La Reina Bruja y El Rey alfa
La Reina Bruja y El Rey alfa
Por: GenEsys J.
1-Pueblo de Keva

Hacía mucho que no nevaba,pero de repente se había convertido en algo habitual en lo profundo del pueblo de Keva,de apenas unos 10.000 habitantes,el bosque parecía el escenario del sueño más hermoso que un ángel podría tener.

Entre los árboles, cubierta con un hermoso abrigo de color azul,estaba Kira,la hija del rey de los brujos y brujas de la región de Apur, aunque claro su lugar de residencia era el pueblo de Keva, aquello se debía, a que en ese lugar había nacido su madre,ahora fallecida.

Su padre había querido criarla allí, para que de alguna manera el espíritu de su madre se hiciera presente cobijando su alma, recorriendo lugares que su progenitora había recorrido también, era una manera de sobrevivir a su ausencia física.

Kira era igual a su difunta madre,una pelirroja de ojos negros cautivantes,de mirada singular, piel blanca como la nieve, lo que las diferenciaba era el lunar que poseía la joven por debajo del labio inferior, que le daba ese toque exótico.

Si bien para los seres sobrenaturales el tiempo no era un problema, porque envejecían muy lentamente, era importante que se asentaran en cuanto a matrimonio y cargo lo antes posible.

La mujer había cumplido los 28 años sobre la tierra, y de alguna u otra manera había evitado que su padre la casara con algún brujo que la pretendiera, no creía en los matrimonios arreglados sin amor, y al no haberse sentido atraída por nadie aún, eso de amar parecía no ser lo suyo.

De tanto en tanto, la sensación de soledad la despertaba en la mitad de la noche, sin dejarla dormir hasta el amanecer, sintiendo que le faltaba algo, sabiendo que eso no debía afectarla tanto, pero por una extraña razón llegaba a ese punto de no saber cómo encontrar a alguien que de verdad moviera su mundo, no se resignaba a pensar que en realidad deseaba que alguien la despertara de ese letargo vacío en el vivía.

Al ser los líderes del clan de las brujas, su familia era la más poderosa, su regencia se remontaba a muchos siglos atrás, cuando la vida entre los seres sobrenaturales consistía en terribles guerras entre ellos para ganar la superioridad ante todos

hasta que se pusieron de acuerdo en vivir en sus regiones en pie de igual, nadie estaba por encima de nadie, pero eso no significaba que las fronteras estaban abiertas así sin más.

En el centro del mapa estaba la región de Apur,donde la magia había tomado la tierra, moldeado a su antojo, con climas propios, vegetación que solo allí crecía y con personas por demás poderosas, con dones singulares cómo el de la hija del rey.

Cada bruja y brujo nacía con un don, solo uno, que lo hacía guardián de aquel poder que había sido entregado por los Dioses.

El poder de Kira se hizo esperar hasta que al cumplir 18 años, los vió.

Simplemente caminaban por el jardín, un fénix sobrevolaba el cielo y se dejaba ver contento y desprendiendo cenizas.

Devorando el pasto un bello unicornio se ubicó delante de ella, y desde la laguna cercana a su hogar pudo divisar una hermosa sirena cubierta de escamas,de ojos color esmeralda que lavaba tranquilamente su cabello, una hermosa melodía salía de sus labios generando un ambiente de paz y tranquilidad.

En un principio pensó que su don era cuidarlos, pero al pasar el tiempo se dió cuenta que podía canalizar su energías y usarlas a su favor, aunque aquello no era fácil, se requería bastante energía y práctica.

Varios días había caído inconsciente o incluso había provocado que su nariz sangre demasiado por haber intentado utilizar la energía de estos animales sagrados mitológicos que ya no existían en tierra físicamente, pero sí en espíritu.

No sabía bien cuántos animales sagrados podría llegar a conocer, sabía que Pegaso y La Sirena la estimaban porque siempre los veía en el día, pero por otro lado, una noche de mucha lluvia y pesadillas, el centauro había salido de la pared de su habitación, provocando un grito ensordecedor de parte de Kira, fue así como no volvió a verlo, una lástima,pensaba.

Nunca se había imaginado que tal don se depositara en sus manos, pensaba que tal vez le tocaría manejar el elemento fuego o algo similar, pero nunca esto.

Su padre siempre estuvo feliz por la manifestación de su poder, porque era frustrante para un brujo o bruja no saber cuál era el regalo que los dioses le tenían deparado, pero a la vez le preocupaba que fuese demasiado y que no encontrará la manera de manejarlo y no hacerse daño físico en el proceso, no era como si no pudiera morir.

De momento sabía que la gente veía su destreza como algo extraño, para el pueblo no quedaba claro si era un ser poderoso o simplemente débil, al tener que pasar toda una vida intentando controlar un poder que requería mucha fuerza tanto mental como física.

En la actualidad la hija del Rey brujo, residía en una hermosa casa alejada por unos metros de la mansión real dónde había sido criada, unos hermosos y frondosos árboles separaban ambas propiedades, siendo la de la princesa mucho más humilde, pero no menos bella.

El bosque era el lugar que había elegido la realeza para asentarse, incluso ante un ataque era un lugar que estaba preparado para la batalla, con escondites y lugares secretos.

No faltaba mucho para que Kira se convirtiera en la nueva reina, su padre consideraba que una mente más joven podría aportar nuevas ideas a un pueblo que se planteaba nuevas problematicas,incluso buscaban garantías en caso de querer asentarse en otras regiones, la discriminación era brutal, y había que admitir que se estaban formando parejas entre lobos y brujos, algo que anteriormente era casi imposible que pasara.

Su caballo blanco la llevo de regreso a su casa, y al bajarse fue recibida por dos de sus guardias.

-Señorita, por fin llegó, estábamos preocupados.

-Tranquilo,un demonio estaba haciendo un berrinche en la frontera, atacó a dos humanas tuvimos que mandarlo a dormir para siempre, no cambiaría su naturaleza asesina,era un riesgo.

-Debe estar cansada...-le recalcó uno de los guardias. Y era cierto, con todo el ajetreo se había hecho la medianoche, y un leve bostezo cruzó por su rostro.

-En efecto,es tarde-dijo ella-pero por favor, les pido que ustedes también descansen, mis animales piensan salir y nada puede pasarme con ellos presentes, estarán hasta el amanecer cerca de mí.

-Señorita no podemos dejar de vigilar, y menos si usted está descansando y susceptible a cualquier ataque.

- Estaré bien,se los pido, ellos me cuidarán hasta que salga el sol, me gustaría tener un poco de privacidad si no es molestia.

-Bueno..,.-dijo uno de los guardias, mientras el otro negaba con la cabeza-dormiremos unas horas, pero de todos modos estaremos atentos, no dude en llamarnos,buenas noches princesa-ambos se alejaron pero no muy convencidos.

-Descansen- respondió Kira, liberando otro bostezo que la atacaba.

De a poco sus pasos la guiaron hasta la laguna, aquella que era más profunda de lo que aparentaba, y que en el invierno rebosaba de un agua caliente y cristalina para relajar el cuerpo y la mente, se decía que los vapores que desprendía eran curativos pero eso no había sido comprobado por ella.

Sabía que no había nadie a la vista, por lo cual se despojo de toda su ropa, de aquel vestido azul que llevaba y el cinturón que tenía incrustados piedras de cuarzo.

Una luna llena rebosaba en el cielo,espectante,abriendo el paso al misticismo de la noche, los seres que ahora la protegían a ella, iban apareciendo a medida que nadaba, Kira se había quedado hipnotizada, la imagen de la luna tenía algo especial aquella noche, parecía que quería decirle algo.

-Diosa.....- susurro- así que es un castigo....no puede ser que no haya encontrado a mí compañero, ¿Es eso normal?- preguntó ingenua.

El vapor de la laguna se volvía espeso, justo a tiempo para que pudiera derramar toda aquella tristeza contenida, esas ganas de quejarse a quien demonios fuera el encargado de unir a los seres del mundo con sus amores, porque en su caso la había olvidado completamente, y aunque la mayor parte de su vida fingió no interesarle, mientras más tiempo pasaba más odiaba al destino.

-No me permites el amor porque te ha ofendido lo ocurrió con la loba, con uno de tus hijos-dijo con un gran pesar en su voz, un dolor en su pecho parecía formarse, y la ira de ese día volvía a recordarle los hechos que cambiaron todo.

Hacía ocho años, una loba herida apareció en el pueblo, su nombre era Diana, huía de su pareja , quién la maltrataba constantemente, fue entonces que una noche casi la mata, por lo que decidió escapar, era lo único que le quedaba.

La historia de la loba causó estragos en el corazón de Kira, que al ver que todos temian represalias del lobo si la alojaban, decidió abrirle las puertas de su hogar para protegerla ella misma si hiciera falta.

Medio año pasó y ambas se hicieron grandes amigas generando un lazo de amistad entrañable, pero una noche cuando se creían a salvo él irrumpió en la casa, los guardias fueron asesinados por un lobo salvaje y con los ojos rojos como la sangre, un malestar recorrió el cuerpo de la princesa porque sabía que aquel ser venía a terminar lo que no había podido, matar a la loba que la miraba con ojos de tristeza y resiliencia, había aceptado su destino de morir esa noche, una en la que la luna llena brillaba en lo alto de lo más hermosa, pero no ajena a lo que sucedía.

Mientras las perseguía destruyendo la casa de Kira a su paso, una energía enceguecio a todos lo presentes, y lo único que la princesa pudo ver fue como el Minotauro mordió y quebró el cuello de aquel lobo, tirando su cuerpo a un costado de donde él estaba, como si no le hubiera costado nada, Diana la loba gritó de dolor por su mate perdido,siempre habían pensado que los seres sagrados no podían tomar acciones por si solos sin ser canalizados, sin que su energía no pasara a Kira cómo huésped de poder, pero esa noche se había demostrado que no era tan así.

La loba se dejó caer, cuál era su destino sin su alma gemela,¿acaso la Diosa Luna la dejaría morir?

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