Capítulo 4. Rebeca. Lo quiero a él.

Me levanté de la silla al verla profundamente dormida, esto es algo clásico de ella. Su sueño es rápido y profundo. No podía evitar sentir algo de nostalgia por ''dormir'' como los humanos lo hacen, olvidar sus problemas por un puñado de horas, levitar en su mente con sueños que parecen sacados de una película de bajo presupuesto, por Dios, ¿Qué estoy diciendo? amo la inmortalidad. Dormir te hace débil.

Le coloqué una manta encima y me acerqué a la ventana, justo daba al frente de los nuevos vecinos, "nuevos" en teoría porque yo ya los conozco... Y muy bien.

Salgo de la casa en silencio y me detengo en frente de la casa de los vecinos. Ahí estaba Cédric, a punto de entrar a su casa, lo vi en el momento perfecto, bajé rápido por la ventana sin hacer mucho ruido.

Caí de puntillas con suavidad, él no notó mi llegada hasta que hablé:

—Vaya, vaya, vaya... Pero miren a quién tengo el placer de ver— dije mientras caminaba hasta su dirección.

La lluvia nos empapaba por completo, su cabello se veía increíble, como siempre, él siempre ha sido guapo.

— Lo mismo puedo preguntar. ¿Qué haces aquí?, ¿A caso me sigues? — cruzó sus brazos de forma inmediata afincando su cuerpo en una columna de la entrada de su casa.

— No eres tan especial como para seguirte por medio mundo. — crucé mis brazos.

— ¿Entonces quieres que piense que es una casualidad que estés justo aquí, enfrente de mi casa?

—No estoy aquí por ti, Cédric, estoy aquí por... — guardé silencio, quería hacerme la interesante.

— ¿Por? — Sonríe, con esa estúpida sonrisa tan hermosa— me sorprende que sigas aquí luego de tanto tiempo. Solo di la verdad.

Sentí como mi cuerpo comenzó a comportarse diferente, una presión en mi garganta invadió mis cuerdas vocales y dejó salir todo lo que pensaba en ese momento.

— ¡Sabía que estabas aquí! Pude sentir tu aroma en el festival, solo quería asegurarme de que estuvieras en la misma casa de siempre... Ya, para con esto— jadeo con impotencia.

Me incliné para retomar el aliento, como odio sentirme controlada por él de esta forma, no me acordaba que su maldito poder es muy debilitante.

Su poder de dominar a quien le dé la gana con tan solo mirarle.

—Llegue hace varias horas, Rebeca.

Se acercó a mí y me ofreció su mano para levantarme de nuevo.

Yo la rechacé, odio en serio que me manipule de esa forma.

— ¡Quita tu mano de mi camino! Sabes que odio cuando me haces eso.

Me levanté y lo enfrenté. Estábamos tan cerca, sentí su fría respiración en mi nariz, su mirada clavada en la mía, bajo la lluvia, podría ser una escena romántica si no fuera por el hecho de estar molesta con él. Aunque en ciertas ocasiones, el encuentro sexual por odio es el mejor.

— No hagas eso, Rebeca. — mantuvo su posición, mientras que yo moría por sentir sus labios fríos nuevamente en los míos. — No estoy aquí para eso, ni para esto...

—Deja de negarte, Cédric, sé que por dentro extrañas como la pasábamos en tu habitación. Sin agotarse, calmando el fuego de nuestro interior— procedí a tomar la iniciativa de besarlo, dar el paso primero, ser la que desencadene la esencia del fuego.

Él siempre se hacía del rogar, ama este juego de si, no... Tal vez.

Sentí sus manos en mi cadera, el cosquilleo en mi estómago, y si tuviese corazón de seguro estaría latiendo tan rápido como puede.

Él no se movió, solo se quedó ahí recibiendo el beso de mi parte. Me alejé para confirmar su resistencia a mis encantos.

Él se distanció un par de paso atrás.

—Ya no estoy aquí para eso, Rebeca. Todo cambio para nosotros.

—No puedo creer lo que estás diciéndome.

Me alejé un poco también de él, no me sentía tan sensual después de ese rechazo.

—Me tengo que ir...

Él se marchó a su casa, dejándome ahí, en su porche, muy confundida por lo que acaba de suceder.

Hace varias décadas antes, él y yo solo nos quitamos la ropa, nos dábamos una noche entera del placer más sucio que exista, parecíamos de esos amigos que en público solo se saludaban y en privado nos conocíamos cada parte de nuestro cuerpo, nuestra química es imposible de negar.

Cédric me ama tanto como yo lo amo a él y ahora solo me dice que "recordar viejos tiempos no es posible". ¿Qué m****a le sucede? Yo soy la mujer perfecta para él, hasta su madre lo comenta... Esto no se quedará así. Lo juro.

Quizá llegó algo consternado por luchar a favor del rey, quizá necesita tiempo, y yo estoy dispuesta a dárselo para que recuerde que significo mucho para él.

No me quedé aquí, esperando por él, rodeándome de tontos humanos, fingiendo tener una vida normal y aburrida cuando realmente tengo la capacidad para acabar con el pueblo entero si quiero.

Sólo me queda una cosa por hacer y es regresarle la memoria a Cédric sobre lo bien que la pasamos antes.

Se me había olvidado lo bien que se sentía tocar y besar a alguien como yo, a la misma temperatura, la misma fuerza y velocidad. He salido con tanto patán que solo logra ser útil como mi fuente de alimento. Huir por diferentes pueblos acabando con la vida de los imbéciles que caen en mis encantos está aburriéndome.

Ahora que regreso Cédric estoy dispuesta a dar el todo por el todo para que se quede conmigo para siempre. Lo esperé durante todo este tiempo y no fue en vano.

Mantener mi perfil oculto de los humanos ha sido un juego bastante fácil para mí, regresaré a casa de Venus y mantendré bajo mi radar a Cédric.

Venus todavía seguía dormida, no extrañaba para nada eso de dormir, realmente no recuerdo cómo eran mis días como humana; la comida, las sensaciones de estar viva y esas tonterías.

La inmortalidad me sentía muy bien; tengo tantas oportunidades como inmortales, las puedo tomar todas sin la consecuencia de la muerte.

Me acosté a un lado de Venus, pensando que tal vez debí haber seguido a Cédric, no quiero ponerme romántica, eso solo lo alejaría más, planee por horas las veces en las que me cruzaría en su camino, hasta que se dé cuenta que realmente es amor lo que siente por mí... Siempre he sabido lo que quiero, y definitivamente lo quiero a él.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo