10. Lucha de Poderes

Al día siguiente: 14 de septiembre

Llevamos más de la mitad del recorrido a Toronto, un viaje que hemos decidido hacer acompañados del abogado de la empresa ya que el cliente es un tanto complicado. Dada la poca distancia acordamos en venir todo es una van de lujo que hemos alquilado, y a pesar de que ya llevamos la mitad del recorrido hecho, ella apenas ha pronunciado palabra. Solo ha respondido alguna que otra pregunta relacionada con el trabajo, pero después de allí ha estado más fría que un tempano de hielo. De acuerdo, la he cagado de manera olímpica, pero no creo que deba ser así conmigo, ¿o sí?

Me desabrocho el cinturón de seguridad, y voy hacia el ultimo asiento de la van donde está sentada ella. Me siento a su lado, y le observo detenidamente con la única intensión de que se percate de mi presencia, ya que parece estar ignorándome por completo. —¿Qué quieres Kilian?— Me pregunta finalmente y deja la Tablet a un lado para mirarme.

Sonrió tímidamente —Pedirte disculpas, sé que he sido el idiota más grande del mundo por haberte dicho lo que te dije anoche. — Le dejo saber y suspira.

—Es que no comprendo porque te ha molestado tanto que me haya vestido como me vestí anoche. Kilian, ¿acaso pretendías que fuera con un pantalón y una americana a un coctel, además, todas las mujeres que te rodean en tu ambiente se visten así, y no por eso piensas que todas quieren acostarse contigo.— Me dice firme e intento no sonreír por lo mucho que me gusta que me diga las cosas de frente.

La miro detenidamente y es inevitable, tengo que sonreír —Es que no ha sido por cómo te has vestido y mucho menos porque haya creído que querías algo conmigo, eso fue lo que me salió decirte en el momento.— Expongo y me mira con dudas.

—¿Y que ha sido? Porque hasta donde yo he entendido, tú me has tratado como si yo buscara seducirte para terminar en tu cama y todo por un estúpido vestido.— Dice con rabia.

—De acuerdo, he sido un idiota, ¿si? Pero... es que me dio muchísima rabia que todos te miraran como lo hacían anoche.— Confieso.

Me mira entrecerrando sus ojos — ¿Y a ti eso que te importa? En todo caso me tendría que importar a mí, y en el caso que tuviera un novio o esposo, o lo que sea, también a él.— Me deja saber y aquí estoy yo atragantándome con las palabras que quiero decirle.

Sus ojos avellana se clavan en mí y yo no lo puedo evitar, llevo una de mis manos a su nuca y la hago que me mire aún más —¿Acaso no te has dado cuenta?— Le pregunto en un susurro —¿O es que no lo quieres ver porque no te conviene verlo?— Continuo.

—No sé de qué me hablas Kilian, yo no soy adivina ni mucho menos. — Se defiende.

—¿De qué te hablo?— Pregunto y sonrió —Hablo de que me estas volviendo loco. Llevo desde el día que te conocí pensando en ti. — Confieso y mi mano baja un poco más por su cuello.

Ella intenta mirar a nuestro alrededor, pero ni Carlos, ni Daniel se da cuenta de lo que sucede. Están muy concentrados hablando entre ellos acerca de la carretera y no se que otras cosas. —Kilian, que yo no soy una más de esas que pasara por tu cama...— Repite bajito y me roba una sonrisa.

—¿Y qué quieres ser Sofía Laurent?— Le pregunto a modo de reto.

—Lo que soy ahora, tu asesora comercial. Te he contado un poco de mi vida, pero no por eso te dejare entrar en ella como si nada. — Me responde intentando ser profesional.

Llevo mi otra mano al otro lado de su cuello y le sonrió —¿Me dirás que no sientes absolutamente nada por mi?— Averiguo firme y puedo notar lo nerviosa que se ha puesto.

—¿Qué es esto? ¿Un juego? ¿Una apuesta por ver en cuanto tiempo metes a tu asesora comercia en tu cama? — Me cuestiona con enfado.

Niego —No estoy pensando si me enredo contigo en un día, dos, o cinco. Estoy intentando deducir que carajo es todo esto que me sucede contigo, yo estaba muy bien antes de que tu llegaras, pero ahora no lo sé. — Confieso.

—¿Y cual es el plan? ¿Volverme loca hasta que acceda?— Pregunta y me encanta cuando cree que estamos negociando un contrato.

—No exactamente.— Replico seguro.

—¿Entonces?— Indaga y su mirada es tan constante que me hace sentir que esto es una lucha de poderes.

—No quiero que estés a la defensiva conmigo. Yo no soy como el idiota de tu exmarido, sé que mi reputación no me ayuda... pero, te propongo una cita solos tu y yo, sin pasado, sin preguntas, sin nada. — Le planteo.

—¿Tú te has vuelto loco? ¿Una cita? Pero ¿para qué? No tienes que pretender ser romántico ni caballeroso... No me enrollare contigo Arraitz.— Me dice a modo de reto y sonrió ampliamente.

—¿No? ¿Es tu última palabra?— Le pregunto firme y ella asiente.

—Es mi última palabra. — Responde con rabia y por alguna razón, esa rabia provoca un sentimiento totalmente opuesto en mi porque sin dudarlo un segundo, llevo mis labios a los suyos y comienzo a besarla como si el mundo se fuera a acabar aquí mismo.

Al principio intenta apartarme, pero yo solo la aprieto más contra mi hasta que cede y comienza a besarme con la misma intensidad con la que yo lo hago. No sé si está mal lo que hago, o está bien... Solo sé que su perfecta manera de besar me está enloqueciendo.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo