II. Cacería

La mansión de la familia van Helsing quedaba retirada del Londres citadito. La majestuosa y magnánima estructura con aires de Versalles y toques modernos se alzaba sobre los amplios jardines dentro de un gran terreno enrejado. Los alrededores de la casa estaban cubiertos por pinos y abetos. Desde la entrada avanzaba un vía para transitar, la cual se dividía en dos caminos alrededor de una redoma. En medio de esta, resaltaba una fuente de agua con una H en mosaicos incrustados en el fondo, asimismo que la puerta principal a la mansión tenía esta letra tallada en madera.

Al entrar en la vivienda, el piso de mármol blanco resplandecía con un brillo dorado gracias a la intensidad de las luces reflejadas por las ventanas. A ambos lados se extendían pasillos anchos adornados con esculturas sobre pedestales de mármol y cuadros renacentistas. Justo en el medio, se imponía una escalera imperial doble y curva llevaba al primer piso, directamente a una enorme puerta de doble hoja rústica; la oficina de Arthur, y a las demás habitaciones.

Entre las escaleras había un pequeño recibo con muebles isabelinos dorados con estampados florales y una mesa de café. Detrás se podía observar un comedor imperial que era iluminado por las enormes ventanas tras él. Uno de los pasillos, el ala este, llevaba a las áreas comunes de la mansión; un pequeño equipo de amas de llaves y mayordomos iban de aquí a allá haciendo sus tareas. Pero el ala oeste era un camino prohibido para quienes no estuvieran autorizados.

Al caminar por el ala oeste, detrás de una puerta de seguridad fabricada con hierro macizo, se abría un pasadizo subterráneo. El camino se extendía por debajo de todo el terreno de la mansión hasta una serie cuarteles bajo tierra, con paredes recubiertas en hormigón. Al medio, justo debajo del comedor, se encontraba lo que todos los miembros de la organización llamaban la Central; un sitio dedicado a los altos mandos y a los agentes de supervisión para controlar y dirigir las cacerías. En el medio de esa habitación, destacaba un pedestal con sillón de oficina que de frente a un conjunto de pantallas sobre un gran tablero. Todas esas pantallas mostraban algún lugar de Inglaterra, y los controles en el tablero permitían manipular las cámaras.

Hacia el ala este estaban las salas de entrenamiento y de tiro donde los cazadores mejoraban sus habilidades de combate. Parte del ala oeste era la sala donde el equipo de caza de la noche tendría que informarse sobre su misión y posteriormente salir escaleras arriba, por el terreno trasero de la mansión. Pero la otra parte del ala oeste eran laboratorios de paredes blancas, algunas manchadas con sangre, una pequeña morgue y una mesa de operaciones que yacía en una amplia habitación estaba protegida por un cristal antibalas polarizado, donde en el lado contrario se podría observar dentro de la sala de operaciones.

Gilbert, en su uniforme negro de cazador y una placa dorada con el número 14 en el lado izquierdo de su pecho, armado con un fusil que colgaba de su hombro con una correa. Hacia un año que ni pensaba aproximarse a las instalaciones de los cuarteles, mucho menos liderar una cacería, pero ahora se encontraba caminando hacia el ala oeste a darle las instrucciones de la misión de sus nuevos subordinados.

Llegó hasta otra puerta de hierro, sosteniendo una Tablet con un informa proporcionado por la Central, intentó abrir dicha puerta escondiendo cualquier ápice de inseguridad y se encontró con los 7 hombres y 3 mujeres que estarían bajo su responsabilidad esa noche, sentados y hablando entre ellos, bulliciosos. Entonces, se dio cuenta que no conocía a ese escuadrón; por lo tanto, él era un completo desconocido joven que tenía a darle órdenes a un montón de adultos. Por unos momentos quiso irse, pero pudo escuchar en su mente el suspiro de decepción de Virginia si optaba por esa opción. Así que se aproximó al medio de una pizarra donde se escribían las estrategias a unos centímetros de la puerta, y con un marcador la golpeó para obtener la atención de los hombres.

- Atención, por favor.  – Vociferó, inseguro, leyendo la primera página del informe. Sin importarles su presencia, los demás siguieron hablando, lo cual demostró la poca autoridad que tenía Gilbert ante ellos lo cual, como él pensaba en ese momento, seria ridiculizado por su hermana, una líder por excelencia.

Frustrado por el miedo de ser comparado con Virginia, aparentando calma y desinterés, tomo de un bolsillo una pistola y disparo al techo de bloques de hormigón. Produjo el efecto esperado, todos cubrieron sus cabezas, exclamando maldiciones, quedaron en silencio hasta que unos cuantos exclamaron.

 - ¡¿Estás loco?!

- ¡Buenas noches! Soy Gilbert y seré el líder de la cacería de esta noche. Por el bien de la misión, espero que podamos llevarnos bien a partir de ahora.

La gran mayoría rompió en una carcajada popular, unos exclamaban preguntas, otros lo abuchearon y uno hizo una señalación obvia.

- Oye ¿No eres el que atropellaron anoche? – Eso produjo mucho más bullicio entre los agentes.

Enfurecido y humillado, lo primero que se le vino a la mente era hacerles recordar que ellos carecían de su experiencia, pero pensó que eso sería más objeto de burlas. Tenía que encontrar la forma para que lo tomaran en serio de inmediato, o sino la cacería sería un desastre.

- ¿Van a seguir burlándose toda la noche o nos pondremos a trabajar? – Exclamó, sin captar la atención de nadie. Pero de repente, todos quedaron en un silencio abismal tan pronto se abrió la puerta de nuevo.

Gilbert, quien se encontraba a varios pasos de espalda a la puerta, no se percató de este hecho. Los agentes reconocieron la figura que atravesó el umbral y permanecieron petrificados, sin emitir sonido alguno.

- Muy bien, así está mejor. Continuemos. – Dijo como si hubiese logrado lo imposible. Se dio la vuelta a la pizarra y fue sorprendido por la persona que recién había entrado a la habitación. - ¡Dios mío, Virginia!

- Gilbert, que mala suerte tienes, te tocó el escuadrón de turno más deplorable que tenemos. –Dijo Virginia, refiriéndose solo a su hermano pero observando despreciativa a cada cazador sobre sus hombros, quienes no inmutaban palabra. -Firmes. -Ordenó ahora estando de frente a ellos, y todos, en efecto, se levantaron y fueron a sus posiciones. –Debería darles vergüenza estar presentes de su líder, un recluta de mayor rango, y no acatar sus órdenes y peor aún, atreverse a irrespetarlo de esta forma. Después de la cacería, limpiaran los laboratorios.

- ¡Si, Capitana! – Exclamaron en coro mientras que Gilbert se le quedó viendo a su hermana.

La figura de Virginia era totalmente relevante en aquellas instalaciones, y en varias partes del mundo también. Y no se podía esperar menos, tenía un porte impecable que no encarecía su juventud. Esa noche no portaba su uniforme blanco, sino el que compartían todos los agentes de la organización, pero mantenía el cabello rubio largo hasta la espalda, tirado hacia atrás con un trenzado de cola de sirena. También lucía un labial carmesí en sus labios que resaltaba su mirada verde esmeralda.

Gilbert compartía el cabello rubio de su hermana, pero desordenado hasta las orejas con un flequillo rebelde sobre la frente. Además de que, a diferencia de lo que representaba la inmaculada imagen de Virginia, él era solo un chico que habían atropellado por accidente, como habían indicado los cazadores burlones antes. Por lo que, más que sentirse apoyado por su presencia, se sintió disminuido por la misma.

-Prosigue. –dijo en tono lúgubre ella sin quitar la mirada de los cazadores que seguían firmes. Gilbert se distrajo un momento, pero luego se enfocó en el informe y comenzó a leerlo.

 - El sujeto es femenino, caucásico, cabello oscuro, aparenta 25 años, supongo que ya lo saben. Se cambio la situación de amarilla a naranja. Los anteriores cazadores fallaron en su captura por la ¿Intromisión de un civil? ¿Qué demonios? – Dirigió su mirada indignada a Virginia, preguntando con la mente “¿Quién escribió esto?”, pero ella solo encogió los hombros - En fin, la Central emitió nueva información sobre su posible paradero. La estrategia es la siguiente…

Tomó un marcador y comenzó a dibujar un cuadrado grande en la pizarra. Señaló dos puntos en dos lados paralelos del cuadrado, y en frente de esos puntos dibujó círculos, uno con el número 1 señalado en el medio y el otro con el número 2. Tan pronto terminó, se dio vuelta a sus subordinados.

- La cacería anterior fracasó porque los dos grupos asignados fueron tras el objetivo juntos y no pudieron evitar que tomara una ruta transitada, sin mencionar que eran muy pocos agentes para la misión. Nosotros nos dividiremos en dos equipos, 160 al 165 vienen conmigo, somos el equipo 1. – Se refería a los números asignados a cada agente, esto lo dijo al mismo tiempo en que señalaba el circulo correspondiente dibujado en la pizarra. – Este recuadro de aquí representa una estación del metro abandonada, creemos que el sujeto se encuentra allí. El equipo 1 entrará por el frente, el equipo dos es apoyo y la acorralará en la salida. ¿Entendido?

Ante la aparente indiferencia hacia la orden de Gilbert, Virginia hizo un gesto con la cabeza a los agentes, lo cual todos entendieron perfectamente.

- ¡Si, señor! – Exclamaron todos al unisonó. Él se dio cuenta de lo que había pasado, pero no le dio importancia al momento.

- Bien, todos a los camiones. – Ordenó, lo que hizo que todos los agentes se colocaran sus pasamontañas y cascos, se armaron y se retiraron por una puerta trasera. Gilbert espero a que el último se fuera. – No necesito tu ayuda. – Añadió a su hermana en un tono inconforme con lo que había pasado.

- Mis disculpas, no note que tenías la situación bajo control. – Dijo en un tono sarcástico.

- La hubiese tenido si no te entrometieras cada vez. Por eso me di de baja.

- ¿Entonces para qué aceptaste liderar esta?

Se quedó en silencio un momento. La razón era obvia, quería compensar todas las decepciones que él le había hecho pasar a Virginia últimamente. Además, era la oportunidad de su vida de librarse de ciertas cadenas.

- Buena estrategia, por cierto. – Agregó ella ante el silencio de su hermano.

- Gracias, supongo. – Dijo al mismo tiempo en que se dirigía a la puerta trasera con los demás agentes y dejaba a Virginia en la habitación.

- Gilbert, no dudes en pedir apoyo a la Central. Esa vampiresa no es como los demás. – Advirtió seriamente antes que el cruzara el umbral. Él solo le dedicó una mirada suspicaz, estaba seguro que tendría todo bajo control si seguían sus órdenes. Terminó por cruzar la puerta y comenzar su primera cacería después de tanto tiempo.

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