Capítulo 4

Vivian se encontraba con la vista fija en su computador, debía culminar de revisar algunos contratos de la sucursal de Francia.

Aquella nueva sucursal le estaba generando grandes ingresos, pronto debería viajar allá para efectuar algunas reuniones, así como a la sucursal de Nueva York, estaba agobiada de tanto trabajo, la tensión se apoderaba de sus músculos, sin duda alguna sabía cómo liberarse; aquella noche necesitaba compañía, pero no compañía para cenar, ni conversar. Quería una noche agitada, volver a casa y dormir relajadamente, eso se merecía, llevaba tres días trabajando arduamente y tres días yendo directamente a casa. Aquello sin duda estaba colaborando con su mal humor.

Un llamado a la puerta produjo que levantara una mirada asesina en contra de aquel que le interrumpía.

-Disculpe señorita Way, pero acaban de llegar las personas que espera para la reunión de hoy- dejó escapar un largo suspiro. Más le valía a aquellas personas traer una buena propuesta porque no estaba de ánimos para soportar pérdidas de tiempo.

-Gracias, hazle pasar a la sala de reuniones, en unos minutos estoy con ellos. Avisa a Andrew y a Giselle para que se reúnan también, y por favor necesitaré de tu presencia para que tomes nota y realices la minuta de la reunión.

-Por supuesto que sí señorita Way- muy eficientemente se dedicaría a la tarea. Vivian sabía que así sería, no en vano llevaba tres años seguidos siendo su secretaria.

Después de que la mujer se marchara, respiró profundamente varias veces, necesitaba estar tranquila, iba a negociar y en eso no podía permitirse flaquear por muy cansada o tensa que estuviese.

-¡Maldición!- gimió frustrada- debí hacer que Andrew viniese temprano a mi oficina, al menos no estaría en ese grado de tensión. . . ¡Diablos!, nada de encuentros sexuales en la oficina Vivian, te estas saltando tus propias reglas- se puso en pie y alisó su vestido. Tomaría un té mientras los visitantes se acomodaban en la sala de juntas. Luego iría y escucharía qué tenían para ofrecerle.

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Tyler, entró con su grupo de trabajo a la amplia sala, tomó el asiento que la joven secretaria le indicaba. . .Mmmmm una morena exquisita, sin duda podría ganar mucho en aquel viaje. Hacia dos días que había compartido cama con Elena. Quizás era hora de buscar una nueva amante, aquella secretaria podría ser ideal para el cargo.

-Disculpe señorita- su voz sonaba sensualmente ronca, la chica lo miró con ojos nerviosos y ruborizándose un poco. Tyler, sonrió quizás aquello sería más fácil de lo que esperaba- ¿Tardará mucho la señora way?

-La señorita Way - le corrigió- vendrá en algunos minutos- respondió ella con voz muy profesional . Aunque era evidente que estaba perturbada. A la sala entraron dos persona, un hombre alto y sonriente y una mujer de curvas exquisitas y una larga melena rojiza. Le excitaban las pelirrojas.

-Buenos días, mi nombre es Andrew, fui el contacto con TRASNACIONALES WAY.

-Señor Smith- intervino una mujer- yo fui quien le llamó.

-Muy bien, bienvenidos todos- sonrió, luego miró a Tyler- usted debe ser el señor Donovan.

-En efecto, lo soy- respondió él serio, poniéndose en pie y estrechando su mano.

-La señorita es Giselle Mattews, asesora de la señorita Way, nos acompañará el día de hoy.

-Muy bien. Un placer señorita Mattews.

-El placer el mío señor Donovan.

-Este es mi equipo. Daniel; abogado. Monic; asesora, Marta; mi secretaria, y Maximiliano mi mano derecha.

-Muy bien, Bienvenidos- todos asintieron- ¿gustan tomar café, mientras esperamos a la señorita Way?

-Sí. Muchas gracias.

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Después de tranquilizarse un poco, se dirigió a la sala de juntas. Abrió las puertas, unas ocho personas se encontraban en sus asientos, así que cuando ella entró, al menos unos dieciséis ojos se giraron hacia ella.

-Buenos días. Disculpen la demora- su expresión era totalmente fría, sus ojos no dejaban entrever nada- bienvenidos a TRASNACIONALES WAY, mi nombre es Vivian Way y soy quién preside esta empresa.

-Buenos días- respondieron al unísono. Se percató de que unos ojos miel estaban clavados en ella, lo miró fijamente sin inmutarse. Aquel hombre era muy muy guapo, la miraba como si ella fuese algo realmente hermoso, su cálida mirada logró perturbarla un poco. Sin embargo, se mantuvo firme. Sus fríos ojos lo taladraron y después de algunos minutos, una cínica sonrisa se dibujó en su perfecto rostro. Por alguna extraña razón deseó borrar esa sonrisa de una sola y firme bofetada. ¿Acaso se burlaba de ella?

¡No tenía ni idea de con quién trataba!

-Y bien. ¿Quién es el señor Donovan?

-Yo lo soy- respondió sonriente aquel hombre.

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Tyler estaba sentado disfrutando de su café, cuando la puerta se abrió dando paso aquella hermosa mujer. Su vestido plateado se ajustaba a cada perfecta curva de su cuerpo. Su andar era agraciado y sensual, sus largas piernas evocaron en él, imágenes que le proporcionaron calor, su larga cabellera negra instaba a ser acariciada, pero esos ojos . .grises, fríos, desencajaban con aquella perfección.

¡Al diablo la pelirroja y la morena también!

Unos minutos antes, había planeado seducir a alguna de ellas para su estadía allí, pero era a aquella mujer a la que quería en la cama. Ella nada más entrar y clavar sus fríos ojos en él, había logrado hacer que la sangre bombeara a su entrepierna. Era evidente que se creía imperturbable, inalcanzable, sería todo un reto escuchar a aquella mujer tan distante gemir entre sus brazos y observar como sucumbía ante su pasión.

Si esa actitud demostraba su personalidad, y eso significaba que ella era hielo, acababa de toparse con el peor elemento para su frialdad. El Señor Fuego le enseñaría como su llama podía derretirla.

-Muy bien- la vio tomar asiento y mantener esa fría mirada fija en él- usted solicitó esta reunión señor Donovan, según me informó el señor Smith, tiene usted algunas propuestas para TRASNACIONALES WAY, nos encantaría escuchar qué es lo que desea proponernos. ¿qué tiene para ofrecerme señor Donovan?- aquella insinuante pregunta iba acompañada de la elevación de una de sus perfectas cejas. Se le ocurrieron muchas respuestas, podría explicarle a la perfección todo lo que podía ofrecerle.

-Le explicaré de forma sencilla, será mi equipo de trabajo quién detalle nuestra propuesta.

-Muy bien. Adelante.

-TRASNACIONALES WAY, tiene sucursales a lo largo y ancho del mundo, abarcan muchos países y es una de las empresas más reconocidas a nivel mundial- ella le miró con sorna, como queriendo decir: dime algo que no sepa. Él sonrió mirando sus labios- sin embargo pudimos apreciar que no poseen sucursales en Canadá.

-No todavía señor Donovan, pero es algo que está en proceso.

-Mejor aún. Lo que deseo es crear una sociedad.

-¿Y en qué área específicamente señor Donovan?, comprenderá que nos desempeñamos en muchas.

-Sí. Way, es un nombre que podemos encontrar en muchas áreas como usted lo ha afirmado. Aerolíneas Way, Computadoras Way, perfumes Way, algunos restaurantes y hoteles. Disculpe usted si olvido alguna otra cosa.

-Eso es irrelevante. Me encantaría saber, específicamente qué es lo que desea.- él sonrió, aquella mujer sí que era un reto; fría, distante, y parecía no inmutarse ante sus encantos masculinos.

-Bien, Monic Duncan le explicará un poco- ella asintió y se giró hacia la mujer que él le señalaba. Obviamente Vivian no le agradaba, o de primera impresión le intimidaba, porque la mujer se revolvió un poco nerviosa en la silla y bebió agua antes de iniciar su discurso.



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Después de al menos una hora de discusiones, Vivian dio por terminada la reunión.

-Muy bien- dijo ella- debo analizar su propuesta, si es tan amable de otorgarme un par de días para reunirme con mi equipo, así evaluaré su propuesta y podré darle una respuesta.

-Me parece perfecto- respondió con su mirada fija en ella.

-Bien señor Donovan. Fue un placer escucharle, me retiraré a atender otros asuntos. Smith te necesitaré en mi oficina en media hora.

-Si señorita Way- respondió Andrew serio y muy consciente de las miradas entre Tyler y Vivian.

-Bárbara - se dirigió a su secretaria- para esta tarde necesitaré la minuta de la reunión y las anotaciones. Concreta reunión para mañana a primera hora. Giselle te necesitaré allí- la aludida asintió. Ahora si me disculpan- se puso en pie, sintiendo aquellos ojos sobre ella, podría haber jurado que su mirada la quemaba. Lo miró sin inmutarse y luego giró sobre sus talones y se marchó.

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Cinco minutos llevaba en su oficina cuando el llamado a la puerta la distrajo, estaba en el computador haciendo su tarea; investigando todo sobre Tyler Donovan. Hasta ahora había descubierto que era mujeriego, insolente, despiadado en los negocios y según algunas opiniones; bastante calculador. Según su opinión; endiabladamente sexy y muy ardiente. Irónicamente las revistas de corazón le llamaban "El Señor Fuego", extraña coincidencia ya que ella era llamada por muchos "La Señorita Hielo", aquello no pintaba nada bien.

-Adelante.

-Disculpe señorita Way.

-No hay problema Bárbara. Dime.

-El señor Donovan insiste en verla- ella frunció el ceño. ¿aún no se había marchado? ¿Qué diablos quería? Habían terminado una reunión hacia poco.

-Estoy muy ajustada de tiempo.

-Eso le he dicho. Pero insiste en hablarle.

-Qué diablos. . .hazle pasar.

-Si- unos minutos después aquel imponente hombre entraba. Era más alto de lo que ella imaginaba.

-No comprendo su presencia señor Donovan- dijo completamente directa al punto.

-Necesitaba verla.

-Tome asiento y dígame que se le ofrece- él obedeció con una sonrisa.

-Me gustaría tener una larga conversación con usted.

-¿Sobre qué?

-Asuntos de la sociedad- sonrió de nuevo.

-Eso lo conversaremos cuando concertemos la cita.

-Quizás pudiéramos. . .

-Señor Donovan, debe usted disculparme, pero no dispongo de su tiempo. A decir verdad, me priva usted de algunos minutos muy valiosos- ella lo miró enojada cuando la carcajada inundó su oficina.

-¿Y bien? ¿Qué es tan gracioso?

-Su actitud. No le he hecho nada para que me trate así Vivian.

-Dejemos algunas cosas claras señor. No le he dado mi consentimiento para que me tutee, en consecuencia diríjase a mí como señorita Way. Eso mantendrá los límites laborales.

-Quizás yo no quiera tener límites con usted- le enseñó su perfecta dentadura, ella s e estremeció ante la sonrisa, pero no lo demostró, sino que le ignoró.

-En segundo lugar, el día de hoy no dispongo de más tiempo para otorgarle.

-Lo comprendo- enarcó una ceja- ¿mañana quizás?

-Es posible, cuando salga haga cita con mi secretaria. Estoy segura que podrá encontrar al menos una hora disponible- lo miró fijamente- ahora si me disculpa, debo pedirle que se marche.

-Hasta mañana señorita Way- su ironía no pasó inadvertida para ella.

-Hasta mañana, de ser posible señor Donovan.

Le vio levantarse y marcharse. Maldijo a gran voz. ¿ qué se creía ese estúpido hombre? ¿Qué le hacía pensar que podía comportarse así?

-Creo que estás jugando muy mal Señor Fuego. No soy de las tontas que se arrastran a tus pies. Yo no me doblego, al igual que tú, tomo lo que me place y me alejo, así que estás jugando un juego donde yo nunca pierdo- sonrió malévolamente, pero luego se sintió idiota por ese monólogo, él no estaba presente ¿entonces por qué dirigía sus palabras a él?

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Cuando Andrew llamó a su puerta, Vivian ya no hablaba, sino que gruñía. Cada fibra de su piel vibraba de excitación y se maldecía por eso. Aquel idiota de Donovan inconscientemente la había dejado ardiendo de deseo.

-Quería verme señorita Way- la dulce sonrisa de Andrew la confrontó.

-¿Qué pendientes tienes?

-Por ahora ninguno- se acercó a ella- ¿puedo ayudarte en algo?

-Puedes ayudarme en todo- lo besó con ardor, sintiendo la necesidad de liberar la tensión de su cuerpo- me alegra que no tengas pendientes. Te diría que fuésemos a un hotel, pero me apetece tu casa- Andrew la besó nuevamente con urgencia.

-Vamos. . . - fue lo que alcanzó a decir entre gemidos.

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