Capítulo 3 - Henry

Al rato de haber tomado el taxi en dirección a mi casa, le expliqué a Henry que hoy pretendía decirle lo del viaje por trabajo porque ayer estaba demasiado agotada como para conversar de ello pero que, desafortunadamente no pensé que mi jefe lo anunciaría de manera anticipada.

El conductor nos mira negando con la cabeza por el retrovisor, parece que ha escuchado nuestra flamante historia y sonríe como quien dice “Ay estos jóvenes”. Me recuesto en el asiento trasero en el que vamos, tomo de la mano de Henry, pero él sigue mostrándose un poco indiferente. A veces no lo entiendo, pero en fin ya es cuestión de él, yo ya le expliqué lo que sucedió y no fue mi intención que se enterara por otras fuentes. No me gusta estar en malos términos con él y más aún irme de viaje con una disyuntiva de estas.

He decidido aceptar la propuesta que me ha venido haciendo desde hace mucho; apenas se termine el tema del contrato, haré oficial la relación con nuestros padres creo que eso lo mantendrá más relajado. Después de haberlo pensado, es una manera de formalizar, pero le dejo claro que el matrimonio no está en mis planes todavía, al escucharme decirlo él cambia de parecer, su mirada se vuelve a mí, sonríe apretando sus labios con ligereza. Niega y me abraza, recostándome un tanto a su pecho, acaricio su rostro.

—¿Me disculpas? —consulto, éste deja un beso en mi coronilla, dando como respuesta a un sí.

—¡Ay Sanaya! —suelta un respiro y me desea éxitos en el viaje que tendré mañana.

—¿Joven aquí es donde me indicó?—. El chofer avisa y mira a Henry por el retrovisor a la espera de una respuesta.

—Sí es aquí. —interrumpo antes de que él conteste. —Aquí me quedo.

Saco dinero de mi monedero pero Henry niega advirtiendo que él va a pagar, que no me preocupe por eso. Dejo un beso sobre sus labios, despidiéndome, aunque en el fondo me siento incómoda al haber cedido a algo que no quería como lo de formalizar la relación a tan poco tiempo... Sin duda debo aprender a poner mis límites de ahora en adelante. No quiero ahondarme en algo de lo que no tengo cabeza por ahora.

Me bajo del taxi, veo como éste dobla la esquina y entro a mi departamento, lanzo mi cartera al sofá, la carpeta de Watson la dejo sobre el comedor, voy por un vaso de jugo de la refrigeradora, lo sirvo, doy unos sorbos y de a poco empiezo a preparar las maletas, aunque deba estar algunos días allá, siento que extrañaré todo. Aprovecho haciendo una llamada a mis padres avisando la noticia del viaje, luego de eso decido tomar una ducha y me dejo caer en la cama... sí, al fin en mi cómoda y acolchonada cama. Pequeños placeres...

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