*CAPÍTULO 03*

**Amaral Watson**

Me quedo viendo la piscina y pensado en que anoche quise estar con Federico y él conmigo no, lo único que deseo es hacerle revivir aquellos hermosos momentos que solíamos vivir, intento que al recordar como era antes le haga entrar en razón y deje a un lado esos pensamientos oscuros y sucios que lo rodean. Obvio no negare que el querer estar una noche de pasión con él sea por eso nada más, como mujer tengo mis necesidades y pretendía que me complaciera, pero una vez más me hizo a un lado.

—¿Otra vez te rechazó? — pregunta mi hermana.

—Si, estaba cansado — digo con sarcasmo.

—¿Cansado? ¿De qué? — me pregunto lo mismo, ¿De qué podría estar cansado mi esposo?

—Quizás de follar con su secretaria — bebo mi copa de vino.

—¿Entonces es cierto que te engaña? — subo mis lentes de sol.

—Suposiciones mías — me pasa un cigarrillo.

—Te puedo asegurar que no te equivocas hermana, es un idiota — expulso el humo de mis labios.

—Si, lo es — es decepcionante saber que tu matrimonio es un completo fracaso. Esto parece que ya no tiene arreglo.

—Tantas oportunidades buenas y elegiste la peor — suspiro decepcionada.

—Que te puedo decir Amanda, tu hermana mayor no es tan perfecta cómo crees — llevo más de un año que no sé lo que es tener una buena noche de pasión, las pocas veces que hemos intimado han sido tan… deprimente, siempre se va rápido y yo quedo a medias.

—Deberías divorciarte — vivo pensándolo.

—No me lo dará, está a punto de ser nombrado juez y un divorcio para él será indebido, ya lo conozco, además, recuerda que debe ser un hombre intachable en todos los sentidos — bebo nuevamente vino luego de expulsar el humo de mis labios.

—Tienes razón, aunque deberías de destruir su carrera, él lo hizo con la tuya, ¿Recuerdas? Has sido demasiada estúpida con ese hombre, no te deja trabajar, tienes que liberarte — limpio mis lágrimas. Ella tiene mucha razón, siempre me dice que hable con mis padres.

—Me enamoré del equivocado Amanda, entregué todo a alguien que demostró ser otro — ella bufa.

—Maldito nos engañó, nos hizo creer que era un gran hombre y es un cabron, te maltrata, te humilla, y lo que más me enfada es que se lo permites, ¿Crees que ese huevón merece ser juez Amaral? ¡Por supuesto que no! Mi padre se infartara— dice con tanto enojo.

—Sé que no ¿Qué puedo hacer? A veces hasta le tengo miedo — me levanto de la silla — Si tan solo lo vieras actuar cuando le digo algo que no le gusta, pierde el control Amanda, hasta… hasta me golpea — mi hermana se alza.

—¿Otra vez lo hizo? — Se torna roja —Deberíamos matarlo y desaparecerlo — curvo mis labios.

—No pasará, no somos asesinas — me sujeta del brazo.

—Tenemos que poner un alto Amaral — la abrazo, cuando hablamos de estos tema se enfada. Entiendo que soy muy estúpida al permitir que un hombre haga conmigo lo que quiera.

—Así será cariño, pero lo haré yo en mi debido momento, dejemos que las aguas se calmen un poco, no vayas a decirle a nuestros padres sobre esto — ella asiente.

—Sabes que soy tu caja fuerte, de aquí no sale nada — Amanda es a la única persona que le cuento todo sobre mis problemas, es con quien puedo expresar mi decepción.

Nunca creí que un puesto de trabajo fuera a cambiar a una persona de esa forma, para ser abogado incumple todas las leyes del país habidas y por haber, salva al culpable y hunde al inocente ¿Qué clase de abogado hace eso? Es como dice mi hermana, no merece el cargo de juez.

—Buenas tardes señoritas — aunque él haya cambiado lo sigo queriendo, es el hombre que elegí, y al que debo detener también.

—Mi amor — me encamino hasta él y lo saludo con un beso en los labios. Espero no haya escuchado nada de lo que hablamos mi hermana y yo.

—Hola, Federico — saluda mi hermana con naturalidad.

—Cuñada de mi corazón — la abraza, Amanda en su rostro muestra repugnancia y odio por mi esposo.

—¿Cómo te fue mi amor? — sujeta mi cintura.

—Mucho trabajo, te tengo buenas noticias — espero a que hable. Parece que es algo muy bueno.

—¡Cuéntanos! — Amanda finge entusiasmo.

—¡Me han nombrado juez al fin, y lo mejor es que tuve la oportunidad de tenderle mi mano al mismo presidente! — aplaudo de inmediato para no demostrar lo contrario.

—¡Éxitos! — Lo abrazo — Esto merece una celebración — digo sin aun asimilar la noticia.

—Por supuesto, tenemos fiesta está noche, necesito que vayas muy hermosa Amaral, lleva un vestido muy elegante, no quiero que me hagas hacer el ridículo, quiero que seas la mujer más llamativa de la noche, no fumaras ni beberás, debes ser perfecta para mí, recuerda que ahora soy juez y debo cuidar más que nunca mi integridad, mi imagen — mi hermanita abre su boca y luego se voltea dándonos las espalda.

—Claro que sí, hare lo que pides — besa mi frente y se marcha.

—¿De verdad Amaral? No sé cuánto tiempo pueda soportar esta… mentira — llego hasta ella.

—Ya es juez Amanda, no creí que lo nombraran tan pronto — sigo sin creer.

—Es un extorsionista y aparte siembra pruebas falsas en los inocentes Amaral ¿Qué pensará nuestro padre de esto? Se decepcionará de ti, eres una mujer bien adulta, y aparte abogada con los medios para hundirlo en la cárcel, no pareces una Watson, los de nuestra familia jamás han sido cobardes, mi padre se enojara demasiado, estas dañando la imagen de nuestra familia al cubrir sus ilegalidades, sabes que hace trampa en los juicios, hace cosas ilegales que no debería, por amor a dios eres una jodida abogada, pon tus conocimientos a funcionar para ponerle un alto — enciendo otro cigarrillo. Siempre he sido muy débil, desde que era una niña ha sido así, nunca puedo tomar una decisión por mi propia cuenta, dudo de mi misma, vivo con inseguridades todo el tiempo.

—Dame tiempo hermana — fumo con nervios, tener ese cargo tan grande en sus manos será la destrucción de muchos — no es fácil, destruir su carrera implicara grandes problemas para mí misma. — mis manos tiemblan.

—Lo único que se necesitan son pruebas, no creo que yo deba decirte lo que tienes que hacer cuando tú ya sabes cómo funciona este medio — tomo aire.

—Y eso lleva tiempo, te prometo que lo detendré, aunque me cueste lo hare, tampoco estoy a gusto con lo que hace, dame un poco de tiempo para pensar bien con claridad cómo hacerlo — ella toma asiento

—Quiero ayudarte — niego.

—Es algo que debo hacer sola nena, y ya debemos dejar de hablar de él, podría estar muy cerca y escuchar nuestra conversación— comprende.

—El fin de semana es la fiesta de aniversario de nuestros padres, ¿Ya sabes lo que usarás? — pregunta emotiva.

—No, pero podemos ir de compras mañana. Me da tanta felicidad saber que nuestros padres se adoran tanto, no cometas los mismos errores que yo más adelante, date la oportunidad de vivir paso a paso tu vida— me mira horrorizada.

—Prenderé una vela — no reímos, la relación que tenemos mi hermana y yo es única, es la luz de mi ojos, mi compañera fiel a todo, soy mayor que ella por siete años, cuando nació prometí cuidarla y enseñarle siempre a ser mejor que yo, Amanda me respeta como si fuese su madre, he vivido pendiente de sus estudios, quiero lo mejor para su vida, como hermana mayor cuido de que no cometa los mismos errores que yo cometí.

—Por cierto, ¿Te estás cuidando? — cubre su rostro.

—¡Amaral! — tiene veinte años, debo saber si se cuida o no.

—¿Qué? Pregunto por saber— se pone cómoda en el asiento.

—Sí, comencé hace una semana atrás con las píldoras, él también es muy cuidadoso, sabe que primero debemos terminar nuestros estudios — me gusta verla tan emprendedora.

—Exacto, quiero notas altas muchachita — pone su mano firme en la frente como un marinero.

—Como ordene capitana — ella está estudiando derecho también, tenía esperanzas de que Amanda eligiera otra carrera que no fuera esa, sé que la ilusión de nuestro padre es todos los descendientes de él sean abogados, pero pienso que en la familia deberíamos tener un médico, un periodista, una modelo o algo que no sea de lo mismo.

—¿Irás a esa fiesta? — suspiro, si tuviera opción a elegir no fuera.

—Debo acompañarlo — se frustra.

—Lo que deberías de hacer el coger tus cosas y volver a casa — la despeino.

—Pronto cariño — él vuelve a aparecer.

—¿Dónde está mi comida? — cierro mis ojos y luego los abro.

—No te guarde, dijiste que almorzarías fuera — tira la botella de vino al suelo.

—No sé para qué te tengo de esposa — Amanda se muerde los labios intentando no decirle nada.

—¿Sabes qué? Vete al carajo Federico, no soy tu esclava — entra a la casa furioso. Más tarde me espera un sermón por haberle hablado así.

—Lo detesto — estoy comenzando a sentir lo mismo que mi hermana.

—Y esto no es nada mi amor — ella bufa.

—¿De verdad lo amas? — tomo aire.

—Sí, o bueno no se — me mira.

—No te siento feliz — acaricio su pálido rostro.

—No lo soy, sé que en algún momento de mi vida lograré serlo, hay que ser pacientes — sujeta mi mano que está puesta en su mejilla.

—Deberías serle infiel, total, él lo es contigo — las ocurrencias de mi hermana.

—No me creo capaz, y tampoco es la mejor solución a los problemas, si se ocurre ser infiel me matara — Sería una locura.

—Los hombres no merecen nuestra lealtad — la observo con sorpresa.

—¿Quién te ensucio la mente? — ríe.

—Nadie, digo que muchas mujeres entregan toda su vida a unos sujetos que no las valoran, que nos le dan el lugar que merecen, todos son infieles — mi pequeña ya está viviendo trauma.

—A ver ¿Qué sucedió? — se cruza de brazos.

—Adam tenía una aventura con una chica — abro mis ojos.

—Wow, ¿Cómo lo supiste? — sus ojos se cristalizan al recordar.

—Los vi — muerdo mi labio.

—Ven aquí cariño — la abrazo mientras llora — ¿Le cortaste? — asiente.

—Sí, pero antes… salí con otro chico mientras continuábamos de novio y… ¡Se lo restregué en la cara para que viera como duele ver a la persona que amas besarse con otro! — eso sí no me lo esperaba.

—¿Qué hiciste qué? — no me lo creo.

—Debía darle un poco de su propia medicina, y créeme que le dolió, aunque más le dolió su ego de macho, jamás pensó que yo le devolvería la misma moneda, ahora me trata de que yo soy mala, de que yo soy una zorra, pero me vale un carajo, sus comentarios no me ofenden, yo no me siento zorra, lo que es igual no es trampa — río como loca por las ocurrencias de mi hermana.

—¡Estás loca! Pero me da gusto que lo pusieras en su sitio, no te merecía — definitivamente muchos hombres suelen ser muy idiotas en la vida.

—Y ahora salgo con el que fue mi amante por un día — Amanda tiene cada cosa.

—Espero no tengan conflictos, deben confiar, las relaciones más bonitas son esas donde existe la confianza, el respeto y la comunicación — algo que no existe entre mi esposo y yo.

—Está bien, ya debo irme — nos levantamos y la acompaño hasta la salida — ¿Nos vemos mañana temprano? — le paso su bolso.

—Por supuesto que sí, paso por ti a las diez de la mañana — le doy un beso en la frente y se marcha  

 Subo hasta la habitación, él no se encuentra aquí, camino hasta el baño y lo observo metido bajo la regadera estrujando su cuerpo, cruzo mis piernas al sentir esas cosquillas en mi intimidad, mi esposo por más infeliz que sea no ha dejado de excitarme, siempre mantiene esa llama viva en mí, solo que nunca hace nada para apagarla.

Quito todas mis prendas de vestir y camino hasta la ducha, paseo mis manos por su espalda hasta sus hombros, él se da la vuelta y sujeta mi cintura, me pega de la pared y acerca su rostro al mío, mis labios mueren por besarlo, cierro mis ojos y en un instante ya no lo siento a mi lado, cuando los abro lo veo de espalda a mí secando su cuerpo, siento tanta impotencia, como de costumbre me deja con las ganas.

—No podemos perder el tiempo, recuerda que tardas mucho en arreglarte — se marcha del baño mientras yo quedo como una estúpida prendida en fuego.

No se cuanto pueda soportar esta miserable vida ¿Qué espero para terminar con este estúpido matrimonio?

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