V. Conflictos emocionales

El matrimonio ahora es una completa batalla por nimiedades, en donde es en la única guerra que se duerme con el enemigo, hasta se justifican mutuamente que cuando: “la esposa no es la idónea, esta se convierte en demonia” Basta con una sola mirada, para herir profundamente y una palabra para hacerla sentir destrozada. ¿Qué pasó con el enamoramiento? ¿Quién engañó a quién? Después de todo, ante esa deducción es normal enojarse, pero ¿a quién le echamos la culpa? Esa percepción inicial equivocada cuando nos aventuramos a un mundo desconocido, y ¡vaya que estábamos equivocados! porque si todos nos quedáramos obsesionados, el mundo sería un caos, porque cuando estamos en ese trance, nos desenfocamos de nuestra realidad y la realidad social, perdemos el interés en varios aspectos, solo nos ocupamos de sí mismo, no rendimos igual en el trabajo, en los estudios, en la comunicación social, etc. Pareciera que nos convertimos en unos completos zombis, ¡suerte que es temporal! Jamás llegamos a pensar que la otra persona nos va a lastimar, y por ende pensamos que es recíproca, hasta nos gusta recitar frases como: “la única medida para amar, es amar sin medida” y ¿cuándo sucede todo lo contrario? odiamos escuchar cuando nos dicen: “nadie se muere por un amor que no le conviene” y sí, estamos que nos morimos por ese amor. No es que no seamos sinceros o leales por el amor que profesamos, lo que sucede es que está alejado de la realidad, la realidad de la naturaleza humana es otra.

El ser humano en su naturaleza es egoísta; no altruista, nos movemos según nuestros intereses y pensamos que somos el centro de este mundo. Es por eso que cuando esa etapa termina, los deseos del uno por el otro son diversos y no concatenan en la misma dirección. Luego viene una nueva experiencia por vivir. Al igual la primera experiencia de enamoramiento no se le puede llamar amor, porque el enamoramiento no fue una decisión de una mente consciente, no podemos de manera deliberada actuar para que eso suceda, nunca buscamos una experiencia como tal, esta simplemente llega, nos enamoramos inoportunamente y de la persona más insospechada. Del amor al odio, no hay más que un paso, el odio siempre será causada por la incertidumbre de no poder tener ese sentimiento el cual no hace una simbiosis de lo que sentimos por el otro, cuando este es rechazado, empiezan nuestras frustraciones emocionales y empezamos a dar lo que tenemos en nuestro interior, aparece la desilusión con ello viene la frustración, no es necesario ponernos en evidente berrinche emocional temporal, como niño que llora cuando le tocan su juguete, cuando este no es devuelto pasan a ser rabietas, volvemos a esa etapa del egocentrismo, por ultimo aparece el odio, este sentimiento no hay que alimentar porque damos de lo que tenemos, porque somos los primeros en odiarnos así mismo.

 Otro aspecto a considerar, que el enamoramiento no es un amor real, porque se suscitó sin esfuerzo alguno, todas las cursilerías y payasadas que cometemos, los regalos caros, los viajes, estos no requirieron de mucha labor ardua y disciplinada, nuestras acciones obedecen por un instinto meramente humano, así como un animal salvaje tiene que cazar para poder sobrevivir. Por consiguiente, lo que pretendemos es terminar con nuestra propia soledad, a expensas de que el otro pueda ser el que satisfaga esa necesidad, jamás pensamos en el crecimiento personal del otro. El enamoramiento es un comportamiento instintivo inicial y egoísta, el primer umbral que cruzar en el desarrollo emocional humano, al final se configura moviéndose inicialmente por instintos internos motivados por el deseo sexual; arrastrados por la percepción de lo visual, para una sexualidad externa, así intimar, prevalecer como especie y que esta no se extinga. En definitiva, concluyo con esta frase de Jorge Bucay: “El amor es la decisión de trabajar activamente por la libertad de la otra persona para que pueda elegir qué hacer con su vida, aunque no me incluya, el amor verdadero consiste en la sola alegría por la existencia del otro”                                                                                                  

Natalia Herrera

¿Amar o querer?

¿Cuántas veces entramos al debate y al análisis sobre estas dos palabras? en donde una de ellas se lleva casi todo el crédito, en este caso particular la primera. “El que quiere lo exige todo” y el que ama: “lo entrega todo” bajo estas premisas es que resulta conveniente aplaudir a la primera, ya que pensamos en función de que recibiremos todo, pero muy pocas veces reparamos que de igual manera lo tenemos que entregar todo, pues a todos nos gusta recibir sin comprometer nada, ahí es donde vale más querer que amar, me voy a referir estrictamente a ese amor pasional, ya que este es el que nos desborda, nos hace cometer ciertas acciones que resultan bastante cómicas, este tipo de amor es como una droga temporal, que enloquece hasta al más cuerdo, será porque: “las razones del corazón ni la misma razón las entiende?” Resulta bastante paradójico que producto de una necesidad emocional, nos gusta el género opuesto, y depositamos a ciegas en el otro, nuestro amor, ya que primeros nos enamoramos de nosotros y cuando este está en demasía, empezamos hacer depósitos en un banco confiable que nos reditúe y que nos hará felices, en su defecto, al igual el otro amor en cuestión espera lo mismo, o sea una reciprocidad emocional, al final; son dos infelices pretendiendo ser felices, uno dependiendo del otro.

El acto de amar si bien es cierto que el que ama lo entrega todo, pero igual, espera todo del otro, ¿En la práctica esto se cumple? No, porque somos diferentes, aunque diferentes, pero todos amamos, la diferencia es que esperamos ser amados de la misma forma e intensidad que lo entregamos. ¿Quién será capaz de entregarlo todo, sin esperar nada a cambio? Posiblemente habrá personas, pero a mi juicio, solo un idiota, en la medida que damos recibimos, “quien regala una rosa, conserva el olor de su fragancia” quedan resquicios en ese dar. ¿Cuál es el comportamiento del que ama y no es correspondido? Simplemente responde como mecanismo de lucha poseyéndolo, ve en el otro su pertenencia, como si fuera un sortilegio, un ser inanimado, el cual puede manipular o manejar a su antojo, ya que ejerce una necesidad de ser recompensado de la manera que él lo ha entregado… todo. Entonces… ¿dónde queda esa palabra tan deseada ‘amar’? Querer no implica un mayor compromiso, tampoco es que sea a medias, este querer sacia una necesidad, pero no se emborracha, lo que pasa con el amar es como el alcohólico que sino no se embriaga no tiene sentido, hasta eso es aprendido a no enloquecerse bajo ninguna droga, no hablo de esa droga alucinógena. Si bien es cierto que el que ama vive a toda intensidad, pero sufre. El querer nos lleva a un estado de reconocer nuestra propia carencia, pero sabiendo que no tenemos que poseerlo todo, porque de igual forma no lo entregamos todo, es alcanzar un alto nivel de equilibrio emocional en ambos extremos, este se desequilibra cuando uno de ellos pierde el balance. De usted depende si desea perder el equilibrio emocional, ¿quiere vivir intensamente? Pero está expuesto a sufrir irracionalmente, aunque el dolor es inevitable, sufrir es opcional.

Gael Lee

La plenaria se tornó interesante, los aportes profundos con mucha convicción sobre la argumentación realizada por los estudiantes en aquel salón. Después de dar sus conclusiones el profesor, felicitó la clase por sus participaciones como a los dos atrevidos jóvenes. Después de esa experiencia fue el punto de partida, o el pretexto perfecto para empezar a conocerse el uno al otro, y no seguir fingiendo y que solo fueran unas miradas compartidas circunstancialmente. Gael la invita a un café esa misma tarde, ella acepta, fue el inicio de un idilio romántico… se fundieron en una relación demasiada maravillosa para que fuera real. Un 25 de julio Natalia le prepara una fiesta sorpresa en su cumpleaños a su enamorado, en una fonda reservada exclusivamente para dicho acontecimiento, las mesas bien decoradas con mantelería fina, globos con imágenes y pensamientos románticos, un exquisito gourmet realizado por un chef francés, un trio de músicos alegraban aquella reservada estancia, que no descuidó ni el más mínimo detalle, como también su selecto grupo de amigos mutuos que en complicidad no le había hecho ningún preaviso alguno para tal evento. La angustia se apoderaba de Naty por que pasaban más de las 7:00 p.m. aún no llegaba, por todos los medios posibles habían intentado localizarlo y había sido en vano hasta ese momento, todos coincidieron no entrar en conjeturas de manera precipitada, y que la ansiedad los envolviera a pensar en fatalidades que la mente humana es proclive hacer.

Después de varias horas, era evidente que hasta aquella música de tríos que inicialmente sonaba, se volvía cómplice para aquella velada romántica, pero cuando eran las 9:50 mandaron a silenciar a los tríos, que entonaban la infaltable melodía: "reloj no marques las horas, porque voy enloquecer, ella se irá para siempre cuando amanezca otra vez… nomás nos queda esta noche, para vivir nuestro amor, y tu tic tac me recuerda; mi irremediable dolor…" Como fiel presagio de lo que estaba por venir, como una apología de la desgracia, los pensamientos colectivos se tornaron nostálgicos motivados por la posible especulación de la tragedia. Una torrencial lluvia que había iniciado por aquella zona, y acababa de menguar, cuando faltaba un cuarto para la media noche, una llamada interrumpía un obligado silencio en aquel lugar, un oficial de policía llamó al teléfono de Natalia.

—Hola buenas noches, ¿hablo con Natalia?

— Sí, así es, responde ella.

— ¿y con quién hablo? Ripostó la dama.

—Le habla un oficial de policía.  ¿Conoce usted al joven Gael Lee? Pregunta realizada por el oficial.

—Sí, es mi prometido. Respondió la señorita.

 —Siento mucho lo sucedido. Le dice el policía.

 — ¿De qué me habla? ¡No entiendo! Expresa Naty.

—Hubo un fuerte accidente por esta zona en donde el joven se lo han llevado para el hospital general de esta ciudad, lo esculqué antes de que se lo llevaran y le encontré una fotografía de una joven que al reverso tenía este número al que marqué. En ese instante Naty sintió que se desplomaba, y que todos los presagios se materializaban, a pesar de la incertidumbre albergaba la esperanza de que no sucediera lo peor.

Llega al hospital, la angustia es mayor después de la información que le dieron en recepción, estaba en el quirófano, el cirujano tratando de salvarle la vida, dos costillas fracturadas, una había perforado el hígado, otra la columna vertebral hasta llegar a la médula. Una fractura craneal que le provocó una hemorragia interna, el trabajo en aquel lugar había sido extenuante. Después de 16 horas ininterrumpidas de los especialistas, salen a dar información a los familiares, la noticia no fue alentadora, el joven estaba en cuidados intensivos, que dependía de una respuesta interna de sus propios órganos, también de cómo estos responden después de las cirugías; lamentablemente no puede ser visitado, tendrán que esperar después de 25 horas para que puedan verlo, recomendó el doctor. Pasado ese tiempo, fue visitado por sus padres, amigos y parientes, había respondido bien a las múltiples cirugías, estaba inmóvil, su cuerpo un tanto rígido, había abierto los ojos, recuperando el habla, un poco incoherente, pero entendible hasta ese momento. Natalia había cedido su lugar de visita al resto de la familia de él para que lo pudieran ver, ya que era restringida según la cantidad.

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