CAPÍTULO 2

POV NOAH

— ¿Entonces ya tienes todo listo? —preguntó mi mamá mientras conducía, estábamos yendo hacia la universidad para recoger a mi esposa.

—Sí, la sorpresa esta lista. ¿Tú crees que le gustará? —mi teléfono vibró y lo saque rápidamente.

Era un mensaje de Zeynep.

"Estoy en la facultad de artes, tuve que venir para ayudar algunas chicas con una coreografía. Te espero afuera, besos."

—Voltea a la derecha, nos está esperando en la facultad de artes.

—Está bien, y respondiendo a tu preguntó —volteó a verme rápidamente—. La amara.

—Eso espero, estoy muy nervioso. Dios, ya quiero que sea el momento.

Mi mama sonrió mientras negaba, lo sé, era un maldito enamorado. Mi teléfono empezó a sonar de nuevo, pero esta vez era una llamada de un número desconocido.

— ¿Hola? —pregunté, apenas descolgué.

—Un segundo puede ser vital —Dijeron con voz distorsionada.

Arrugue mi ceño en confusión, ¿Quién m****a llamaba a decir algo como aquello?

— ¿Qué m****a? ¿Quién habla?

—Si no es mía, no será tampoco tuya.

Lleve mi mano a mi pecho al sentir un dolor agudo de repente, era un mal presentimiento.

—Maneja más rápido mamá —indiqué, empezándome a sentirme nervioso. Ya estábamos entrando a la facultad—. ¿Quién m****a eres?

Varios disparos a lo lejos me dejaron helado en mi sitio, tarde en reaccionar hasta que escuche nuevamente esa voz.

—Zeynep —susurró.

Abrí mis ojos sorprendidos y salí del automóvil aun en movimiento. Empecé a correr hacia la entrada, el viento se convirtió en un zumbido para mí. Mi pecho empezaba arder y mis pulmones a pedir un poco de aire. Pero no, no podía parar hasta cerciorarme de que aquella chica que me esperaba estuviera bien, ella tenía que estar bien, mi amada esposa tenía que estarlo.

La recogería e iríamos a casa y ella me daría la gran noticia que tenía para darme, después le daría mi sorpresa y en la noche le haría el amor como nunca antes, no sin antes susurrarle como todos los días a su oído que la amaba y era lo más preciado que tenía.

Eso iba hacer, claro que lo haría.

Las personas corrían a mi alrededor, y otras tantas solo observaban hacia tras. Pero yo solo mantenía mi vista fija al frente, en donde podía observar a un par de personas...rodeaban algo.

Cuando ya faltaba un par de metros, me detuve.

Mi pulso se disparó, mi garganta se cerró y mis manos empezaron a temblar junto con mis labios.

Todo fue tan de repente, en un segundo ocurrió todo y en el otro, pude observar una mochila en el piso.

Su mochila.

No, no podía ser ella, no lo era.

Corrí hasta ellos y me abrí paso para poder ver a la persona que se encontraba en el piso. Perdí la estabilidad y caí arrodillado a su lado cuando la vi. 

—La ambulancia está en camino, no podemos llevarla en auto. Necesita recibir los primeros auxilios y solo en la ambulancia lo recibirá —dijo uno de ellos, sin embargo no preste atención. 

Cuando nuestras miradas conectaron, me sentí morir, sentía como mi alma se iba, como mi corazón se detenía y como un rio de lágrimas brotaban de mí al ver como esos ojos me miraban. Era la misma mirada que recibía al despertar, era esa mirada de la que nunca me iba a cansar y de la que quería ver cada maldito día, pero esta vez iba acompañada de algo más.

—N-No puedes —dije, con el miedo surcando en mis venas.

El panorama era devastador, un gran charco de sangre la rodeaba y sangre salía de su boca de a poco. Sentí el verdadero terror al poder pensar que ella podría...

Sonrió, su sonrisa logrando perforar mi corazón.

—T...Te amo —abrí mis labios soltando un jadeo. Mi interior vibró como la primera vez.

La atraje hacia mis brazos sintiendo su calidez, su aroma, sintiendo como simplemente dos almas se unían. Zeynep era mi ancla, mi vida, mi oxígeno, mi casa. Ella lo era todo para mí.

—Amor —susurré—. No...No cierres los ojos, Zeynep. Mi-Mírame es una orden.

Mis manos temblaban mientras la sostenía entre mis brazos. Estaba asustado como nunca antes, mi cerebro no procesaba la situación, era como si estuviera en una pesadilla y necesitaba despertar.

—Has...tu...has si-sido lo que más he amado —su mano acaricio mi mejilla, las lágrimas empezaron a salir de sus ojos, su brillo se apagaba poco a poco.

—No, no di-digas estas cosas porque es como si... si te despidieras y no, por favor—suplique entre lágrimas, mi pecho subía y bajaba a causa del llanto—. Entiende, yo...yo muero, si tú te atreves a irte.

—Te esperaré —sonrió, perforando de nuevo mi corazón—. Mientras tanto...vive, por...los dos, ama la vida. Cuando la vida te quita algo...algo más her-hermoso tiene para darte. No vayas a rechazar lo que te dará. 

Ella se estaba llevando todo a su paso, pero no me llevaba a mí.

— ¡Te amo! —Grité mientras la sacudía al ver que cerraba los ojos—. Mi día termina y empieza contigo, así que no me pidas algo como eso. Resiste mi amada, resiste un poco más... por favor.

— ¡Zeynep! —Escuché en un grito—. Dios mio, no. 

Mi mamá se agachó mientras examinaba su abdomen, todo lo hacía tan rápido y con lágrimas en sus ojos que nublaban su vista. Empezó ahora a examinar su espalda mientras tenía su otra mano en su cuello. Estaba atento a sus gestos, ellos me dirían la gravedad del asunto.

Cuando su vista se alzó hacia mí, algo se partió dentro de mí. Un lo siento salió entre sus labios y negué.

—Zeynep —llamé, sus ojos se abrieron de nuevo con esfuerzo—. Hago lo que quieras, ¿entiendes? amor... lo que sea, te lo juro —lleve mis manos a su rostro desesperado—. Pero resiste, mi vida hazlo por mí, p-por lo nuestro, recién estamos viviendo lo que tanto anhelamos, aun no es el tiempo, no estoy listo para un adiós...nunca lo estaré. Nos faltan muchas cosas.

»Amor, ¿Y la familia que íbamos a formar?, ¿Y los hijos que tendremos?, ¿Las vacaciones en Grecia?, ¿La noticia que me darás hoy? , ¿Los buenos días y buenas noches que me prometiste que me darías siempre? ¡¿EN DONDE QUEDÓN?! —grité de impotencia, de nuevo, de nuevo la vida estaba quitándome, pero esa vez me estaba matando sin siquiera herirme físicamente—. Amor hoy, hoy te pediré matrimonio, sé que no lo hice bien la primera vez, tengo todo preparado para que sea lo más especial para ti. Tienes que resistir para que estés ahí, para que te haga una boda como siempre lo soñaste. No...No lo hagas, no...Despierta, vamos hazlo, de-déjame ver tus hermosos ojos, déjame ver esa mirada que tanto amo, amor no seas egoísta, no conmigo.

—Vi...Viví to-todo lo que soñé...contigo, me hiciste...tú me hic-hiciste feliz mi amor. Pero perdóname —gimió de dolor, su mirada, oh por dios su mirada—. Per-Perdóname por no...poder cumplir todo lo que te prometí y planeamos, pero tengo que irme, no...no puedo llevarte a do-donde iré. Te amé tanto Noah, con cada latido de mi corazón... ayer, hoy y lo ha-haré siempre. Mi alma estará contigo a donde sea que vayas, recuerda…soy tu Halo.

¿A dónde sea que vaya? Un recuerdo llegó a mí en ese momento.

«"—Tu corazón es demasiado grande —sonrió. Pequeñas lágrimas empezaron a salir de sus ojos—. No importa en donde este, mi corazón siempre será tuyo. Te amare hasta mi último aliento, y aun así, te seguiré amando desde el más allá."»

Esto no me podía estar pasando, no a mí, no a nosotros.

¿Cómo era capaz de hacerme esto? ¿Cómo si quiera pretendía que yo iba a ser capaz de continuar sin ella? ¿Cómo era posible que Dios la haya puesto en mi camino y hecho que me enamorara perdidamente de ella para quitármela? ¿No era suficiente con todo lo que yo había vivido? ¿Por qué quitarme lo que me había salvado? ¿Por qué?

Sus manos se aferraron a mi camisa y tiraron de ella hacia abajo con la poca fuerza que le quedóba. No fue difícil entender, ella quería un beso, y yo le daría miles.

Acerque mi rostro, manteniendo nuestras miradas conectadas. A veces, lo que no podíamos decir, eran ellas las que se encargaban de hacerlo sin necesidad de una palabra. Y este era uno de esos momentos, había tanto por decir, tanto por confesar, pero no había tiempo.

Junte nuestros labios. Era el último, ella lo sabía y yo muy dentro de mí también.

Cerré mis ojos con un miedo carcomiéndome las entrañas, todo mi cuerpo temblaba. Todos los recuerdos que teníamos se acumularon y empezaron aparecer como si de una película se tratara.

«"—Para ya, cada vez que dices cosas como esas, yo te amo más Noah.

— ¿Y acaso es malo?...Amarme más.

—Temo a explotar de tanto amor por ti."»

Mi interior vibró de emoción, mi estómago dio un vuelco y empecé a sentir un cosquilleo en él, mis manos temblaron aún más y sentía como mi respiración se iba...todo como la primera vez.

Solo podía pensar en lo bien que se sentía sus labios sobre los míos, aun con sangre en ellos, la textura...oh por dios son tan suaves. Ese beso me transporto a tantas escenas y recuerdos, fue un viaje en el tiempo en cuestión de segundos.

«"Seré tu guía, en el día y en la noche. Cuando no puedas ver por los dos, seré yo quien lo haré, por siempre Noah".»

«"—Sabía que me encontrarías.

—Siempre te encontrare Noah, no importa lo que tarde, o lo difícil que sea, lo haré siempre".»

Desee con mi alma que el tiempo se detuviera.

Mi alma gritaba implorando tiempo, gritaba pidiendo otra oportunidad, pero nadie respondía a sus suplicas.

Suspiró en medio del beso, y junto con ese suspiro, mi alma se fue. 

Me separé y abrí los ojos, sabía lo que se trataba aquel suspiro, pero no creía, estaba en shock. No era capaz de entender y procesar en su totalidad lo que estaba pasando en ese momento, no era capaz de comprender que ella se había ido y nunca la volvería a ver. Nunca sus ojos me mirarían con amor otra vez.

Ella tenía los ojos cerrados junto con una sonrisa adornando su rostro.

Ella se había ido.

El amor de mi vida se había ido.

—Zeynep despierta, vamos hazlo —la moví entre mis brazos alterado—. Ya he perdido mucho, a ti no, Zeynep...amor...mi vida por favor.

La apreté a mi pecho mientras besaba su frente y dejaba que las lágrimas salieran junto con incontrolables sollozos.

—Noah cariño tienes que soltarla, la ambulancia ha llegado —escuché la voz rota de mamá.

Negué.          

—No quiero, mamá si la suelto jamás...jamás volveré a tenerla entre mis brazos, entiéndanme mi vida es ella y se ha ido. Mamá no la volveré a ver —sentía como mi respiración se iba y volvía de golpe. Mi pecho ardía—. Mamá se fue y no me llevo, siento que he muerto, pero...¡¿por qué sigo respirando?!

—Mi amor, sé que duele —sentí como sus brazos me envolvían desde atrás.

—No la...se fue y sin mí —dije sin aliento—. ¿Cómo seguiré sin mi habibati? ¿Por qué ella y no yo? No es justo.

—Joven —un señor se agachó a mi altura—. Sé que duele ahora, pero dejara de doler un poco más. Ahora tengo que llevarme el cuerpo.

Lo mire, sintiendo un nudo en mi garganta, negaba levemente mientras la apretaba fuerte a mi pecho.

Si la soltaba la perdería a ella y me perdería a mí, esta vez nadie podría rescatarme.

—No —susurré. Me agache un poco más para empezar a susurrarle en el oído a mi esposa—. Nunca la vida fue justa, siempre me quitó, siempre está entrometiéndose. Pensé que podría ser verdaderamente feliz, pensé que tú eras ese regalo, esa bendición, ese oasis después del desierto, de los problemas. Pero mi amor te secaste muy rápido. Yo no podré Zeynep, yo no podré decirte adiós nunca.

—Tenemos que levantar el cuerpo, suéltela por favor.          

—Despierta, yo te doy mi vida. Prefiero morir a vivir una vida en la que no estas —sacudí su cuerpo esperando a que abriera de nuevo esos ojos—. ¡MIRAME! ¡ABRE TUS OJOS!

De repente varios brazos me agarraron y el paramédico alejo el cuerpo de mi amada de mí.

— ¡NO, SUELTENME! ¡SUELTENME! —gritaba al ver como poco a poco me alejaban de ella—. ¡POR FAVOR SUELTENME!

Delante de mis ojos tuve que ver cómo era puesta en esa m*****a bolsa para cadáveres. Deje de forzar y ellos me soltaron. Había quedódo arrodillado a un par de metros de ella. Aun no cerraban por completo la bolsa, aun la veía. Mi mamá estaba a mi lado llorando en silencio. Escuchaba como Emmagritaba que la soltaran, pero no prestaba atención a eso, a nada.

Estaba en un trance, solo la veía e imaginaba todo lo que pudo ser y no fue.

Cuando ellos empezaron a cerrar la bolsa con ella adentro, reaccione y me levante para correr de nuevo hacia ella pero unos grandes brazos me agarraron impidiéndolo.

—Suéltenme malditasea.

—No, Noah no —respondió entre dientes, lo voltee a ver, viendo sus ojos llenos de lágrimas.

—Papá —lo miré suplicándole con la mirada—. Por favor, se la van a llevar. Tengo...yo tengo que hacer algo, ¡papá es Zeynep!... ¡no dejes que se la lleven!

—Hijo, lo siento tanto. Me duele y mi corazón se ha roto, pero no es nada comparado a lo que estas sintiendo, lo sé. Pero Zeynep se ha ido y tienen que llevarse su cuerpo.

—Se empezara con el levantamiento del cuerpo —escuché, sintiendo un frio recorrerme.

— ¿Qué? No, suéltenla, déjenme verla por última vez, déjenme abrazarla solo un minuto, por favor, se lo suplico señor ella es mi esposa, ella es mi mujer, ¡¿Ella es mi vida no entiende?! —explicaba desesperado al ver como la alzaban a una camilla, estando ahí cerraron por completo la bolsa— ¡ZEYNEP! … ¡LEVANTATE! …¡CUMPLE TUS PROMESAS! … ¡MI AMOR! ¡LLEVAME! ¡POR FAVOR! ¡ZEYNEP!

Seguía gritando, seguía gritándole a alguien que ya no escuchaba y mucho menos podía responderme, pero tenía que decirle, quería que recordara cada promesa que me hizo y no cumplió, quería que por esas promesas volviera, pero esto no era un cuento, esto era la vida real, en donde las personas mueren para jamás volver, en donde vidas se apagan en un segundo y nuevas nacen, en donde cada minuto alguien está dejando un hueco, un vacío en la vida de otro, así como Zeynep lo hizo en mi vida.

«"—Sí, y porque te veo sé que no lo estas. Tus ojos me dicen lo herido que estas, lo digo de nuevo. No pienso dejarte.

— ¿Nunca? ¿No me dejaras nunca Zeynep?

—Nunca te dejaré."»

Nunca me había sentido tan vacío, tan solo en la vida como en ese momento. Cuando dependemos tanto de una persona y llega el momento en que se va para siempre de nuestras vidas, te encuentras en un laberinto oscuro, en donde no sabes que hacer, no sabes qué camino tomar. Tus emociones se apagan y tu corazón deja de latir como lo hacía antes, tu vida se derrumba y te vuelves un fracaso andante.

Su partida apago mis emociones, mis sueños, mi tacto, mi alma.

— ¿Por qué la felicidad no es eterna? —pregunté en medio del llanto, mientras miraba como se la llevaban.

—Porque es efímera.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo