7. La Verdad

[AZUL]

Estoy lista esperando en la cocina mientras desayuno a que llegue Carlos, y Isabel, Enrique y Santiago están conmigo desayunando también. Al parecer Santiago está de vacaciones porque no ha ido a trabajar, aunque en realidad supongo que, al ser su propio estudio de arquitectura, puede ir o no ir cuando quiera. 

He intentado comprender la situación que rodea mi vida, pero la verdad es que por más vueltas que le doy en mi cabeza no entiendo porque estoy en peligro, porque he crecido lejos de mi familia, y mucho menos porque estoy en Barcelona. 

Estoy a punto de comenzar a lavar los platos cuando escucho sonar el timbre y es Santiago quien va hacia la puerta — ¡Azul, te buscan! — Me grita desde allí. 

Rápidamente me excuso con Isabel y Enrique y voy hacia la sala y allí esta Carlos, tan elegante como siempre. Carlos supera los 40 años, pero es muy guapo, pelo negro, ojos marrones, y una sonrisa encantadora. Siempre me ha atraído, pero jamás he intentado que se fijara en mi ya que no me interesa ese ámbito de mi vida. 

— Hola Azul, ¿Cómo te encuentras? — Me dice mientras me da un beso en la mejilla, y como él es americano de padres de Costa Rica, no me saluda como lo hacen aquí.

— Estoy como puedo Carlos, estoy preocupada, triste, e intentando sobrellevar la muerte de mis padres. — Le confieso.

— Lo sé, ha sido todo muy difícil y lamentablemente lo que te voy a decir no será algo que mejorará la situación. —  Explica muy serio.

— Carlos, por favor dime ya de una vez que sucede, no puedo estar así mas tiempo… Llevo dos meses de angustia. — Le pido.

Santiago, Enrique y Isabel nos observan desde un rincón de la sala hasta que Enrique nos ofrece que vayamos a conversar a un pequeño despacho que hay en la casa y rápidamente Carlos y yo vamos hacia allí y tomamos asiento. 

— Ha llegado la hora de que sepas la verdad. Pero escucha toda la historia y luego me haces las preguntas que quieras. — Me pide.

— De acuerdo. — Es lo único que le puedo responder.

— Hace muchos años atrás tu abuelo y un socio llamado Ramiro Sellier fundaron Bianchi & Sellier Architects, Inc., lo que ahora se conoce como Bianchi Architects, Inc. Lo que sucede es que cuando tu abuelo y Ramiro fundaron la empresa había una clausula que decía que si uno de los dos fallecía el socio heredaría todo lo relacionado a la empresa si es que no tenia herederos. Cuando tu abuelo falleció tu padre heredero todo y al tomar control de absoluto, comenzó a notar que Ramiro estaba haciendo negocios sucios y estaba involucrado en lavado de dinero. Tu padre denuncio a Ramiro, lo destituyo de la empresa y él fue a parar a la cárcel. Cuando esto sucedió su hijo Alejandro prometió vengarse de tu padre. Lamentablemente esa clausula nunca se ha deshecho, por causas que desconozco. Hace dos meses tus padres fueron encontrados muertos en un accidente de tránsito, pero las pericias indican que no ha sido un accidente, sino que ha sido intencional. Unas semanas después de la muerte de tus padres Alejandro ha intentado tomar posesión de la empresa, pero cuando fue a la firma de abogados de la empresa le han indicado que hay otro heredero, mejor dicho, heredera. Azul esa eres tú.  Como te podrás imaginar estás en peligro, Alejandro te está buscando. Según él quiere llegar a un acuerdo contigo, pero no creo que sea el caso. Tu padre tenía claro que estaba en riesgo desde que Ramiro fue a la cárcel al igual que tú, por eso te ha enviado a Londres.  Ellos han intentado que no se enteraran de tu existencia, pero luego de que ellos fallecieran alguien ha filtrado tu información. El plan de tu padre si eso sucedía era que vinieras aquí, por eso ha hablado con Enrique hace tiempo para arreglar tu estadía en Barcelona. — Me explica.

Solo puedo mirarlo e intentar comprender todo lo que me ha dicho. No solo tengo que intentar entender que mis padres han muerto en un accidente que no ha sido realmente un accidente. También tengo que comprender que soy la heredera de una de las firmas de arquitectura más importante de Estados Unidos y, además, que estoy en peligro porque lo más probable es que me quieran matar para que no sea un estorbo para que ese tal Alejandro se quede con todo. 

Carlos me mira detenidamente. Yo solo siento como las lagrimas caen por mi rostro. — ¿Tienes alguna pregunta? — Pregunta con dudas.

— Muchísimas... — Afirmo entre lagrimas

— Pregúntame, responderé todo lo que pueda— Me ofrece.

— ¿Por qué esa clausula sigue en pie? — Cuestiono.

— Básicamente los dueños fundadores eran los únicos que podían deshacerla. No sé quien los ha asesorado legalmente en aquel momento, pero definitivamente no tenía idea de lo que hacía o realmente Ramiro tenia todo muy bien planeado. — Informa.

— Carlos, yo no quiero heredar nada... — Murmuro.

Él me mira sorprendido parece que le hubiese dicho una aberración — ¡¿Cómo que no quieres heredar nada?! — Me grita.

[SANTIAGO]

Estamos en la sala con mis padres, hoy me tome el día libre por lo tanto he decidió quedarme en casa con ellos. Estamos conversando cuando de pronto escuchamos a Carlos gritar ¡¿Cómo que no quieres heredar nada?!

— Pero ¿Qué sucede allí? — Pregunta mi padre preocupado mientras se levanta del sofá y se dirige al despacho. Yo solo lo sigo y él entra al despacho sin golpear.  Al entrar puedo observar que Azul tiene su rostro cubierto de lágrimas.— ¿Qué sucede aquí? — Cuestiona mi papá. 

— Esta niñita que dice que no quiere heredar lo que su padre le dejo. — Se queja Carlo.

— ¡¿Cómo voy a querer heredar algo por lo que mi padre ha sido asesinado!? ¿¡Estás loco!? — Exclama ella.

— Con más razón, debes ir allí y reclamar lo que es tuyo. — Le dice como queriendo que ella entre en razón. 

— ¿Y qué me maten? — Pregunta.

— ¿Cómo va eso de que te maten? — Inquiero muy preocupado.

— No es tan así Azul. —  Responde él ignorando mi pregunta.

— ¿Y cómo es? — Lo reta y mi padre y yo solo estamos observando la conversación desde la entrada del despacho.

— Tendrías que ir a Estados Unidos y tenderle una trampa a Alejandro para dejarlo en evidencia de que te quiere asesinar y que así vaya a parar a la cárcel. — Le explica.

— Ni loca, comunícate con él, le firmo lo que quiera…yo no quiero nada de esa empresa, o de mis padres, no quiero nada de nadie, siempre he estado sola y seguiré así ¿Entiendes? — Le dice firme y sin decir más nada ella sale corriendo del despacho. Intento seguirla, pero ella abre la puerta de la casa y se va.  No la puedo dejar ir así

Pienso y sin más me echo a correr detrás de ella. 

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