Capítulo 2

Noah  estaba de lo más nervioso, no quería que su primo Ian llegara a su casa, no le agradaba para nada tenerlo cerca de sus límites de seguridad y por obvias razones que tiene. Las veces que ambos habían estado solo, no las quería mi recordar y ahora que estaba de regreso en el estado sabía que no la pasaría mejor que como se la pasa en la escuela con los amigos de su hermano que solo sirven para burlarse de él cuando Oliver se da la vuelta.

Mirándose en el espejo de su habitación, meditó algunas veces de si se quedaba en ese lugar o salía corriendo como alma que lleva el diablo hacia donde estaba su tío Jacob y quedarse con él en el otro lado del mundo. Pero, sus posibilidades de esconderse con él eran nulas, Ian se lo había demostrado varias veces cuando intentó escapar de sus garras.

Su hermano entró arreglándose sus pantalones, ya le daba lo mismo que este solo saliera de su habitación desnudo y en la casa no podía esquivarlo como lo había hecho todo el día.

— Hola, hermoso hermanito, de mi vida y de mi corazón — abrió los brazos hacía, pero lo detuvo.

— No te d-diré n-nada, Oliver — negó, varias veces con la cabeza — La c-cagaste.

— Esas palabras si la dices bien — se colocó a su lado en el espejo — Pero quiero saber porque Ángel salió de la cafetería de esa forma y tú lo seguiste como un perrito.

— No soy su p-perrito — frunció las cejas — No sé p-porque s-salió de esa f-forma de la c-cafetería — se dio la vuelta para buscar sus zapatos.

— Claro que si lo sabes — se lanzó a la cama de Noah y rebotó varias veces hasta que quedó en el medio — Por favor — hizo un puchero — Somos hermanos y los hermanos se deben decir todo.

— Te d-dije que no — se colocó los zapatos —  No p-preguntes s-sobre eso.

— ¿Estas consciente de que pronto lo sabré? Somos gemelos...

— No s-somos g-gemelos — bufó — D-Dejamos de p-parecernos c-cuando c-cumplimos los diez.

— Mellizos, siameses, gemelos — hizo un gesto con las manos — Es la misma mierda.

— No es lo m-mismo, a-animal del m-monte — rodó los ojos — ¿En v-verdad te g-gusta Ángel? — preguntó Noah, acostándose a su lado — ¿O es s-solo un j-juego?

—Me gusta Ángel — desvió la mirada — Es un niño muy lindo, pero como dije es un niño y no puedo hacerle eso ahora que apenas está conociendo lo que es ser un lobo... sabes que él no es igual que nosotros que desde que nacimos todos ya sabían que éramos un alfa y un omega...

— P-Pero eso no te da el d-derecho de j-jugar con él c-como lo estás h-haciendo — dijo, serio — D-Déjalo ser, l-lejos de ti y eso será t-todo.

— No me alejaré de él — dijo del mismo modo que él — Ángel es mío, y soy demasiado egoísta como para dejar que otro venga con su cara de bonito.

— Si no lo d-dejas le d-diré a papá Jared y él le d-dirá al tío Alexander s-sobre esto — se levantó de la cama — Y no s-será p-precisamente que te g-gusta su hijo m-mayor.

— ¿Me estás amenazando? — Subió una de sus cejas — Estos es difícil de creer.

—D-Difícil, pero no i-imposible.

— Serás…

— Chicos — Dylan abrió la puerta de la habitación —Es hora de bajar, su primo Ian está abajo.

Oliver le dio una clara advertencia a su hermano de que la conversación no se quedaba así, salió de la habitación rápidamente para ver a su primo Ian con unas bolsas en las manos.

— ¿Sucedió algo entre tu hermano y tú? — colocó uno de sus brazos sobre los hombros de su hijo.

—S-Solo está e-enojado p-porque le d-dije que se a-alejara de Ángel.

— Deja que tu hermano caiga de culo y allí nos hará caso — besó su cabello, con cariño — Al parecer mañana no tendrán clases porque estará lloviendo desde esta noche y le dije a Ian se quedara en una de las habitaciones de invitados que tenemos en este pasillo...

— ¿Qué? — Su rostro se puso pálido — ¿Él no p-puede i-irse a-antes de qué ll-llueva?

— Sería malo de mi parte dejar que mi sobrino se fuese con la lluvia pudiese caer en cualquier momento — comenzaron a bajar las escaleras — Además, sería muy grosero de mi parte que lo dejara salir con este clima.

— ¿Hasta qué p-pase la ll-lluvia? — Preguntó, y luego se escondió detrás de Dylan cuando vio a Ian hablando con su padre Jared — Él no me g-gusta, papá.

— ¿Qué pasó para que dejara de gustarte Ian? — Preguntó, bajito — Eran muy unidos cuando llegó a la casa hace algunos años.

— Ya no me g-gusta.

— Él no es igual que su madre, su padre le enseñó buenos modales.

Pero aun así Ian no le agradaba para nada a Noah.

— Hola, Noah  — Ian caminó hacia donde estaban ellos parados y le entregó una bolsa a Dylan y otra a Noah quien la recibió con una sonrisa fingida en todo su rostro — Espero que les gusten mis regalos.

— Gracias — dijo Dylan — Pasemos al comedor, allí esta cena servida — dicho eso fue en dirección al comedor — Si, deseas puedes dejar tus cosas en la habitación de invitados y cuando pase la tormenta podrás irte a tu casa — se giró hacia ellos — Noah, enséñale la habitación a Ian, por favor.

Noah  abrió los ojos y después negó varias veces, para después de todo eso tomar una de las maletas de Ian. Subió las escaleras de dos en dos escuchando a su padre pedirle disculpas a Ian sobre la actitud de su hijo, lo cual era bastante extraño con él en ese momento.

Noah en cambio dejó la maleta en el lugar más cercano a la cama de la habitación, sujetando bien con una mano  y se dio la vuelta para salir corriendo, pero lo fue imposible cuando Ian cerró la puerta detrás de él.

— También te extrañé, bebé — dejó la otra maleta en el piso — ¿Por qué no me has dado un beso todavía? — Noah  retrocedió varios pasos, esquivando el mueble que estaba frente a la cama — No hay razón para que corras, bebé.

— No te a-acerques — dejó caer la bolsa en el piso y miró la puerta del baño —G-Gritaré si te a-acercas.

— Te recuerdo que tenemos un trato y que si no cumples muchas personas saldrán heridas, bebé — se siguió acercando — Ven y dame la bienvenida que me merezco.

— No —movió su cabeza de un lado a otro — Q-Quiero s-salir…

— ¡Que vengas aquí, mierda! — gritó, enojado, y Noah saltó en su lugar  — Si lo repito otra vez no respondo de lo que haga y tendrás que darle una buena explicación a tus padres del golpe que te daré en la cara si no me obedeces en este momento, Noah.

A Noah no le quedó de otra más que hacer lo pedido por Ian y acercarse a él con pasos cautelosos y temblorosos. Aun con la mirada en el piso se colocó frente a él.

— Así me gusta — lo tomó de la cintura con uno de sus brazos y con la otra el rostro del omega, y después lo besó.

Bien, la relación entre Noah e Ian comenzó cuando el alfa llegó a su casa un día buscando a su padre Jared y a Dylan, y a todos les agradó de inmediato cuando éste mostró su rostro de inocencia e incluso a él lo convenció. 

Se quedó unas pocas semanas en la casa de sus padres, en lo que buscaba una nueva casa en ese estado, y Jared lo ayudó a encontrarla  a unos cuantos kilómetros de distancia de su antiguo hogar, ya que Ian había decido dejar la casa de sus padres tal y como estaba si ningún habitante en esta.

Pero, al pasar cinco días en la casa con él las cosas fueron cambiando de a poco con su actitud con Noah, una noche entró a la habitación del omega con unas bolsas en las manos las cuales tenían lencería en estas.

Eso le había sorprendido por lo que se negó a eso y lo único que recibió fueron golpes, esa fue la primera vez que ambos tuvieron sexo, pero de algo Noah  estaba seguro y fue que no disfrutó del todo, pero al menos disfrutó un poco.

Los siguientes días fue lo mismo y muy pocas veces en la intimidad, eso sucedió durante las semanas que el alfa duró en su casa. Vio la gloria y los ángeles cantaron cerca de sus tímpanos cuando lo vio instalarse en su nueva casa, lejos de la suya por lo que nunca les dijo a sus padres el porqué de su lejanía con Ian si en el principio de todo eran unidos.

Pasó un mes completo en el cual no se habían visto y cuando lo hicieron fue en el cumpleaños número quince, el alfa llegó por una invitación de su padre a la fiesta de cumpleaños. No disfrutó su cumpleaños por más que lo intentó y la noche culminó con ellos entre las sabanas.

Lo único que agradeció de esas noches era el que Ian nunca se llegó a correr dentro de él o si no estaría en problemas, y más aun con un  bebé de su agresor que sólo volvía para hacerle daño. 

Cuando Ian se iba de la ciudad o del país, Noah se permitía sonreír o reír con sus padres, con sus hermanos o con los poquitos amigos podía tener en su vida.

Ian le dijo que también estaba al mando de un estado, así de grande como el de su padre, pero que esto solo era el comienzo de una venganza por la muerte de sus padres. Pero, lo que nunca le dio buena espina es que su abuelo estaba con él en todo el proceso desde que sus padres murieron hace tantos años.

Ese hombre jamás le dio buena espina solo porque tenía ambiciones de dinero y de poder contra quien se interpusiera en su camino, y él solo le creía a sus padres y solo a ellos. Volviendo a la habitación con el alfa y el omega. Ian colocó una de sus manos en el trasero de Noah  haciendo el beso más fogoso de lo que ya estaba.

— Ahora serás un niño muy bueno e irás a tu habitación con la bolsa que te traje y eso usaras estas noche para mí — dejó un besó en sus labios — fueron unos largos seis meses sin verte, bebé.

— ¿Ya me p-puedo ir? — Desvió la mirada — Por f-favor.

— Toma la bolsa y sal — se hizo a un lado — Ya sabes lo que tienes que hacer si alguien pregunta algo del porque tardaste aquí.

Noah asintió y salió corriendo con la bolsa en sus manos, mientras más lejos estuviese de Ian sería mucho mejor.

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