Capítulo 3

Cuando por fin estoy sola, miro con detenimiento todo.

- ¡Fiu!

-Esto es hermoso, aseado y cómodo. Aquí debe haber algún truco- Me digo abriendo la ducha y leyendo los artículos que están en la ducha.

El primero es shampoo con romero y árnica. Un jabón líquido de sábila con jalea real, y un gel de baño de ingredientes naturales.

La verdad quería darme un baño rápido para poder ver, que mi madre está en perfectas condiciones, el incidente del auto me dejo inquieta.

Abro la ducha dejo que mi cabello y cuerpo se humedezca con el agua tibia.

-Cielos, esto es la gloria- Digo en voz alta al sentir el agua tibia recorrer mi cuerpo adolorido. Lavo mi cabello exhaustivamente, como también el resto de mi cuerpo siento que me quite dos kilos de tierra de él, hasta me veo más blanca.

Al observarme en el espejo entiendo lo que las tías abuelas hablaron hace rato. Es necesario ganar más peso.

Busco en mi ropa alguna pieza limpia, y por fin encuentro un short acampado azul y una camisa de tirantes, no se me ve bien, se observa lo delgada que estoy pero es lo único limpio que me quedaba.

-Apenas baje, les pediré que me permitan lavar la ropa- Me digo mientras cepillo mi cabello, dejándolo caer hacia mi espalda, la cual está demasiado largo para mi gusto, puedo ver que en las puntas tengo mucha florecilla.

Respiro profundo, de verdad deseo que las cosas cambien para bien. Estas mujeres se ven amables espero no equivocarme.

Salgo de la habitación, cuando voy bajando las escaleras escucho la voz de mi madre.

-No creo que ella deba saber la verdad, es muy pequeña. Además siento que solo la lastimaría.

- ¡Buá! ¡Buá!

-Preciosa, “Es mejor hablar con la verdad que duele y sana que hablar con la mentira que consuela y luego mata”. Ella ya no es una niña merece que la trates como lo que es una adulta.

- ¿No es así, Serene? – Alza la voz la tía Lea.

- ¿Cómo rayos, sabe que estoy escuchando? Hay una gran pared entre las escaleras y la cocina donde ellas están hablando. Terminó de bajar para su encuentro.

Veo a las tías abuelas alrededor de mi madre que tenía la nariz y los ojos rojos de llorar. Había unos pañuelos de papel sobre la mesa, obviamente mi madre los ha estado usando.

-No quiero incomodar a mi madre, ella me dirá la verdad cuando lo crea prudente- Le digo en señal de apoyo, cuando realmente me está carcomiendo la curiosidad y el deseo de enterarme de lo que estaban hablando.

-Es hermoso ver como tu hija pone en prioridad tu bienestar a costa de la suya, es obvio que siente mucho amor por ti- Le dice la tía abuela Adira.

-Sofía crees que es justo, seguir guardando una verdad que solo le pertenece a ella. Su amor por ti es más grande de lo que crees. Ella no te abandonará.

- «¡Abandonarla! ¿Por qué las tías abuelas le dicen eso? ¿Por qué mi madre piensa que si conozco la verdad la abandonaré? Ahora sí, que estoy con deseos de conocer la verdad. Mi madre me mira con ojos llenos de desesperación y frustración.

-Mejor déjenla, mi madre, necesita descansar y solo la están alterando- Les digo no puedo evitar sentir que mi corazón de encoje al verla en esa condición.

-No, Serene, ellas tienen razón, si queremos empezar de nuevo y bien todas deben saber que fue lo que pasó y porque tú y yo huimos- Dice mi madre tratando de calmar su sollozo.

-Bueno eso significa que tendremos una buena historia y en esta casa la buenas historias las contamos con buñuelo y chocolate- Al escuchar eso de la boca de mi tía abuela Adira mi corazón y estómago se llenó de alegría.

-Excelente, lo sacaré del horno ya debe estar frío- Dice mi tía abuela Lea.

- Ya casi les sirvo el chocolate. Me gusta que se le deshaga los masmelos.  Señorita puede sentarse para hablar- Me señala una de las sillas del comedor.

Cuando todas teníamos nuestra gran taza de chocolate y buñuelos en los platos. Mi madre tomó aire para hablar.

“Cuando estaba a punto de cumplir quinceaños, a mi hermana Miriam un hombre la atacó, fue tan fuerte que la hospitalizaron por dos días, cuando regreso todo iba bien, hasta que se dio cuenta que estaba en cinta.

-Mi padre es católico practicante y no permite el aborto, en lo personal estaba de acuerdo con él, al cien por ciento pero Miriam tenía el sueño de casarse con Damián Baltodano, en lo personal la entendía ¿Quién no iba a querer casarse que ese hermoso hombre? No solo es sumamente guapo, huele bien, es educado y tiene muchísimo dinero.

- ¡Hahh! – Suspira mi madre, perdida en el recuerdo del hombre. No sabía que a ella también le gustaba.

- Una noche Miriam estaba tan desesperada por su destino, que iba usar unas tijeras para producirse ella misma el aborto, por suerte, sentí de alguna manera lo que iba hacer y llegué a tiempo para detenerla; lloramos tanto, me dolía ver a mi hermana en tal desesperación.

-En ese momento tome una decisión he hice un trato con ella… - Mi madre me vuelve a ver para ver mi reacción. Sin embargo estoy tranquila esperando que continue.

-El trato consistía que yo tomaría su destino como la madre soltera para que ella pudiera cumplir su sueño añorado de conseguir el amor de Damián.

-Entonces hablamos con mamá primero y luego con papá. Ellos aceptaron el trato, mi padre no tenía muchas esperanzas en mí, así que no lo vio mal. Fue entonces que mi hermana oculta su embarazo y yo me ponía una panza falsa para aparentarlo”.

- ¡Eso por eso, que si hay fotos del embarazo! - Le dije pensando que me quito la pregunta de la boca.

-Si hija, pero ninguna con la panza descubierta recuerdas- Y sin esperar mi respuesta mi madre prosigue

“-Cuando llego el momento. Tú nacimiento lo atendió una partera. Mi padre le pago una buena suma de dinero para que se quedara callada. Miriam no quiso amamantarte, no me quedo otra de buscar leche en el banco de leche de la localidad y luego te di leche de cabra, me dijeron que era mejor que la de vaca, no te gustaba al principio pero luego le cogiste el gusto.

- ¡Ahh! Nunca en mi vida he visto una bebe tan hermosa, me enamore de ti a primera vista- Sus ojos están cargados de ternura.

-Mirian por su lado, casi de inmediato se hizo la cirugía para volver a ser virgen. Sin embargo de alguna forma Damián se enteró de nuestro engaño, saben por alguna razón en sus 9 o 10 años de casados. Mirian no le pudo dar un hijo.

- Sin embargo ambas conseguimos lo que queríamos, ella el matrimonio con Baltodano y yo a ti, sentía que la vida me había sonreído, me trajiste suerte a mi vida, mi carreta estaba en ascenso, tenía buenas relaciones con mis padres.

-Hasta que un día Miriam llegó a la casa gritándome que le había quitado su marido, que era una traidora por haber revelado la verdad… por más que trate de aclararle que no era cierto, nunca me creyó- Mi madre suspira triste.

-Desde ahí, cambio por completo conmigo, hizo hasta lo posible para desacreditarme, para eso el divorcio ya se había completado. El señor Baltodano empezó a cortejarme pero lo rechacé, no porque quisiera hacerlo, sino por decencia, como me iba a meter con el esposo de mi hermana. Entonces me cerró las puertas para que tuviera que aceptarlo.

Por otra lado nuestro padre depende casi el 100 por ciento del señor Baltodano. Ahí fue que me di cuenta de que el divorcio se dio porque se enteró del engaño, está tan molestó que pide compensación, como papá no tenía como responderle. Él me solicitó como restitución. Pero había una condición más, él no cargaría con una hija que no era suya. Para él la sola la existencia de Serene le molestaba. Entonces mis padres decidieron sin preguntarme que, la hija de mi corazón ya no tenía derecho a vivir.

-Admito que tome el mal hábito de escuchar a través de las paredes, pero esto salvo a Serene, me dio tiempo de sacarla de la casa a tiempo- Nos mira con pena.

-Cuando casi me atrapa, logré introducirme a su cochera y puse los localizadores en el forro de los autos en especial, su Ford sabía que es su favorito, gracias a eso, no nos ha podido encontrar, pero siempre nos ha pisado los talones.”

-Pero, desde que desperté noto que no funciona o de verdad él está bien largo- Dice mi madre revisando su aparato.

- ¡Ja! ¡Ja!

-Es un pequeño truquito de tus tías corazón- La tía abuela Lea le da un beso en la cabeza.

Estoy en shock, en silencio analizó la situación, en especial el hecho de que mi tía, la que siempre me menosprecio y trato mal es en realidad mi madre biológica, que la madre que amo, respecto, que daría la vida por ella es en realidad mi tía.

-Amor quiero aclárate que para mí siempre, siempre serás mi hija. Tu llevas mi sangre en tus venas- Las lágrimas de mamá corre como mares.

-Serene tu madre tiene el temor que la rechaces al saber la verdad. Esa es la razón por lo que se ha abstenido a decírtela- Me aclara la tía abuela con dulzura.

Bajo la cabeza analizando todo, no lo niego me duele profundamente que mi madre biológica me haya rechazado tan vilmente, sin embargo viendo el panorama, la vida no me pudo haber dado nadie mejor como madre.

Me levanto de golpe y corro abrazarla. Ahora también estoy llorando a mares. Las palabras no me salen pero creo que con el gesto. Mi madre entendió lo que le quería decir.

Cuando vuelvo a ver a mis tías abuelas están más que conmovidas con la escena.

-Ahora mis niñas a comer, no hay cómo el chocolate para animar el espíritu- Nos sentamos a demorar lo que nos sirvieron las tías.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo