Marlene
Derek no aprende, parece que le gusta que lo golpeen, Leandro se posiciona delante de mí tapándome con su cuerpo por segunda vez, este hombre es muy protector y eso me encanta de él.
—Derek deja de hacerte el puritano, —pido con fastidio por sus reclamos. —No juzgo tu forma de ser y mucho menos de vivir la vida. —me observa con curiosidad, me pongo al lado de Leandro y tomo su mano entre la mía.
—¿De qué hablas? —indaga haciéndose el idiota ¿O lo es?
—Te acuestas con Camil, —sus ojos se abren como platos. —Mientras amas a otra. —niega quitando sus ojos de los míos.
—¿De dónde sacaste eso? —interroga abrumado y esquivando lo que dije.
—Los vi, —cierra sus ojos imaginando lo peor. —Una mañana que fui antes de viajar a Grecia. —asiente, pero continúo con mi regaño. —Leyna fue conmigo ese día, creo que por eso te odia. —murmuro lo último, pero mi hermano lo escuchó.
—Ich biu ein idiot (so
LeandroVeo como mi novia sale del baño y me avisa que hay un cepillo dental nuevo para mí, siempre piensa en todo, una vez dentro hago mis necesidades, me detengo un segundo a pensar en esta mujer, me tiene a un paso de la locura, es tan hermosa. Enfrento a su hermano por mí, por nosotros, no entiendo por qué Adler la quiere lastimar, es una mujer que ama con todo su ser, sincera, defiende a los suyos.Ese tipo es un idiota.Salgo del baño para cambiarme, con la misma ropa de ayer, tendría que pedir que me traigan una muda o decirle si puedo dejar una aquí, pero capazlo malinterpreta, la veo salir del cambiador haciendo una mueca cuando me ve. Se me acelera el corazón cuando dice que deje ropa aquí, parece que me leyó la mente, le cuesta tanto hablar que la tranquilizo prometiendo que traeré una si ella deja otra en mi casa.Cuando llegamos a la cocina tuve
MarleneSalgo de mi auto largando un suspiro, estoy agotada mentalmente, triste y enojada conmigo misma, soy una estúpida, una cobarde y muchas cosas más, pero es mejor que todo quede como esta ahora, es por el bien de todos. Camino hasta el ascensor de la empresa, me encuentro con Alfred, me da una sonrisa corta, trato de devolvérsela, pero me es imposible.—¿Señorita, cómo está? —me mira con lástima, ¿Tan mal me veo?, al parecer sí.—Hola, Alfred bien ¿Ytú? —pregunto mientras espero el ascensor.—Muy bien señorita, —giro mis ojos por el "señorita" —¿Se siente bien? —cuestiona escaneándome con la mirada.—Si Alfred, que tengas un buen día. —me despido entrando en la caja metálica, cuando estoy por presionar el botón de mi p
LeandroVeo como Marlene se va de mi oficina, dejándome solo, le supliqué que no nos hiciera esto, pero no le importo, pensé que me quería, no debo juzgar un libro por su portada, pero no sé que pensar con su actitud,sé que discutimos ese sábado, pero creí, que dejándola pensar unos días recapacitaría, al parecer fue peor.El lunes cuando la vi, solo quería saltar encima de ella y besarla, pero su mirada era triste, así que me quedé quieto en el ascensor, espere a que viniera a mi oficina a decirme la agenda del día, pero jamás pensé que terminaría conmigo, lo acepté porque no podía hacer más, vi la determinación en sus ojos, no quería discutir, ya que no se sentía bien.Me fui almorzar con el idiota de Brown, cuando volvimos por unos papeles y lo encontré embobado mi
Marlene Miro aSophi, "el bebé", ¿Este hombre sabe lo que es un bebé?, por qué ese animal no lo es,¿Qué pensaron que tenía un hijo por ahí?, se equivocaron, ojo no tendría nada de malo, pero este no es el caso. Leandro me explico quién eraSophi,antes de que lo matara, hizo un suspenso que llegue a pensar cualquier cosa. —¿No es hermosa? —indaga Gavrel rascando su oreja. —Si algo. —respondo con un poco de miedo. —No te hará nadaagapí (amor). —Leandro se acerca a su perra, la hace acostar en el suelo para rascar su pancita. —Es muy grande, —sigo observando su gran tamaño. —¿No podrías tener una raza más chica? —me mira con el ceño fruncido. —La rescaté de la calle, su dueño la hacía tener crías y después las vendía ilegalmente. —asiento, un poco recelosa. —Si quieres puedo dejarla con mis padres. —niego, por qué si él me acepta con un psicópata de exnovio, ¿Por qué yo no con su perro
LeandroVeo como Marlene descansa en mi pecho, mientras acaricio su espalda está muy cansada, el estrés que le causa la situación con su ex la tiene agotada, sin contar Derek y Leyna, sé que le afecta por más que no lo diga.Suelto un suspiro pesado todavía no puedo creer que esté viviendo con ella mimadre pondrá el grito en el cielo, ¡Mierda!, pero no por lo que imaginan es la mujer másdulce y hace tiempo que quiere que me casé, forme una familia yquiere nietos, al parecer no le alcanza con Sophi por más que la ame, necesita más. Esa mujer gritará de felicidad, si supiera el por qué estaría muy preocupada.Marlene sigue durmiendo, frunzo mi ceño por qué creo esta enferma, ha dormido todo el día, no es normal. Pienso en el abrazo con el rusomis celos no paran,entiendo que sea su amigo,
MarleneÍbamos en el ascensor a nuestro cuarto, porque la necesidad que sentíamos el uno por el otro no la podemos controlar, Leandro me tiene acorralada en una de las paredes de la caja metálica, besándome como si no hubiera un mañana, su lengua se enreda con la mía, nuestras pelvis se mueven simulando una penetración.—Te necesito, no aguanto más. —mete una mano por debajo de mi vestido, acariciando mis labios vaginales, suelto un gemido, justo cuando las puertas se abren. —Te salvó la campana. —dice con una sonrisa de lado.Tira de mí para sacarme del ascensor y llevarme hasta nuestra habitación caminamos a toda prisa, pasa la tarjeta para poder ingresar una vez dentro me vuelve acorralar contra la puerta y me vuelve a besar, muerde y chupa mis labios con desespero. Lo apartó un poco para tomar una bocanada de aire, así poder hab
LeandroCierro la puerta detrás de mí riendo, ese trasero me tiene loco, solo de pensar como la hice mía anoche, que la hice gritar de placer, que se vino en mi boca y de cómo su cola apretaba mi pene, ya estoy duro de nuevo.Llego al ascensor, me encuentro a Gavrel con Leyna riendo, entro con ellos mientras saludo al ruso con un apretón de manos, a ella con un beso en su mejilla, se tensa un poco, y le doy una mirada de disculpa, a veces se me olvida lo especial que es.—¿Cómo están? —pregunto para entablar una conversación.—No tan bien como tú. —dice Leyna, la miro con una ceja alzada. —Los gritos de mi amiga no me dejaron dormir. —Mierda,Marlene me matará.—Ni lo digas, —susurra el ruso. —Por un momento creí que la estaban torturando. —los dos sueltan una carcajada, los fulmin&oac
LeandroMis nervios aumentan cada vez más de que estamos en este maldito hospital, no nos han dicho nada, cuando entré y vi a Marlene en el suelo, pálida y fría pensé lo peor, Gavrel me explico que se desmayó justo cuando él entraba a la habitación para hablar con ella, llegó justo a tiempo para que no se golpeara la cabeza, se lo agradecí unas mil veces y casi me golpea, dijo que no debía hacer, ya que es como su hermana, ¡Si como no!, preferí guardarme mis pensamientos.—¡Todo estará bien! —mi padre toma asiento a mi lado.—Eso espero, no sé que haría sin ella. —tomo mi rostro entre mis manos. —La amo tanto. —suelto un suspiro cansado.—Lo sé, se te nota, estás igual que yo cuando conocí a tu madre. —se le forma una pequeña sonrisa.—