Sabía que Luciano era una obra de arte, que casarme con él era un riesgo, pero desde que se escapó esa noche de nuestra cama la duda se ha sembrado en mi corazón. No es sólo el hecho de que se haya ido del departamento como dos horas por lo que pude calcular, sino que haya mentido con que fue al baño.En un inicio traté de ignorarlo, y lo hubiese hecho justificándolo de cualquier modo. Sin embargo, a ese escape se le unió una actitud de lo más rara. Eso fue un viernes, y el fin de semana le dio por ser servicial, atento y pasársela pegado a mi espalda. Acoto que no es que Luciano sea un patán en la convivencia hogareña, aun así, esa melosidad está fuera de su estándar.Y el hecho más raro del fin de semana, no había tenido sexo conmigo. Ni lo inició, ni yo traté de iniciarlo. Después de preguntarme si le amaba y ambos darnos respuestas ambiguas, me hubiese esperado otra cosa.En fin, no tengo que comerme la cabeza en eso durante mi horario laboral de este lunes. Debía enfocarme más bi
La ausencia esa noche, la falta de sexo, el collar y ahora el ofrecimiento de un capital cuantioso para abrir mi propia empresa, me lo dejan en claro. Muy en claro. A Luciano no lo abdujeron o clonaron el viernes, ya sé lo que hizo.—¿Con quién te acostaste Luciano Brown? — le acuso con una voz de ultra tumba.Él se sorprende con mi pregunta, aunque no puede disimular el nerviosismo que le he ocasionado.—Con nadie… No sé por qué me culpas de algo así…—¿Dices que con nadie? — comento en una sonrisa.La sonrisa es perfecta para lanzarle al pecho la caja con su collar. Él tiene buenos reflejos y la agarra en el aire antes de que le impacté. Elogiaría sus reflejos, pero la ira me gobierna.—¿No podías tirar un objeto de menos valor? No es por presumir, pero ten cuidado con las joyas que te daré a continuación. No me gusta dar baratijas.—Eres un estúpido y yo no me quedo atrás. También soy una estúpida por creer que respetarías nuestro acuerdo — me levanto y dirijo hacia la puerta.Es q
Ser una trabajadora común a tiempo completo, investigadora privada en horas libres y una recién casada con un marido como el mío, no es sencillo. No es simple ser Marianne Belmonte en la actualidad, aunque nunca lo ha sido. Sin embargo, lo he logrado a mi ritmo. La muestra más fehaciente de ello es que esté aquí en la primera fila de la inauguración de New Century.Detrás de mí hay más personas sentadas para este evento de apertura, mientras que a los costados los reporteros están tomando fotos a quien está hablando en la tarima. Que es Mateo, él lleva algunos minutos hablando sobre las grandes expectativas de este centro comercial y su visión a futuro.Lo ha hecho muy bien, puedo ver el rostro de satisfacción de su propio padre que está sentado a unos puestos de mí, por igual de Ernesto. Quien también está de un excelente humor es Sergio, que insistió en que me sentase a su derecha en lugar de Andrew que estuvo a dos segundos de hacer un berrinche por ello.Mateo finaliza con su disc
Luciano quejándose de una situación que él mismo provocó no es ni sorprendente, ni digna de alguna reacción fuerte de mi parte. Que esté viendo como si fuera a caerle a golpes a Mateo en tres segundos, también provoca lo evidente, que este se sienta intimidado.—No hablábamos de nada importante. Me están llamando por allá… — comenta Mateo para después alejarse de nosotros.Mi esposo ahora es a mí a la que mira con esa expresión de matón. No me molesto en regañarlo o defenderme. No tenía caso.—Estoy esperando una explicación — dice.—Yo también estoy esperando una. ¿Por qué llegas a estas horas? Ni a la cena pudiste ser puntual — le recuerdo.De repente a Luciano le cambia la expresión, sonríe y le pide a una mesera que pasa cerca uno de los tragos que lleva en su bandeja. Bebe de este.—Estoy cansado de hacerte esta escena de celos. Pasemos de esa y lleguemos al ofrecimiento de una recompensa para calmar mi posesividad — habla el loco este.Entrecierro mis ojos. Cambiando de tema com
Es la segunda vez que vengo a la mansión Brown y la impresión continúa siendo igual de grande que la primera vez. Debido a que tenía experiencia, me comporto lo mejor que puedo al ser recibida por la tropa de empleados de esta propiedad, y al sentir sus miradas sobre mí, continúo por los peldaños de la entrada.Luciano y yo entramos en la recepción de la casa para encontrarnos una interesante imagen. A Lucía sosteniendo una escalera mientras en la cima está Sara guindando una tela larga del candelabro. Hay otras decoraciones por el suelo que no han terminado de ser organizadas. Este ambiente está desordenado, lo cual me sorprende.—¿Así? ¿Así se ve mejor tía? — pregunta Sara a Lucia haciendo maromas peligrosas en la punta de la escalera.—No importa cómo se vea. Bájate, que no quiero otro accidentado en la casa — pide Lucía sin reparar en nosotros.—Dime que se ve bien, y bajaré. Si no, me rehusó — exclama Sara.—Esta niña… — se queja Lucía rechinando los dientes.Escuchamos una tos f
Si algo tenía que decir de los Brown es que sabían cómo dar una fiesta. O esa es la impresión que me están dando con la parafernalia que es el cumpleaños de Selena. La mansión ha sido decorada de manera elegante en su recepción con rosas, peonias y orquídeas, para después estas flores conducir a un salón de fiesta. En este se repite el mismo patrón decorativo sumado a más candelabros, velas y telas.Hay música en vivo por una banda que está tocando en la tarima montada, y una parte de los invitados están bailando mientras que los otros están charlando de aquí a allá. El código de vestimenta es formal, así que, tengo un vestido largo color durazno y Luciano viste de traje. Andamos en una de las esquinas analizando la fiesta y bebiendo vino.—No sabía que tenían un salón de fiesta en esta casa — comento.—No es uno solo, son varios — me corrige ligeramente.—Por supuesto que son varios — respondo disimulando mi impacto con el tamaño de esta propiedad.Visualizo entonces a la festejada d
El poder del chisme no debe ser subestimado nunca. Una muestra de ello está en lo que estamos haciendo ahora mismo. Liam, Leah, Luciano y yo digamos que andamos supervisando que la pelea que tienen Leonel y Lemuel no avance a más. ¿Cómo lo hacemos? Pues, pegados a la pared de la habitación continúa a donde ellos están.—¿Está bien hacer esto? — pregunto susurrando a los tres que tienen sus oídos pegados a la pared.—Claro que no lo está. No escucho nada — protesta Leah susurrando.—Si no escuchas es que no están hablando, esta pared es muy fina. Se escucha todo dentro del estudio — responde susurrando mi suegro.—¿La falta de alcohol en la sangre te despertó la curiosidad de nuevo? De pequeño eras un fisgón, por eso papá te castigaba tanto — menciona Leah en el mismo tono.Es interesante aprender que el señor Liam fue una vez un niño curioso que exploraba esta mansión a pesar de las fuertes reprimendas de su padre. Tal cual Luciano si me preguntan, que cuya pasión por meterse en probl
Mis pies golpean el suelo con constancia y mi corazón late con una fuerza sobrenatural. Lo había conseguido finalmente, un ascenso en mi trabajo, y el primero que tenía que enterarse de eso es Andrew, mi prometido. Camino por el pasillo tan emocionada y aferrada a mi maletín que agradezco que nadie esté por este pasillo. Pensarán que estoy loca o que no me sé controlar por la sonrisa enorme que tengo en el rostro. Pero quién podría culparme.Mi vida estaba transformándose en lo que siempre debió ser. Una vida feliz y dichosa. Me casaría en unos meses con el amor de mi vida, y por fin dejaría de servir cafés en la compañía. Las lágrimas, humillaciones y soledad se acabarían. Yo, Marianne Belmonte, dejaría de ser el saco de boxeo de mi familia, sería la esposa de un prometedor empresario. Finalmente, todos me respetarían y aceptarían.—¿Cariño? Tengo buenas noticias… — digo abriendo la puerta del departamento de mi futuro esposo.Las luces de la sala están apagadas y hay una melodía ten