4: Destino.

Pasan alrededor de una hora hasta que me detengo abruptamente, al frente tengo a mis compañeros. Los tres me dan una mirada amenazante dispuesta a matarme si hace falta. 

Me acuerdo de lo aprendido con los cazadores y es que cuando cumplen cierta edad suelen desarrollar una habilidad, y por suerte Etha tiene la habilidad de comunicarse por la mente. 

Pero luego pienso en que hacer, ya que sé qué no me van a creer, me concentró en volver a mi estado normal. Una vez lo consigo, ellos se quedan perplejos, no sé si es por mi transformación o por qué estoy desnuda. Me intentó tapar con lo que puedo, por suerte mi tío se voltea a tiempo para no verme. 

—¡No se queden viendo y ayúdame a taparme! —les exijo y ellos por fin reaccionan, me pasan una matan de su mochila que me cubre completa.

—¿Qué fue eso Elizabeth? —pregunta mi tío aun de espalda a mí.

—No lo sé. ¿A dónde fueron? 

—La pregunta es ¿dónde estabas tú? Estábamos todos juntos y de la nada desapareciste. Te buscábamos y apareces en forma de lobo. La que tiene que explicar eres tu pequeña. —Se voltea dándome una mirada de reproche.

—No lo sé, solo estaba con ustedes y de la nada estaba sola y el bosque me estaba hablando, dijo algo de poderes y no sé qué, susurro algo a mi oído y me convertí en eso, no sé cómo pasó, yo no lo puede controlar —les explico y ellos me da una mirada de incredulidad —. ¡No me miren así, eso fue lo que pasó!

—Está bien, lo bueno es que está bien… — intenta decir mi tío.

—Pero lo malo es que si eso vuelve a ocurrir estamos en serios problemas —Termina Abigale.

—¿Por qué?

—Esto es malo, Elizabeth, tú sabes las reglas de la realeza mejor que nadie. 

Lo sé, tiene razón, esto no puede ser cierto, porque de ser así, el consejo debe tomar asunto en esto y es una de las leyes sagradas que la realeza, no se procrea con otro clan. Solo está permitido de la misma especie, jamás con otra. 

—Funcionó, excelente, no vemos cuando despiertes por completo y quieras una respuesta. Un placer conocerte princesa Elizabeth. —Vuelve hablar el bosque y por lo que veo esta vez todos escuchan. De la nada somos sacados del bosque. 

—¿Eso fue el bosque? —pregunta Etha perplejo.

—Al parecer sí. —Responde Abigale tan tranquila como siempre.

—¿Cómo que cuando despierte? ¿Qué quiere decir eso? —pregunto viendo a los tres.

—No lo sabemos. Nunca ha pasado algo así.

—Creo que es mejor que regresemos a casa, después buscaremos respuestas. —habla Kai y ninguno lo contradice. 

Regresamos y todos tenemos cara de preocupación. Al llegar aún con la manta cubriendo mi cuerpo, corro a mi habitación, me visto y voy a la cama, por desgracia no logro conciliar el sueño. 

••••

A pesar de no dormir, voy a mis entrenamientos cómo cada día sin importar cuán distraída está mi mente. Al llegar lo primero que hago luego de calentar es pelear cuerpo a cuerpo con una cazadora avanzada.

Le golpeó la mandíbula, giro y le intento dar una patada en el estómago, pero me la sostiene y me tira hacia atrás golpeando mi cabeza contra el suelo.

—Y dices ser la mejor. Eso no me parece, qué patética —Escupe Valet, una chica que al parecer no le agrado y siempre que puede me intenta humillar. Ella no es la única que le desagrado, puesto que hay muchos que no les caigo para nada bien, sin embargo, ella es la única que lo expresa abiertamente. 

Casi nunca pierdo, pero hoy estoy pensando demasiado en lo de anoche. Los demás que estaban haciendo lo mismo que nosotras se burlan, eso me enfurece, me levanto rápidamente con la furia recorriendo mis venas y la golpeó en la quijada tan fuerte que se la rompo, pero eso no me basta, así que le doy un empujón que la deja en suelo. Aprovechando el momento la tomó del cabello y la estrelló en el piso una y otra vez. 

Una sonrisa burlesca se extiende por mi rostro al ver toda la sangre que sale de ella, la sensación que siempre aparece en momentos como estos me inunda tentándome a seguir hasta acabar con su patética vida. 

Quiero seguir, acabar con su m*****a mirada retadora, pero alguien me jala del brazo tan fuerte que terminó otra vez en el suelo lejos del cuerpo.

—Pero… ¡Qué te pasa! Casi la matas. —ruge el chico que me separó, caigo en cuenta que todos me observan con terror y sospecha. Soy humana, eso sería casi imposible, que una joven de diecinueve años casi haya matado a una cazadora en el nivel avanzado. 

Veo a todos los presidentes percatándome de la mirada de los chicos nuevos de satisfacción y burla, la cual me confunde y enoja. 

Volteo a ver a mi tío y su cara de preocupación me hace entender que cometí un grave error. Se acerca rápidamente y me toma de la mano, me arrastra hasta salir y entrar en el vehículo.

No me habla en todo el camino, cuando llegamos al palacio salimos y me vuelve a llevar arrastrada. Una vez dentro vamos al despacho del rey, me sienta en una silla bruscamente y él se queda de pie para hablarle a mi padre. 

—Tenemos problemas muy grandes, Froilán. —suelta un poco nervioso.

—¿Qué pasa? 

—Espera… —Pide mientras va afuera lo miro sin entender qué pretende. Abre la puerta, revisa que nadie esté cerca y vuelve a cerrar con seguro —.¿Qué posibilidad hay de que Leonore te haya engañado con un lobo? —Pregunta mi tío y yo quedo inmóvil en mi lugar ¿Sería capaz? No lo sé, pero puede caber la posibilidad. Mi padre lo mira con ira en sus ojos. 

—¿Por qué preguntas eso y frente a Elizabeth? Creo que te tienes que ir hija, tu tío y yo tenemos que hablar a solas. 

—No, esto tenemos que hablarlo los tres, Elizabeth. —Me mira fijamente indicándome que hacer, me levanto y doy unos pasos atrás. Lo bueno de conocernos tan bien es que a veces no necesitamos palabras para entendernos. Mi padre me ve confuso.

—Que vas a hacer… —No termina la frase, ya que se queda perplejo por mi transformación. Una de las ventajas de ser de la realeza es que tengo acceso a toda la información de todas las distintas especies que habitan en Nirvana, por lo que sé qué cuando los lobos se transforman la primera vez ya lo pueden hacer cuando quieran sin dolor. Mi padre me ve como si no pudiera creer lo que ve sus ojos —No, eso no puede ser Leonore… ella no… Es. No.

—Si puede, lo descubrimos ayer y hoy por poco mata a una cazadora avanzada. No hay otra explicación, Elizabeth puede que no sea tu hija. — Esas palabras arden en mi pecho. Sé que Kai me quiere, pero no es hombre de palabras suaves, siempre es directo y sin rodeos. 

Antes de volver a mi estado normal, mi tío me coloca una manta, me cubro y mi padre no logra decir una palabra, mis ojos se llenan de lágrimas. Corro a mi habitación donde me encierro y visto negando cree que algo así sea cierto. 

Escuchó unos pasos seguidos de unos toques en la puerta.

—Elizabeth, cariño, lo que dijo no es cierto, tu madre no haría algo así, tú eres mi hija y siempre lo serás, no importa qué. —Las lágrimas siguen y me preguntó por qué ella no pudo hacer las cosas bien, la detesto tanto. Me pego en la pared, tomó mis piernas colocando las hacia mi pecho y las cubro con mis brazos. Mi pecho duele al igual que mi cabeza, mientras lloro más duele. 

Luego de un rato sigo llorando, pero no por lo que dijo Kai el dolor de mi cabeza se hace insoportable. Mi padre sigue tocando la puerta y al no abrir, mi tío la abre dándole un empujón, al entrar me ve en el suelo y van a mí, pero antes de llegar, un grito sale de mi tan fuerte que mi garganta se desgarra, tocó mi cabeza por el dolor intentando calmarlo.

Me tocó la cara al sentir algo espeso en ella, me percato que es sangre, mis manos se llenan de esta. Veo a mi padre con miedo, por no saber lo que me pasa. Caigo hacia delante sosteniéndome con las manos y otro grito sale de mí, algo dentro de mí sale como una fuerza invisible, destroza todo mi cuarto y tirando de ellos hasta caer al suelo. El dolor se va y me siento mejor, mucho mejor.

Kai y mi padre se levantan y me miran con terror, no precisamente por lo que pueda llegar hacer, sino porque sabemos lo que puede pasar si el consejo se entera de que la futura reina de los humanos es algo que no han visto antes. 

Para algunos lo desconocido no es bueno y menos para ellos, si no me pueden controlar seré una amenaza y para ellos las amenazas solo se combaten de una sola forma: La muerte.

Luego de ese momento tan sorpresivo me levanto y ellos vienen a mí.

—¿Estás bien, cariño? —Mi padre me revisa de pies a cabeza. Mi tío me ve anonadado. 

—Esto es imposible, debería ser imposible. Pequeña no puede ser tú… Eso fue magia —balbucea. Mi padre y yo lo vemos con sorpresa.

—No, eso es… No puede ser —Me niego a creer en ello.

—Pequeña, he visto a muchas brujas desatar sus poderes y es exactamente lo que acaba de pasarte —confiesa y eso solo hace que tiemble de miedo. —¡Maldición Froilán, hay que hacer algo cuanto antes! 

••••

Entre ellos deciden que es mejor que me quedé en otra habitación encerrada para que nada se descontrole, ya que ellos van a buscar respuestas. Aunque la verdad es que no hay nada que nos pueda dar respuestas. Recuerdo el bosque del infierno y lo que me confesó, al parecer sabe algo, pienso que es lo único con respuestas. 

Paso todo el día encerrada, me duermo por el cansancio y despierto al día siguiente, una vez despierto salgo en busca de mi padre y lo encuentro en su despacho con mi tío, los dos se ve terrible. 

—No encontraron nada, ¿cierto? —Digo una vez dentro cerrando detrás de mí.

—Nada, estamos perdidos. —responde Kai despeinado su cabellera rubia.

—Encontraremos algo, te lo prometo cariño. —Asegura mi padre y me acerco a él para abrazarlo.

—Creo que sé qué hacer. —ellos me miran atentos.

—Te escuchamos.

—Hay que ir al bosque del infierno. Él fue quien despertó esto, me dijo que cuando quisiera respuestas podría ir por ellas. — Ellos lo reflexionan por un momento.

—¿Y cómo lo hizo? —Pregunta mi padre.

—No tengo idea, sé que solo susurro algo en la antigua lengua, algo como “El despertar del alma” y de la nada ya era un lobo.

—No fue la causa, pero sí el detonante. Él sabe algo, hay que ir. —sentencia Kai. 

Los tres vamos solos a ese bosque tan escalofriante. Una vez en él nos adentramos y él solo se manifiesta.

—Fue más rápido de lo que pensé. —veo a los lados para verificar que ellos lo están escuchando y efectivamente lo hacen. Mi tío, con una expresión impenetrable, mientras que mi padre rígido y con nerviosismo evidente, es sorprendente lo diferente que son. Me volteo e intentó calmar mis nervios antes de hablar.

—Estoy aquí por respuestas.

—Lo sé linda. —se escucha una risilla y sin tiempo a responder siento esa corriente en todo el cuerpo otra vez. —Dime algo, ¿Qué tanto sabes de Aarón? Elizabeth. —Me volteo a ver a mis acompañantes y ellos están igual de confundidos que yo, por lo que sin despegar la mirada de ellos respondo.

—No sé nada de Aarón Bathory.

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