Ana No me imaginaba lo que ocurriría, sigo pensando ¿En que me equivoque?Tal vez no debí confiar en mi familia ni dejarme manipular. Las personas que se supone que debían quererme y cuidarme causaron mi desgracia. ¡Y ese psicópata! ¡Como no note antes la clase de persona que era!. Ahora que reflexionó me percató de que habian muchas señales. ¡Por que no las vi o no las quise ver!.En este momento todo cobra sentido.Ese día desperté y fui a ver a Maximiliano para disculpame. La noche anterior falte a nuestra cita porque me quedé con Blanca mirando películas hasta tarde y nos dormimos.-Me engañaste ayer- Me reclamo él -Bueno, bebé, Blanca me distrajo.Nos dirigimos a desayunar con mi familia. Al ver el rostro de mi padre me daba cuenta que había una mala noticia. -Cecilia tuvo un accidente -Informo mi tío -¿Que paso papá? ¿Que le paso a mi mamá? - Pregunta Lucas preocupado -Un accidente automovilístico parece que no es serio pero iremos -Claro, papá - Asiente Grecia-Nosotros
Antes de irme de esa maldita isla necesitaba desahogarme gritar y para eso me dirigí al acantilado. Grite lo más fuerte que pude, me se sentía tan estúpida tan usada.Fui el juguete de todos, de mamá, de Zulema y de ese tipo quizas hasta papá estaba en mi contra.Que clase de família tenía, todos estaban podridos por dentro, yo nunca vendería a mi hija. Sabía que Vanesa no me quería ni nunca me habia querido, pero esto era demasiado.¿Por que ella tenía que ser mi mamá?Toda la vida había intentado ganarme su amor, pero fracase. Fracase inútilmente en todo tanto en mi carrera, en mi relación con Max como en todo. Odiaba mi vida, odiaba ser Ana, era tan ingenua, tan tonta. Había vivido en un mundo rosa pensando que todos eran tan buenas como yo. Pero el mundo no era así y no era culpa de ellos, era culpa mía por ingenua y tonta.—¿Por que tan sola chiquita?Conocía esa voz, era la voz del hombre que más odiaba y más asco me provocaba en el mundo.—Me quisiste comprar me das asco— Lim
Maximiliano Toque su cabeza y estaba cubierta de sangre. Sus ojos estaban abiertos, pero parecían no centrarse, creí que estaba muerta. Fue un accidente, no era mi culpa, ella me había provocado y se golpeó sola.—Levántate ,Ana— Le pegue una patada suavemente, pero no se movía— Levántate, estúpida.Revise su pulso y estaba muy débil, no faltaba mucho para que se muera. Cerre sus ojos con mis manos, no soportaba que ese azul me mirara. Había sido el inició de todo cuando me miro por primera vez. Primero cuando era una niña y después cuando nos reencontramos.—¿has visto a Ana?— Me pregunta Matías quién me llama por el celular —No ¿Por que?—La vi salir con sus maletas —Discutimos se habra ido de la isla —Comente—¿Donde estás?Corte la llamada, yo pelee con Ana, terminamos y estuve bebiendo toda la noche, no sé nada de ella, esa será la historia oficial..Debo desaparecer la evidencia, está vez no puedo fingir que fue un accidente como en mi primer crimen. Cuando acabe con la vida
No logró respirar, me he cansado de luchar por mantenerme en la superficie. Lo único que veo a mi alrededor es agua, mucha agua. Siempre he amado el mar, es mi lugar seguro y nunca me imaginé que se convertiría en una pesadilla.Me he cansado de gritar hasta quedarme sin voz, solo un pensamiento ronda mi cabeza “Moriré”. Estaba a punto de dejar de luchar y permitirme consumir por las profundidades del mar cuando percibí una luz a centímetros de mí. Dicha luz se acerca con lentitud. A estas alturas no distingo de si es real o parte de mi imaginación.Quizás ya este muerta y no la he notado, no sería la primera vez que no veo la realidad.Cuándo la luz se acerca hacía mí me percate de que no estoy muerta, ni ese destello se trata del túnel que debes cruzar antes de morir. La luz proviene de un barco que se encuentra a centímetros de mí.Los minutos transcurren rápidamente, sin percatarme de que está ocurriendo, fui rescatada en una lancha por unos desconocidos y ellos me subieron al ba
Cristian El dolor no me ha abandonado durante ningún instante desde aquella horrible noche. Las pesadillas acompañan cada una de mis noches y mis días, la única forma de acallarlas y acallar la voz de mi conciencia es bebiendo, me pierdo en el alcohol hasta olvidar mi propio nombre. Desearía dejar de existir, pero soy demasiado cobarde para acabar con mi miserable existencia. Aún no puedo creer la forma en la cual cambio mi vida, pase de ser el hombre más feliz de la tierra a convertirme en un asesino. El asesino de la única mujer que he amado y amare en mi vida. Mi cuerpo me exige alcohol y me he quedado en la más profunda de las miserias, por ello no tengo opción y debí recurrir a mi madre. Ella estaba a punto de realizar un viaje en crucero, pero al parecer algo ocurrió en el camino y debió regresar a la clínica. Paula es una de las mejores cirujanas de la región. De alguna forma ella fomento mi pasión por la medicina y por ayudar a los más necesitados. Pero ese Cristian quedó
Lucia Mi cabeza está a punto de estallar y puedo percibir cómo absolutamente todo en mi entorno me da vuelta. Durante el último tiempo estuve sumergida en el más profundo de los sueños. O más bien una pesadilla, no quiero regresar a ese horrible lugar. —Lucía — Un hombre centra su mirada en la mía— Parpadea una vez si puedes verme y oírme. No estoy segura si puedo hablar, recuerdo que en mis sueños intenté gritar con todas mis fuerzas, pero nunca lo logré. Me sentía impotente porque tampoco lograba llorar, ni gritar, sentía que el dolor me consumía y no lograba expresarlo. Hice un gran esfuerzo, pero logré parpadear una vez, seguidamente, intente mover mis labios para formular alguna palabra, pero es inútil, no puedo hacerlo. —No te esfuerces — Me pide él No puedo evitar centrar mi vista en él, sus ojos verdes destilan una dulzura que me proporciona una gran tranquilidad. Es extraño porque por un lado, él me parece un auténtico desconocido, pero, por otro él me parece muy famil
Ha transcurrido aproximadamente una semana desde que Lucía despertó. Sinceramente, durante los últimos días he tenido demasiado trabajo por ello no le he dedicado el mismo tiempo que antes. Me informan que pregunta mucho por mí; sin embargo, no puedo ir en cada ocasión en la cual me llama porque no quiero que se apegue a mí. No sería sano para ninguno de los dos debo mantener la distancia entre médico y paciente. Mi madre tiene razón en que no debo involucrarme demasiado con ella debido a que Lucía está muy sensible. Tengo fe en que muy pronto recordará y terminara por irse con su familia. Cuándo eso ocurra no quiero salir afectado. Ha sido una larga jornada para mí y solo he logrado dormir dos horas. — Al fin te acuerdas de mí —Me recrimina —Tengo otros pacientes, ¿cómo te has sentido?—Inquiero —No sé, rara. —Yo te veo mejor, has avanzado mucho, Lu. Su malestar no es físico, sino que emocional se siente muy sola y le angustia el hecho de no recordar. Me puedo dar cuenta perfe
Lucía Me desperté exaltada como todas las mañanas debido a las pesadillas que me agobian. Aún puede sentir las manos de aquel hombre sobre mi cuerpo, destrozando mi ropa y tocándome, repitiéndome que le pertenezco y puede hacer conmigo lo que le plazca. Su aliento caliente en mi piel. Siento repulsión hacía él y hacia mí misma por no lograr hacer nada para defenderme. No comprendo porqué tengo esa pesadilla tan horrible, no quiero pensar en eso, pero no puedo evitarlo. —Lu otra vez llorando —Replica Eliana mientras trae mi desayuno —Otra vez ese horrible sueño — Respondí limpiando mis lágrimas con mis manos —Si me contarás podría ayudarte —No quiero ni recordarlo, es muy feo, pero lo bueno es que es solo un sueño. —Debes estar tranquila por fin hoy saldrás de esta clínica. — Ella deposita un beso en mi frente —¿A dónde iré? — Le pregunté —Escuché a la doctora Martínez decir que irás a un refugio de mujeres. —Yo no quiero irme—Admití —Tampoco estoy de acuerdo, pero de esa f