04

Pensé que el único que tenía la combinación de belleza y peligro era Nayet sin su máscara de perfección, pero el vecino le está haciendo competencia con ese aspecto de ángel oscuro que a simple vista creerías que es un niño bueno que no le saca toda la potencia a una Yamaha YZF-R1.

Siempre he tenido una obsesión con las motos, si no tenía una era por la sobreprotección de mamá, y si no tengo una MTT Turbine Superbike Y2K tatuada es porque papi se daría cuenta con solo olerlo.

Me tuve que aferrar a su espalda y cerrar los ojos de lo rápido que íbamos, le explique donde estudiaba y por suerte él conocía el camino hacia Belmont High.

La moto emite un rugido admirable cuando se estaciona, varias personas voltean a vernos. Me quito el casco y mi cabello rojo cae como cascada de golpe, en un movimiento él me ayuda a acomodarlo pasando su mano por mi oreja.

—Gracias por traerme.

—Cuando quieras... —alargó la ese a la espera de mi nombre.

—Debrah.

—Cirus—extiende su mano la cual estrecho y él me dedica una sonrisa irresistible. Se pone su casco azul y sin decir nada se va.

Me quedo viendo como dobla la esquina a toda velocidad y una sonrisa se implanta en mi rostro, pero se borra tan pronto vino al escuchar los cauchos de un carro aproximándose de forma violenta.

Volteo al ver las luces de un carro dirigirse hacia mí pero no reaccionó a tiempo y aprieto los ojos dando un paso atrás en un reflejo desesperado.

Aun así el impacto que esperaba ocurrió cuando resbale golpeándome la cabeza contra el pavimento.

El dolor era inmenso, se sentía como tres resacas al mismo tiempo, me apoyo en mis codos y abro los ojos a duras penas, los murmullos incesante de la gente me desorienta; aprecio los neumáticos del auto a centímetros de mi cara.

La puerta del conductor se abre y...

— ¡ESTAS ENFERMO!

Grito con todas mis fuerza al ver a Nayet.

— ¡Debrah! Disculpa, no te vi ¿Te encuentras bien? —se escucha preocupado, me extiende la mano con una sonrisa temblorosa—. Pensé que tu amigo estaba contigo.

«Amigo.»

Los dientes me rechinaron cuando entiendo de que se trata.

Mire a los lados y supe que ese acto era solo para aparentar. Su sonrisa era claramente forzada y su intención obviamente era atropellarme. Golpeo su mano y me levanto sola. Quedo frente a él y su inocente sonrisa discrepaba con una mirada asesina.

Conociéndolo, de no haber estado testigos hubiese pisado a fondo el acelerador. Gire de pronto provocando que mi cabello lo golpeara pero la peor parte me la lleve yo por el dolor de cabeza.

Sentí como mi cerebro rebotó contra el cráneo.

Empecé a caminar, pero a un paso de los escalones de la entrada, me detengo al ver a Flinn Walters correr hacia mí con expresión alarmante.

—Debrah, cariño ¿te encuentras bien? ¿Te duele algo? Si es la cabeza tengo una aspirina.

El dolor de cabeza me lo estás causando tú.

Me paso la mano por el cabello tratando de controlar el mareo y algo llama mi atención en una de las ventanas del pasillo. El cabello corto me revuelve el estómago, sé lo mucho que le gustaba presumir a Nova lo largo que lo tenía, los buenos recuerdos vienen a mí provocando que sonría y mire al chico.

—En la salida hablamos—le doy un beso corto en los labios entrando a Belmont High.

La cabeza está a punto de explotarme y lo más probable es que lo haga ahora.

Hago el intento de no caer sobre el pupitre para echarme a dormir y prestar atención. Apoyo la cabeza sobre mi mano y con la otra corro unos mechones rojos pasándolos por detrás de la oreja.

En ese momento un papel en forma de bolita cae sobre mí pupitre, lo abro encontrándome una hermosa caligrafía.

«La profesora te está viendo, despierta o te hará pasar.»

Me enderezo y le echo un vistazo a Megan que me mira divertida. Centro la mirada hacia la vie... profesora, ¡vieja profesora! ¿Para qué corrijo? La mitad de la clase parece dormirse a esta hora, pues es la última clase del día y todos están agotados.

La profesora llama a Nayet y él camina por mi fila, pero cuando pasa a mi lado noto que su mano arrastra todo lo que está encima de mi mesa.

Respire hondo, dejándolo pasar. No puedo armar una escena y menos con la advertencia del director.

Cuando Nayet vuelve a pasar, fue inevitable no vernos con desprecio, pasa y le da una patada disimulada a mi termo el cual se abre y se desborda mojando mi bolso y el del chico de enfrente.

— ¡No! —gritó Megan sujetando mi brazo que tenía la intención de lanzarle mi cuaderno en la cabeza de Nayet.

🌻 🌻 🌻

— ¡Te sientas! —me ordena Megan, claramente enfada.

Cuando apenas pudimos salir de clases Megan me arrastró por Belmont hasta llegar a un espacio completamente vacío, el campus de futbol, más específico, las gradas.

—Escucha—comienza a decir pausadamente mientras se rasca la nariz—, Nova ya no está con nosotras para evitar que tú y Nayet se maten, así que contrólate o los expulsaran a ambos.

—Lo sé, no me lo recuerdes—subo mis piernas en el asiento y comienzo a quitarme la pintura de mi uñas—... quiero hablar con ella, una última vez por lo menos.

Megan rueda los ojos.

—Pero no puedes. Ella decidió alejarse de nosotras.

—Por mi culpa—la miro, se veía borrosa, no sabía por qué hasta que pestañe y una lágrima corrió—. Me acosté con su novio.

—Sí, pero también era el tuyo—reafirma—. Además... nos dijo que fue por otra cosa.

— ¿¡Y QUE ERA ESA COSA?! ¿POR QUÉ DECIDIÓ DEJARME SOLA? —me detengo para recordar las veces que nos divertíamos y salíamos de compras—. Sin ella aquí no es lo mismo...

—Me alegra saber que sirvo de algo—ladea con sarcasmo.

—Sabes a lo que me refiero.

—Seeh—responde con los mismos ánimos que yo.

Se sienta a mi lado decaída, mirando hacia el equipo de futbol practicar. A lo lejos distingo el número de Nayet y él me observa, me alza su dedo pequeño y corre hacia la pelota.

— ¿Terminaras con Flinn?

Justo cuando me dispongo a hablar, una pelota golpea fuertemente la banca que está precisamente en encima mío. Con suerte la esquivo, terminando acostada con el corazón en la garganta. Fue como una ráfaga de viento que provocó que de tal impacto la pelota rebotara de nuevo al campus. Gire mi cabeza hacia el número 02.

— ¡Disculpa, Megan!

— ¡HIJO DE...!

Megan tapa mi boca con su mano evitando que termine la oración y levantarme para correr a jalarlo de las bolas.

— ¡Te aseguro que lo podrás matar en casa! Por ahora, aquí, no llames la atención aquí.

Por el rabillo del ojo miro a Megan y lamo su mano. Ella se queja y se limpia la saliva en mi pecho. Pero las risas paran cuando noto a Flinn caminando por el campus como si buscara a alguien.

—Espérame en la salida.

—No seas tan dura con él—me suplica en un susurro, desviando la mirada con lastima hacia el radiante chico.

Lo intentaré.

Pero no prometo nada.

🌻 🌻 🌻

Se puede decir que mi vida se divide en: antes de Adrián y después de Adrián.

Antes de conocerlo era ingenua y muy blanda—estúpida en pocas palabras—. Eran pocas y contadas las veces en las que tuve que ser yo quien cortara la relación, por lo general le pedía ayuda a Nova.

Pero, después de él, ese efímero número incrementó.

No estoy realmente orgullosa de eso pero la experiencia siempre me facilitó el momento, no me tomaba más que unos segundos terminar con alguien, pero ahora, veinte minutos después de una vergonzosa escena de llanto, siento que es la cosa más imposible del mundo.

— ¡Ya entiéndelo, me aburrí! Me aburrí de ti—le repito.

—Eres de lo peor—murmuró entrecortado, con los ojos enrojecidos— ¿Cómo puedes ser así de cruel?

Me obligaron.

—Ser siempre un sueño bonito te convierte en pesadilla —antes de que me respondiera, gire sobre mis zapatos y camine hasta llegar al Nissan Versa de Megan, donde estaba ella y Diana observando la escena.

—Eso fue muy Teressa de tu parte—Megan es la primera en hablar cuando me siento—.Te dije que no fueses tan ruda.

—No debiste haberlo tratado así—ahora es Diana quien me sermonea, genial— ¿Olvidaste a Adrián?

Golpe bajo.

—Tu ni lo conociste —me volteo a verla.

—No me hace falta, los rumores son más que suficiente para saber que te traumó.

—Arranca—es lo único que me limito a decirle a Megan. Recordándolo a él, pero sobre todo a Nova—. Y por el camino la botamos por un puente.

🌻 🌻 🌻

«Ya llegue a casa » oprimo enviar a mamá, papi y a la tía Amber.

Todo está silencioso. No sabía con exactitud si Nayet estaba o no, preferiría que estuviese con unas de sus amiguitas para así tener la casa sola.

Subí a mi habitación y las esperanzas de tener una pacífica tarde desvanecen cuando reconocí la risa de Nayet. Toda mi adrenalina sube cuando observo mi habitación abierta, corro a ella despavorida.

Nayet lucía relativamente más feliz que de costumbre, sin esa sonrisa presumida y socarrona que siempre trae cuando es él. No. Esta parecía una sonrisa peor, más retorcida, más cínico. Más sincera.

—Con que... ¿son todos? —mis ojos vuelan a su mano que sostiene una libreta, mi libreta.

La libreta que escondía como un diario.

Ahí dentro estaba la lista de los nombres de mis futuros hijos, los de Megan y los de Nova, junto con nuestras últimas conversaciones secretas para que los profesores no nos regañaran. Ahí se hallaban recuerdos de Adrián. Estaban escritos los nombres de las chicas de las cuales algún día me vengaría—lo cual hice—. Pero sobre todo, estaba escrito la lista de todos los chicos con los que he estado.

Me le lanzo de inmediato a arrebatarle el libro de sus manos.

—Sabía que eras una zorra, pero ¿esto? ¿En serio, Deborah? —se hecha a reír.

— ¿¡QUÉ HACES EN MI MALDITO CUARTO?!

—Estaba aburrido—responde cuando para de reírse, aun así de rostro no se borra esa sonrisa de gato de Cheshire.

Da unos pasos disminuyendo la distancia entre los dos, me es inevitable no retroceder hasta quedar sentada en la cama, tranquila, inmóvil e hipnotizada ante su mirada la cual no puedo descifrar. De pronto me doy cuenta de la situación, la extraña situación en la que me encontraba.

¿Acaso me estaba intimidando?

—Aunque... ahora tengo algo más con que entretenerme—se humedece levemente los labios, un cosquilleo asqueroso comienza a brotar en mi estómago dándome ganas de vomitar.

— ¡Quítate, mojón! —quito su mano de mi pierna.

Me dispuse a levantarme, pero él aprieta mi brazo y me tira con brusquedad a la cama, en un pestañeo estaba encima de mí. Me coge ambas muñecas con una mano sobre mi cabeza y las aprieta contra las sabanas.

Mis pensamientos se esfuman cuando colea su mano por debajo de mi blusa; siento el frio de sus dedos recorriéndome el vientre, comienza a subir, contrayéndome cada que arrastraba sus uñas. Pero antes de llegar a mi pecho, se detiene.

—Voy a hacerte pagar por lo que les hiciste a cada uno—abro los ojos y lo empujo con el pie para poder levantarme.

— ¿Y cómo piensas hacer eso?

Doy un paso amenazante, demostrándole que no me afecta en nada lo que sale de su boca. Nayet mantenía su sonrisa, mirándome fijo a los ojos, acercándose lentamente a mi rostro y besa mi frente. Aprieto los puños, con lo vellos erizados.

Vuelve a erguirse y se acerca de forma confidencial a mi oído.

—Haré poner en tela tu juicio. Porque mientras yo respire, te haré la vida imposible.

🌻 🌻 🌻

Y antes de que le contara a Megan que Nayet ya sabía de la libreta, empezó a reírse como desquiciada. Sus carcajadas se volvieron más fuertes, tanto así que la voz se le fue y lo único que podía hacer era aplaudir y gemir por la faltar de aire.

—Admite que es gracioso—me dice, limpiándose las lágrimas—. Toda tu vida ocultando esa libreta del mundo y justo llega Nayet a descubrir esa ridiculez—vuelve a reír—. ¡Por favor, repite lo que te dijo!

— "Haré poner en tela tu juicio" —intento imitarlo haciendo grave mi voz.

Vuelve a reventar en escandalosas carcajadas, y yo también lo hago, pero por el modo en que se ríe.

A pesar de que me esté burlando, algo en mí no puede evitar sentir miedo, tal vez sea esa parte que conoce muy bien de lo que es capaz de hacer el verdadero y cínico Nayet Maslow.

Porque mientras yo respire, te haré la vida imposible.

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