II.EL DIABLO

Llagamos a la casa y se escucha lo que creo son los periodistas dispuesto a tirarse encima de la Land Rover para poder tener una foto o unas palabras del accidente. Menos mal los vigilantes de la entrada los mantienen a raya, según John es un batallón, yo solo escucho los gritos y las preguntas inteligibles que lanzan. Nuestro hogar tiene una larga entrada de jardines lo que nos permite privacidad. Está situada en un callejón sin salida en el prestigioso44, cuenta con aproximadamente siete mil pies cuadrados de lujo interior.

Es una de las mejores residencias de Houston. La casa cuenta con dos pisos, seis habitaciones con sus respectivos baños, sala comedor. Es una maldita belleza. El patio trasero tiene con una cocina de verano y mucho espacio, tanto para el patio de juegos como para la piscina. Inclusive cuenta un garaje para cuatro autos subterráneo, donde sé que están mis dos bebes. Un Aston Martin DB9 plateado, que ronronea como un gatito al encenderlo y mi orgullo y preferido, el Ferrari 458 Italia Emozione, la carrocería de un azul eléctrico combinada con elementos en carbono de un tono más claro, no tienen sólo efecto sobre la estética, ya que, esta preparación incluye, un kit aerodinámico compuesto por un splitter[1] delantero, doble difusor trasero y un discreto alerón trasero.

Las llantas a juego con el resto del coche son de veintiún pulgadas y son hechas por el propio fabricante, En lo que respecta al motor es un 4.5 litros que lleva un incremento de potencia hasta los 602 CV[2]. Definitivamente soy un chico de autos. Entramos, subimos por el ascensor y odio cada segundo de cada momento mientras paso al lado de mis autos sin poder verlos con claridad.

John empuja la silla hasta mi habitación, por afortuna, el ascensor llega a todas las plantas de la casa. Me deja cerca de la cama para después poder llegar cojeando a recostarme, él, se disculpa y nos deja solos.

—Estaba viendo la carrera hijo y no te imaginas la angustia que sentí al ver como ese otro chico impacto tu carro. Estuve horas intentando contactar con Tamara Larson, tu agente, esa chica tan bonita y agradable para que me informara, cómo estabas. Pero ella me dijo que no se encontraba contigo, menos mal Anthony, me llamó para decirme. Creo que he perdido diez años de vida en estos días.

—Tamara, estaba vía Australia, se supone que nos encontraríamos luego de la carrera en Albert Park y cuando se presentó en el hospital, la despache para que hiciera su trabajo con los medios—. Me quito los lentes oscuros, que no necesito y los dejo sobre la cama.

—Ya hable con Leonard Sparkes, mi oftalmólogo, me dijo que te llevará lo más pronto posible a su consultorio, no tendremos que esperar turnos, ni nada. Ahora hijo dime, ¿qué te dijeron los médicos allá? —su preocupación es palpable en el tono de su voz.

—Mierda de médicos tía Mary, que necesito tiempo, tratamientos y cirugía para poder volver a ver. ¡No quiero tiempo! se supone que debería estar preparándome para la próxima carrera, no postrado en una cama como un lisiado con esté maldito inmovilizador en el tobillo y ciego para más joder —puedo hablarle a mi tía tan crudo como quiera, ella me entiende y no me regaña por los sapos y culebras que salen de mi boca.

—No será permanente Scott, ya lo veras. Pronto estarás de vuelta volando sobre las pistas.

—No tía, el médico me dijo que necesitaría mese ¡MESES! para poder ver con claridad y... ¿sabes qué? mejor déjame solo, mañana iremos con tu medico por esa segunda opinión.

—De acuerdo, te dejare descansar. Más tarde hago que te suban la cena.

Mi cena llego y de igual manera se fue, no he podido comer bien desde el accidente. ¿¡A quién le importa comer, cuando no puedes ver que m****a hay en el plato!? El sueño es un chiste cuando lo único que logra es revivir una y otra vez el infierno. Una broma o mal chiste de los colmos, es tener como apodo «el diablo» y odiar con todas las fuerza de tu alma, tu propio infierno.

La visita al médico de tía Mary, no sirvió para nada, pruebas y más pruebas para confirmar lo mismo. El edema de Berlín. Medicamentos, cuidados y cirugía. Nada a corto plazo y con la magnífica sugerencia de contratar a una enfermera para los cuidados. Nótese mi sarcasmo en esa última oración. Para mi desgracia, tía Mary está presente, lo cual quiere decir, que me guste o no, tendré una enfermera pegada a mi culo todo el maldito día. No es que no me guste la atención femenina, pero no de ese tipo y menos si tengo que pagarle.

—Señor Preston, es imperativo que tengas una persona adecuada para que lleve su tratamiento y medicación a la hora. Si quiere puedo sugerirle a varias enfermeras con suficiente experiencia en…

—Le agradezco mucho doctor, pero creo que puedo manejarlo yo— le corto—. Y gracias por atendernos, Mary, vámonos.

—Estaremos en contacto Leonard, por lo pronto dame las recetas médicas y esa lista de aspirantes —escucho a tía Mary y mi irritación va en aumento.

—Nos vemos la próxima semana para una nueva revisión y evaluación. Así podremos comenzar con las inyecciones antes de tratar con la cirugía láser.

De vuelta a casa y después de una semana del accidente, los periodistas todavía están aposentados en mi entrada.

No sé cómo no se cansan. ¡Maldita sea!

La semana pasa y me sumerjo en la total oscuridad, de ver bultos a no ver nada. Y por ende, mi humor esta en igual tono. Y con la insistencia de tía Mary, de traer enfermera tras enfermera, ¡me tienen arto! No me aguanto, ni yo mismo. Por lo que esperar a que cualquiera de las enfermeras aguante más de un días es una utopía. A marcha forzada he cumplido con los medicamentos y la dieta, pero no tengo ánimos de nada.

Cada una de las enfermeras es más impertinente e inepta que la otra. Mi tía asegura, que no es culpa de ella sino mía. ¡El colmo! Hasta Tamara, se ha propuesto fastidiarme y me llama el fin de semana para darme los pormenores del comunicado de prensa que redactó para notificarles mi estado y suspensión por este año de la F1[3]. Me da igual lo que haga o diga y así mismo se lo grité en esa llamada. Luego de colgarle, tía Mary, irrumpe hecha una furia en mi habitación.

—Te has ganado apulso ese maldito apodo que te dieron, ¿verdad? —se escucha realmente molesta, sobre todo con la palabrota que acaba de soltar.

—¿Qué…? ¿De qué hablas? —fingir demencia, es la mejor estrategia.

—¿Cómo que de qué hablo? ¿Scott el diablo Preston? De eso hablo, ninguna de tus enfermeras pasa el día de prueba. Todas te catalogan de insufrible, grosero, malhumorado, irritable y que lo único que te falta son los cuernos y ese olor a azufre.

 Me desternillo de la risa, una risa liberadora y catártica. La imagen que me describe mi tía, es de lo más pintoresca, imagino a todas esas mujeres quejándose con ella, de lo horrible que ha sido cuidarme y no puedo para de reír. Siento un peso hundir el costado de mi cama y unas manos tocar mi cara con una barba de poco más de una semana, de inmediato me detengo y suspiro. Desde niño, tía Mary lo hace, toca mi cara con sus dos manos para calmarme. Con sus pulgares retira dos lágrimas que se escapan de mis ojos por la risa anterior.

—Hijo, no puedo cuidarte yo sola, no puedes cuidarte tú mismo, no sé cómo ayudarte más que contratando al personal adecuado para hacerlo. Me preocupa que no estés cumpliendo con el tratamiento y los cuidados. Mañana vendrá una nueva persona y te prometo que será la última. Si no te sientes cómodo con ella y no te gusta, no lo seguiré intentando. Pero necesito que le des una oportunidad. —está realmente preocupada y afligida y se me encoje el corazón que se preocupe tanto por mí. Tomo sus manos entre las mías.

—Lo siento mucho tía, no quiero preocuparte. Sin embargo, odio que me traten como a un lisiado, aún y cuando eso es lo que soy.

—¡Basta! Tú no eres ningún lisiado, esto solo es temporal.

—¡No lo sabemos tía! Quizás... cabe la posibilidad de que sea permanente y eso me asusta tía, mucho. —mi voz, que comenzó como un grito, termina en un susurro apagado.

Tía Mary, me rodea la espalda con sus brazos y me da un abrazo que me reconforta.

—No tengas miedo hijo —se separa de mí y pasa su mano por mi mejilla—, ya verás que todo saldrá bien, y tienes que dejarte ayudar, cabezota. El lunes a primera hora vendrá Summer, es la sobrina de John, ayer hable con ella por teléfono y aceptó intentar ayudarte. No la conoces, ni yo sabía que ese vejestorio tenía familia. Y el caso es que la tiene y ella aceptó el reto. Quiero que la trates bien, según John, esa chica ha sufrido mucho y no merece que tu diablo la asuste.

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[1])Splitter: es una pieza aerodinámica situada en la parte inferior del parachoques delantero, cuya misión es evitar que entre el aire bajo el suelo del coche, y que dicho aire que choca contra el morro resbale hacia los laterales en lugar de hacia abajo.

[2]) CV: caballo de vapor (CV) es una unidad de medida de potencia que se define como la potencia necesaria para levantar un peso de 75 kg a 1 metro de altura en 1 segundo.

[3]) Fórmula 1: abreviada como F1 y también denominada la «categoría reina del automovilismo» o «la máxima categoría del automovilismo», es la competición de automovilismo internacional más popular y prestigiosa, superando a categorías de automovilismo como la NASCAR, el Campeonato Mundial de Rally, y el Campeonato Mundial de Turismos.

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