22. Una perra inglesa

Layla

—¡Bueno días, bebé dormilón! — saludo y me cago de la risa porque dos voces completamente diferentes me contestan.

— ¡Buenos días! — dicen al unísono los dos hombres de mi vida y me besa uno en cada mejilla.

Anoche estuvimos viendo películas hasta tarde porque obviamente después de tanta azúcar Theo no cerraba los ojos ni por chiste, y terminamos quedándonos dormidos unos encima de otros como si fuera un juego de Twister.

Thiago se estira y Theo trata de darle un beso pero solo le bosteza sobre un ojo. Se miran y se r

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