Capitulo 40. A puño limpio

—Te olvidaste del niño —El mayor da un paso hacia él.

—Y ella no dudo ni por un segundo en llamarte para que fueras a por él —Este se cruza de brazos.

—Cómo pudiste dejarla plantada, se trataba de su hijo, no de cualquier cosa. El chico estuvo solo por un buen rato en el colegio, Riley. ¿No te detuviste a pensar en eso?

—Se me olvido si, lo siento, no estoy acostumbrado a llevar una vida en la que deba estar al pendiente de la hora de salida de un niño.

Aquellas palabras exasperaron a Héctor, era solo un niño y no le daba importancia si se extraviaba o le pasaba algo malo. ¿Cuándo es que su hermano se volvió tan frío?

—No te importa ese chico, ¿Cómo piensas casarte con la madre entonces?

—Eso quisieras, que no me casará con ella para que pudieras tenerla. Pero si eso es lo que quieres, entonces, ¿Por qué no lo hacemos? Y me libró de un matrimonio que muy poco deseo.

Esa fue la gota que derramo el vaso… Héctor no se aguantó las ganas y termino por propinarle un puñetazo en la cara a Ri
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