Capítulo tres - "Trabajo difícil"

Welcome peachie

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Olivia intentaba moverse por toda la casa cargando telas y más telas, nadie podía ayudarla por petición de aquel Alfa, no importaba que fuera, ella tenía que hacerse cargo por su cuenta. Pero nada parecía difícil al estar en aquella casa donde cualquier mal podría ocurrir con ella por las personas que rondaban en esta.

Tenía cuidado de no hablar con nadie y solo dedicarse a lo que la habían contratado, quería que todo terminara lo más antes posible, por lo que se concentraba en solamente hacer medidas y coser las prendas para aquel hombre.

— Tardaste, ya pasan 5 minutos —miro el reloj antes de mirar a la coneja que se estremecía por su presencia —. Creo debo de tomar medidas severas para que no vuelvas a llegar tarde.

La pequeña cabeza de Olivia comenzó a moverse, preocupaba, negaba ante aquello, soltó las telas tirándolas al suelo para acabar rápido con él y no verlo más —. Aquí tiene, puede probárselo para checar si todo está bien — le entrego las prendas que ya tenía hechas —. Ahí está el vestidor...

Dmitry no le hizo caso a sus palabras y Olivia se quedó sin habla al ver como el felino se desvestía enfrente de ella. Con una mueca de asco se giró para no mirar escuchando la risa de aquel Alfa que parecía seguir jugando con ella como en la primera semana, aunque ahora no rompía las prendas hechas por ella, ya que cambio sus planes de juego para ver cada reacción de Olivia.

— No tengo problema en que mires, aparte que sería un sueño para todas ver a alguien como yo —se acercó a ella aprovechando que no miraba hacia sus espaldas —. Nunca encontrarás a alguien con esta perfección, soy un dios, gira y mírame.

Olivia mordió sus labios, se giró para no recibir un castigo mayor por no cumplir a su palabra. Se atragantó con su saliva por no esperar estar tan cerca de aquel hombre que seguía desnudo, no bajo su vista y tampoco miro bien el cuerpo de Dmitry, sus mejillas se enrojecieron por la vergüenza de estar frente a aquel hombre.

— Amo, no creo que sea algo maduro como para estar desnudo enfrente de una mujer. Por favor vaya al vestidor y pruebe las prendas —trato de ser amable —. Si sigue con eso tengo que retirarme para darle su privacidad.

Alzo su mirada hacia la de él, sus ojos brillaban por verla de esa manera en donde una Olivia se encogía en su lugar al no saber qué hacer. Dmitry con una sonrisa comenzó a vestirse atrayendo por fin la mirada de la coneja a su cuerpo que comenzó a mirar las prendas. Para Olivia estaba siendo difícil estar en presencia de una persona tan inmadura, no soportaba aquello y pedía a la luna que eso terminara pronto.

Sin saber más sobre los planes de aquel hombre, termino con lo que hacía siendo mirada por el felino que no estaba permaneciendo quieto, en ese preciso momento quería acorralarla contra algún mueble, algo que Olivia evitaba.

— ¿Por qué no aprovechas? —Olivia se detuvo para mirarlo —. Toda que estuviera en tu misma posición ya al menos hubiera ido a mi alcoba para acostarse conmigo y obtener algo a cambio.

Nada era cierto, aunque era verdad que intentaban aprovecharse, ninguna chica había podido contra aquella bestia. Era algo que lo hacía más deseado a simple vista, pero Olivia únicamente quería irse de ese lugar.

— Estoy trabajando, guarde silencio Amo —. Siguió con lo que hacía, Dmitry comenzó a quitarse la camisa que tenía resaltando los nervios de la coneja que lo evitaba.

— ¿Acaso... hay alguien mejor que yo? —se acercó hacia ella moviendo sus pectorales —. Es imposible que haya alguien mejor que yo cuando yo soy la perfección —los ojos durazno de la coneja bajaron su vista hacia el cuerpo en forma del felino, siendo atrapada al instante por él.— Tú tampoco te resistes, eh.

— Puede ser, ya que no veo que tú seas de lo mejor sobre otro. 

Dijo fríamente mirando el rostro de aquel hombre, Dmitry la atrapo en sus brazos sin permitirle salida alguna. Para él Olivia debía de ser alguien que tenía que admirarlo e idolatrarlo, todos a su alrededor tenía que hacerlo, pero la coneja no parecía querer cooperar.

— ¿Estás bromeando?

— Crees que estoy bromeando contigo, me tienes aquí retenida contra mi voluntad. No tendría que estar haciendo esto, ya que no es mi trabajo.

— Tienes un contrato que cumplir, coneja.

La pequeña coneja suspiró antes de tomar fuerzas y alejar un poco su cuerpo del de él, odiaba estar en contacto con ese felino que parecía ser un payaso ante su mirada. 

— Lo sé, lo tengo Amo. Pero en mi contrato no está aquello, así que no tengo que acostarme con usted o mucho menos tengo que mantener contacto. Solo estoy aquí para hacer este trabajo que se me puso en las manos sin yo querer y tengo que cumplirlo por el bien de mi futuro.

— ¿Hay otro?

Olivia se rio un poco desatando el estrés del felino. — Disculpa, ¿eso que tiene que ver? —pregunto siguiendo su juego, la rubia quería ver hasta donde llegaba aquel sujeto que parecía no querer rendirse en su objetivo de «usarla» miro con atención como aquella mirada rojiza la examinaba—. ¿Y si hay otro que tiene que ver contigo?

— Demasiado, tú me perteneces...

— ¿Cuándo firme algo que diga que soy tu pertenencia? —lo interrumpió.

— En el contrato que firmaste en letras pequeñas dice lo siguiente "la parte B afirma con su firma que a partir de ese momento le pertenece a la parte A"—la mirada confusa de ella comprobó las sospechas de Dmitry—. ¿Qué? ¿No lo leíste?

Olivia bajo su rostro tratando de recordar sobre aquel contrato y en efecto no leyó nada, le importo muy poco aquel contrato que ni siquiera reviso, solamente firmo y se fue del lugar para no seguir en su trabajo. Después sucedió lo que sucedió donde él la descubrió investigándolo. Su rostro se enrojeció lleno de enojo. Dmitry miro con diversión lo que ocurría y con una sonrisa se alejó de ella orgulloso de haber cumplido en molestarla nuevamente.

Parecía que su plan estaba yendo por buen camino.

Y la coneja no tenía idea de lo que aún le esperaba, ya que estar al lado de él sería un infierno del cual solo saldría terminando con su vida.

— No lo acepto.

Dmitry la miro. Olivia giró su rostro teniendo un gesto serio para no ser atrapada en los ojos rojos que él tenía y de los cuales usaba para examinar a su presa, ella no quería ser presa de nadie nuevamente. Menos lo sería de aquel felino.

— Okay, entonces tendrás que hacer lo que dice el contrato por si no cumples con este. Ya que no revisaste aquel contrato te menciono la parte donde habla de las cosas que tienes que hacer por si incumples. "La parte B al incumplir con lo debido tendrá que pasar a mando de la parte A en donde se hará cargo de las necesidades básicas de la parte A, pasara a vivir al hogar de la parte A sin expresar alguna disconformidad en donde estará ahí por el resto de su vida, al menos que el sujeto de la parte A mencione que a estado conforme con sus servicios y ya no tenga que hacerse cargo de él".

— ¡Imposible!

Se negaba a creer que aquello fuera real, no creía que su mala suerte en ese momento se convertiría en una pesadilla en donde tendría que pasar su vida conforme a lo que un sujeto despreciable pidiera.

— ¿Entonces... renunciarás?

— Prefiero ser solo una pertenencia hasta la finalización del contrato a pasar toda mi vida a tu lado cumpliendo lo que exijas.

El felino asintió conforme a las palabras de aquella coneja, una que pensaba estar controlando la situación, pero todo seguía siendo parte del plan de aquel Alfa. Dmitry se giró y camino hacia la puerta. Giro su rostro mirándola con una sonrisa burlesca que odiaba aquel mamífero lagomorfo.

— Recuerda que si tienes a alguien en tus ojos que no sea yo, no dudes que iré por aquella persona y traspasaré mis garras por su piel. Haré eso cada vez que me digas que alguien es mejor que yo. Es todo por hoy descansa.

Salió del lugar.

Olivia tiró sus cosas hacia el suelo, estresada por lo que había pasado, estaba condenada a soportar un mes y medio más con aquel sujeto. Eso resultaba difícil para ella. Era demasiado difícil por el hecho de que tenía que esforzarse para no verse débil y que él no usara algo en su contra.

La coneja no quería cumplir con nada y solo quería esconderse, huir de ese sitio, porque no podía esperar más a que todo terminara para irse del país y nunca volver. Tan solo se quejaba por haber tomado la decisión de pasear aquel día en el bosque, un día que se arruinó con una tormenta que parecía haber aparecido para sellar el destino de aquellas dos especies distintas.

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