Capítulo 5: Pequeño accidente.

Johanna de igual forma se sorprenda al verlo ahí. —Ay no... —esta alejada mirando la escena.

—Ese es... Angel—dice a sí misma mientras nota que el comienza a caminar hacia ella.

Ángel se acerca y Nataly se queda estática observándolo como una sonrisa nerviosa, ver a su antiguo enemigo acercarse es motivo para defenderse.

—Hola...—exclama al ver a Ángel. Le extiende la mano, él ríe y la abraza de inmediato.

—Tenía much....—Nataly no puede terminar su frase cuando él ya la abrazó, extrañada también corresponde.

—¿Sucede algo, Ángel?—pregunta Nataly un poco confundida al verlo frente a ella.

—Nada pero sentí como una sensación extraña, una chispa, eso fue extraño...—ríe. —Tenía mucho que no te veía, me da gusto verte de nuevo—sonríe mientras coloca su mano en su hombro.

—Y veo que ahí viene tu hermana...—agrega al ver cómo Johanna se acerca. —Las dos hermanas más lindas del mundo reunidas... Hola, Johanna—le toma su mano y la besa.

Johanna voltea a mirar a Nataly para después girar su cabeza y sonreír a Ángel.

—Tenía tiempo que no te veía, lo siento; pero debemos irnos—jala del brazo a Nataly y se retiran rápidamente.

—Oye, ¡luego hay que vernos!—grita mientras ve a Johanna retirarse con su hermana.

—Claro, ¡te aviso luego!——Johanna responde ya estando algo lejos de él y de Nicky.

Corren por el pasillo hacia su salón, la directora sólo las mira pasar corriendo como rayos y cargando sus mochilas.

—¿En serio saldrás con él?—pregunta Nataly mientras suben las escaleras.

Ambas se detienen antes a unos metros del salón. —Obviamente no, lo evitaré, pero...—toma aire. —No entiendo porque sólo nosotros somos diferentes y las demás personas parecen no haber cambiado—agrega Johanna mientras intenta buscar una repuesta.

—Yo también sentí algo cuando el me abrazo... tal vez sea porque más de una vez me intentó matar...—ríen antes de tocar la puerta del salón.

—Eso me preocupa, aquí somos más vulnerables que en nuestra antigua realidad...—sentencia Johanna mientras empuja la puerta.

Abren la puerta y el profesor se acerca a ellas.

—5 minutos tarde... ¿por qué?—interroga mientras sale del salón y ambas chicas se apartan de la entrada.

—Pues verá... mi hermana no se sentía muy bien y tuve que ir con ella al baño, pero ya todo está bien, no volverá a pasar...—responde Johanna rápidamente con una sonrisa y mientras extiende su brazo hacia su hermana para acercarla a ella.

—45 minutos el receso y ¿hasta que toca el timbre siente necesidad de ir al baño? Que no se vuelva a repetir...—se aparta para realizar un ademán e invitarlas a entrar al salón.

—Que astuta—susurra al oído de Johanna.

—Soy la maestra del engaño—responde sarcásticamente y le guiña el ojo mientras cada una se siente en su asiento.

Horas más tarde...

—Creo que debes empezar a planear la presentación de tu noviecito—ríe. —Papá no tardará en volverlo a pedir, o peor aún, investigarlo, quizás nada más te está dejando para ver hasta donde mientes porque estoy segurísima que ya sabe mucho de él, si no es que todo...—comenta mientras ve a Nataly investigando unas cosas en su laptop.

Nataly deja de presionar el teclado de su laptop y piensa con lo último que comento si hermana.

—No había pensado en eso último, y de ser así, me iría muy mal...—responde mientras cierra su laptop.

—Por qué no nada más terminas con el y fin de la historia... así nos evitamos problemas, ademas Ángel está detrás de mí, no quiero a mi antiguo enemigo cerca, no lo he tratado aquí, en teoría pero ya me cae mal...—agrega Johanna recordando lo vivido en la tarde y con una expresión de desagrado.

—Oh... ¿si lo quieres en serio?—pregunta Johanna, esperando ansiosa una repuesta por parte de su hermana.

—No digas estupideces. Claro que no... o sea, se aprecia lo que el hace por mí, pero solamente me aguanto para no llamar la atención... —toma su toalla y ropa para meterse a dar una ducha.

—Tranquila... solo fue una pregunta, y si sientes algo no te culpo, supongo que es normal, Nataly...

Nataly se pone de pie frente al espejo, con sus manos toca su rostro y suspira, piensa en lo vivido en los últimos días, el hecho de estar cerca de la muerte y ahora tener una nueva vida, aunque no como esperaba.

—Me siento muy confundida—baja un poco su cabeza y niega.

—No quiero sentir nada por nadie pero con cada momento me siento más acoplada a esta realidad—toma su ropa y la avienta sobre el espejo.

Gira con su cabeza y suspira, toma su ropa, la toalla y abre la llave del agua.

30 minutos después...

—¿Si nosotros estamos aquí, siento chicas... donde están las verdaderas Johanna y Nataly?—se seca su cabello con una secadora.

—También he pensando eso, pero no lo sé... solo espero que no sea lo peor... que ellas jamás existieron o que tú y yo nos quedaremos en esta realidad para siempre... no lo sé... si volvemos, se supone que ellas deben seguir con vida, temo que volvamos y no estén en nuestra línea temporal...—responde Johanna cerrando su libro.

—Si es que volvemos...—sentencia Nataly.

—¿O sea qué estás diciendo que te gusta estar aquí? Me confundes, Nataly...

—Me refiero que no confío en la bruja, dudo que ese árbol que dijo ella, funcione...¿y si todo esto fue parte de su plan? Que termináramos siendo chicas nos esperáramos o no para cruzar...

—Funcionó su hechizo, míranos... viajamos al pasado, aunque no salió del todo bien... pero se logró, si confió que cuando llegue esa fecha podremos volver, si es que queremos como dices tú. No creo que ella lo haya hecho a propósito, no gana nada—responde Johanna mientras toma su ropa y toalla, intentando evitar hablar más del tema.

—¿Y qué pasará si alguna de las dos no quiere volver? Si por alguna razón no quisiéramos volver... que pasará con la otra, o en este caso, él otro—pregunta Nataly mientras se sienta y toma abre su laptop.

—No lo sé, pero te lo dije ya una vez, en esa vida estamos condenados a morir, no teníamos familia, solo nos teníamos el uno al otro... aquí tenemos una segunda oportunidad...—cierra la puerta con delicadeza y dejando a Nataly pensativa por unos segundos.

—Si claro, una segunda oportunidad estando cerca del que una vez fue nuestro enemigo—comenta en voz baja.

Al día siguiente...

La alarma comienza a sonar. —Maldita sea—Nataly con su mano intenta apagarla dando varios manotazos a su iPhone.

—La estupida alarma no dejaba de sonar, otro día más en la escuela—agrega ella mientras abre poco a poco los ojos y desliza sus manos sobre su rostro.

—En fin... no creo que sea tan malo, lo único que me aterra es tener que ver algo con Ángel...—responde Johanna mientras se levanta de la cama.

Ambas se levantan y comienzan a recoger y preparar algunas cosas para la escuela.

—Me siendo extraña el día de hoy y algo cansada—agrega Nataly mientras está sentada frente al espejo maquillándose un poco.

—No es novedad en ti... pero dormiste demasiado, yo diría que muy bien...—responde Johanna algo incrédula por lo dicho de su hermana.

Nataly baila los ojos. —Como siempre, tú siendo de gran utilidad—responde mientras se coloca rímel.

—¿Hoy nuestra madre nos llevara?—pregunta Nataly.

—No, creo que lo dijo ayer durante la cena, que no estaría, ni mañana, parece que hasta el viernes podrá llevarnos... pero descuida, nos iremos en uber—responde Johanna mientras sale de la habitación para ir por algo de comer.

Después de unos minutos vuelve Johhana. —Toma, te traje una fibra... tómalo como si fuese un "snikers"—ríe ante su propio comentario y después de ver la expresión de su hermana.

—No tengo hambre, gracias, tengo el estómago un poco revuelto...—aleja con su mano la fibra.

—No eres tu cuando tienes hambre...—ríe a carcajadas.

La observa con seriedad. —¿Se supone que deba reírme?—toma su ropa y se retira al baño.

—Si te cambias frente a mi no hay problema...—agrega Johanna.

—Somos hermanas, no empieces con tus cosas—le responde Nataly desde el otro lado de la puerta.

—Por eso mismo, y cálmate, que no lo dije en el mal sentido... no te tomaré importancia si te cambias frente a mí...—contesta mientras toma su ropa.

—Jodete—grita Nataly desde el baño.

—Bueno, por mi no hay problema, así que me cambiaré aquí...

Después de 1 hora salen de la casa para tomar un Uber, se colocan frente a su casa a esperar que el auto pase por ellas, mientras esperan ven que viene un auto a gran velocidad, lentamente baja el vidrio y pueden ver que son unos chicos.

—Mamacitas—grita uno de los chicos que van a bordo y los otros que van en la parte de atrás chiflan y sonríen al verlas.

Johanna les levanta el dedo y Nataly frunce el seño. —Deseria tener un arma—comenta Nataly.

—Esto es humillante y vergonzoso...—agrega Nataly mientras ve como el auto se aleja.

—Acostúmbrate... y por cierto, te recuerdo que tú hacías lo mismo... así que no te quejes—comenta Johanna mientras ve como el uber se acerca.

Nataly se mantiene en silencio y solo sube al auto.

—Buenos días. A nombre de Johanna Pichardo... iniciamos el viaje...por favor abro che se el cinturón—el chofer acelera y se dirige al destino marcado.

Johanna intenta conversar con Nataly pero nota que ella no tiene muchos ánimos de hablar, tiene colocados sus audífonos y con su mirada puesta al exterior.

Suspira y solo espera para llegar a su ubicación.

Llegan a la escuela. Sus amigos las esperan, saludan pero Nataly se ve un poco molesta, responde y se comporta de manera fastidiosa, algo que sus amigos entienden y le dan su espacio.

A media clase Johanna busca el momento. —¿Ahora que carajos te ocurre?¿Qué pasa?—pregunta.

—Hoy no me siento de buen humor... lo siento. Y es que me siento rara, no me había sentido así en este cuerpo...—responde mientras se lleva sus manos a su rostro y tapa sus ojos.

Se acerca Damián y le lleva un paquete de galletas con un jugo.

—Toma lo traje, quizás lo que tienes es hambre y por eso estás así...—agrega mientras coloca el paquete de galletas y el jugo en el lugar de Nataly.

Ella lo mira nada más y lo agradece con una sonrisa por su la generosidad a pesar de su forma de comportarse hacia ellos.

—Ah y se me olvidaba... toma un chocolate... un snikers—ríe —Para que vuelvas a la normalidad—él se retira lentamente.

Nataly solo le lanza una mirada llena de molestia y el solo ríe mientras se aleja.

—Estoy bien, solo estoy algo cansada y con el estomago un poco revuelto, ya casi salimos y me iré a casa descansar...—responde Nat.

Transcurren las horas restantes, para Nataly son eternas y ella misma por su cabeza se pregunta qué sucede.

Salen de la escuela y ambas van caminando, Johanna se despide de sus amigos y sigue a Nataly que se a adelantado. Piden el uber y después de unos minutos debido al tráfico, llega el auto.

Nicky le llama a Nataly para salir en la noche, ella le inventa que tiene mucha tarea para quitárselo de encima, suben al auto y arranca rumbo a su casa.

Durante el trayecto, Nataly se nota ansiosa y desesperada. Va mirando por la ventana, meditando en su mente y rogando que el auto fluya y avance como flash como lo haría.

Después de 15 minutos llegan a la casa, Johanna se lleva la sorpresa que Nataly tiene una mancha roja debajo donde está sentada.

Nataly solamente se queda estupefacta al no saber que hacer. —No puede ser...—hace una mueca de confusión y observa a su hermana.

Al mismo tiempo el chofer cobra la cantidad debida por el viaje y se percata de la mancha en el asiento trasero.

—Wow...—exclama el chofer al ver la mancha, no media ninguna expresión para no incomodar a Nataly.

Johanna hace un ademán para que ella baje rápido. —Bájate... yo lo arreglo...—mientras abre su cartera.

Nataly baja lentamente y la espera a unos metros del auto.

—Le pido disculpas por lo sucedido, solo es una pequeña mancha en el asiento, pero se lo que conlleva. Aquí está el pago del viaje, más un incentivo por lo ocurrido y para que lave el auto...—le entrega el dinero y el chofer solo asiente con una sonrisa.

—No se preocupen, tenga una hija y se de estas cosas—rechaza el dinero pero Johanna le insiste.

Baja del auto y se dirige a la casa donde Nataly la espera.

—No puedo creer que algo así me esté pasando..—molesta mientras sube las escaleras.

—Pues no serías la única, debimos pensar en eso, y tal vez por eso tu humor, aunque fue muy rápido... y así como eres tu, es difícil entender si es señal de algo, tu humor siempre es así—agrega mientras sube y de cierto modo la hace enojar aun más.

Nataly se encuentra en el baño y se da una ducha, mientras tanto Johanna busca entre los cajones toallas femeninas, pero no hay nada. Aprovecha que su hermana está en la ducha y va rápidamente por toallas, regresa y las coloca en la cama, intentando hacer tiempo y que sus padres no lleguen a casa antes que ella.

Sale de la ducha y ve las toallas femeninas ahí posando frente a ella. —Genial... nunca había usado unas de estas...—expresa con molestia mientras se cierra la bata por completo.

—No es tan difícil... así que ponte una y ya... yo también las tendré que usar en su momento...—contesta Johanna mientras baja por las escaleras para recibir a su madre.

Nataly toma el paquete y entra al baño, se coloca la toalla y se ve al espejo de pies a cabeza. —No puedo creer que me esté viviendo esto, bueno, lo creo pero es surreal...—ríe involuntariamente.

Sale de la habitación y baja a saludar a su madre.

—Hola, princesa... ¿qué tal les fue?—Paola saluda mientras ve bajar a Nataly.

Sonríe. —Muy bien... creo—responde ella con una mueca de alegría.

—De hecho, aprovechando que las tengo aquí, tengo dos noticias que darles... una buena y una mala...—

¡Muchas gracias por leer!

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