—Corazoncitos... Ya íbamos a llamarlos se han tardado y morimos de hambre.
—Lo sentimos Luna, mi chica y yo teníamos que hacer una parada— se disculpa el obtuso de mi obligado novio, yo sonrío como actriz no tengo precioso, reparto besos y abrazos, Mikeila que sabe lo que pasó solo me mira con cara de mofa y yo a ella con cara de asesina a sueldo, me siento junto a Jeff y Sebas del otro lado quedando yo en el medio.
—Joder ahora sí que me la ganaron— ríe Chris.
—Por Dios ¿Pero que se creen ustedes? ¿Están locos? ¿Por qué actúan como unas bestias? que decepción dan los tres— les miro furiosa, los tíos se van molidos a golpes y estos solo ríen —son una completa mierda, no me hace nada de gracia y tú— señalo a Sebas— no quiero que te acerques a mi siquiera me dirijas la puta palabra.—¿Ahora los vas a defender? ¿Te gusta que me vean la cara de idiota? ¿Te gusta que te estén dedicando canciones en mis narices? Pues mira que tu deseo de que entendiera el español se te cumplió— me grita en perfecto español, más que el mío —lo que es mío se respeta, ni canciones, ni miradas, ni roce si yo no he dado el consentimiento.—Eres un loco, un celoso compulsivo, si esto será así siempre olvídate de lo que hablamos hoy— le doy la espalda, no pienso irme con él, pero claro me siento retroceder y a los segundo me siento por los aires —suéltame joder... que me sueltes— forcejeo con todas mis fuerzas pero este no me suelta.—Nos vemos en el
Han pasado dos meses ¡mi relación con Sebastián es una locura! Él es demasiado celoso y no comprendo por que en el club no es así, tampoco me lo explica. Nos retamos, nos jorobamos, nos arreglamos, follamos como conejos, somos incansables y también insaciables, creo que solo nos jodemos para follar de esa manera desenfrenada que tanto nos gusta y perdonarnos luego.No ha logrado que me mude con él y se está esforzando mucho, no quiero ceder, no quiero dar ese paso tan pronto, aunque confieso que me estoy enamorando de mi desequilibrio emocional, mi odioso me enamora así como también provoca que lo odie. Es tan cabrón y celoso, tan amargado y gilipollas, pero también es atento, mimoso y detallista, en dos meses me conoce más que una persona que me conoce de años. Él dice que pasa lo mismo conmigo, lo conozco demasiado para su gusto.En el club las cosas están excelentes, juegos excitantes, morbosos y muy placenteros, estoy hecha una experta, soy una tiburón en el asunto c
Esquiva coches, toca el claxon allá donde vaya, insulta a las personas, se caga en todo lo que se menea, maldice, bufa, gruñe, se tira del cabello, golpea el timón, yo solo le miro acojonada, tengo miedo, no sé de lo que sea capaz, sin duda no me lastimaría mí, pero a otra persona si y hasta a él mismo, cuando se enoja con solo mirarme a los ojos se calma pero esta vez creo que toda yo le cabreo, conduce como un maniático, aún más que de costumbre, me lleva a su casa, está vez no deja que camine para luego tirar de mí y echarme a su hombro, está vez me toma de la mano y tira de mi por toda la recepción hasta llegar al elevador, no me mira ni por los espejos del ascensor, tiene los ojos rojos de la furia.Llegamos a su piso, me pide la llave del ascensor que me dio, sin ella no puedo entrar ni salir del edificio, no tengo la clave así lo decidió él, sin más me deja ahí cierra la puerta con seguro y se va, toda yo tiemblo, soy un manojo de nervios, el alcohol se esfumó de mi san
—Perdóname amor... Por favor... Lo siento tanto— le coloco el bálsamo, lo visto nuevamente y bajo a la cocina, le subo un botellín de agua lo dejo junto a las pastillas sobre el mueble de noche por si despierta y no estoy, vuelvo a la cocina le prepararé una sopa, no tengo cansancio ni sueño, solo tengo angustia y preocupación por mi hombre. ¿dónde se metió? ¿Quién le hizo eso? Alonso puede ser un idiota pero jamás haría algo así, es demasiado cobarde.Termino la sopa la cual quedó deliciosa, también le preparé un puré de papas con chuletas ahumadas agridulces como tanto le gustan a él, unas horas después termino y subo deprisa a la habitació
Quiero llorar, me siento como una mierda, al llegar al recibidor escucho la suave voz de Mariela, me detengo para mirarle de frente.—Ven mi niña— me sonríe, se acerca a mi tomándome de las manos, me guía al sofá, me siento a su lado —se quedaron esos dos discutiendo y ahí no pinto nada, algo me dice que tú no eres así como actuaste, mi marido es bastante especial y creo lo tomaste con él, por lo menos ha ayudado en algo ¿No?— bromea la mujer.—Muy especial diría yo
Llego a mi edificio, el jodió me cobró cincuenta dólares, es un cara dura el tío, pero no estoy yo para peleas, voy directo a mi departamento, me doy una ducha y me coloco algo sencillo debo salir a comprar un móvil nuevo, no tengo ganas de nada pero mis padres han de estar locos llamando una y otra vez, decido no pedir el mismo número, así Sebastián no me llamará ni me buscará. ¿Cómo estará? ¿Habrá llamado a aquella mujer?Me obligo a dejar de pensar tonterías y prestar atención a lo que el vendedor me explica, ya con el teléfono en mano vuelvo a mi casa. Después de hablar con mis papis me encierro en mi habitación a llorar sin consuelo, a pensar en todo lo que viví con ese hombre, con la causa de mi dolor. ¿como me pude enamorar tan rápido de él? ¿cómo le entregué todo de mi esperando a que él lo valorara? ¿cómo fui tan estúpida en creer que él me podía hacer feliz? me odio por sentirme completa con su presencia, me odio por amarlo como no ame a nadie más siquiera a Alonso,
Es lunes por la mañana y no ha pasado un solo día sin que Sebastián vaya a mi departamento, se quedaba plantado en mi puerta, rogándome, exigiendo que hablara con él que lo escuchara, cada vez que sonaba su voz mi corazón dolía, mi alma se iba de mi cuerpo, me sentía morir, sin embargo cada vez que estaba a nada de abrirle y tirarme a sus brazos recordaba la conversación de esa mujer, su cara de triunfo y su sonrisa de perra me venía a la cabeza y me llenaba de coraje, de celos y dolor.Los obsequios no dejaban de llegar, arreglos de flores en mi puerta cada hora, en muchas ocasiones intentó meterse cuando abría la puerta, forcejeaba conmigo pero sus dolores le restaban fuerzas y no lo lograba.—Corazoncito...
Leo la pancarta anonadada. ¿Que cojones es esto? ¿Cómo pudo Filipo prestarse para estas cosas? El chico de la pancarta me da un sobre, está lleva una carta, miro a mis amigos y estos me incitan a leerla, saco la carta del sobre con un poco de miedo, está dicho hoy es día de recibir sorpresas, leo en voz alta a petición de Luna quien está emocionada.Para ti gatita: