Creo que tardé más de lo normal en abrir la puerta porque mis manos no dejaban de temblar y es porque puedo sentir su intensa mirada en mi espalda, como todo un caballero espera que entre para retirarse. No volví a girarme porque temía que pudieran fallar mis piernas y caería de rodillas si volteaba a verlo y gracias al cielo no lo hice. Porque una vez adentro y mientras cerraba la puerta pude ver que estaba apoyado contra su coche, cruzado de brazos sin despegar su mirada de mi, con una sonrisa arrebatadora y sexy que tranquilamente podría lograr que vuelva a correr a sus brazos para colgarme de su cuello si no fuera porque la puerta estaba de por medio. Cierro la puerta y no puedo evitar apoyarme contra esta para recuperar un poco los latidos de mi agitado corazón, son muchas las sensaciones que invaden mi cuerpo en este momento. Por un lado está la duda de que esto pueda ser tan solo un juego para él, que solo se divertirá conmigo por esa idiotez de que soy virgen de y
El día se pasó volando, mientras estábamos almorzando lo sorprendí tomándome fotos y tuve que pedirle por favor que dejara de hacerlo, no soy para nada fotogénica y estaba segura de que eran horribles, pero cuando me las mostró debí reconocer que no estaban tan mal. Luego fuimos a un parque de diversiones y creo que no me había reído tanto en mi vida cuando nos subimos en la montaña rusa y casi muere del susto porque fingí que me desmayaba al final de la vuelta. Obvio que me costó muchísimo hacer que su buen humor vuelva, sobre todo porque no dejaba que me acerque para que no lo toque. (Me dijo que no era mi cachorrito para que le acariciara la cabeza y cayera rendido a mis pies.) Debo reconocer que tuve que reprimir una sonrisa por la comparación que usó, entonces le hice una propuesta a la que no se pudo resistir. Apostamos a un juego de tiro al blanco, si yo ganaba debía perdonarme por la joda y llevarme a todos los próximos partidos del Chelsea de esta temporada
Cuando acabó la melodía estaba tan perdida en la letra y el sentimiento con el que canté que no me había percatado de que tenía público hasta que los aplausos sonaron en el pequeño cuarto. Haciendo un repaso breve por la sala veo a Katherine, Grace, otra mujer mayor que por lo que me contó Jaz debe ser su otra nana Alice y Jaz. Todas con los ojos vidriosos a punto de soltar lágrimas. -¿Qué tal salió eso? ¡No tengan compasión, estricto jurado!- digo con una sonrisa divertida, no creo poder lidiar con estas cuatro mujeres si comienzan a llorar, podría salir corriendo. -Es ella…- dice la tercera mujer que me mira con los ojos enrojecidos haciendo que la mire de lado por no entender lo que dijo. -Tienes la voz de un ángel preciosa Diana.- dice Grace. -Por todos los dioses Diana tienes un verdadero don para el canto. ¡Vas a ganar ese concurso, te lo aseguro!- dice Katherine y se acerca para abrazarme. Por favor… ¿por qué a esta mujer le gusta tanto abrazarme? J
-¿Qué te dijo?- -¿Quién?- -El papa. ¡Mi madre Diana, no te hagas la tonta!- gruñe perdiendo la paciencia el señor “polvorita” -Ah… Nada muy importante, solo cosas triviales cómo lo mucho que va a extrañar a Alisson paseándose por la casa coqueteando con su esposo, o que soy su nueva ídola… Cosas comunes de chicas.- le digo con una sonrisa traviesa, pero su gesto es molesto. -No creí que ella también se daría cuenta. Mi familia debe creer que soy un idiota que se deja usar como carnada por las mujeres.- dice furioso y avergonzado tomando asiento a mi lado apoyando los codos en sus rodillas y jalando el cabello de su nuca, me da una ternura terrible verlo vulnerable así que hago lo primero que me sale para intentar levantarle el ánimo. -Bueno, no se si te sirve de consuelo pero voy a confesarte algo de lo que quizás después pueda llegar a arrepentirme…- comienzo a decir captando su atención y cuando levanta su rostro de su escondite haciendo a un lado mi vergüenz
Canté dos temas más y casi tuvieron que ayudarme a bajar porque la gente no me quería dejar ir, me pedían constantemente más temas. Tal es así que cuando bajé del escenario seguían acercándose haciendo preguntas y pidiendo que vuelva a cantar, tuve que agradecer que Matías y Apolo me rodearan y me lleven hasta el segundo piso para entrar en la oficina de Mat y que al fin me dejen en paz. -Creo que esto se nos está yendo un poco de las manos chicos.- digo un poco nerviosa mientras me quito el antifaz. -Tu tranquila muñeca que yo me encargaré de que nadie te reconozca y que estés segura.- dice Matías tomando mis manos para tranquilizarme. -No te pases de listo si no quieres que te parta la cara aquí mismo.- ruge Apolo interponiéndose entre nosotros para alejarme de su toque ya con sus puños apretados como si fuera a golpearlo en cualquier momento. -Apolo por favor… Solo está haciendo lo que acordamos.- le digo tomándolo del brazo para intentar calmarlo. Y aun
Despierto con los primeros rayos de sol que se cuelan por la ventana y me encuentro con que estoy sobre el pecho de Apolo, con mi brazo aferrado su cintura y una de mis piernas sobre sus caderas, mientras que él con uno de sus brazos rodeando mi espalda y el otro sosteniendo mi pierna para mantenerme inmóvil y bien pegada a su cuerpo. “Dios, ¿Podría amanecer así todos los días del resto de mi vida? Porfisss” Una pequeña súplica mental y una sonrisa tonta se dibuja en mis labios por lo ilógico que suena eso incluso en mi cabeza. Lentamente y para no despertarlo me voy despegando de su cuerpo para salir de la cama, necesito ir al baño y voy a aprovechar para preparar el desayuno. Una vez que hice mi paso por el baño, me puse una bata que encontré en mi maleta y bajé a preparar el desayuno. Estoy concentrada en mi trabajo controlando que los huevos con tocino no se me quemen mientras exprimo algunas naranjas y saco las tostadas recién hechas y el café para servir
Creo que debemos haber tardado menos de dos minutos en cruzar la ciudad y llegar a la cabaña riendo como dos inconscientes mientras nos acariciamos y besamos en el camino. Entramos con el coche hasta la cochera e ingresamos a la cabaña tomados de las manos, es inevitable que me sienta nerviosa por lo que va a pasar y no quisiera entrar en dudas en este momento porque lo deseo, realmente lo deseo y en el fondo sé que no me entregaría a otro que no fuera él. -¿Estás nerviosa?- me pregunta mientras me acerca a su cuerpo para rodearme con sus fuertes brazos. -Un poco.- confieso con la voz temblorosa. -¿Te gustaría ir a un lugar especial donde te aseguro que te relajaras en cuanto pongas un pie adentro?- pregunta dejando suaves besos por el contorno de mis labios. -Eso sería de mucha ayuda, pero acabamos de entrar…- digo pensando en que si tenemos que volver a salir definitivamente moriré de los nervios. -Tú no te preocupes por eso que no saldremos de la casa. L
-Se siente tan bien tenerte en mi interior que tampoco quisiera que te detengas. ¿En cuanto tiempo podremos repetir?- pregunto susurrando en su oído lamiendo la base de su cuello haciendo que un gemido se escape de su garganta. -Wow… Creo que he creado una bestia adicta al sexo, me sigues teniendo duro en tu interior y no creí que eso fuera posible después de correrme, pero temo que podría hacerte daño si no te dejo recuperarte un poquito Honey y pretendo hacerte el amor muchas veces esta noche, aparte estamos en el agua y si empiezo a moverme te causaré dolor ya que la lubricación no es la misma.- dice cada palabra dejando besos por mi cuello, mi rostro y mis labios. -Oh… Por dios Apolo, dime que usaste protección por favor.- digo preocupada al recordar que no fui consciente si se colocó un condón o no. -Claro que lo hice preciosa, es por eso que necesito salir de tu interior antes de que el agua termal haga que el condón se rompa.- dice y lentamente sosteniendo la base