Los días pasaron y el regreso a casa fue incómodo, no le hablo a Sebas y él trata de ganarme por todos los medios y no sé rinde aun cuando no se la pongo fácil, mi día a día es estar postrada en la cama sola y aburrida, Sebastián por mucho que desearía quedarse conmigo el trabajo no se lo permite y Joseline quien se ofrece yo no se lo permito. Las noches como esta son una pesadilla, sin poder dormir solo me queda dar vueltas en la cama, miro el lado donde duerme mi odioso, tomando su almohada la abrazo y aspiro su delicioso olor, ese aroma que me vuelve loca me invaden y es como si él me tuviera abrazada dándome calor. Abro los ojos y miro la puerta del baño, sin aguantar más me levanto con cuidado, él se está bañando pero me hago pis, al abrir la puerta y entrar al ver lo que ahí pasa sin decir nada y
La mañana se me pasa rápido hablando con Joseline, es increíble como puede ser tan divertido hablar con ella, me ha contado de todo y procuró no mencionar a Sebastián en ningún momento aunque me ha dicho que lo conoce desde siempre, la tía tiene 22 años es mucho menor que yo y que Sebastián, algo me quedo claro y es que ella lo sabe todo de él, pero también sé que será difícil sacarle las cosas.—¿Cómo se puede ser tan asquerosamente atractivo?— pregunto a Joseline mientras miramos sin disimulo a Dani quien da vueltas por el lugar, debo probarla, si le dice a Sebastián que el guarda espalda me llama la atención sé que debo acabar con ella de una buena vez.—Eso deberías preguntárselo a tu esposo— ríe —aunque conociéndolo de seguro dice que eso solo lo pueden los dioses como é
Ha pasado un mes desde que estuve a nada de perder a mis hijos, pero ahora están bien y próximos a nacer, eso me tiene nerviosa.Mi relación con Joseline se ha vuelto más fuerte, nos llevamos demasiado bien. Con mi hombre todo va bien, somos felices y eso me encanta, hoy más que nunca se marcha a trabajar temprano, no quiere estar fuera tanto tiempo, así que entra pronto para salir de igual manera.—Nos vemos en la noche gatita— dándome un beso se despide.—De acuerdo amor, cuídate— le veo irse y sonrío al verle ese culo redondito y duro, recuerdo que le iba a pedir una tarta por lo que me levanto con cuidado y abro la puerta pero al ver aquella escena el corazón se me encoje en el pecho, cierro la puerta y me llevo la mano al pecho como para evitar que deje de latir. Sebastián y Joseline estaban abrazados y él le daba un beso en la frente, no quiero pensa
—Por supuesto que lo eres, eso jamás ha cambiado, pero es mejor que cambiemos el tema— veo como la seriedad se va instalando en su pensativo rostro.—No... No por favor... No quiero que ese gesto de perdona vida vuelva...— le hago puchero y sonríe —¡Eso!— aplaudo. Nos quedamos en silencio por un momento, he actuado como si nada pero esa confesión que él me ha hecho y la manera con la que me ha estado hablando estos últimos días y en especial hoy me descolocan ¿Tendrá que ver Sebastián en esto? —¡Oye!— chillo de pronto buscando mi móvil.—¿Qué pasa?— pregunta acercándose a mí.—Nada, es solo que recordé a la chica que me salvó... Naty... Maty...—Nataly— dice él —¿Qué hay con ella?— pregunta serio.—Si esa, es so
—Tienes... Tienes sangre— susurra, le obligo a ponerse en pie.—Es normal, es el tapón mucoso eso me dijeron o eso creo— él asiente y se aparta para yo poderme duchar, otro dolor desgarrador viene a mí, al hombre parece dolerle mucho más —ayúdame a secarme— le pido y él como un muñequito hace lo que le pido, me seca las piernas y en una que otra ocasión su mano toca mi sexo pero dudo que se haya percatado, está tan perturbado que hace las cosas por inercia. Una vez seca y con una compresa para atrapar el líquido, me toma en brazos y me lleva a la cama donde me visto.—Bien, todo está listo, Daniel llévala al auto serás tú quien nos lleves, Sebastián nos esperará allá— hacemos todo lo que ella dice, está llevando muy bien el control de la situación y se lo agradezco —vamos respira como
—Fue horrible— susurra —no debí ver eso...— no sale de su asombro, estiro mi mano con debilidad y acaricio su mejilla, estoy cansada.—Lo logramos mi amor, somos padres de dos perfectos y preciosos niños— mi hombre dulcifica su gesto y asiente.—Gracias por darme este obsequio tan preciado, gracias por convertirme en padre— besa mis labios con todo el amor que es capaz, la vista se me nubla.—Me duele la nuca— me quejo.—Doctora que está pasando— escucho el grito de mi marido.—Es la presión, señora Miller quédese conmigo, no se duerma, míreme— intento mantenerme despierta pero no lo logro, una calma cae sobre mí y ya no escucho más.Me revuelvo en la cama demasiado estropeada, mis hijos me dieron una paliza, mi garganta duele y me siento perdida, al recordar que ya mis hijos están conmigo
Estoy durmiendo placenteramente entre los brazos de mi hombre y escuchar el llanto de mi hija me perturba el sueño ¡Dios que llorona es!—Cielo tu hija despertó— le muevo para que despierte, su gruñido me hace sonreír, ahora está pagando eso de "mis hijos." Nos turnamos cada vez que ellos despiertan, los niños no duermen en toda la noche.—No de nuevo— resopla y se revuelve en la cama —Manedick hija— se queja mientras se levanta y como mi hijo ama tanto a su hermana él también inicia a llorar.—No puede ser— protesto bastante agotada, me levanto y camino hacia la cuna de Stephan para tomarlo en brazos —tienen hambre— miro a mi marido, pobre se le nota el cansancio.—Estos han sido los 40 días más felices pero duros de mi vida— achucha a nuestra hija quien deja de llorar al instante —vamos nen
Listos y con nuestros hijos en brazo vamos a la cocina donde están todos.—Señora buenos días— me sonríe Nataly —señor— saluda un poco más cohibida a Sebastián, ese ser irracional acojona a cualquiera.—Buenos días Naty— le saludo igual de feliz —abue, nani, mamá— les saludo a cada una.—Yo debo salir ya, no puedo desayunar— dice Sebastián dándole nuestra hija a Nataly —tú si desayuna bien— me da un beso a mí y a mi hijo —suegra, nani, abue, hasta más tarde pasen buen día— les sonríe y sin más se va.—Trabaja mucho— dice mi madre mirándome, le doy el niño a Naty y ella los acomoda en su carreola —no está feliz por qué vayas a trabajar ¿Verdad?— resoplo sentándome.—Está f
—¿Qué amas a mi madre?— carcajeo como una loca, la Reina está aquí así que mirándolo directo a sus ojos grises, a esos ojos que me calmaban y ahora solo me enfurecen, con el peor de mis tonos le digo —tú no amas a nadie, lo tenías todo, una mujer que te daba amor, que te dio a tu hija lo más importante de tu vida, te dio su vida y su juventud y ¿Tú solo la has engañado con la estúpida de tu asistente? Me decepcionas papá— recuerdo todo el dolor que me hicieron pasar a mí —eres igual que todos los hombres, son unos imbéciles que por mucho que una dedique a hacerlos felices engañan porqué sí, mi madre te lo daba todo... Todo... Y tú le has fallado, me das asco— le miro asqueada.—Hija respétame soy tu padre y a mí no debes hablarme así— dice casi enojado.—&iq