Capítulo 5

La mañana siguiente Vivian entró a la empresa sintiendo que había renovado un poco de fuerzas, aunque si era sincera después de haber compartido con Andrew una tarde de sexo increíble, se había marchado a casa cuando comenzaba a caer la noche, pero eso no era grave. Lo grave era que sus sueños fueron perturbados por unos profundos ojos ámbar sé que clavaban en ella, y ojala sólo fueran los ojos, el maldito de Tyler Donovan la había impresionado tanto que se despertó en varias ocasiones durante la noche, solo para encontrarse con que su pulso estaba acelerado y el cuerpo enfebrecido perlado en sudor. ¡no podía ser!, aquello comenzaba a disgustarle, ese hombre generaba en ella una tensión sexual casi imposible de soportar.

-Buenos días señorita Way.

-Buen día Bárbara. ¿Qué tengo para hoy?

-A las ocho treinta la reunión con su equipo de trabajo, ya tengo lista la minuta desde ayer, pensé que usted volvería pero. . .

-No te preocupes, házmela llegar- la interrumpió.

-Bien. A las once tiene reunión con el señor Adgénore, dice que necesita conversar sobre algunos detalles de la perfumería en Francia.

-Bien. ¿Hay más?

-El señor Donovan insistió en conversar con usted. Le di cita para las doce quince, le advertí que usted suele almorzar a la una, lo que le dará solo quince minutos para reunirse con usted.

¡Donovan, Donovan!

-Es perfecto Bárbara.

-El señor Smith pidió conversar con usted. Al parecer su secretaria ha renunciado y quiere contar con su consentimiento para contratar otra. Le di cita para las dos y cincuenta.

-Perfecto. ¿Algo más?

-No señorita. Es todo por hoy.

-Gracias Bárbara- y sin más entró a su oficina.

La reunión se llevó a cabo, aunque para ser sincera no había sido tan fructuosa como hubiese querido, el equipo estaba en discrepancia, no habían llegado a una opinión unánime, y aunque algunos pensaban que sería buena idea contar con un aliado en Canadá, otros preferían no incluir a otra empresa, ya que según ellos podrían ocasionar algunos inconvenientes. TRASNACIONALES WAY estaba acostumbrada a trabajar sola. Vivian sabía que aquello era cierto, sin embargo quizás fuese hora de agregar un socio.

La reunión con André Adgénore, se llevó a cabo con plena excelencia, acordaron que pronto ella viajaría a Francia, con la intensión de supervisar la producción, y quizás promocionar un nuevo perfume dónde ella fuese la imagen y lo que es mejor, le llamarían "VIVIAN" seducción con aroma de mujer, aquello le causó mucha felicidad, aunque pensó que André solo buscaba adularla. No comprendió con qué fin, pero le agradaba la idea para perfume Vivian.

Así que para la hora en la que llegó Donovan, ella estaba más relajada pensando en todo lo que podrían hacer para el nuevo proyecto en Francia.

Dos tímidos golpes interrumpieron sus pensamientos.

-Siga.

-Señorita, llegó su cita de las doce quince.

-¿Donovan?- empequeñeció los ojos.

-Si señorita- le respondió Bárbara un poco incomoda.

-Muy bien. Hazle pasar- se removió incomoda en su asiento, y busco la mejor postura para recibirle.

-Buenas tardes, señorita Way- su boca tenía una mueca extraña. ¡Allí estaba de nuevo esa maldita sonrisa contenida! Sabía que se burlaba de ella, y eso la llenaba de una profunda frustración.

-Buenas tardes señor Donovan. Tome asiento- él mantuvo su sonrisa y luego hizo lo que ella le indicaba.

-Bien, mi secretaria le habrá informado que dispongo sólo de cuarenta y cinco minutos para dedicarle.

-Efectivamente, me informó también que luego usted almorzará.

-Así es- evidentemente Bárbara había hablado de más, nunca le había gustado compartir su agenda con nadie.

-En ese caso, podríamos almorzar juntos.

-No será posible. Además considero que en cuarenta y cinco minutos podrá decirme todo lo que tenga que decir.

-La reunión es una simple excusa para conversar con usted- una cínica sonrisa curvaron los labios femeninos.

-Eso no suena nada profesional.

-Se equivoca, soy profesional en muchas cosas- su sonrisa amenazó.

-Eso salta a la vista- alejó la silla del escritorio y cruzó las piernas dándole una buena vista de sus muslos.

-Salgamos, almorcemos y conversemos.

-No será posible señor Donovan- irguió su pecho, y sus senos se apretaron contra la suave tela del vestido, Donovan se percató y sonrió mirándola a los profundos ojos grises- quedé de almorzar con una amiga- y no era falso, era jueves y todos los jueves se reunía para almorzar con Johanna.

-¿Es esa una excusa improvisada?

-Míreme bien Tyler Donovan, ¿parezco el tipo de mujer que inventa excusas?

-No- él pareció pensarlo- me parece una mujer decidida, que sabe perfectamente lo que quiere.

-Así es. ¿ debo entonces suponer que no desea hablar de negocios?

-Por supuesto que sí. Considero que esta en una gran oportunidad para ambas empresas, sobre todo para nosotros contar con el respaldo de TRASNACIONALES WAY, además ustedes obtendrán muchos beneficios.

-Así parece, sin embargo mis asesores no terminan de ponerse de acuerdo, sobre si es o no conveniente asociarme con usted.

-¿Y usted qué piensa?

-Que puede ser una idea interesante que puede que nos genere beneficios a ambos.

-Así es señorita Way.

-Sin embargo usted debe esperar hasta mañana por la tarde, a que le tenga una respuesta.

-Bien- dijo tranquilo- puedo esperar.

-¿Algo más?

-Por supuesto que sí- sonrió- deseo mucho, mucho más.

-¿Y qué es lo que quiere el Señor Fuego?- la fuerte carcajada llenó a plenitud la oficina.

-Veo que ha hecho la tarea señorita Way. Se ha paseado por las revistas de corazón.

-Se sorprendería de todo lo que puedo encontrar en Internet- él volvió a reír.

-Mucha información de Internet puede ser falsa.

-¿Lo es?

-No. Todo lo que dice es cierto- mantuvo la vista fija en él.

-Eso supuse- empequeñeció los ojos.

-¿Y es cierto lo que se dice de usted Señorita Hielo? – ella se tensó un poco. Sabía que muchos le llamaban así, pero nadie se había atrevido a decírselo directamente a la cara. Ella lo observó muy seguro de sí mismo y quiso desquitarse, pero aquel hombre no era como los que había tenido con anterioridad. Tyler Donovan era diferente, tenía la certeza de que con él no podría jugar, él no podría ser manipulado, y aventurarse con el Señor Fuego, solo le traería problemas.

-Casi todo suele ser cierto Donovan, pero dependerá de lo que te hayan dicho, sólo puedo decir que es incuestionable y que no.

-Quiero averiguarlo por mí mismo. Sin necesidad de preguntarte, sino conociéndote- ella ni se inmutó.

-Esto no tiene sentido. Hablamos sin rodeos Tyler Donovan. ¿Qué es lo que quiere?

-Es muy simple, te quiero a ti. . . en mi cama- su sonrisa era seductoramente ardiente. Sus palabras produjeron en ella una sensación de calor que se alojó en su piel. Por supuesto que era tentador, nada más de imaginarlo la excitación recorría sus venas.

-¿Qué le hace pensar que puede obtener lo que desea?- una de sus perfectas cejas se elevó.

-No te preocupes en negarlo, aunque no muestras ni una gota de sentimiento en tus ojos y rostro, sabes que lo disfrutaríamos, nada más de imaginarte sobre mí. . .

-Muy seguro de usted mismo Donovan- aunque exteriormente no mostrara nada, por dentro sentía como si un volcán acabara de hacer erupción y la lava recorriera cada partícula de su ser- pero creo que no sería una idea muy inteligente.

-¿Por qué?- quiso saber.

-Porque nos parecemos mucho, porque al igual que usted no pido permiso para obtener lo que deseo, porque no reparo en las consecuencias al marcharme, porque no me importan los sentimentalismos, porque solo busco placer. Soy estratega, quiero algo, voy por ello, lo tomo, lo disfruto y me marcho sin mirar atrás.

-Esa actitud me encanta- sonrió.

-No debería, ¿ha escuchado que los polos opuestos se atraen? Pues no es nuestro caso, en esta ocasión somos dos polos exactamente iguales. Y quiero que comprenda algo y que lo comprenda bien; El señor Fuego y La Señorita Hielo, no caben en la misma cama. 

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