? — propone. 

—Vamos…— digo y antes de que me levante de encima suyo, lo beso una vez más. 

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