Capitulo 38. Una confesión que no llego

—Mamá, ¿Dónde está Héctor? —Charlie le pregunta a mitad de la cena, viendo el puesto de la mesa vacío.

—No lo sé, hijo.

—¿Está molesto porque no nos fuimos con él esta mañana? —Gala mira a su hijo.

—No, como crees eso.

—Yo creo que si se quedó molesto, mamá.

La pelirroja muerde levemente la carne interna de sus labios, como le explicaba a su pequeño hijo tantas cosas.

—Termina de comer para que te vayas a dormir.

—Pero quiero esperar a Héctor.

—Eso no se podrá hijo, no sabemos a qué hora va a regresar, o si va a volver esta noche —Eso último lo dijo con cierta irritación.

[…]

Dormir a Charlie sí que le costó, se empeñaba en esperar a Héctor esa noche, pero de tanto conversar con él logro persuadirlo hasta que se durmió. Se estaba preocupando por el niño, sentía que estaba viendo a Héctor como si fuese un padre.

Charlie parecía tan feliz al lado de Héctor, si le brillaban los ojitos cuando estaba con él. Era increíble la conexión que hicieron esos dos. Gala cierra la puerta de la habit
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