- Entonces ¿si los grabaste teniendo sexo? – preguntó una voz femenina al teléfono.
La otra persona le dio algunos golpes al teléfono comunicándose en clave morse: “Si, ella no colgó”
- Excelente… am… bueno amiga ya sabes…
“Descuida, te entiendo”
- Mañana que te lleve tu pastel y tu regalo, me das esas pruebas para que se las pase a mi esposo y ya ponga la demanda de divorcio.
“Gracias”
- No tienes que dármelas, bueno descansa – indicó la persona terminando la llamada.
La mujer que se había comunicado en clave morse solo dejo escapar un suspiro y en eso volvió a sentir como sus ojos picaban y amenazaban con volver a llorar, porque recordar todo lo que escucho y como su esposo le decía te amo a su amante, dolía.
A paso lento se dirigió a su habitación y al pasar por el gran espejo que estaba en el pasillo se quedó mirando por un momento su reflejo.
Sinceramente el reflejo era de una mujer hermosa de cabello castaño algo ondulado, ignorando que en ese momento sus ojos estaban hinchados por culpa de la tristeza, estos eran de un singular color azul, su figura era delgada… tal vez no tenía un busto exuberante como Sophia, pero su cuerpo estaba bien proporcionado.
En verdad era una mujer guapa, de no ser por ese cruel defecto que ese accidente le provocó, ya que por culpa de un trauma de su niñez ella perdió el habla, por lo que ahora se comunicaba mediante el lenguaje de señas y clave morse, algo que Roger odiaba porque tuvo que estudiar esos lenguajes para poder hablar con ella.
Ella colocó su mano sobre el espejo mientras pensaba que lo que estaba por hacer era lo correcto, ya no podía vivir como una sombra en esa casa.
Quitando a su gran amiga de la infancia, el esposo de ésta y el vecino, no había alguien que la quisiera: su padre jamás la quiso, su madrastra y hermanastros abusaban de ella, su esposo la traicionaba abiertamente y su suegra la humillaba cada que podía… por lo que, de no ser por esas 3 personas, ella viviría aislada en esa gran casa.
Ciertamente la casa era un departamento moderno y lujoso, equipado con lo mejor y decoraciones muy costosas, aunque el plan original era vivir en una casa-mansión propia, pero Roger se negó a comprar algo así por el mero hecho de que solo compraría una casa cuando viviera con la mujer que amaba.
Ella camino hasta la cocina para guardar la cena que le habia preparado a Roger en unos recipientes, ya que sabía que cuando era noche de sexo con Sophia, él no regresaba hasta las 7 de la mañana, aunque solo regresaba para bañarse, cambiarse de ropa, desayunar y regresar a la oficina.
Tras guardar todo y limpiar los trastes sucios, ella ingresó a la recamara de Roger para acomodar la ropa limpia sobre la cama para que la tenga a mano a la mañana siguiente y tras acabar fue a su habitación a dormir, porque ellos dormían en habitaciones separadas.
A la mañana siguiente fue despertada por el sonido del agua correr, lo que significaba que Roger había llegado y se había metido a bañar.
Ante eso ella se levantó y fue a prepararle el desayuno, el cual acomodó rápidamente en la mesa y se sentó a esperarlo.
La espera no tardó mucho, ya que 5 minutos después Roger apareció bañado y arreglado para sentarse a desayunar sin saludarla.
“Buenos días” – le dijo ella moviendo sus manos, pero el pelinegro la ignoro porque su atención estaba en su celular, ya que estaba mandando un mensaje de texto, aunque por la sonrisa de idiota en su cara de seguro estaba hablando con Sophia.
Ella solo suspiro y comenzó a comer con la mirada baja.
Cuando Roger terminó se colocó de pie para irse, pero vio que su supuesta esposa se puso de pie y se acercó.
- ¿Qué quieres Débora? – le preguntó frunciendo el ceño al notar que estaba por tocar su cuerpo, aunque solo dejó escapar un suspiro al ver que ella tomaba su corbata y se la acomodaba.
“Que tengas un buen día”
- Siempre lo tengo – dijo en tono sarcástico pasando al lado de ella y golpeándola en su hombro derecho provocando que cayera al piso, pero no le importo lastimarla y él siguió con su camino sin mirar atrás.
Débora buscó aguantar el dolor de la caída y se colocó de pie, buscando secar rápidamente las lágrimas que estaban por salir de sus ojos y en eso miró a un punto específico de la pared que tenía enfrente de ella.
Con cuidado se acercó a ese punto y al mover un adorno quitó la mini cámara que colocó en ese sitio, porque poco a poco había reunido las pruebas para exigir el divorcio.
Porque si… ella ya había llegado a su límite, ya no quería aguantar más humillaciones… aun no entendía: ¿por qué todos la odiaban? ¿solo porque no hablaba de forma fonética?
Eso le parecía injusto, aunque lo que más le dolía es que de nuevo espero al menos una felicitación por parte de su pareja por su cumpleaños… pero de nuevo el actuó como si fuera un día más.
Además de sentirse triste de un momento a otro sintió unas horribles ganas de vomitar por lo que corrió al baño.
Últimamente se sentía débil, se mareaba con facilidad y vomitaba después de comer… ciertamente en casos como esos debería ir al médico de inmediato, pero ella no quería ir porque pensaba que todo era por culpa de la presión psicológica que estaba sufriendo.
Por lo tanto fue a acostarse un rato en el sofá dejando escapar un suspiro en lo que buscaba calmar un poco sus angustias antes de empezar con sus labores domésticas o ese era el plan, ya que de un momento sonó el timbre de la puerta, anunciando que alguien había llegado.
Débora se colocó de pie y fue a ver quién era, aunque el malestar desapareció cuando vio que era su amiga, por lo que enseguida le abrió.
“Hola Caro” – le dijo sonriéndole.
- Hola Debi, ya se fue el imbécil ese ¿verdad? – indicó una chica de cabello negro, acercándose a abrazarla y darle un beso en la mejilla.
“Si”
- Que bueno, porque no le traje a él – dijo mostrando una bolsa de papel.
La castaña le miró confundida y en eso vio el nombre de la bolsa asombrándose, porque su amiga trajo comida de su restaurante favorito.
- Y por cierto ¡feliz cumpleaños!
La castaña sonrió y le abrazó, agradeciendo este gesto porque era la única que le felicitaba a esas alturas de la vida.
Tras eso buscaron acomodar todo en la mesa para comer y platicar de trivialidades sobre cosas que veían en la tele o el drama que pasó en la novela de las 9.
“Sí que se la pones difícil a Cristian”
- Bueno él sabe que no soy una chica fácil y así me ama – bromeó ella sacándole la lengua y haciéndola reír.
“Oye ten, son las grabaciones” - habló dándole los dos usb con todas las evidencias que había reunido.
- Perfecto, yo se los daré para que demos inicio a la demanda – indicó poniéndose seria y guardándolos en su bolso.
Débora le agradeció su ayuda y tras guardar las pruebas se sentaron a comer a la mesa comentando de cualquier otro tema para pasar un buen rato, aunque este se vio interrumpido cuando la castaña se levantó de golpe para correr al baño a vomitar lo poco que había ingerido.
- ¿Débora? ¿estás bien? – la pelinegra corrió detrás de ella, porque esa reacción fue extraña y se asustó al escucharla vomitar, por lo que no dudó en ingresar al baño para ayudarla porque ahora se veía algo pálida – oye ¿hace cuánto que te pasa esto? ¿has ido al hospital? – empezó a preguntar, sin recibir respuesta alguna porque no la dejó hablar al pasarle una toalla para que se limpiara.
“Es algo hace poco empezo a pasarme y no… aun no voy al hospital”
- Entonces olvida la comida, porque ahora mismo te llevaré al hospital – indicó la pelinegra frunciendo el ceño y ayudándola a colocarse de pie.
“Pero mis deberes…”
- Ah… olvida eso, la m*****a casa no se destruirá por un día que no la limpies, lo importante es tu salud – le regaño su amiga.
“Deja le aviso a Roger”
- Débora por favor, olvídalo o acaso él te pide permiso cuando se va a acostar con su amante.
“No…”
- Entonces vamos amiga, porque en este momento debes recordar que lo más importante en esta vida eres tú y nadie más.
“Gracias” – Débora sonrió agradeciendo que en verdad ella le apoyara.
- Bueno levántate y ve por tu bolso - le ordenó mientras le ayudaba a colocarse de pie y enseguida sacó su móvil de su bolsillo para mandar un mensaje de texto - ven, te llevaré con mi médico para que no tengas problemas con ese loco.
Al llegar al hospital, la pelinegra fue quien habló con su médico pidiéndole que le hicieran una revisión completa a su amiga, porque no se encontraba bien e igual le contó que la vio vomitar.El médico al escuchar lo que había pasado y notar que la joven castaña se miraba algo pálida, en seguida ordenó que le hicieran un examen completo para encontrar el origen de su malestar.“Caro, tengo miedo” – le decía Débora, porque le aterraba pensar que tuviera algo malo y jamás lo noto y ese miedo creció al ver que le aplicaron varios exámenes.- Tranquila, sea lo que tengas aquí estoy a tu lado para apoyarte ¿sí? - le comentó tomándola de las manos para buscar transmitirle calma. La castaña solo asintió y tras esperar unos minutos, llegó una enfermera con los resultados de los análisis.- Gracias preciosa – le dijo coqueto el médico guiñándole el ojo, provocando que ella solo sonrió y de forma lenta se girara para salir del consultorio, provocando que las amigas rieran ante esas acciones.
La salida fue algo bueno para Débora, quien se miraba más alegre por lo ocurrido, ya que hasta comieron fuera y Carolina le compró un regalo de cumpleaños.Al terminar de comer, regresaron juntas al departamento de la castaña, porque Carolina insistió que no la quería dejar sola en la calle.Las amigas avanzaron con tranquilidad entre risas y charlas, llegaron al edificio de departamentos y tomaron el elevador.Lamentablemente el agradable ambiente terminó cuando salieron del elevador y vieron a una mujer mayor golpear y gritar la puerta de la casa del departamento de la castaña.- MALDITA MUDA ¡ABREME! – gritaba una mujer mayor de cabello negro platinado, la cual seguía golpeando la puerta sin parar, hasta que noto la presencia de ellas a su lado - TU ¿quién diablos te crees? – declaró mirando con odio a la castaña - ¿por qué no estás en casa? ah… ¿quién te dijo que podías salir? tch… con razón mi pobre hijo sufre por tu culpa.- Señora Petrovic, si sabe que este es un edificio de de
Tras el escándalo, Roger acompañó a su madre de regreso a su casa, no sin antes amenazar a Débora diciéndole que en la noche hablaría seriamente con ella sobre este asunto.- Ah… gracias hijo mío – decía aliviada la mujer al llegar al auto - pero ¿cómo lo supiste?- Fabián recibió una llamada de uno de nuestros amigos de la policía, quien nos informó que estaban enviando a un par de oficiales a la casa - le dijo ayudando a subirse al vehículo - por eso salí de la oficina para ver que habia hecho esta idiota, pero jamás pensé que ese estúpido Cooper tratara de hacer que te arrestaran. - Oh dios… lo lamento mi amor, pero es que sabes que me enoja que me hagan esperar e igual no pensé que esa idiota saliera de la casa.- Ni sabía que salía de la casa, pero ya pasó madre y en la noche la regañare por ser tan irresponsable y atreverse a dejarte fuera del departamento, haciendo que pases un mal rato.- Sí hijo, castígala para que no vuelva a hacer eso de salir sin avisarnos.Fabián solo es
Sin que la pareja lo notara, había alguien que les estaba siguiendo y logró grabar su conversación e igual les saco varias fotos como evidencia. Al ver que se retiró esa persona que los estuvo siguiendo busco llamar a su jefe para notificarle lo que consiguió. - Perfecto, regresa a la oficina con cuidado – le dijo su jefe terminando la llamada – ah… en verdad que es el colmo del cinismo – opinó un hombre pelinegro, cuya mirada color zafiro demostraba enojo en esos momentos. - Ciertamente es una buena noticia para ti como abogado, porque con todas estas pruebas ganaremos el caso – le comentó su compañero, un joven pelirrojo – tu fama aumentará con esta demanda. - Lo sé, pero no lo hago por eso, sino porque ella es la amiga de mi esposa y me ofrecí a ayudar no por la fama si no porque no me parece justo que le hagan eso a esa pobre chica – mencionó tomando su saco para ponérselo. - ¿A dónde vas? Cristian – le preguntó el pelirrojo. - No es obvio, voy a ver a mi cliente para inform
Regresando un poco en el tiempo…Tras acabar la comida, Roger llevó a su casa a su amada porque ella no debía hacer muchos esfuerzos en su estado actual.Una vez solo volvió a prender su teléfono asombrándose por la cantidad de mensajes y llamadas perdidas de Fabián… algo que lo confundió, porque su amigo sabía dónde estaba y que no debía molestarlo, por lo cual abrió uno de los mensajes para ver que ocurría y al leerlo se asustó, dejando su celular de lado y buscando regresar rápidamente a la empresa.El mensaje era: tú papá está aquí, regresa rápido.Obviamente esa era una mala señal, porque su padre no había ido a la empresa desde que le entregó la presidencia a menos de que algo malo estuviera pasando. Al llegar vio que ningún empleado le miraba a ver o lo saludaba, lo cual le enfadaba, pero no podía reaccionar porque lo más seguro es que eso fuera obra de su padre.Ignoró eso y avanzó a su oficina, mirando que su padre estaba haciendo trabajar a Fabián y estaba revisando los pen
- Wa… es un hermoso lugar – dijo Carolina.Débora también estaba asombrada al admirar el lugar a donde los llevó Jayden.- Había escuchado que este tipo de casas privadas son de otro mundo… y sí que lo son – indicó Cristian al ver las casas de alrededor, las cuales eran amplias, en el lugar se respiraba un ambiente familiar y desde la entrada hasta en las calles se miraba a varios guardias de seguridad cuidando el lugar.- Es lo que mi padre llama: hogares privados para ricos no tan ricos – bromeó Jayden – fue mi primer proyecto cuando tomé el cargo de presidencia; fue pensado para esa gente quisquillosa que es rica, pero no se siente cómoda en una gran mansión con sirvientes, aunque si quieren seguridad - explicó - a lo cual este sitio es para ellos porque es una casa que parece común, pero cuenta con un espacio privado, tienes vecinos cerca, algunos comercios y una estricta seguridad las 24 horas.- Sabes había escuchado ese concepto, aunque en la tele lo llaman las casas para los r
Débora sintió un ligero escalofrío, pero busco alejar esos pensamientos de su mente, porque ya nadie llegaría a gritarle.En eso se acercó al espejo que había en la sala, donde le sonrió a su reflejo.No tengas miedo Débora, este fue el primer paso para buscar tu propia felicidad – se dijo a sí misma.Después de mucho tiempo, al fin pudo dormir temprano por primera vez y no colocó su alarma porque ya no había nadie a quien atender.A la mañana siguiente, ella se levantó temprano asustándose un poco al verse en una habitación desconocida, pero en seguida se relajó al recordar que no era un sueño… en verdad dejó atrás ese departamento y a Roger.Bueno hoy es mi primer día en mi nueva vida – pensó sonriendo mientras salía de la cama para ir a bañarse.Al salir noto la poca ropa que poseía, la cual sinceramente ya estaba muy vieja y desgastada, por lo que pensó que si estaba por cambiar su vida, empezaría con su propia apariencia y guardarropa.Con ese plan en mente terminó de vestirse y
Por su parte Roger estaba furioso, pasó una mala noche tras romper todo lo que encontró a su paso para desquitar su coraje. Y para empeorar su humor, noto que su mañana eran muy diferentes a otras porque ni su ropa del día ni su desayuno estaban como siempre… notando que tal vez Débora no era tan inútil como pensaba, ya que ella era una buena criada. - Tch… ah… ¿porque se me complica todo? – se quejó masajeando su frente tras terminar la llamada con Sophia. Ya que en verdad que no estaba de humor y escuchar a su amada gritarle solo hacía que le doliera más la cabeza. - Am… Roger – en eso vio que le llamaba Fabián y este se notaba nervioso. - ¿Qué pasa? - Bueno me encargue sobre esa carpeta que me diste. - ¿Y? – preguntó arqueando una ceja. - Lamentablemente es legal y no podemos detenerla o hacer que desaparezca, porque el abogado que ella contrato se movió rápido y ya fue presentado. - ¡QUE! – dijo colocándose de pie – ¿y cómo rayos ella contrató a un abogado tan bueno? si