2. Sergey

Despierto al sentir la mano de Amara posarse sobre mi pecho, estaba helada y me provocó escalofrío de inmediato, por lo que la tomé, esperando calentarla un poco para poder dormir, la noche anterior había sido divertida, incluso si no me había emborrachado tanto como las últimas veces, había disfrutado de la compañía de una hermosa mujer.

Me estiro, sintiéndome ligeramente dolorido por el esfuerzo, antes de ir al club había estado en el gimnasio por más tiempo del usual, ya que mi madre se había empeñado en recordarme lo mucho que me había arruinado mi casi boda.

Aunque no solía traer a las mujeres a mi departamento, no tenía demasiada intención de salir temprano de cama, y Amara era una mujer agradable así que bien podría invitarla a desayunar antes de despedirla por completo. La miro con curiosidad ya que se ha hecho un lugar a mi lado, sus pechos presionando contra mi costado y su boca ligeramente abierta mientras suspiraba en sueños.

El sexo había sido estupendo, aunque habría preferido encender las luces, pero ella había insistido en apagarlas, debido a su evidente incomodidad, realmente no le presenté demasiada atención al asunto de las luces, pero definitivamente lo había olvidado en cuanto empezó a usar la boca en mí, ahora con la luz del día que entraba por la ventana, podía ver lo que había sentido la noche anterior, en su abdomen habían cuatro cicatrices de aspecto tenso, la que más llamó mi atención era la que había tocado mientras le quitaba los pantalones, era una cicatriz de cesárea evidentemente.

Ella no había mencionado nada al respecto, por lo que pensó que tal vez no quería que nadie lo supiera, así que no le doy demasiadas vueltas, no es como si pensara verla más allá de las próximas horas en el desayuno, lo último que quiero en este momento es una relación.

Luego de unos minutos, ella también despertó, estirándose y ubicándose boca abajo de forma disimulada, para ocultar sus cicatrices, lo que hizo ver ahora su costado, donde tenía un feo moretón

— Parece que fue peor de lo que pensaba – murmuro tocándolo ligeramente, ella se estremece y me mira con sus enormes ojos verdes

— No es nada, he sentido cosas peores — asegura, incorporándose ligeramente y mirando alrededor — ¿Llevas mucho despierto?

— No demasiado — le aseguro mientras me siento en la cama y sacudo la cabeza, no tenía resaca debido a que realmente no tomé más de tres tragos, me estiro de nuevo y la miro, su espalda es pálida y ligeramente pecosa, ahora que estaba boca arriba, su trasero estaba ligeramente expuesto, por lo que me siento tentado a acariciarlo

— ¿Puedo usar tu baño? — cuestionó ella llamando mi atención, asiento, apartando los pensamientos de mi cabeza, un mañanero sería excelente, pero ella parecía avergonzada y nerviosa

— Por supuesto — respondí, levantándome y abriendo la puerta invisible en el panel de la habitación, en su momento me había parecido una idea excelente, pero a menos que estuviera abierta, la puerta pasaba desapercibida, por lo que mi yo borracho no lo apreciaba demasiado.

Ella levantó las cejas, sorprendida, pero se levantó, no sin antes cubrirse con las sábanas para evitar que la viera por lo que me aparté y le di la espalda mientras buscaba mis boxers con la mirada

Salgo de la habitación y me dirijo a la sala, recojo mi camisa del suelo y la dejo en una de las sillas, antes de dirigirme a la cocina, realmente no sabia si Amara desearía o no quedarse a desayunar, pero muero de hambre así que le preguntaré cuando salga del baño, por lo que me dedico a buscar los ingredientes para unas tostadas francesas, un par de huevos revueltos y un poco de avena.

Estoy terminando las tostadas cuando Amara aparece de nuevo en la sala, con una de mis camisas y su vestido en las manos, me lo enseña

­— Lo rompiste ­— se queja con un ceño fruncido mientras me tiende la prenda, la miro confundido y vagamente recuerdo haberlo arrancado cuando no pude abrir la cremallera lateral

— Mis disculpas — digo sinceramente, señalando mi sofá — puedes dejarlo allí, compraré uno nuevo para ti, el que gustes — ella sacude la cabeza y se acerca, mirando a su alrededor y acercándose tímidamente al mesón de la cocina

— No es necesario, solo…¿Tienes algo de ropa que pueda usar para regresar a casa? — pregunta mirando el plato que tiendo frente a ella — oh, gracias, no tenías que…

— Pero quería hacerlo ¿Te molesta? — pregunto, preocupado por que pueda sentirse incomoda, incluso si en los últimos dos años me he dejado llevar un poco por las mujeres, me he asegurado de que disfruten de mi compañía, y aunque solo he traído a dos o tres a mi apartamento, una de ellas se había ido sin pensarlo dos veces, por lo que comprendería si Amara no se sentía cómoda.

— No — dice ella con una sonrisa — solo me sorprende, yo nunca he…bueno, hecho esto — dice mirando a su alrededor, mientras me sirvo mi propio plato, levanto una ceja en su dirección, sin comprender exactamente a que se refiere — Quedarme a dormir en casa de un hombre, luego de…bueno.

— ¿Nunca habías tenido sexo casual? — pregunto levantando una ceja, lo que la hace reír mientras come su tostada — me niego a creer eso, eres preciosa

— No me gusta ir a bares — admite, encogiéndose de hombros — pero supongo que no estuvo tan mal después de todo

— Excepto por la parte del golpe en las costillas — añado, ella asiente

— Excepto por esa parte — concuerda.

El resto de desayuno nos reímos, Amara es divertida pero parece algo tímida, se ha lavado la cara y me sorprende un poco ver lo triste que parece su mirada a veces, incluso cuando sonríe, no es una sonrisa que llega por completo a los ojos.

— Creo que tengo algo de ropa para ti — digo al ver la hora — voy de camino a comprar algo para el cumpleaños de mi hermana ¿necesitas irte ya o…

— Está bien, yo no tengo prisa, estoy segura de que Kathia puede sobrevivir un par de horas sin mi

Asiento y me pongo de pie, recogiendo los platos del desayuno y los lavo rápidamente, me giro frente a ella, y tanteando un poco mi suerte, me acerco con una sonrisa maliciosa

— ¿Quieres tomar una ducha antes de salir? — pregunto esperando su reacción, ella se sonroja y su mano va a su vientre, casi avergonzada, seré sincero, estoy excitado y me gustaría tener algo de sexo en la ducha ante de salir

— No creo que sea buena idea — murmura, pero mordisquea su labio ligeramente y se acerca, inclinando la cabeza ligeramente, me acerco tentativamente y la beso con cuidado, ella responde casi de inmediato, sus manos se dirigen a mis hombros así que la acerco a mi tomándola por las caderas, acariciando sus piernas

—  Podemos detenernos cuando desees — murmuro contra sus labios, ella suspira, su respiración agitada cuando me acerco a su oreja, su mano tantea el borde de mis boxers con cuidado, cuando su mano finalmente se cuela dentro, me recorre un escalofrío, pero antes de que pueda ir más allá, la puerta del apartamento se abre y mi madre entra, llaves en mano y  al igual que siempre, gritando

— Sergey, hijo, ¿Dónde…? — Amara saca su mano de mis pantalones tan rápido como le es posible, y yo me aparto, mi erección murió en el instante —¡Oh por Dios, bendito! — grita mamá en cuanto nos ve, dándose la vuelta y tapándose los ojos

— Creo que es hora de irme — susurra Amara, luciendo completamente mortificada, y buscando escapatoria, yo la detengo por la muñeca

— Espérame en la habitación, yo te llevo a casa — susurro, antes de acercarme a mi madre, que mira muy poco disimuladamente a Amara mientras esta corre hacia la habitación. En cuanto desaparece por el pasillo, mi madre se gira

— ¿por qué no me dijiste que tenías novia? — dice en ruso, luciendo demasiado contenta para mi gusto, pero no pienso darle explicaciones a la mujer. Mi madre es una mujer demasiado parlanchina para mi gusto, aunque amable, algo resentida, y una bocaza, por lo que estoy seguro de que hablara durante los próximos dos meses sobre Amara.

— ¿Qué haces aquí? ¿Cómo obtuviste la llave? — me quejo en cambio, molesto, había hablado con ella ayer, y seguía molesto por su boca imprudente.

— Hice una copia, ya que siempre ignoras a tu pobre madre — replica, cruzándose de brazos, su cabello rubio cayendo a un lado de su cabeza — Ahora ¿Quién es esa jovencita? — sus ojos brillan demasiado para mi gusto

— Es una amiga — mamá levanta las cejas con petulancia y señala mi cuerpo semidesnudo

— Pues espero que no te revuelques con todas tus amigas en cada oportunidad — pongo los ojos en blanco

— ¿Qué haces aquí?  — pregunto, acercándome al sofá y recogiendo el vestido de Amara, algo que obviamente, ella toma nota mental de ello mientras busca asiento

— Vine a ver como estabas, tu hermana estaba preocupada de que fueras faltar a su fiesta — sus ojos se iluminan con una idea — Tal vez puedas llevar a Amara y presentarla a la familia

— No mamá, Amara tiene cosas que hacer — suspiro, mi madre es un grano en el culo cuando tiene un tema en mente, probablemente no vuelva a ver Amara, ni siquiera llegamos a intercambiar nuestros teléfonos, y aunque es una mujer interesante y definitivamente atractiva, ni yo quería una relación, ni ella parecía estar completamente segura de si había sido buena idea el acostarse con un extraño.

— Oh por favor, no parecían tener intención en salir de aquí pronto — replica mamá, haciéndome un gesto para despedirme — hora ve y preséntame como es debido

— No voy a hacer eso — me quejo, señalando la puerta — por favor, retírate, iré a recoger el pastel y luego iré a la fiesta

— No pienso irme de aquí hasta conocer a tu novia — se queja, bufo, realmente me hará tener esta conversación — Llevas dos años amargado y sin subirte a un escenario desde que Nadine te dejó por ese estúpido soldado

— ¿Realmente no vas a dejar el tema? — pregunto molesto — Ya superé a Nadine mamá — miento, pensaba en ella durante meses, y mi corazón aún dolía cuando pensaba en el hecho de que me habían dejado plantado en el altar, luego de cuatro años de relación.

— Entonces no tendrás problema en invitar a Amara en a la fiesta de cumpleaños de tu hermana, estoy segura de que tu padre estará contento de escuchar la noticia — cierro los ojos con frustración y le doy la espalda, no tengo tiempo para esto.

Voy hasta la antigua habitación del bebé, antes de casarnos, creí que sería papá, y había estado tan malditamente emocionado, que estuve organizando todo durante tres meses, solo para descubrir que no era mío, solo se había estado acostando con su ex, así que al final estaba sin bebé, y si novia.

Le había obsequiado todo a ellos, realmente no quería saber absolutamente nada relacionado con el asunto, la habitación se había convertido en un curto de invitados, por lo que habían un par de prendas de mi hermana, que se quedaba de vez en cuando conmigo, así que tomo un vestido de verano que parece de la talla de Amara.

Cuando paso por la sala, mamá está hablando por teléfono, pero no quiero hablar con ella, por lo que voy directo a mi habitación, donde me encuentro con Amara dando vueltas alrededor de la habitación, en cuanto me ve, parece mortificada

— Por Dios, dime que tu madre no piensa que soy algún tipo de prostituta — dice alterada, lo que me hace fruncir el ceño

— Estoy seguro de que no — respondo, teniéndole el vestido de mi hermana — Ten, puedes usar este mientras tanto… —  Ella lo toma y asiente — Escucha, lamento el incidente con mi madre, no se supone que tenga las llaves

— No hay problema, supongo — murmura, dándome la espalda — solo quiero ir a casa

— De hecho…— dudo por un segundo, en parte, debido a que mi madre realmente había tocado una fibra sensible, y bueno, Amara se estaba quitando mi camisa para ponerse el vestido, y aunque me daba la espalda (probablemente no quería que viera sus cicatrices) — ¿Vendrías a la fiesta de mi hermana?

— ¿Disculpa? — pregunta evidentemente sorprendida

— Puedes decir que no, no tienes idea de quien soy — concedo, acercándome, el vestido es sencillo, y le queda ligeramente ancho, tiene una corredera en su espalda, por lo que le ayudo a subirla, la falda  tenía un lindo diseño floreado y le llegaba hasta las rodillas, por lo que seguro le quedaría bien con sus tacones — Puede que mi madre esté convencida de que eres mi novia

— Pero si solamente sé tu nombre— se queja —  y que bailas muy bien el tango — añade, lo que me hace sonreír, la noche anterior la había convencido de bailar tango, aún cuando ella no tenía idea, me había parecido divertido — no puedo ir al cumpleaños de tu hermana como si nada

— Tienes razón — digo suspirando, no podía solo asumir que ella aceptaría — Lo siento, te llevaré a casa y le aclararé todo a mi madre

— Gracias — dice sonriendo

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