No me culpes a mi!

Mientras conducía de regreso, Joan sostenía aquella chica sobre su regazo, quien parecía dormir. Hace tan solo unos días insistía en pagarme por haberle salvado la vida y justo ahora era ella quien quería terminar con su vida, realmente no podía entender a aquella chica. Joan me atrapó viéndola por el retrovisor, pero me pidió que pasáramos por la casa de Dan para que él pudiera ir por su auto. Asentí con mi cabeza y conduje hasta la casa de Dan donde después de dejarlos me despedí y regresé a casa.

Dejé caer mi cuerpo sobre el sofá mientras cubría mi rostro con mis manos. ¿Cómo en la vida aquella chica podía ser la Val de la que Joan y Dan habían estado hablando tanto, y cómo en la vida había llegado a conocerla en Viena? No podía asimilar todo lo que había pasado ese día y no tenía idea de qué decirle a Joan cuando lo viera el lunes en la oficina. Me duché y tomé las llaves del auto y conduje a casa de mis padres, quienes se sorprendieron al verme llegar sin haber avisado que iría.

Después de cenar con ellos mi madre entró a mi habitación y me preguntó si estaba todo bien, no estaba seguro si contarle lo que estaba pasando, pero entonces ella dijo que debería visitar a mi abuela antes de regresar a la ciudad, y le dije que pasaría saludándola por la mañana antes de regresar a la ciudad. Mi mama me abrazó y me dijo que todo estaría bien. De alguna manera estar en casa me tranquilizaba un poco, todavía no sabía qué explicación le daría a Joan, quizás aquella chica no le había contado a Joan lo que pasó en Viena hace 3 años. Finalmente, logré conciliar el sueño y a la mañana siguiente le dije a mis padres que desayunaría con mi abuela y luego regresaría a la ciudad así que me despedí de ellos. Al verme llegar, salió a recibirme.

—Mi amado nieto, qué feliz me hace tenerte aquí y quisiera pensar que has venido a verme porque me extrañaste, pero tu mama me ha llamado antes y me ha dicho que algo te está molestando, así que entremos y comamos algo, ya luego me platicas qué es eso que te está quitando tu paz. Después de terminar de comer, salimos a dar una caminata por el jardín.

—Y bien —dijo mi abuela—, ¿Qué es eso que te ha estado molestando? puedes decírmelo, sabes que puedes contarme todo, recuerda que estoy aquí para apoyarte.

Después de relatarle la historia completa, noté a mi abuela pensativa.

—¿Dices que la chica sostenía una libro negro y desgastado, pero que cuando le preguntaste por él, ella lo negó y te mostró que no estaba en su mochila, pero también dices que ella afirmó tener un libro así en su hotel?

Asentí con mi cabeza.

—Suena loco, ¡lo sé! Pero es así como pasaron las cosas; pienso que ese libro esconde algo.

—Y pienso que esa chica y tú no estaban en Viena de pura casualidad. Había un propósito específico por el cual ambos coincidieron en el mismo lugar, y si quieres descubrirlo tendrás que conseguir ese libro y será mejor que tú y esa chica comiencen a llevarse muy bien, porque por lo que me has contado les espera un largo camino por recorrer.

Mientras mi abuela seguía hablando, mi celular comenzó a timbrar. Me disculpé con mi abuela y atendí la llamada.

—Necesitamos hablar y tiene que ser ya. Te veré esta tarde junto al lago.

Me sorprendí al escuchar la voz de aquella chica.

—Era ella, llamó para vernos esta tarde.

Mi abuela sujetó mi mano y acarició mi mejilla.

—Todo estará bien, solo recuerda ser amable con ella porque debe estar pasando por momentos difíciles, nadie escoge morir porque sí, sé paciente y amable.

Me despedí de mi abuela y regresé a la ciudad para reunirme con aquella chica.

Su mirada era muy diferente esta vez, ya no era cálida, sino más bien una mirada fría. Se dio media vuelta y me pidió que la siguiera, caminamos hasta llegar a un pequeño muelle donde ella me pidió que me sentara junto a ella.

—Sabes, estuve pensando mucho durante estos últimos 3 años acerca de aquel incidente en Viena, y no logro comprender por qué no pude morir ese día, si años más tarde sería yo quien intentaría acabar con mi vida. Llevo 7 malditos años peleando con la depresión, y aunque intenté e hice de todo para salir de ella y para hacerme creer a mí misma que todo estaría bien y que podía con esto, no era así, nada está bien, nada ha estado bien. Mi trabajo, viajes, amigos, chicos con los que salí, solo ha sido una distracción de momento, pero al caer la noche, cuando todos se van, la muralla de mentiras que he construido junto a mí para protegerme se ha desmoronado una vez más. Todo se viene abajo y entonces vuelvo a sentirme vacía y sin ganas de vivir, todo carece de sentido, descubro que no hay amor dentro de mí y no hay pasión, solo soy un cadáver que juega a vivir, a soñar y a tener sentimientos. Pero lo cierto es que daría hasta lo que no tengo por poder morir en este instante, te juro que he hecho de todo, lo he intentado todo para acabar con mi vida, y vez tras vez mis planes han sido frustrados, y luego esta esa voz en mi cabeza que me dice que debo vivir, que hay algo más para mí. Me dice que no me rinda y no lo entiendo, porque puedo escuchar todas esas otras voces que me dicen que soy basura, que soy un estorbo un parásito, que valgo más muerta que viva. Y te juro que todo lo que quiero es poder ir a la cama y nunca más despertar, pero aun si me tomara un frasco completo de pastillas, despertaría al día siguiente como si nada hubiese pasado —luego hizo una pausa mientras podía ver las lágrimas correr por sus mejillas—. Joan no sabe lo que pasó en Viena hace tres años y no quiero que lo sepa, tampoco sabe todo esto que te he declarado hoy y no quiero decirle. Le he dicho que no volvería a hacer algo como eso, pero es algo que se escapa de mi control, pueda que me sienta bien a su lado, pero en el fondo sé que ese sentimiento no será duradero. Y entonces volveré a desear la muerte y volveré a buscar otra manera para terminar con este infierno y para poder descansar de todo, pues creo que solo la muerte podrá traerme paz.

Al escuchar y ver lo destruida que estaba y lo verdaderamente mal que la había estado pasando, recordé las palabras de mi abuela, entonces, respiré profundo.

—No puedo decir que te entiendo, pero puedo ver que estás pasando por mucho dolor, mas no puedo sentirlo, solo tú sabes y sientes la magnitud del dolor que impregna tu ser. Pero creo que en momentos así debes apoyarte en alguien, y aunque llevo poco tiempo de conocer a Joan, sé lo mucho que te ama y lo mucho que le importas. Cuando él escuchó que estabas en peligro, no dudó en correr hacia ti, creo que deberías considerar contarle por lo que estás pasando para que él pueda apoyarte, de todas formas, el amor de ustedes es mutuo, tú necesitas a Joan y él te necesita a ti.

—¿No lo entiendes?, todo lo que he sido para Joan es un verdadero dolor de cabeza, y es porque conozco su amor por mí que no quiero decirle nada. Estoy cansada de ser una carga para él, quizás por eso se había distanciado de mí. Después de todo, incluso soy una carga hasta para mí misma; hay algo más aparte de todo esto que me ha estado molestando y es el hecho de que hace tres años verdaderamente iba a morir y tú lo impediste y 3 años después apareces como si nada, verdaderamente me odio por haberte llamado mi salvador, qué tonta soy por agradecer en aquel entonces por vivir, incluso por haberte comprado esa chaqueta. Si no hubieras entrado en esa habitación y si no hubieras detenido a ese hombre, nada de esto estaría pasando. Joan hubiera seguido con su vida normal, mis padres no tendrían que sentirse avergonzados de tener una hija como yo, y yo no estaría pasando por este infierno.

Al escucharla decir eso, me sentí realmente molesto, ¿cómo es que primero decía querer agradecerme y me llamaba su héroe, y ahora me culpaba de su desgracia? Me levanté de su lado y le dije que nunca fue mi intención salvarle la vida, tampoco lo fue volver a encontrarla y que al igual que ella también deseaba volver el tiempo atrás para nunca haber entrado a esa habitación, también le dije sentir compasión por Joan al tener que lidiar con una loca como ella.

—Si tienes valor para tratar de atentar con tu vida, al menos toma un poco de ese valor para decirle la verdad a Joan si es que en verdad te importa, y no te preocupes, lo que pase entre ustedes dos no es mi asunto, si Joan pregunta acerca de ti, le diré que te lo pregunte a ti, ya que no es de mi incumbencia lo que pasa entre tú y el. Así que te pido que te alejes de mi camino y no me vuelvas a llamar, y si algún día nos encontramos por cualquiera que sea la situación, solo haz como que no me conoces y yo haré lo mismo. Creo que ambos hemos dejado las cosas claras, así que espero que nunca más tengamos que volver a vernos.

Pese a lo que mi abuela me había pedido, me fue imposible no sentir coraje al escuchar cómo me culpaba de su desgracia. Ahora podía entender el porqué de su desgracia, solo era una chica tonta que iba por la vida tomando malas decisiones y culpando a otros por las desgracias que ella solo traía a su vida. Me compadecí de Joan al pensar que él tenía que soportar cada estupidez que esa chica cometiera, pero de igual forma no era de mi incumbencia, así que dejaría que Joan lidiara con ella hasta que viera que no tenía caso seguir tratando de cuidar a alguien que en cada oportunidad que tenía buscaba autodestruirse.

Esa noche en casa invité a mis amigos para pasar la noche, estaba tan molesto por todo que solo quería distraerme y olvidarme de esa situación y ni siquiera lograba comprender por qué aquella situación me estaba molestando tanto. Intentaba olvidar todo acerca de aquella chica, pero las palabras de mi abuela hacían eco en mí y entonces aparecía el sentimiento de culpa por todas aquellas duras cosas que dije.

Me sorprendió no ver a Joan ese lunes en la oficina, me acerqué a Dan para preguntarle si todo estaba bien con Joan, y Dan me dijo que Joan se había tomado la semana libre para salir con Val y visitar al terapeuta juntos.

—¿Sabes, Devon? Después de escuchar sobre lo mal que Val la ha estado pasando, me siento muy mal por haber dicho cosas tan malas de ella. Joan tiene razón, Val no es una mala persona, verás, su abuela lo era todo para ella, la relación con sus padres no ha sido la mejor y la persona que cuidaba y comprendía a Val era su abuela, y al morir ella prácticamente ella se quedó sola, y por dicha que fue justo en ese tiempo que ella y Joan estaban saliendo. Realmente me gustaría que ella volviera a ser la Val que alguna vez conocimos, pero esperaré a que Joan hable con su terapeuta para saber la gravedad de la situación. Siento pena por Val, ¿puedes creer que ha tenido que atravesar por todo eso ella sola? ¿Te parece poco estar peleando durante 7 años contra esa enfermedad y que ni siquiera tus padres y hermanos lo sepan? No puedo imaginar lo duro que debió ser para ella fingir que todo estaba bien y actuar como si nada pasaba. Debo reconocer que ha sido demasiado fuerte considerando que ha atravesado por todo eso ella sola. Anoche Joan me llamó y estaba destrozado, de alguna forma él se sentía culpable al no haberse dado cuenta que algo no andaba bien, dijo que Val finalmente se abrió y le contó por todo lo que había atravesado y que una de las cosas que más le afectaban era el hecho de que estaba muriendo y su gata era el único ser que podía darse cuenta de ello. Cada vez que ella entraba en crisis su gata entraba a la habitación y se acostaba junto a ella y no se movía de su lado hasta que percibía que la crisis y el peligro habían pasado. No puedo imaginarme lo duro que debe ser que tú te estés apagando y tu vida se esté yendo a la basura y no puedas hacer nada para evitarlo, espero que el terapeuta pueda dar buenas noticias.

«Creo que fui demasiado duro con esa chica», pensé para mí mismo; no debí haberla tratado así, pero no es como si pudiera volver el tiempo atrás, todo lo que puedo desearle es que se recupere y vuelva a ser la chica que solía ser.

—Creo que me equivoqué —le dije a Dan.

—¿Por qué? —respondió este.

—Verás, hace tres años estuve en Viena, y aunque no lo creas, conocí a Valery en ese viaje y ambos estuvimos envueltos en un incidente del cual no puedo hablar porque ella me ha pedido que guarde silencio al respecto. Todo este tiempo que Joan y tú hablaban de Val, jamás pude imaginarme que se trataba de la misma persona a la cual yo conocía, lo supe hasta que acompañé a Joan ese día y Valery me llamo ayer para pedirme que nos reuniéramos frente al lago, y mientras hablábamos, ambos dijimos cosas que fueron un poco hirientes, pero siento que el enojo me ganó y creo que me pasé y dije cosas que estuvieron realmente mal.

Dan guardó silencio por un momento y luego dijo:

—Creo que es mejor que Joan no lo sepa, ya sabes lo mucho que le importa Valery y realmente no sé sobre qué discutieron ustedes dos, pero de igual forma no creo que haya sido bueno para la salud mental de ella que le dijeras cosas muy duras. No es que Val no me importe, claro que me importa, pero la conozco y sé que ella a veces puede llegar a ser un poco ruda, pero creo que no era el momento para hacerla sentir peor de lo que ya se siente, y de igual forma me parece sorprendente que ustedes se hayan conocido ya. Y conociendo a Valery quizás tuvo alguna aventura contigo.

—NO, claro que no, no tuvimos ninguna aventura, el incidente en el que estuvimos involucrados es algo que ni siquiera podrías imaginar, pero que se los cuente ella si algún día quisiera hablar de ello.

—Está bien —dijo Dan mientras hacía una sonrisa un tanto molesta.

Ahora que esa idea se le había entrado en su cabeza, creo que mis días en la oficina se convertirían en un calvario al escucharlo molestarme con eso.

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