La salida fue algo bueno para Débora, quien se miraba más alegre por lo ocurrido, ya que hasta comieron fuera y Carolina le compró un regalo de cumpleaños.
Al terminar de comer, regresaron juntas al departamento de la castaña, porque Carolina insistió que no la quería dejar sola en la calle.
Las amigas avanzaron con tranquilidad entre risas y charlas, llegaron al edificio de departamentos y tomaron el elevador.
Lamentablemente el agradable ambiente terminó cuando salieron del elevador y vieron a una mujer mayor golpear y gritar la puerta de la casa del departamento de la castaña.
- M*****A MUDA ¡ABREME! – gritaba una mujer mayor de cabello negro platinado, la cual seguía golpeando la puerta sin parar, hasta que noto la presencia de ellas a su lado - TU ¿quién diablos te crees? – declaró mirando con odio a la castaña - ¿por qué no estás en casa? ah… ¿quién te dijo que podías salir? tch… con razón mi pobre hijo sufre por tu culpa.
- Señora Petrovic, si sabe que este es un edificio de departamentos y sus gritos molestan – dijo molesta la pelinegra, al ver que la estaba ignorando.
- Tú cállate, muerta de hambre – le contestó mirándola mal, antes de girarse para seguir hablándole a su nuera —y tu ¿qué diablos esperas? abre la estúpida puerta ¿cuánto tiempo me vas a dejar aquí parada?
Débora solo hizo una mueca y abrió la puerta de la casa.
- Vaya al fin – dijo la mayor ingresando y empujando a propósito a la castaña al pasar por la puerta.
- Oiga – se quejó Carolina ayudando a su amiga, quien negó y dándole una leve sonrisa antes de entrar al departamento y seguir a su suegra.
Al ingresar a la casa la mujer mayor empezó a quejarse de que la casa estuviera sucia y desordenada, aunque eso era mentira, pero para hacer realidad sus palabras empezó a tirar algunos libros y objetos que se encontraba a su paso haciendo más ruido.
- Quiere calmarse y controlarse – dijo molesta la pelinegra – dios… así parece verdulera y no una señora de suciedad como dice ser.
“Caro…” – le llamó asustada, porque no quería que ellas terminaran discutiendo y que su suegra le hiciera algo malo a su única amiga.
- ¿Cómo me llamaste m*****a mendiga? – gritó ofendida la mujer tratando de golpear a la chica, pero esta le sujetó la muñeca y detuvo sus acciones.
- Le llamo como se merece, ya que usted no merece respeto alguno – indicó molesta ella poniendo un poco más de fuerza en el agarre.
- ¡Ah! suéltame, vas a ver voy a llamar a la policía y… —justo en eso tocaron la puerta de la casa.
- Tiene suerte, vieja ridícula – mencionó Carolina liberándola de su agarre mientras que Débora iba a la puerta para ver quién era.
Al abrir la puerta ella se encontró con dos oficiales de policía.
- Buenos días señora ¿usted nos llamó? – preguntó uno de los oficiales.
- Oficiales, que puntuales – dijo furiosa la mujer mayor acercándose a ellos —arresten a esta mujer – declaró señalando a la pelinegra —porque se atrevió a lastimarme.
“Eso es mentira” – mencionó Débora frunciendo el ceño.
- Ganas no me faltaron – opinó Carolina —pero no le hice nada, ella solo está dramatizando.
- Ah… oficiales, no lo ven… ella me está intimidando, así que por favor, arréstenla y sáquenla de mi casa.
“Esta es mi casa” - dijo la castaña frunciendo el ceño.
- Esta no es su casa – se quejó la pelinegra.
- De hecho – opinó el primer policía —nos llamaron porque varios vecinos se están quejando de usted, señora – indicó señalando a la mayor.
- ¡QUE! ¡COMO SE ATREVEN! ¿ACASO NO SABEN QUIEN SOY YO?
- Usted es la vieja loca que estaba tratando de derribar la puerta de mi vecina y no me ha dejado dormir – en eso un hombre rubio se paró debajo del marco de la puerta junto a los oficiales
- COMO SE ATREVE… - empezó a quejarse, pero se quedó en silencio y furiosa al reconocer al rubio.
“Jayden…” - Débora se asombró al ver al rubio, quien le sonrió cuando sus miradas coincidieron.
- Señora mejor ahorre su saliva, porque la tengo grabada e igual cada que usted viene solo molesta a mi vecina – indicó aburrido el rubio – oficiales procedan a llevársela.
- Tu… - la mayor estaba histérica, ya que parecía que todo se había puesto en su contra.
- Preciosa, si tu esposo no te protege de su madre, yo lo haré, porque ni tú ni yo estamos para aguantar sus gritos – le dijo sonriéndole.
Los oficiales obedecieron esa orden y enseguida ingresaron al interior de la casa para sujetar a la mayor y hacer que se saliera de ese departamento.
- ¡SUELTENME! YO SOY ISABELA PETROVIC, NO PUEDEN HACERME ESTO.
- Señora, en serio deje de poner resistencia y… - empezó a decir uno de los oficiales al tratar de esposarla, teniendo cuidado de no lastimarla.
- ¡QUE LE HACEN A MI MADRE! – en eso apareció Roger, ingresando al interior del departamento, dejando que todos notaran su enojo e ira mientras se acercaba para salvar a su madre.
- Perdón señor, pero la estamos arrestando por las múltiples quejas de los vecinos – dijo el otro oficial.
- ¿Quién se atrevió…?
- YO FUI, Petrovic – dijo el rubio de forma aburrida haciendo notar su presencia.
- Cooper… - Roger frunció el ceño al ver al rubio en SU departamento.
- Si, así que deja tus dramas y mejor regaña a tu madre, porque no me parece justo que venga a gritarle a tu esposa solo porque sí.
- Ese no es tu asunto - declaró dándole la espalda - a ver mamá, ven a sentarte aquí al sofá - decía ayudando a andar a la mayor.
- Es mi asunto, porque… por si no lo sabías este edificio de departamentos es mío y debo recordarte que: odio el alboroto en mis propiedades – declaró mirándolo a ojos – así que… te calmas o te echo a la calle de la forma más humillante posible.
- … - el pelinegro tenso la mandíbula, ya que no podía contestarle como deseara porque la familia Cooper era la única rival de los Petrovic, en todo el sentido de la palabra.
- Hijo, gracias por salvarme, esa muda y su amiga me han insultado – declaró la mujer mayor buscando llorar para victimizarse.
- Oh dios… pobre señora… una muda le ha dicho groserías, nooo… cuánto sufrimiento – se burló Jayden mirando mal a madre e hijo.
- Copper lárgate de mi casa – le ordenó Roger.
- ¿O que me harás? – indicó burlón – porque te puedo enseñar el video de como tu madre ha estado fastidiando la puerta del departamento por un buen rato solo porque no le abrían.
- Si tanto te molesta el ruido hubieras salido y ayudado a mi madre.
- ¿Ayudado en qué? creo que cualquiera sabe que si pasa el tiempo y no te abren la puerta, es porque no hay nadie en casa o me vas a decir que tu esposa no tiene el derecho a salir de casa de vez en cuando – le cuestiono arqueando una ceja.
- … - Roger estaba furioso, porque si contestaba esa pregunta era una prueba de maltrato y con ese estúpido y dos oficiales de testigos tendría problemas que podrían arruinar su reputación.
Por suerte noto que Fabián había llegado y se acercó a los oficiales para resolver el asunto.
- Oficiales gracias por venir, nosotros nos encargamos de esto – en eso el rubio y los policías vieron que el asistente de Roger estaba parado a su lado buscando entregarles un sobre a los uniformados para que se retiraran.
- … - Jayden solo dejo escapar un suspiro – esperemos que en verdad lo arregles Fabián, porque seguiré pendiente – declaró retirándose, no sin antes mirar a los ojos a Débora y sonreírle antes de girarse para regresar a su propio departamento.
Por su parte, los oficiales tomaron ese sobre con dinero y se retiraron.
- Tú igual lárgate, Carolina – ordenó Roger mirando mal a la pelinegra —sabes que no eres bienvenida a mi casa.
- ¿Me sacas para que le puedas pegar a mi amiga por algo que tu madre se hizo a sí misma? – cuestionó la nombrada cruzándose de brazos.
“Caro…”
- Ah… tú insolente… — Isabela estaba furiosa y se colocó de pie para darle una bofetada a esa chica.
- Señorita por favor, retírese – lamentablemente sus acciones no se concretaron porque Fabián intervino, ya que sabía que Jayden Cooper no amenazaba en balde y era obvio que seguiría vigilándolos.
- … - Carolina no quería irse, pero al ver la mirada angustiada de su amiga se rindió - está bien… Debi, por favor cuídate y no dudes en llamarme por si ese te hace algo - indicó ella mirando mal a Roger.
“Gracias amiga, luego te hablo” – dijo la castaña sonriéndole.
Carolina dudó un momento, pero al final se retiró del departamento.
Una vez solos Roger ayudó a que su madre a que nuevamente tomara asiento y en eso vio el gran desorden en la casa, por lo cual se giró molesto hacia su esposa.
- ¿Qué diablos has estado haciendo? ¡ah! ¿por qué la casa está sucia? – le interrogó frunciendo el ceño.
“Yo no hice esto, fue tu madre” – le contestó ella frunciendo el ceño.
- No mientas, mi madre jamás haría una cosa así.
- Hijo, en serio ya deberías deshacerte de esta inútil, mira que dejar que todos me atacaran… es una m*****a ingrata… nosotros que la hemos aceptado en nuestra familia y así nos paga – Isabel habló de forma dramática abrazados a su hijo para ocultar su sonrisa divertida y dedicar de forma discreta una mirada llena de superioridad a la chica muda.
“Yo no tuve nada que ver con eso, yo no controlo a las personas” - Débora trataba de defenderse, pero sin éxito.
- ¿Estás segura de eso? porque aún recuerdo como me engañaste y drogaste para meterte en mi cama y JODERME LA VIDA – se quejó el pelinegro acercándose de forma peligrosa a su esposa mientras amenazaba con golpearla, pero Fabián lo detuvo.
- Ya Roger, no le des más razones a Cooper para que te ataque – le recordó, ya que era obvio que el vecino aún estaría pendiente de lo que pasará y los gritos del departamento.
- Tch… - se quejó bajando la mano.
“Yo nunca te drogue” – indicó rápidamente Débora.
- Eres una mentirosa y una m*****a manipuladora - le atacó Isabela - te aprovechaste de la voluntad de mi suegro para casarte con mi amado hijito.
“Eso es mentira, yo no hice eso”
- Dios… al menos agradezco que mi hijo no es estúpido y no te ha embarazado, porque no soportaría tener nietos defectuosos.
- Tranquila madre, yo jamás tendría hijos con esta inútil – le aseguró Roger dedicándole una mirada de odio a su pareja, quien estaba de pie alejada de ellos.
Débora apretó con fuerza sus puños y sujetó sus ropas, porque le dolía escuchar como hablaban de ella como si no estuviera en la misma habitación que ellos, pero ahora le quedaba claro: no le diría nada a Roger y solo buscaría alejarse de ellos para siempre.
Tras el escándalo, Roger acompañó a su madre de regreso a su casa, no sin antes amenazar a Débora diciéndole que en la noche hablaría seriamente con ella sobre este asunto.- Ah… gracias hijo mío – decía aliviada la mujer al llegar al auto - pero ¿cómo lo supiste?- Fabián recibió una llamada de uno de nuestros amigos de la policía, quien nos informó que estaban enviando a un par de oficiales a la casa - le dijo ayudando a subirse al vehículo - por eso salí de la oficina para ver que habia hecho esta idiota, pero jamás pensé que ese estúpido Cooper tratara de hacer que te arrestaran. - Oh dios… lo lamento mi amor, pero es que sabes que me enoja que me hagan esperar e igual no pensé que esa idiota saliera de la casa.- Ni sabía que salía de la casa, pero ya pasó madre y en la noche la regañare por ser tan irresponsable y atreverse a dejarte fuera del departamento, haciendo que pases un mal rato.- Sí hijo, castígala para que no vuelva a hacer eso de salir sin avisarnos.Fabián solo es
Sin que la pareja lo notara, había alguien que les estaba siguiendo y logró grabar su conversación e igual les saco varias fotos como evidencia. Al ver que se retiró esa persona que los estuvo siguiendo busco llamar a su jefe para notificarle lo que consiguió. - Perfecto, regresa a la oficina con cuidado – le dijo su jefe terminando la llamada – ah… en verdad que es el colmo del cinismo – opinó un hombre pelinegro, cuya mirada color zafiro demostraba enojo en esos momentos. - Ciertamente es una buena noticia para ti como abogado, porque con todas estas pruebas ganaremos el caso – le comentó su compañero, un joven pelirrojo – tu fama aumentará con esta demanda. - Lo sé, pero no lo hago por eso, sino porque ella es la amiga de mi esposa y me ofrecí a ayudar no por la fama si no porque no me parece justo que le hagan eso a esa pobre chica – mencionó tomando su saco para ponérselo. - ¿A dónde vas? Cristian – le preguntó el pelirrojo. - No es obvio, voy a ver a mi cliente para inform
Regresando un poco en el tiempo…Tras acabar la comida, Roger llevó a su casa a su amada porque ella no debía hacer muchos esfuerzos en su estado actual.Una vez solo volvió a prender su teléfono asombrándose por la cantidad de mensajes y llamadas perdidas de Fabián… algo que lo confundió, porque su amigo sabía dónde estaba y que no debía molestarlo, por lo cual abrió uno de los mensajes para ver que ocurría y al leerlo se asustó, dejando su celular de lado y buscando regresar rápidamente a la empresa.El mensaje era: tú papá está aquí, regresa rápido.Obviamente esa era una mala señal, porque su padre no había ido a la empresa desde que le entregó la presidencia a menos de que algo malo estuviera pasando. Al llegar vio que ningún empleado le miraba a ver o lo saludaba, lo cual le enfadaba, pero no podía reaccionar porque lo más seguro es que eso fuera obra de su padre.Ignoró eso y avanzó a su oficina, mirando que su padre estaba haciendo trabajar a Fabián y estaba revisando los pen
- Wa… es un hermoso lugar – dijo Carolina.Débora también estaba asombrada al admirar el lugar a donde los llevó Jayden.- Había escuchado que este tipo de casas privadas son de otro mundo… y sí que lo son – indicó Cristian al ver las casas de alrededor, las cuales eran amplias, en el lugar se respiraba un ambiente familiar y desde la entrada hasta en las calles se miraba a varios guardias de seguridad cuidando el lugar.- Es lo que mi padre llama: hogares privados para ricos no tan ricos – bromeó Jayden – fue mi primer proyecto cuando tomé el cargo de presidencia; fue pensado para esa gente quisquillosa que es rica, pero no se siente cómoda en una gran mansión con sirvientes, aunque si quieren seguridad - explicó - a lo cual este sitio es para ellos porque es una casa que parece común, pero cuenta con un espacio privado, tienes vecinos cerca, algunos comercios y una estricta seguridad las 24 horas.- Sabes había escuchado ese concepto, aunque en la tele lo llaman las casas para los r
Débora sintió un ligero escalofrío, pero busco alejar esos pensamientos de su mente, porque ya nadie llegaría a gritarle.En eso se acercó al espejo que había en la sala, donde le sonrió a su reflejo.No tengas miedo Débora, este fue el primer paso para buscar tu propia felicidad – se dijo a sí misma.Después de mucho tiempo, al fin pudo dormir temprano por primera vez y no colocó su alarma porque ya no había nadie a quien atender.A la mañana siguiente, ella se levantó temprano asustándose un poco al verse en una habitación desconocida, pero en seguida se relajó al recordar que no era un sueño… en verdad dejó atrás ese departamento y a Roger.Bueno hoy es mi primer día en mi nueva vida – pensó sonriendo mientras salía de la cama para ir a bañarse.Al salir noto la poca ropa que poseía, la cual sinceramente ya estaba muy vieja y desgastada, por lo que pensó que si estaba por cambiar su vida, empezaría con su propia apariencia y guardarropa.Con ese plan en mente terminó de vestirse y
Por su parte Roger estaba furioso, pasó una mala noche tras romper todo lo que encontró a su paso para desquitar su coraje. Y para empeorar su humor, noto que su mañana eran muy diferentes a otras porque ni su ropa del día ni su desayuno estaban como siempre… notando que tal vez Débora no era tan inútil como pensaba, ya que ella era una buena criada. - Tch… ah… ¿porque se me complica todo? – se quejó masajeando su frente tras terminar la llamada con Sophia. Ya que en verdad que no estaba de humor y escuchar a su amada gritarle solo hacía que le doliera más la cabeza. - Am… Roger – en eso vio que le llamaba Fabián y este se notaba nervioso. - ¿Qué pasa? - Bueno me encargue sobre esa carpeta que me diste. - ¿Y? – preguntó arqueando una ceja. - Lamentablemente es legal y no podemos detenerla o hacer que desaparezca, porque el abogado que ella contrato se movió rápido y ya fue presentado. - ¡QUE! – dijo colocándose de pie – ¿y cómo rayos ella contrató a un abogado tan bueno? si
Por suerte Carolina sabía cómo animar a Débora y tras calmarla la llevó a una papelería, la cual era como el paraíso para la castaña, quien no dudó en comprarse varios plumones, bolígrafos de diferentes colores, libretas, algunas carpetas y varios artículos más de oficina con diseños adorables. - En verdad que tú no cambias, un poco más y compras toda la tienda – bromeó la pelinegra mientras guardaban las bolsas de compras en el auto. “Claro que no” – indicó apenada y divertida. - Ah… si así fueras con tu ropa y accesorios, no habríamos tardado tanto en buscar tu ropa nueva. “Que mala y yo que te compre algo” – indico pasándole una bolsa de papel con algunos artículos de papelería para ella. - Gracias – dijo tomando la bolsa - pero estoy en lo correcto ¿o no? “Am… tal vez” – Débora río, pues hacía mucho que no se divertía y compraba cosas para sí misma. - Bueno ahora que regreses a casa, estarás muy entretenida acomodando tus cosas – comentó Carolina mientras se subían al auto
- Tch… - se quejó mujer pelinegra, quien se levantó de golpe para estirarse y masajear su cuello – mi amor, esa ingrata no me ha contestado mis mensajes – indicó acercándose a su esposo, quien estaba sentado en su sillón en esos momentos.- Dudo que los haya visto – indicó divertido un hombre rubio.- Sabes Federico si te vas a poner del lado de la muda de tu hija, hoy dormirás en el sofá.- No me pongo de su lado mi amor – dijo reteniendo a la mujer al sujetar su cadera para hacer que se sentara en su regazo – pero es lógico que no te responda los correos, porque creo recordar que alguien le derramó vino apropósito a la laptop antigua de su hijastra.- Uh… cierto jeje olvide mi pequeña travesura – indicó la mujer mirándolo a los ojos.- Pero bueno, creo que voy a tener que ir a verla para darle una lección a esa estúpida porque en todo este tiempo no ha intentado llamarnos y eso me enoja – indicó él a la vez que su mirada azul reflejaba una gran odio.- Bueno no puedes culparla es ig