ENTRE EL AMOR Y LA VENGANZA
ENTRE EL AMOR Y LA VENGANZA
Por: KELLYARROYO96
CAPITULO I UNA PEQUEÑA PRUEBA DE DESPRECIO

UN DIA ANTES DE LA BODA

Zuleima abre… sé que estás ahí maldita víbora abre, abre. Grita Verónica mientras toca fuertemente la puerta.

Zuleima le abre la puerta diciendo— ¿Qué es lo que quieres? ¿Acaso piensas tumbarme la puerta?

— ¡CALLATE!—grita verónica mientras entra empujando a Zuleima, necesito de tu ayuda y no vas a poder negarte maldita víbora, si es verdad que me odias tanto como dices; este es el momento de demostrarlo.

 — ¿Qué dices? Estas loca o que te pasa, ¿qué es lo que quieres?

—Un arma, ayúdame a conseguirla y no me volverás a ver nunca más.

Zuleima se sorprende pero aun así sonríe levemente tratado de ocultarlo y pregunta ¿para que la quieres?

—Qué más da para que la quiero, pienso acabar con este sufrimiento, con esta ira que me consume y no me deja estar en paz—dice verónica mientras rompe en llanto—ayúdame a conseguir el arma, ¿vas a ayudarme?

—Está bien, solo para que veas cuanto te desprecio, voy a ver qué puedo hacer; si todo sale bien la tendrás esta misma noche. Yo te llamaré y te diré dónde nos podemos encontrar para dártela.

—Está bien nos vemos esta noche, adiós.

Después de que verónica se fue de su casa Zuleima se quedó algo pensativa—¿Qué hará con el arma?—Acaso piensa matarse la muy estúpida—pero…y que tal si al que quiere matar es a José Luis.—No…debo advertirle para que esté preparado, solo por si acaso lo llamaré.

Zuleima intenta llamar a José Luis pero este no le contesta así que ella decide salir a buscarlo cerca de donde lo vio parquear la última vez, tal vez así lo volvería a ver de nuevo.

Y no estaba equivocada, al llegar al lugar José Luis iba saliendo de su nueva casa en su nuevo y lujoso auto, al verlo Zuleima quedó sorprendida de ver el cambio que había tenido antes no tenía nada solo lo que ganaba trabajando en la notaria de su padrino haciendo los mandados y ayudando en el archivo de la notaria todo con el fin de aprender, ya que él quería ser un prestigioso abogado.

Al parecer ya lo había conseguido. Zuleima gritó su nombre y este freno el auto y medio bajo sus lentes oscuros y se quedó mirándola.

—Zuleima, ¿eres tú?—vaya, vaya— ¿Qué es lo que haces aquí?—no me digas que vienes a intervenir por verónica, creí que ya no eran amigas desde hace mucho.

—yo no vine a intervenir por nadie, y  si, tienes razón ella y yo no somos “amigas” desde hace tiempo—tú bien sabes porque.

Zuleima se acercó con la intención de acariciar el rostro de José Luis pero este la detuvo tomando su mano y le dijo—no es necesario Zuleima te conozco bien, bastante bien dijo José Luis mirándola de pies a cabeza.

Zuleima quiso hacerse la digna, e indignada de la vida le dijo—no sé a qué te refieres con ese comentario, pero no vine aquí a pelear—vine a advertirte sobre verónica.

— ¿Qué? ¿No entiendo a qué te refieres?

—Verónica está a punto de cometer una locura, no sé bien de que se trata pero debes tener cuidado.

—Quiere arruinarlo todo pero no la dejare, estaré prevenido.

— ¿Arruinar qué? Preguntó Zuleima.

—Nada que te incumba debo irme, no tengo tiempo como para estar aquí perdiéndolo contigo.

José Luis se sube al auto y se marcha dejando a Zuleima con su cólera.

Al llegar la noche Zuleima se dirigía a la cariñosa el bar estaba lleno, así que Yamir estaría lo suficientemente ocupado, ya que él había despedido a Zuleima cuando Verónica decidió renunciar. Ya que ella no cumplió del todo lo que Yamir quería, tuvo mucha suerte de no terminar muerta cuando Yamir entró en cólera.

Así que mientras Yamir estaba ocupado hablando con algunos de sus clientes Zuleima aprovecho para entrar a la oficina de Yamir sin ser vista, una vez adentro empezó a abrir los cajones de su escritorio, todos abrían excepto uno estaba asegurado con llave.

Zuleima intentaba abrirlo pero no funcionaba así que empezó a buscar algo que la ayudara dentro de la oficina en una de las paredes yacía colgado una lanza con varias espadas cruzadas al parecer a Yamir le gustaban ese tipo de armas para coleccionarlas.

 Zuleima tomó la lanza y empezó a usarla como barra para abrir la gaveta hasta que por fin lo logro, ahí estaba el arma que Yamir siempre usaba y con la que la amenazó aquel día en el que creyó iba a morir.

Zuleima tomó el arma y salió de la cariñosa sin ser vista por nadie. Al salir llamó a Verónica para que se encontrasen en la cafetería que estaba cerca del bar, aquella en donde José Luis siempre invitaba a verónica, cuando eran novios.

Pasadas las 11:00pm Verónica llegó al café el cual estaba cerrado no había nadie en el lugar así que Zuleima le entregó el arma, verónica solo la tomó la guardo en el bolso y se marchó como si nada.

Zuleima solo se quedó pensativa ¿Qué hará? ¿Qué hará? Como podría averiguar. Hasta que decidió seguirla

Ella la siguió hasta que llegó al edificio residencial donde vivía verónica, al ver que no iba para ningún otro lado y que José Luis no estaba en peligro se fue esperando que al día siguiente la noticia que ella quería escuchar corriera por todo México. “La muerte de verónica”.

Como a eso de las 2:00 am Yamir entró a su oficina al sentarse en la silla frente al escritorio vio la gaveta abierta exaltado grito— ¡Franco, Franco!

— ¿Qué sucede señor, que es lo que pasa?

—Alguien entró a mi oficina, mira, mira abrieron la gaveta que tenía seguro.

—Pero…nadie ha entrado aquí, no entiendo como paso.

Yamir registraba la gaveta, hasta que se dio cuenta y quedó sorprendido al ver que documentos importantes y el dinero en efectivo que guardaba aún seguía ahí excepto una cosa.

— ¿Se llevaron algo señor?

—Sí, se llevaron mi arma—decía Yamir mientras se llevaba las manos a la cabeza—maldita sea Franco, ¡El arma no está, no está! Gritaba mientras pateaba todo a su paso.

—Señor mire abrieron la gaveta con esto.

Yamir al ver la lanza doblada, miró haca la pared y se dio cuenta de que era la misma. Tomó la lanza y le pidió a Franco averiguar qué era lo que estaba sucediendo, le pidió ver las cámaras de seguridad para saber quién era la persona que había entrado a su oficina.

—Cuando encuentre a la persona que hizo esto juro que me las va a pagar, esto no se queda así—dijo Yamir iracundo.

Mientras tanto verónica se encontraba sola en su apartamento, las luces estaban apagadas, pero ella estaba en su cuarto tomó el arma en sus manos y se acercó a la ventana, las lágrimas corrían por sus mejillas sus ojos ya no brillaban por amor si no que brillaban de odio. Su corazón pedía a gritos en forma de latidos salir de su pecho se estremecía fuerte lleno de rencor.

Verónica acerco el arma hasta su pecho abrazándola mientras decía—ya no hay consuelo para mí, hasta Dios me ha abandonado, ya no quiero seguir así, me duele, me duele el alma—decía mientras lloraba—pero ya no más con esto llevare acabo mi venganza—decía mientras miraba el arma—su respiro es un insulto para mí y para esa mujer con la que ahora se va a casar, así que mañana será un nuevo día, un día para dejar de respirar, me cobraré todas y cada una de sus mentiras.

No le perdonaré que haya mancillado mi corazón, traicionado mi confianza y mi fe.

Mañana será el día de tu muerte José Luis y cuando mueras yo, yo moriré contigo.

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