Reino Witther
La suave brisa acariciaba los árboles, el día era cálido.
Caminaba por el gran jardín que poseía el castillo, lo perturbaba algo tan hermoso, su compañera.
Su corazón se estrujaba cuando recordaba el beso y luego haberla rechazado, pero tenía sus motivos, aún no era tiempo.
Debía mantenerse alejado de ella, aunque los días se tornarán una tortura cuando lo embriagaba el dulce aroma que desprendía su compañera.
A lo lejos un carruaje se acercaba lentamente, su destino era el castillo. Felipe estaba inquieto, vería a su sobrino después de tanto tiempo.
Y aunque sus pecados lo atormentan, debía seguir adelante por ella.
Ella había cambiado su vida por completo desde que la sostuvo entre sus brazos por primera vez.
Recuerda su sonrisa inocente cuando le trajo un libro por primera vez, sus pequeños brazos lo sostuvieron con adoración para luego correr a los brazos de Felipe y sus
Reino Thusrek Josep le sonreía al hombre que ahora portaba orgullosamente la corona. Humberto. El nuevo rey de los felinos, el rey de Thusrek. Hace aproximadamente dos años los preparativos para su coronación y matrimonio empezaron luego de la muerte de su padre. Pidió estar dos años en luto, pero su madre, Helena, se lo prohibió y solo le otorgó un año de luto. Lucy, era su prometida, a quien conoció a los 15 años de edad quedando perdidamente enamorado de ella. Él no lo pensó dos veces y frente a sus padres pidió la mano de Lucy, la cual aceptaba el amor del príncipe. Y tras 5 años juntos como prometidos la triste noticia del fallecimiento del rey entristeció a todo el reino, miles de flores en honor del difunto rey fueron enviados desde el reino Witther y Priswer. El día de la coronación había llegado. Vestían a los futuros reyes para iniciar con la sagrada ceremonia de matrimonio y luego coro
Reino Witther Tras un largo suspiro lleno de frustración Felipe observó a su sobrino. Era como ver a su hermano, pero no era él. Frente suyo alguien a quien estaba traicionando lo miraba con desprecio. Tal vez algún día me entiendas—pensó Felipe Estaba a punto de contestar cuando de imprevisto Maximiliano se puso de pie y salió del despacho enojado. Daniel observó a su rey irse hirviendo en pura ira. —Lamento que su majestad ahora no pueda atenderlos, pediré a una mucama que los lleve a sus alcobas. Disculpen —susurró saliendo del despacho, Amanda observó a Felipe quien miraba hacia la nada Reconocía esa mirada, estaba triste y agobiado. Estaba traicionando a su propia sangre y nadie sabía sus razones, tal vez cuando su sobrino lo descubra termine odiándolo sin escuchar sus motivos. Minutos después entro María con una muchacha detrás de ella, les brindo una sonrisa cálida. —Por fav
Reino Witther • Esmeralda • Sentía un profundo dolor. Durante toda la noche no pude evitar llorar, me dolía mi corazón. ¿Qué era el amor? No lo sabía, había experimentado el amor familiar, el amor que mi abuela me brindo, pero el amor hacia un hombre no lo experimente y ahora mi corazón sufría una profunda confusión. ¿Qué sentía?, ¿y por qué? Aquel beso fue tan mágico, removió mi corazón, pero luego cuando recibí su rechazo algo en mí se rompió. Era un sentimiento inexplicable, cuando lo veía mi corazón palpitaba fuertemente. Había escuchado que los licántropos tenían compañeros, lo reconocían por su aroma y su lazo era fuerte. Un amor puro y verdadero. Ahora mismo observábamos como la invitada, llamada Amanda explicaba cómo preparar galletas florales. Según nos dijo las favoritas del rey. —...así háganlo y cuando estén listas la sir
Reino Witther • Maximiliano • Ignorarla era lo único que podía hacer ahora, aunque doliera era por su protección. La llegada de Amanda y Felipe me sorprendió mucho, era increíble la hipocresía que él tenía al venir hacia mí después de tantos años. Los años que necesite de su ayuda, su protección y su compañía. No quise decir nada solo irme a mi alcoba y olvidar todo perdiéndome en su aroma, el aroma de mi compañera. Lo único que me tranquilizaba. Su aroma yacía impregnado en toda mi alcoba así que podía dormir tranquilo. Luego de salir del despacho Daniel llegó hasta mi alcoba para saber cómo estaba. Yo solo tuve que decirle que no confiaba más en mi tío ni en Amanda. Así que le pedí que los vigilará muy de cerca, pero ahora yo debía hacer mi trabajo, debía acercarme a Amanda para descubrir sus verdaderos motivos de su visita. Deber haber uno. Sentí el corazón de m
Reino Witther • Esmeralda • Solo bastaron unos segundos para que mi corazón se rompiera en mil pedazos. Era una extraña sensación. Una sensación que solo quería dejar de sentir. Reaccioné y corrí hasta la cocina, dejé que mis lágrimas brotarán. María me observaba alarmada, estaba a punto de preguntar cuando me refugié en sus brazos y entonces dejé que mi llanto inundará la cocina. Los murmullos de mis compañeras se tornaban distorsionados, mi cabeza dolía, mi corazón dolía. Solo pude dejar que la oscuridad se apoderará de mí. (…) Abrí mis ojos alarmada, me puse de pie rápidamente, pero un mareo me obligó a sentarme. Solté un quejido. —Descansa, Esmeralda —la voz de María inundó mis oídos, la observé, luego solté otro quejido de dolor que me obligó a cerrar mis ojo
Reino Priswer Traidores. Traidores. Traidores. Así los llamaban desde que decidieron dejar de seguir a la diosa Atenea para poder lograr vivir en paz. Su descendencia era del clan Zafiro, un clan puro de brujos, los primeros seguidores de la diosa Atenea. Lucharon con ella para liberar la tierra de Lucifer, tras luchas y luchas lograron encerrarlo en el Zafiro eterno que contiene su alma y su cuerpo fue quemado. Aquel Zafiro se mantiene oculto dentro del castillo, años tras años cada rey sellaba la jaula con su sangre para que nadie excepto el rey sea capaz de abrir y obtener el Zafiro. Nadie debía tocarlo. Nadie debía romperlo. O el mundo nuevamente entraría en un caos, Lucifer encontraría a su primogénito dando su poder para tomar lo que hace muchos años le fue arrebatado. El poder sobre la tierra. Dorian Priswer era alguien frío y distante, pero detrás de aquella máscara un pas
Reino Witther A cada minuto la pequeña humana sentía su corazón estrujarse de dolor. Sus ojos se llenaban de pequeñas lágrimas que rápidamente eran borradas con timidez. Verlo a él sonreír amenamente con Amanda era doloroso, como si nada hubiera pasado. Aquella mañana con valentía Esmeralda decidió colocarse su traje y continuar con su trabajo, aunque ahora se arrepentía de aquello. Ni siquiera sabía cómo seguía de pie viéndolos sonreír. ¿Entonces por qué te amo? Se preguntó Esmeralda agachando su cabeza aún más para tal vez distraer su mente observando el pasto bajo sus pies. Pudo observar la diferencia entre ella y Amanda. Ella era fina, de elegante figura, ropas que se amoldan y resaltan su piel blanca. Mientras que Esmeralda nunca había portado un vestido tan hermoso como el que aquella mujer poseía, pero la vida era así, nacer en familia sin recursos te hacía soñar día y noche. Esme
Reino Mítico • Francesco • Para mí era un ser humano despreciable. Su sonrisa, su mirada, todo de él me daba asco, me avergonzaba. Solté un suspiro cuando esté abandonó el despacho con una sonrisa en sus labios, gotas de sudor sobre su frente y su copa de vino. La muchacha seguía sollozando. Tenía miedo. Me acerqué a ella colocándome en cuclillas, ella sollozaba de rodillas mientras tocaba sus manos empapadas de sangre. —Tranquila. —acaricie su espalda— Ven, déjame llevarte con Paloma Tomé a la muchacha de unos 21 años entre mis brazos y subí hasta la alcoba de Paloma quien leía sobre su cama un libro. Ella me observó asustada. —¿Qué le hizo? —pregunto Paloma acercándose a nosotros —Sus manos tienen cortes grandes, por favor debes curarla —ella asintió guiándome hasta su cama donde deposite a la muchacha quien aún sollozaba Largos minutos después l