Capítulo 18: Susurris de dolor

Pasó un mes desde que Leo me secuestró. Las autoridades seguían buscándolo, pero no habían tenido resultado. No me sentía tranquila, él podía volver e intentar llevarme y me aterraba la idea.

Me levanté de la cama con sigilo para tratar de no despertar a Peter, quien estaba dormido sobre su estómago, completamente desnudo. Una sonrisa pícara se dibujó en mis labios mientras disfrutaba de aquel cuerpo perfecto y fornido, de la curvatura abultada de su trasero, de sus piernas velludas y musculosas. Era la primera vez que amanecía en mi cama.

Mis dedos cosquillaban por el deseo de plasmar en un lienzo la obra de arte que me brindaba su presencia en mi cama desecha, resultado de nuestra pasión.

—Kaili, bebé. Despierta —susurró en su letargo.

Me estremecí por sus palabras. ¿Quién era Kaili? Nunca había escuchad

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