Nathaniel
La puerta hizo clic detrás de Rebecca mientras me dirigía a mi escritorio. Cuando me volví, ella todavía estaba junto a la puerta. —Puedes sentarte y explicarme por qué no encontré las notas de la reunión en mi escritorio con mi café. —Creo que es mejor si me quedo aquí y tuve un imprevisto, señor Wentworth. No volverá a suceder. —Esperaba escuchar su altanería de siempre o su mordaces palabras, sin embargo simplemente se limitó a mirar hacia el suelo. Puse los ojos en blanco y me senté en la esquina de mi escritorio. Podría querer que ella mantuviera la distancia también luego de lo ocurrido, pero no necesitaba actuar como si yo fuera la peste. Dios, esta mujer hacia todo lo posible para hacerme ver cuán lejos quería tenerme y no podía negarlo, mi ego se estaba viendo afectado. —Yo solo quería darte algunas sugerencias respecto al informe de…— Ella levantó su mano para silenciarme.—Las correcciones son enviadas por cRebeccaSalí de la oficina de Nathaniel con el alma en los pies. Estar cerca de él luego de lo que había pasado, luego de que hubiese tomado control sobre mi cuerpo era más difícil de lo creía. Mi intención era mantener las cosas a nivel profesional o debería renunciar. Y eso era algo que no quería hacer.Por otro lado las sospechas e intrigas que Andrew había deslizado sutilmente eran un cartel luminoso de advertencia que me gritaba que debía mantenerme alejada del radar del señor Wentworth a costa de lo que fuera. No podía volver a involucrarme con otro mentirosos y cruel hombre como Gregor. Entonces estaba decidido: no más fantasías con Mr. Wentworth, no más mirarlo con disimulo para apreciar su tonificado trasero y por supuesto no más besos en la oficina.Esperé que no me doliera corazón porque apenas lo conocía, pero no fue así. Las únicas emociones que podía sentir eran irritación, rabia y tristeza. ¿Por qué no lograba sacarlo de mi cabeza?&
RebeccaLas reuniones semanales que Harvey y Jake realizaban cada semana eran la mar de aburridas.Aunque no podía negar que esta era un poco más interesante. Cuando nos estábamos acomodando cada uno en su sitio, de pronto apareció Nathaniel y se sentó frente a mi, dedicándome una de esas intensas miradas que últimamente lograban derretirme. Todos ahogaron un gemido aterrados, como si fuese una especie de pájaro de mal agüero. Yo también me sorprendí, no esperaba verlo, porque me había llamado la noche anterior para informarme que por asuntos personales, se ausentaría hasta la tarde. Era una sorpresa verlo allí para presenciar una reunión que no le importaba a nadie un pepino. Sin embargo, era aún más sorprendente verlo con un traje casual y sin corbata.Era incluso más sexy con traje azul marino casual que con los trajes de tre
RebeccaCuando terminamos la última reunión, estaba exhausta. Me tomé algunas tazas de café para despejarme, pero no surtieron efecto alguno.Hasta las cinco de la tarde no vi el mensaje que me había enviado Andrew horas antes:Andrew: «Mi secretaría se ha ido a casa temprano, así que podemos hablar en mi despacho, si te parece bien… Puedes venir cuando quieras».Lo recogí todo y me refresqué en el cuarto de baño, con la esperanza de que lo que tenía que decirme no fuera tan grave. Quería realmente sentir que podía confiar en Nathaniel, no quería perderlo todo por ser poco precavida. Cuando me había dicho que le pidió a su padre revocar la cláusula de no confraternizar entre empleados desee lanzarme a sus brazos. Sin embargo, no podía. ¿Qué ocurriría si solo era un capricho para él? &iqu
NathanielLa única palabra que se me cruzaba por la cabeza era «tormento». En eso se había convertido Rebecca Bianco para mi. No recordaba la última vez que me había sentido de esa manera. Se podía decir que tenía todo cuanto deseaba y probablemente más. Como muchos medios afirmaban: el mundo a mis pies, con la capacidad de obtener lo que quisiera, cuando quisiera, salvo lo que más anhelaba. Lo único que siempre estaba a mi lado todo el día, todos los días. En unas cuantas semanas Rebecca se había convertido en alguien completamente indispensable para mí.Al mirar por las ventanas de The Greenhouse, vi que la lluvia caía sobre las esculturas de piedra del sereno jardín que rodeaba el restaurante mientras me preguntaba por lo tarde que iba a llegar Rebecca nuestro almuerzo privado. No podía creer tal desaire, sabía que era cosa de ella, porque James era el hombre más puntual que conocía. Cuando le pregunté a Harvey dónde podía llevar a alguien a una cit
RebeccaA pesar de saber que Olivia se sentiría incomoda, la abracé tan fuerte como me fue posible antes de que su menudo cuerpo colapsara. Era viernes. Me habían pagado y por fin desde que llegamos a Londres estaba con mis dos mejores amigas. Además también estaba lista para coquetear con unos chicos británicos que me hicieran olvidar a mi idiota jefe y beber unos cócteles londinenses con mis mejores amigas. Por suerte, Popys me había salvado de pasarme la noche frente al televisor o durmiendo a pata tendida. Estaba emocionada de tener mi primera noche real desde que llegué a Londres. —Tranquila, vaquera—dijo Olivia riendo—Cualquiera pensaría que acabas de salir de la cárcel. Me reí y me senté en la silla baja de terciopelo en un bar súper mono, luego de darle un gran trago a mi vodka con zumo de limón y menta. Lo necesitaba luego de esquivar durante una semana los dardos de mi jefe. —Algunos dirían que así es. —¿Tan malo
Rebecca«¿Qué carajos? ¿Por qué no fuimos a un estúpido motel?».Sonriendo, Wentworth se alejó de la pared y se acercó a mí.—¿Sabe?, creo que deberíamos contratar al interno que tanto le agrada como su asistente de forma permanente. De esa forma posiblemente estaría para mi cuando lo necesite… —Miró al desconocido y su mandíbula se tenso — Tuve que llamar a James luego de que se retirara para que me hiciera el favor de traerme hasta donde vive, Rebecca. —Miró a su alrededor y se cruzó de brazos.—Me habías dicho que tu ex vivía en otro continente —soltó Oscar o como se llamara —. No me gustan los dramas, ni las escenas de novios celosos.—Esta perfectamente disponible —intervino mi jefe acercándose peligrosamente y me coloque frente a mi decepcionante cita para no tentar la suerte —. ¿Verdad?Trague saliva y lo miré furiosa.—Entonces, ¿quién eres tú?—Soy su jefe, el que odia con toda el alma, y del que debe esconderse porque le r
RebeccaEnterré mis dedos en su pelo y tiré de el ligeramente cuando escuché el sonido del maletín contra el piso. Toda esa tensión sexual que se había acumulado durante semanas por fin se veía liberada con la fuerza un volcán en erupción.Se inclinó para bajar la cremallera del vestido, que deslizó por mis hombros hasta los muslos.Sonriendo, se apoderó de nuevo de mi boca mordiendo suavemente mi labio inferior mientras tiraba de la tela hasta que cayera al piso.Me examinó durante unos segundos, parpadeando. Luego sostuvo mi cara, sonriendo y su lengua se abrió paso en mi boca nuevamente. Sus manos me recorrieron y sus dedos corrieron la fina tela de mis bragas para introducir uno de sus dedos en mi interior. Suspiró contra mi boca y se apartó.—¿Ha sido esto lo que he interrumpido?«Han pasado meses… muchos meses…».—¿Rebecca? —Me cogió por la barbilla y me sujetó la cara para que no pudiera mirar hacia otro lado—. ¿Es,
RebeccaMe senté en una banqueta frente a la encimera donde una hora antes había tenido la experiencia sexual más satisfactoria e inesperada de mi vida y miré fijamente la pantalla del ordenador. Lo único en lo que podía pensar era en lo que había hecho con Nathaniel y en que debí haberle permitido quedarse un par de horas más.No estaba segura de si me sentía eufórica y no podía dejar de sonreír porque llevaba mucho tiempo sin tener relaciones sexuales o si era gracias a haberlas tenido con él.Entonces entró Popys y miró entre asombrada y divertida. —Hola…¿Qué fue lo que sucedió aquí? —Dijo divertida al ver que las hojas de los expedientes estaban por el suelo.—¿No vas a enfadarte?—¡Por supuesto que no, señora-no- sexo-antes-de-la-tercera-cita!. —Se echó a reír—. No volviste a enviarme ningún mensaje y fui con Jacob a su departamento. ¿Qué tal estuvo con Oliver?«¿Quién demonios era Oliver?».—Fue increíble. El mejo