Capítulo 6

-¡Sofía! Estás aquí -Olivia prácticamente saltó a mis brazos, saludándome con una sonrisa amistosa.

-¡Oye! -me reí abrazándola. Era el almuerzo.

-Blake te ha estado buscando desde la primera clase -Olivia me miró, casi como si estuviera preocupada por mí.

-¿Está bien? -le pregunté, recordando lo que había pasado.

-En su mayor parte, sí -admitió después de frotarse estresantemente la parte posterior del cuello.

-M****a, aquí vienen -murmuró nerviosamente Olivia. Vi a Ryder y Blake junto con el resto del equipo de fútbol. Eran los dueños de la escuela y yo los odiaba; todos seguían y amaban al equipo de fútbol.

Vi a los chicos centrar su atención en mí y en Olivia. Ryder vino hacia Olivia. Vi la cara de Blake. Tenía un gran moretón en la cara desde donde Andrew le había dado un puñetazo. Era de un color púrpura tenue con un toque de azul oscuro que lo atraviesa.

-Olivia, ve a esperar allí -Ryder le gruñó.

-No, ella es mi amiga.

-¡Ahora! -gritó Ryder agresivamente, asustando a Olivia y a mí. He sido testigo de cómo Ryder era muy controlador sobre Olivia antes, así que esto no era nuevo.

La gente nos miraba fijamente en los pasillos debido a la conmoción.

-Ryder, ¿qué coño? -lo cuestioné enfadada.

-Tu chico de juguete le estropeó la cara de Blake, así que ahora no puede jugar en la final de la semana que viene -Ryder prácticamente me escupió, viniendo hacia mi.

-Lo siento, pero eso no fue culpa mía -poco a poco me alejé de él con cautela.

-Blake trató de defenderte y tu juguete lo golpeó, ¿cómo es que no es culpa tuya? -Ryder gruñó y yo acabé respaldándome contra los casilleros.

-Ryder, si no retrocedes, te haré daño -le advertí sin romper mi confianza, la poca que me quedaba.

Mi instinto de lucha o huida había entrado en acción y estaba eligiendo luchar. Por lo general, siempre vuelo alrededor de mi padre o de personas que me recuerdan a él, pero sabía que Ryder no estaba entrenado en la lucha y probablemente ni siquiera sabría cómo dar un puñetazo adecuado.

-¡Ryder detente! -Olivia le gritó mientras el equipo de fútbol la observaba.

-Hombre, estás llevando esto demasiado lejos -Blake le tiró a Ryder del hombro.

-¡Déjala ir! -Olivia le gruñó de nuevo a Ryder, tratando de alejarlo de mí. Ryder empujó a Olivia descuidadamente, haciendo que tropezara y cayera al suelo antes de dirigir su atención hacia mí.

-¡Que te vayas a la m****a! -abofeteé a Ryder en la cara; nadie toca a mi mejor amigo.

Ryder lentamente volteó su cabeza hacia mí antes de fruncir su ceño el ceño duro.

-Solo eres una perra -dijo balanceándose hacia mí. Lo esquivé y me resbalé bajo su brazo. En cuestión de segundos, mi puño había chocado con su mandíbula. Sabía que debería haber elegido el vuelo (irme de aquí corriendo), pero ahora no había marcha atrás. ¿Dónde coño están los profesores?

Conseguí crear cierta distancia entre Ryder y yo. Mi hermano siempre me ha dicho que siempre debería tener suficiente espacio para moverme si fuera necesario; para que sea ligero y rápido el movimiento.

Ryder lanzó un duro puño izquierdo, pero se equivocó por centímetros. Mi corazón latía en el pecho descaradamente mientras los estudiantes en los pasillos miraban. Ninguno de ellos se atrevió a llamar a los profesores en caso de que Ryder fuera a por ellos a continuación, y para ser honesto, no los culpé.

Ryder estaba ahora desesperado por pegarme, ya que seguía esquivando sus golpes. Se estaba volviendo descuidado y no estaba mirando su equilibrio. Sabía que iba a tener que hacer algo arriesgado, lo que significaba que era más que probable que me golpearan, pero valdría la pena si terminaba la pelea.

Me agarré al borde de su camiseta y finalmente se las arregló para conseguir pegarme.

-Has golpeado como una chica -hablé con una sonrisa malvada cuando se dio cuenta de que todavía tenía mi agarre. Deslicé el pie detrás del suyo y lo empujé hacia atrás haciendo que tropezara al suelo. Todos me miraron fijamente, su expresión estaba más que conmocionada; estaban sin palabras y aturdidos.

En el calor del momento, no me había dado cuenta de que Ryder me había roto el labio. Pero afortunadamente había logrado hacerle más daño a él y a su ego de lo que él me había hecho él a mí. Los jugadores de fútbol ayudaron a Ryder a levantarse y lo arrastraron, más que probable, a los vestuarios donde calmarán su ego magullado.

-Sofía, ¿qué ha pasado? -Andrew dijo confundido mientras me miraba mientras yo estaba en el centro del círculo. No me jodas.

Miré hacia atrás a los futbolistas que apenas lograban llegar por el pasillo con Ryder mientras se negaba a ser llevado. Probablemente le había dado una conmoción cerebral debido al hecho de que se golpeó la cabeza con el suelo; por no mencionar los puñetazos.

Andrew vio a Ryder mirar hacia atrás, y todo el enfado que tenía había desaparecido. Estaba tan pálido como un fantasma.

Andrew comenzó a caminar hacia él y tan pronto como Ryder se dio cuenta, había empezado a cojear más rápido, pero no sirvió de nada. Andrew lo agarró y lo arrojó contra la pared, clavándolo por la garganta.

-Eres muy valiente luchando contra una mujer, pero veremos lo valiente que eres cuando te enfrentes a mí -se burló con disgusto, su expresión solo mostraba rabia-. ¿Te gustaría pelear conmigo, Ryder? -preguntó con una sonrisa malvada en la cara mientras se reía para sí mismo, lo más probable es que supiera la respuesta.

-No -respondió rápidamente, negándose a hacer contacto visual con él. Andrew soltó su agarre de su camisa, pero lo agarró de la cara bruscamente.

-Si alguna vez la vuelves a tocar, no vivirás para ver otro día a-Andrew lo amenazó fríamente antes de dejarlo caer y caminar de vuelta hacia mí-. Me di cuenta de que dejarte aquí no era una buena idea debido a mis acciones de ayer, así que vine a buscarte y es bueno que lo haya hecho. Vamos, nos vamos a casa -murmuró, envolviendo su mano alrededor de mi cintura cuando salimos de la escuela.

Andrew sacó un pañuelo de seda y se quedó quieto un momento.

-Tienes sangre corriendo por la barbilla -me informó, ya que yo también dejé de caminar. Levantó el pañuelo y me limpió la sangre de la barbilla.

Seguimos caminando de vuelta en silencio.

Tenía un pliegue entre las cejas por la ira mientras miraba la sangre de su camisa blanca.

-¿Estás bien? -me interrogó después de calmarme un poco. Asentí como respuesta porque me dolía hablar con un labio roto.

Me llevó de vuelta a su casa.

-Te coseré el labio si lo necesitas y luego te llevaré a ver a tus hermanos -pronunció mientras conducía, con toda su concentración en la carretera.

-¿No tienes a alguien que conduzca por ti?-pregunté, tratando de cambiar la conversación, pero estaba sonando como una entrometida.

-Sí, pero no me gusta usarlos -admitió.

-¿Por qué no? -volví a preguntar.

-Pareces ignorante, tengo brazos y piernas, puedo hacerlo yo mismo, conseguir que alguien más lo haga es simplemente ser perezoso -divagó, pero yo estaba más centrada en su cuerpo en este momento.

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