La madrugada bañaba sutilmente la habitación, me sentí incómodo en torno al fresco dejado por el aire acondicionado en contraste con mi cuerpo caliente. Centré mi vista en la hermosa mujer entre mis brazos, ni siquiera dormido dejaba de pensar en ella, la deseo como a nadie en este mundo.
Admiro su precioso cuerpo desnudo bajo la sábana, nunca me sacio de ella, pasan los días, semanas, meses, sigo tan enamorado de mi esposa como el primer día cuando la conocí. Ha pasado casi un año de eso, nuestro amor sigue creciendo, alimentándose de los detalles, de las caricias y besos. Nunca pensé que la felicidad tuviera nombre de mujer, mi Leyna Bañez.
Acerco mi nariz a su espalda, absorbiendo nuestro olor, porque a pesar de la hora, tres con veinticinco de la mañana según el reloj despertador ubicado al lado de la mesa de noche a mi dere
Hola mis amores, He concluído esta historia, espero les haya gustado. Ahora los invito a Leer Chantaje por Amor, Una Razón para vivir (en proceso) y la historia "Tres veces tú y yo", pronto a publicar y la última de la serie por ahora, porque ya armé una nueva historia que les informaré a futuro. Espero sigan leyendo mis demás historias, búsquenme en la App de Buenovela o Goodnovel como Jeda Clavo y allí aparecerán todas mis historias. Me despido, les envío besos y abrazos. JEDA CLAVO
NOTA. Esta novela es producto de mi imaginación, por lo cual es ficción, no está basado en hechos ni personas reales, si encuentra alguna similitud con un caso de la vida real es pura coincidencia. Aún cuando la historia está ambientada en California, Estados Unidos, se narrarán situaciones que son producto de la imaginación de la autora y que no están ajustadas a la legislación del estado de California, ni a ningún otro. Por lo cual, si detecta algún caso, que no le parezca aplicable, no se preocupe que está estructurado de esa manera para el mejor desarrollo de la trama. Prólogo Estaba terminando las últimas cláusulas de un contrato, cuando el teléfono de mi pequeña oficina comenzó a sonar incesantemente, me chocaba cuando estaba concentrada en algo y me interrumpían, no había para mi peor ofensa. Cuando atendí se
Masajeé suavemente mi sien, tratando de apaciguar el fuerte dolor de cabeza que sentía en ese momento, había llegado a la oficina temprano, antes de las siete de la mañana para estudiar el caso del cliente que me había dado mi jefe a última hora de la tarde anterior; porque el abogado que tenía el caso se había reportado enfermo y como yo soy la abogada con menos casos en el bufete, consensualmente, pero entre los accionistas de la firma, decidieron que soy la indicada para llevarlo, aun cuando esa no es mi especialidad, puesto que hasta ahora nada más había trabajado en materia de inquilinato, pero debido a mi autoestima herida, terminé pactando con mi jefe mi puesto.Pero la situación no era tan simple, una de las abogadas de mayor renombre dentro de la firma y con quien había hecho una relación no tanto de amistad, sino más bien de cordialidad y de apoyo mutuo, me comentó luego de mi sorpresiva designación, desconociendo que era la nueva abogada del caso, que el
Mientras buscaba la manera de encender el auto, el hombre se levantó, se paró al frente del auto y comenzó a caminar hacia mi ventanilla, pero para mi alivio, el auto encendió, pisé a fondo el acelerador y él salió volando hacia un lado para evitar ser atropellado, en ese instante la verdad llegó a mi mente y comencé a llorar mientras manejaba hasta mi casa, “¡Oh por Dios! Estuve a punto de ser violada”.Cuando llegué al aparcamiento de mi edificio, tomé mi portafolio y mi cartera, cerré el auto con fuerza y ni siquiera me atreví a esperar el ascensor, si no que subí corriendo por las escaleras descalza, como si mil demonios me persiguieran mientras no dejaba de llorar, me pasaba la mano por el rostro limpiando mis lágrimas y tratando de quitar el rastro de la saliva que ese hombre había dejado en mí, me dieron arcadas y traté de contenerlas hasta llegar a la tranquilidad de mi hogar.Llegué a mi departamento que se ubicaba en el quinto piso, abrí c
Luego de bañarme y colocarme un traje de pantalón tipo taller, un poco influenciada por lo que había vivido el día anterior. Pues pensé que si tal vez me vestía con pantalón evitaría que pudiera ser objeto de manoseos y toqueteos de pervertidos que transitaban libremente a lo largo y ancho de la ciudad con total impunidad, como lo que me sucedió la noche de ayer. La rabia comenzó a moverse en mí cuál si fuera una bebida efervescente — ¡Malditos miserables! ¡Mal paridos! ¡Hijos de puta! ¡Deberían morirse todos esos desgraciados y cortarles el pene y echárselos a los perros! —vociferé en voz alta fuera de mí. Pero era cierto, hombres como ese no eran dignos de ser llamados hombres, ni siquiera seres humanos, eran peores que animales, unas alimañas asquerosas.Respiré profundo para tranquilizarme porque en
Al verlo salir, proferí una maldición — ¡No vas a poder conmigo infeliz! Ganaré ese caso. Así tenga que coquetearles al juez y al abogado de la otra parte para que fallen a mi favor —exclamé en voz alta, aunque esto último no lo dije en serio, porque a decir verdad no estaba de acuerdo con esas prácticas que eran bastante comunes entre algunas de mis colegas, quienes se ganaban la condescendencia de los involucrados a cambio de favores sexuales.Tomé la carpeta con los documentos los puse en el escritorio y busqué el número de la señora Jones y le marqué.—Señora Jones, le habla la abogada Kadece Keen. Soy quien lleva su caso, quería preguntarle… —pero la mujer no me dejó concluir y con una voz chillona bastante chocante me cuestionó.—No la estoy entendiendo ¿C
¡Oh por Dios! Esa chiquilla me ha puesto duro con solo ver su rostro y en mi mente comencé a visualizar imágenes de ella, haciéndola mía de todas las maneras posibles. Traté de sacarla de mi mente, pero solo lo logré por menos de diez minutos, después seguía enganchado con ella.—Kadece Keshia Keen. Triple K—pronuncié en vos alta repetida veces, como un mantra, ante la mirada sorprendida de mis guardaespaldas, asistente, secretario y demás que les parecía extraña esa actitud en mí. Los ignoré. Total ¡Son una rebaño de idiotas! Y no tengo que dar explicaciones de mis actos.Hacía lo posible por fijar mi concentración en lo que estaba haciendo, pero entre el dolor de cabeza intenso y triple K, no me lo permitían. Estaba estudiando un caso de demanda de lesiones personales de un clie
Al llegar, vi una camioneta que me dio la impresión de haber visto con anterioridad, parada al frente de mi edificio, precisamente cuando esperaba que el portón se abriera, me di cuenta de que estaba siendo conducida por un hombre, pero no pude visualizar con precisión su rostro, solo sentí un susto que recorrió mi espina dorsal y causó una extraña sensación en mi cuerpo.Entré, me bajé en el estacionamiento, me paré frente al ascensor y para mi buena suerte, sus puertas se abrieron a penas llamé, me pareció extraño ver ese auto estacionado allí y múltiples preguntas surgieron en mi mente ¿Será que espera a alguien? ¿Pero a quién? Y si es un loco que está vigilándome a mí, pensé nerviosa, ¡Ay Dios mío! ¿Y si es ese hombre que supo donde vivo y comienza a acosarme, me persigue,
Esa noche dormí como un lirón, no me desperté durante toda la madrugada ni siquiera a orinar una sola vez, lo que fue una gran sorpresa, porque prácticamente soy una meona, que normalmente me levanto dos y hasta tres veces para ir al baño. Me encontraba lista, ese día me había esmerado más en arreglarme y maquillarme, pues creía que con el aspecto que reflejaría sentiría mayor seguridad. Me atavié con un vestido elegante ajustado tipo tubo, a cuadros negros y blanco, manga larga, que me llegaba un poco por encima de las rodillas y una chaqueta negra manga larga semi abierta de color azul marino que tenía como accesorio un delgado cinturón negro y por último unos zapatos cerrados, tacón medio de color azul marino. Dejé mi cabello suelto color chocolate cayendo como cascada por mi espalda y me maquillé los labios de color cereza haciéndolos ver más gruesos, me maquillé los ojos y me apliqué en mis mejillas un polvo compacto. Me coloqué sol