Nathaniel
Lanzó una carcajada cargada de ironía al tiempo que daba dos pasos hacia atrás. No necesitaba decir nada, su expresión reflejaba exactamente lo que sentía por mí.—No necesito que me cuide, señor. —Su cara estaba roja, retorcida por la ira—. Si de alguien necesito cuidarme no es de él. ¿Escuchó la expresión durmiendo con el enemigo?
—¿Entonces de quién debería cuidarse? —La obligue a retroceder hasta que su espalda chocó contra los archiveros. —No creo que sea necesario un doctorado para saberlo. Me advirtieron que no me cruzara en su camino, porque probablemente era la personas más petulante y soberbia que iba a conocer en mi vida, no se equivocaron. Pero aún así no logró entender por qué me odia con tanto fervor —Trató de alejarse, pero agarré sus manos y las sostuve por encima de su cabeza contra los archiveros. —Yo no la odio, no se de donde saco algo así. Y nadie se atrevería a decir algo así. —No en su cara. —RebeccaIntentaba concentrarme en el informe a pesar de que me era imposible. No podía dejar de pensar en la forma que me había besado Nathaniel, la manera en la que me atrajo hacia su pecho firme y tomó mis labios con su boca. La imagen que tenía en la cabeza no le podía hacerle justicia a lo increíblemente sexy que se veía.Faltaban solo algunos minutos para las seis en punto, me detuve frente a las ventanas de la biblioteca, esperando que llegaran los trajes de Nathaniel, eso era una tarea para su secretaria y no entendía por qué me obligaba a recibirlos cada vez a pesar de que siempre llegaban con demora. Los había recibido dos veces desde que estaba allí, y por mucho que me esforcé por decirle que estuviesen a tiempo, hicieron caso omiso de mi pedido.Saqué el móvil del cajón y le envié un mensaje de texto a Popys
NathanielDespués de solo cuatro horas de sueño, estaba en las puertas del gimnasio cuando abrieron a las siete y media, el encargado me miró sorprendido al ver que me encontraba allí tan temprano a la espera de que abriese un sábado por la mañana, pero ni siquiera un entrenamiento brutal me había agotado o había sacado de mi sistema lo que ocurrió con Rebecca. Mi mente estaba por todos lados. Simplemente no podía concentrarme. Tenía demasiada energía producto de una extraña mezcla de excitación y rabia que me dominaban por completo. Había trabajado prácticamente todo el día y el domingo realicé dos largos recorridos por el Támesis con la esperanza de que eso logrará distraerme, pero todavía no había dormido bien, apenas si podía pensar con claridad. Muchas veces marqué el número se James para preguntarle si podría enviarme la ubicación del departamento de mi irritante asistente. Aunque con mucho esfuerzo había resistido el impulso.Luego de besarla como un loco, h
NathanielLa puerta hizo clic detrás de Rebecca mientras me dirigía a mi escritorio. Cuando me volví, ella todavía estaba junto a la puerta.—Puedes sentarte y explicarme por qué no encontré las notas de la reunión en mi escritorio con mi café.—Creo que es mejor si me quedo aquí y tuve un imprevisto, señor Wentworth. No volverá a suceder. —Esperaba escuchar su altanería de siempre o su mordaces palabras, sin embargo simplemente se limitó a mirar hacia el suelo.Puse los ojos en blanco y me senté en la esquina de mi escritorio. Podría querer que ella mantuviera la distancia también luego de lo ocurrido, pero no necesitaba actuar como si yo fuera la peste. Dios, esta mujer hacia todo lo posible para hacerme ver cuán lejos quería tenerme y no podía negarlo, mi ego se estaba viendo afectado. —Yo solo quería darte algunas sugerencias respecto al informe de…— Ella levantó su mano para silenciarme.—Las correcciones son enviadas por c
RebeccaSalí de la oficina de Nathaniel con el alma en los pies. Estar cerca de él luego de lo que había pasado, luego de que hubiese tomado control sobre mi cuerpo era más difícil de lo creía. Mi intención era mantener las cosas a nivel profesional o debería renunciar. Y eso era algo que no quería hacer.Por otro lado las sospechas e intrigas que Andrew había deslizado sutilmente eran un cartel luminoso de advertencia que me gritaba que debía mantenerme alejada del radar del señor Wentworth a costa de lo que fuera. No podía volver a involucrarme con otro mentirosos y cruel hombre como Gregor. Entonces estaba decidido: no más fantasías con Mr. Wentworth, no más mirarlo con disimulo para apreciar su tonificado trasero y por supuesto no más besos en la oficina.Esperé que no me doliera corazón porque apenas lo conocía, pero no fue así. Las únicas emociones que podía sentir eran irritación, rabia y tristeza. ¿Por qué no lograba sacarlo de mi cabeza?&
RebeccaLas reuniones semanales que Harvey y Jake realizaban cada semana eran la mar de aburridas.Aunque no podía negar que esta era un poco más interesante. Cuando nos estábamos acomodando cada uno en su sitio, de pronto apareció Nathaniel y se sentó frente a mi, dedicándome una de esas intensas miradas que últimamente lograban derretirme. Todos ahogaron un gemido aterrados, como si fuese una especie de pájaro de mal agüero. Yo también me sorprendí, no esperaba verlo, porque me había llamado la noche anterior para informarme que por asuntos personales, se ausentaría hasta la tarde. Era una sorpresa verlo allí para presenciar una reunión que no le importaba a nadie un pepino. Sin embargo, era aún más sorprendente verlo con un traje casual y sin corbata.Era incluso más sexy con traje azul marino casual que con los trajes de tre
RebeccaCuando terminamos la última reunión, estaba exhausta. Me tomé algunas tazas de café para despejarme, pero no surtieron efecto alguno.Hasta las cinco de la tarde no vi el mensaje que me había enviado Andrew horas antes:Andrew: «Mi secretaría se ha ido a casa temprano, así que podemos hablar en mi despacho, si te parece bien… Puedes venir cuando quieras».Lo recogí todo y me refresqué en el cuarto de baño, con la esperanza de que lo que tenía que decirme no fuera tan grave. Quería realmente sentir que podía confiar en Nathaniel, no quería perderlo todo por ser poco precavida. Cuando me había dicho que le pidió a su padre revocar la cláusula de no confraternizar entre empleados desee lanzarme a sus brazos. Sin embargo, no podía. ¿Qué ocurriría si solo era un capricho para él? &iqu
NathanielLa única palabra que se me cruzaba por la cabeza era «tormento». En eso se había convertido Rebecca Bianco para mi. No recordaba la última vez que me había sentido de esa manera. Se podía decir que tenía todo cuanto deseaba y probablemente más. Como muchos medios afirmaban: el mundo a mis pies, con la capacidad de obtener lo que quisiera, cuando quisiera, salvo lo que más anhelaba. Lo único que siempre estaba a mi lado todo el día, todos los días. En unas cuantas semanas Rebecca se había convertido en alguien completamente indispensable para mí.Al mirar por las ventanas de The Greenhouse, vi que la lluvia caía sobre las esculturas de piedra del sereno jardín que rodeaba el restaurante mientras me preguntaba por lo tarde que iba a llegar Rebecca nuestro almuerzo privado. No podía creer tal desaire, sabía que era cosa de ella, porque James era el hombre más puntual que conocía. Cuando le pregunté a Harvey dónde podía llevar a alguien a una cit
RebeccaA pesar de saber que Olivia se sentiría incomoda, la abracé tan fuerte como me fue posible antes de que su menudo cuerpo colapsara. Era viernes. Me habían pagado y por fin desde que llegamos a Londres estaba con mis dos mejores amigas. Además también estaba lista para coquetear con unos chicos británicos que me hicieran olvidar a mi idiota jefe y beber unos cócteles londinenses con mis mejores amigas. Por suerte, Popys me había salvado de pasarme la noche frente al televisor o durmiendo a pata tendida. Estaba emocionada de tener mi primera noche real desde que llegué a Londres. —Tranquila, vaquera—dijo Olivia riendo—Cualquiera pensaría que acabas de salir de la cárcel. Me reí y me senté en la silla baja de terciopelo en un bar súper mono, luego de darle un gran trago a mi vodka con zumo de limón y menta. Lo necesitaba luego de esquivar durante una semana los dardos de mi jefe. —Algunos dirían que así es. —¿Tan malo