Cuando Alexander e Isabella terminaron de bailar, Rita se acercó a ellos con la excusa de llevarse a su hijo para bailar con ella y aprovechó para examinar detalladamente a la rubia, era bonita, no lo iba a negar, pero eso no bastaba para ella, ese vestido costoso era algo que una simple secretaria no podía pagar con su salario, seguramente ella era una de esas mujerzuelas que se acostaban con hombres ricos a cambio de regalos y dinero, detestaba a las de su clase.Le lanzó su mirada más despectiva y arrastró a Alexander al otro lado del salón, algunos saludos lo ocuparían durante un buen tiempo.—No le hagas caso, Isabella, es una bruja. —La consoló Juliet.—Es tu madre.—Por eso lo digo, la conozco muy bien, ella se quedó en el milenio pasado, es de esas personas que creen que el apellido y el linaje lo son todo, incluso desprecia a quienes son millonarios pero no vienen de una familia prestigiosa, es ridículo y arcaico, pero así es ella. No te lo tomes personal.—¿Su familia es muy
Isabella estaba igual o peor, todo era nuevo para ella, desconcertante y placentero. Estaba flotando en el cielo a punto de arañar las estrellas, el orgasmo se construía sin tregua en su interior, aunque ella no supiera lo que era esa sensación que le robaba el aire y le hacía sentir que estaba a punto de explotar en millones de pedazos.Solo necesitó unas estocadas más que golpearan ese punto mágico en lo más profundo de ella, para estallar en un orgasmo arrasador que sacudió su cuerpo con pequeños espasmos mientras sus cuerdas vocales se desgarraban en un gemido largo y agudo. Las contracciones de su vagina empujaron a Alexander al límite, alcanzando su clímax casi al mismo tiempo, se derramó dentro del condón, él tenía muchas ganas de hacerlo directamente dentro de su novia, pero para eso, tampoco era el momento, ya podrían hacerlo en el futuro cuando decidieran tener cachorritos.—Te amo, cielo, demasiado, ahora eres mía, solo mía.Cuando pasó la euforia, Alexander salió de ella c
Ese mismo día, Isabella acompañó a Kath a darle la noticia. Tessa se quedó en silencio un largo rato mirando a la mesa, luego golpeó con fuerza la madera y se levantó para empezar con el regaño mientras caminaba de un lado a otro y reclamaba el que no se hubieran esperado a hacer las cosas bien, aunque ella tuviera menos autoridad moral que nadie para ese tipo de reclamos, le había prometido a la señora Gray que cuidaría bien de Katherine y había fallado terriblemente.Al darle la noticia a Logan el escenario fue muy diferente, él alzó a Katherine dándole vueltas en el aire y gritando emocionado que iba a ser papá, estaba dichoso y no se esmeró en ocultarlo. Él amaba a esa chica cascarrabias más que a su propia vida, que fuera a darle un hijo era el mejor regalo del mundo para él, contrario a lo que los demás pensaban, no había sido una imprudencia por iniciar su vida sexual, ellos lo hacían desde los dieciséis años y eran muy fogosos, algo había fallado porque sí se cuidaban, pero no
Houston, año 2015. Era una mañana de lunes muy brillante, augurio de un día cálido y soleado. Isabella estaba revisando de nuevo su portafolios, haciendo un inventario mental de las cosas que debía llevar, nada podía faltarle. Era su primer día de trabajo en Grant Technology; le costó varias entrevistas, recomendaciones y sus mejores notas el conseguir ese puesto, todo debía ser perfecto. Llevaba uno de sus mejores vestidos, no era de diseñador o alguna marca reconocida, pero estaba impecablemente limpio y planchado, confeccionado en una bonita tela color azul imperial, se ajustaba a su medida realzando sus curvas y haciéndola lucir un poco mayor de lo que en realidad era. Ella tenía veintidós años y sus facciones hermosas y delicadas siempre la hacían parecer más joven de lo que era. A veces, eso le gustaba, pero ahora quería verse profesional, necesitaba dar una buena primera impresión, especialmente a su nuevo jefe, quien tenía fama de ser implacable. Se trataba del hijo mayor de
Su compañera la miró con algo que Isabella interpretó como compasión y luego le dijo con voz muy amable: —Debes prepararlo tú misma, Isabella, al señor Grant no le gusta nada de la cafetería, sus comidas las prepara un chef solo para él, y el café lo debe hacer su asistente porque le gusta tomarlo recién hecho, sé que pide dos en el día y que Karla nunca pudo complacerlo, aunque fuera solo un americano. Te ayudaría a prepararlo, pero el señor Grant padre ya me asignó una tarea. Lo siento. —Tranquila, ya me ayudaste mucho, saber que quiere un americano facilita mucho las cosas, lo prepararé de inmediato. Internamente, Isabella agradeció todos los regaños de su madre que siempre decía que el té y el café eran un arte, al ser secretaria durante toda su vida, ella también debía complacer a un exigente jefe y le había enseñado muchas recetas de deliciosos cafés. Podría lucirse con un espectacular cappuccino, pero no tenía tiempo, así que le prepararía el mejor americano que el señor Gran
Con el paso de los días, Alexander se encontraba en un dilema, por primera vez en su vida. Siempre fue un hombre controlado y decidido, si quería algo, lo obtenía, punto, no había tintas medias ni vacilaciones.Esa fue la manera en la que lo criaron, desde que puede recordar, ha tenido lo que ha deseado sin falta, su madre siempre lo mimó demasiado, recordándole que él sería el heredero de la familia y, al mismo tiempo, dándole esa enorme responsabilidad de llenar todas las expectativas de sus padres y la sociedad.Él se esforzó por hacerlo, obtuvo buenas notas en sus estudios, excelente desempeño en deportes, demostró ser un líder nato y fue sobresaliente en cada aspecto de su vida, hasta llegar a ese momento. Era un excelente ejemplar de alfa y el orgullo de sus padres.Tres años atrás, se graduó de la universidad y su padre le confío la gerencia de operaciones, el área más importante de la compañía, él era el encargado de garantizar que los productos cumplieran con los estándares i
Sí, todo iba de maravilla hasta ese día, Alexander recibió una llamada de Isabella muy temprano en la mañana informándole que no podría ir a trabajar porque su madre había tenido un accidente y debía llevarla al hospital, su primer pensamiento egoísta fue que no la vería y no tendría quién cumpliera con sus funciones, y eso le molestó; luego reaccionó como alguien normal y lamentó la situación ofreciéndose a ayudarla.Isabella rechazó su ayuda y se disculpó diciendo que iría en cuanto pudiera. Sobra decir que Alexander llegó de muy mal humor a la oficina, solo para ser recibido por el vacío en ese escritorio que golpeó su pecho con más fuerza de la esperada, diablos, se había apegado más de lo que creía. El pésimo café de Eleanor solo empeoró las cosas y el hecho de que nadie pudiera suplir ni la mitad del trabajo de su asistente lo tenía al borde de una crisis de nervios.Para cuando llegó el almuerzo, su vida iba cuesta abajo y Alexander no pudo ni siquiera probar un bocado, así que
Al siguiente día, Isabella estaba sumamente nerviosa, luego de que se le pasara la emoción del momento, mientras acompañaba a su madre en el hospital y en el regreso a casa, pudo pensar con la cabeza fría y darse cuenta del error tan grande que estaba a punto de cometer. Por eso, había llegado más temprano esa mañana, en parte, para adelantar sus pendientes del día anterior, pero también para tener el tiempo suficiente de calmarse. Sus manos temblaban mientras preparaba el café, la ansiedad se la iba a comer viva, debía aclarar las cosas con el señor Grant y detener ese desastre antes de que empezara.Como bien le supo decir su primo Logan en el extenso discurso que le dio al llegar a casa, nada bueno salía de relacionarse con alguien de otra clase social, mucho menos si la diferencia era tan abismal como entre ellos dos. Su madre y sus tías era un ejemplo claro de eso. Teresa nunca le había hablado de su padre, ella no sabía quién era el hombre que contribuyó a su existencia; cuando