Capítulo 5. Cedric. La ventana.

Llegué a casa y me encontré a mi madre sentada en el sofá, sujetando un periódico viejo bajo la luz de la pequeña lámpara de la sala.

— No tienes que fingir que lees. — dije caminando directo a la cocina.

—Cuéntamelo todo— levantándose con absurda emoción.

— No hay mucho que decir, solo chicos con alcohol y conversaciones vacías.

Ella cruzó sus brazos en desapruebo.

— ¿Puedes dejar de actuar tan odioso? sólo te pido algo de información personal, no es tan difícil.

—No hubo nada nuevo, bueno... ahora los jóvenes de hoy en día beben más alcohol que nunca.

Mi madre me acarició el cabello y me dio un pequeño beso en la mejilla.

—Pues tú serías igual si fueses de esta época.

—Nah, yo sería otro tipo de chico. — Abrí la nevera para buscar un pequeño saco con hemoglobina.

— ¿Cómo estás tan seguro? — preguntó mi madre.

—Pues, no creo cambiar quien soy solo por la moda de la actualidad. Hay jóvenes que no beben y que pueden ser igual que yo.

Recordé a Venus, cuando pateó el vaso de plástico con su expresión de desagrado, su aliento no olía a alcohol, así que es obvio que no bebió.

—Oh, reconozco esa mirada, ya conociste a alguien así.

Demonios.

Mi madre no necesita poderes para saber lo que pienso, me conoce tan bien, bueno, solo queda fingir que nada pasa.

—No, no pasó nada.

Caminé hasta mi habitación ignorando su mirada retadora, con mi vaso de sangre.

Llegué a mi habitación dándome con la sorpresa que aun percibo el olor de Rebeca, debe estar merodeando todavía por aquí. Es mejor para ambos que no se enreden nuestros caminos de nuevo, eso del romance no es para mí y ahora debo estar enfocado en el proceso de adaptación de mi madre en este pueblo. No hare como décadas anteriores, solo ignorando todo lo que pasaba sin importarme el sufrimiento de mi madre, al menos yo nací así, siendo lo que soy, mientras que mi madre debió acostumbrarse a ser quien ahora es.

Nuestros encuentros sexuales jamás fueron de mucha importancia, supongo que no se pudo controlar en cuanto a los sentimientos. Ella es una mujer muy decidida con lo que quiere, nos dejamos de ver cuando en una noche insinuó que quería algo más que solo un encuentro sexual, ambos habíamos dejado claro que esto es solo carnal, teníamos deseos que complacer, ella me lo propuso y yo estuve de acuerdo, Rebeca es muy sensual; cuerpo, mente, forma de pensar. Simplemente no sé qué sucedió, pero esa noche ya no pude continuar con eso.

Las relaciones no son lo mío, nunca llegué a ver a Rebeca con esos ojos; jamás estuvimos conectados de esa forma emocional. Solo nos veíamos porque ambos nos sentíamos solos, teníamos momentos de vacíos sentimentales y creo que unirnos sexualmente fue nuestro método de escape para sentir algo.

No hay nada peor que estar con una persona cuando solo quieres sentir lo que sea, menos amor.

Mis padres la conocen, pero es por lo mucho que nos veíamos, puedo considerarla como una amiga, y cuando eres inmortal no se suelen ver muchos de esos.

Antes de mudarnos a Alaska la confronté y le dije que lo nuestro es algo que ''jamás sucederá en forma romántica'', pensé que jamás regresaría y que la despedida es lo más necesario sobre todo para nosotros y lo que intentamos ser.

Ella lo tomó muy bien, nos dimos un último abrazo y luego me fui directo a Alaska para la seguridad de mi madre y de todos los vecinos, Rebeca en ese tiempo fue de mucha ayuda, no tenía a nadie con quien hablar sobre todo eso, sobre mi madre y su depresión y como me tocó pasar mis primeros años entrenando con mi padre.

Rebeca es una vampira de esas que no tiene clan, es muy solitaria. Cuando comenzamos con nuestros juegos pensé que no se lo tomaría con importancia, se sentía bien, pero ya es cuestión del pasado.

No es de mi agrado alejarla, ni ser agresivo con una persona que antes fue muy buena amiga. Supongo que hay límites que no hay que cruzar entre amigos y nosotros ya cometimos ese error.

De la nada mis pensamientos fueron interrumpidos por mi padre, Lucius.

— ¿Qué tal te fue en el festival? — Tomó asiento en mi cama. Yo me retiré disimuladamente de la ventana y me recosté del muro de la puerta de mi habitación.

— ¿hablaste con mi madre?

— Sí, si eso hice— me miró fijamente, sabía lo que estaba por decir—, sé que tienes muy en claro lo que eres; de dónde vienes y a dónde vas, eso lo sé. Sólo espero que sepas que los humanos son frágiles a comparación de nosotros.

—padre, no es necesario está conversación.

—Espero que solo veas el ejemplo de mi historia y tu madre, aunque no soy el mejor para juzgar.

—Sé lo que no debo hacer.

— sé que será así.

Mi padre camino en dirección a la salida de la habitación, pero no sin antes decirme algo.

—No está nada mal que conozcas todo de ambos mundos, eso es lo que hace un sabio.

Yo asentí mientras lo veía marcharse.

No tengo intenciones de interactuar más de lo suficiente con humanos, sé que es complicado y ya mi familia tiene suficiente complicación con mi madre.

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