Capítulo 3

Las cosas... digamos que no se dieron como yo quería, pero al menos solucione algunos problemas. Supongo que no deben de tener nada de idea, de lo que ocurrió luego de que yo recordara a mi Emma. Bueno, les cuento entonces. Digamos que el director tuvo miedo de que su mejor alumno se cambiara de facultad y opto por suspender todas las suspensiones, algo que claramente ya me esperaba.

Eso no significaba que escaparíamos del castigo, porque no. Ahora me encuentro en un colectivo, totalmente exasperado y esperando a que el más idiota de nuestros compañeros que seguro se durmió, llegara para poder irnos. El castigo resulto ser, nada más ni nada menos; que servicio comunitario. El servicio comunitario no es el problema, de por si es algo que ya hago. La compañía es el problema

El director no tuvo la mejor idea, nótese el sarcasmo. De enviar a todos los estudiantes involucrados, de ambas facultades, a un campamento de servicio comunitario. El servicio solo es una excusa, porque esto es más un campamento de amistad y durará varios meses, recibiremos nuestras clases ahí y lo que quieren es que volvamos siendo amigos todos, hermanos, compadres y morritos pesados.

Pero nuestro viaje se retraso, porque siempre hay un pelotudo. Siempre hay un sujeto, que llega tarde a todos lados, este tipo se levanta y demora quince horas solo peinándose y lo peor es que se levanta cinco minutos antes, de la hora en la que tenía que estar en dicho lugar. Yo nunca fui ese sujeto, antes mis padres tengo una personalidad perfecta y soy un hijo perfecto, por ende no cometo estos errores. Pero siempre hay alguien y causa un fuerte atracón.

Mis padres se tomaron bastante normal el castigo, ellos sabían que yo no había hecho nada y que todo había sido por defender la justicia. Ellos también hacían ese tipo de cosas a mi edad y fueron bastante rebeldes, supongo les pareció bien o normal mi actitud. Es bueno que no se lo hayan tomado tan mal, no tengo esa mala suerte que tienen otros y que por eso se viven quejando de que sus padres son de lo peor. Los míos, digamos que son, algo liberales y conservadores a la vez, es difícil de explicar.

—¿Puedo sentarme Aron? —preguntó el idiota que llegó tarde, como siempre. No se le puede pedir nada a ese sujeto, todo lo hace mal.

—Solo siéntate y ya no molestes —contesté sin darle importancia, me puse los auriculares inalámbricos y me olvidé por completo de todo.

Me gustaba observar el paisaje mientras viajaba, me hacía sentir que el mundo era demasiado pequeño y que irradiaba un calor inminente. Cada vez que observaba el mundo, me olvidaba por completo de que yo era un simple mortal y me enfocaba en recorrer toda la galaxia con amor y disciplina. Aprendí con esfuerzo cual era mi lugar y jamás quise, ni intente, salirme de los esquemas, nunca coloree fuera de las líneas y las cosas se modificaron cuando conocí a mi pandilla.

Mi mente siempre divagaba mucho en momentos como este, recordaba que había cosas que no podía modificar aunque quisiese y la verdad es que era cierto, todo en mi se resumía a ser una cosa, simplemente una cosa. Creo que el pelear con Gilbert, me ayudo bastante a salirme de esa personalidad perfecta y me hizo pensar que también soy un ser humano y tengo todo el derecho de sentirme herido o lastimado, incluso de odiar a otra persona.

De repente me dieron ganas de ir al baño y me puse de pie para ir al fondo del colectivo, pero las cosas se pusieron algo... digamos que me caí y me lastimé la pierna fuertemente. Guillermo apareció de inmediato y me ayudo a ir al baño, también me regresó a mi asiento. Soy una persona bastante torpe, pero tengo que admitir que esto no fue culpa mía, digamos que el colectivo hizo una mala frenada y yo era el único idiota que estaba parado.

—Eso fue demorado —dijo mi compañero de viaje.

—La verdad es que... no te importa chismoso —murmuré molesto y el se rió.

La verdad es que Cameron y yo siempre nos hemos llevado de esta manera, el solía coquetearme en secundaria y era mi pretendiente desde entonces, pero nunca funcionaría lo nuestro, eso lo tenía claro. La verdad es que Cameron, no era una persona puntual y yo amaba la puntualidad, tampoco era limpio, ordenado y no era muy comunitario. La verdad es que el era todo lo opuesto a mi, tenía todas las características que más me desagradaban, ni siquiera para amigo era acorde.

El hoy en día, sigue meta coqueteo, pero la verdad es que yo lo ignoro lo más posible, no es de mi agrado. Intente tomarme el resto del viaje con calma y al mismo tiempo me molestaba pensar que podía haberme sentado con Guillermo, en lugar de estar aquí pasando un momento incomodo con Cameron. Pero mi alma rencorosa, se negó rotundamente a sentarse con Guillermo, quien estaba sentado con una chica con la que se llevaba bastante mal y Alejandro a unos metros con su novia.

Hay que admitirlo, desde que comenzó a salir con Agustina, se volvió todo un pollerudo y eso es algo que no me molesta en absoluto, que sea feliz a su manera. Yo solo estaba dedicado en enfocarme en mi mundo, fuera cual fuera, daba totalmente igual. Tenía tres personalidades que atender y no tenía tiempo ni ganas, de preocuparme por otros, ser yo no era nada fácil. Era bastante molesto a decir verdad, pero siempre trataba de ignorar todos los hechos y seguir caminando, aunque nunca fue tan malo para mi en ese aspecto.

—Parece que llegamos Aron —dijo de repente Cameron y cuando miré a mi lado, todas las personas estaban bajando del colectivo.

—Vamos entonces —murmuré yo y me puse de pie.

Todos se movían con velocidad y agilidad, yo estaba ahí, mutando por la vida. La verdad es que en cuanto bajamos del colectivo, vimos algo que realmente no deseábamos ver. A una distancia prudente, estaba el colectivo de la otra facultad de medicina y en ese momento puedo jurar, que mi humor bajo hasta quinientos metros bajo el suelo. El malestar que me agarro solo de pensar que tendría que convivir con ellos varios meses, en especial Gilbert, cualquier persona menos el. Es grosero, arrogante y dominante, siempre que esta a mi alrededor me hace sentir totalmente fuera de lugar, lo odio.

Ver a esos tipos a muy poca distancia nuestra, admito que fue un serio problema y ninguno de nosotros estaba contento por ese hecho, ni siquiera ellos. La mirada que nos dieron, demostraba claramente cuanto rechazaban la idea de estar con nosotros y algo de eso me hacía sentir mejor. Era evidente que no tenían ningún interés de pasar tiempo de calidad con nosotros, nótese mi sarcasmo plis y sepan que quiero matarme.

—Estudiantes, por acá por favor —dijo de repente uno de los profesores a cargo y ese duelo de miradas que teníamos, se disipo.

—Esto es demasiado ridículo —dije enfadado, pero todos parecieron ignorarme.

—Vamos a acomodar las habitaciones para que todo resulte más sencillo, serán cuatro personas por cabaña, dos por habitación y todo estará perfectamente decidido por mi —siguió diciendo la mujer con notoria gracia— cabaña uno... —Y ahí comenzó una larga e inmensa lista.

En resumen; todos fueron emparejados de una forma curiosa, dos de cada facultad en la misma cabaña y las parejas también estaban formadas por las diferentes facultades. Era evidente que querían que todos conviviéramos, aunque fuera en contra de nuestra voluntad. Alejandro fue el único con mala suerte, todos los que le tocaron eran de la otra facultad y el fue el único de la nuestra. Solo espero que esos idiotas no se aprovechen de que son tres contra uno. Llegando al final, Guillermo y yo éramos los únicos sin habitación, a excepción de seis personas de la otra facultad, al parecer ellos tienen cuatro más que nosotros y son los únicos afortunados.

—Guillermo y Aron —nos observó detenidamente, ambos estábamos al final de la lista, quien lo diría— Guillermo, tu dormirás con Alex y Aron con Gilbert. Los últimos cuatro... —no escuché el resto, quedé en un total shock al pensar en eso. ¿Por qué diantres tenía que dormir con Gilbert? es mi némesis carajo.

—Me siento molesto —dije de repente y mi mejor amigo me tocó el hombro, pero yo aleje su mano. No quiero hablar con el, sigo enfadado.

Con toda la furia y molestia que traía encima, me decidí a caminar tranquilo hacía la cabaña y aunque me sentía un idiota, intente mantener lo más centrada mi posible mi mente. Abrí la cabaña y tanto Guillermo como los otros dos sujetos, me siguieron. Yo los ignoré a todos y entre en mi habitación, me acomodé tranquilamente en la que sería mi cama y veo como Gilbert también entra y acomoda sus cosas en su lugar. El no parece tan fastidiado como yo, está más tranquilo.

—Aron —murmuró de repente y yo simplemente asentí con la cabeza— ¿Podemos hacer una tregua durante estos meses? no quiero vivir en una guerra constante —soltó el y yo lo miré de repente, ¿acaso se volvió completa e inexplicablemente loco?

—No has hecho nada para ganarte una tregua de mi parte —fue la única respuesta que pensé darle.

—¿No te da siquiera un poco de remordimiento está situación? Rompieron un monumento histórico de mi facultad y encima quieres que me gane una tregua, yo debería ser quien te odiara —sus palabras me sacaron completamente de mi mismo, ¿quién se cree que es este sujeto?

—Primero: yo no rompí ningún monumento histórico, eso lo hicieron mis amigos y yo solo intente que no los echaran. Segundo: tú no tienes derecho a enojarte conmigo, fuiste tú quien vino a cagarme la vida no al revés y tercero: jodete idiota —enumeré claramente, aunque lo último fue más un gesto de odio.

—Es evidente que nunca iremos por el mismo rumbo, solo te pido que al menos aquí dentro, no me hagas la vida imposible —dijo con tranquilidad y yo me lo pensé. Honestamente, no tengo la intención de tener una guerra dentro de la habitación, quería tomarme ese tiempo para descansar.

—Solo acepto porque no quiero pelear aquí. Vamos a tener unos meses agotadores y necesito descansar con ambos ojos cerrados —contemple tranquilamente y el pareció convencido.

—¿Entonces tregua? —preguntó extendiendo la mano y yo se la tomé.

—Tregua —contesté calmado— pero solo mientras estemos dentro de la habitación, para el resto del mundo, nos seguimos odiando como cuando estábamos en la facultad —dije lo último y el pareció convencido.

Luego de eso, las cosas se acomodaron con facilidad, nos pidieron que ya durmiéramos temprano y nos preparáramos para el primer día de servicio comunitario. Al parecer iríamos a limpiar la playa de residuos y honestamente, eso me resulta bastante casual. Ya estoy acostumbrado a limpiar playas, lo hago a menudo con mis amigos y se vuelve bastante divertido a la larga. Eso para no pensar en lo plomo que se vuelve con el tiempo, pero ya estamos acostumbrados y la verdad es que solemos pasarla muy bien en esa situación.

No tengo mucho de que quejarme en ese aspecto, me agrada y pienso que puede ser un buen momento de hacer trabajar a Alejandro, quien siempre evita limpiar cuando lo hacemos los tres. Agustina, quien es la novia de Alejandro, es quien más se emociona con este tipo de tareas y se frustra cuando su novio se sienta y se niega a limpiar. Ella es agradable, pero la verdad es que no tenemos mucha conexión. Me llevo mucho mejor con la novia de Rider, esa chica si que es agradable y prácticamente una hermana para mi.

No tenía mucho que hacer en ese momento, apenas eran las seis de la tarde y para mi era demasiado temprano, suelo dormir a las diez en punto. Decidí ponerme a leer un nuevo libro, ya que en pocos días sale la película en N*****x y cuando regresemos planeo verla. Pero para verla, primero me gustaría poder leer el libro y compararlas más fácilmente. La historia esta buena, aunque la trama es demasiado cliché. No entiendo como se hacen famosos esos libros cargados de clichés, no es que no me agraden, muchos de ellos son muy profesionales y con tramas bastante buenas. Pero la verdad, el cliché me resulta bastante tedioso cuando se repite constantemente.

Aunque hay clichés de los que nunca me canso. Uno de ellos es el triangulo amoroso, realmente me gusta ese tipo de cliché. Aunque regularmente me gusta cuando a dos mejores amigos les gusta la misma chica, pero siempre que este bien armado, formado, con crecimiento, que no sea tóxico y que ellos no dejen de ser amigos por ella, sino que se lo tomen a bien y continúen. Aunque hay clichés que al reformularlos se vuelven buenos, pero siempre es al comienzo, luego se repite tanto que se vuelve un cliché más.

Solía gustarme un libro, donde los padres de una chica que es la Princesa y futura Reina, organizan una competencia para encontrar al futuro esposo de ella. En esta competencia, ella comienza a tener una relación bastante poli amorosa con dos chicos, pero se vuelve complicado, ella siente que como Princesa esta cometiendo un acto inmoral. Pasan muchas cosas respecto a eso y ella tiene que decidir a un chico con el cual casarse. Cosa que no es un problema, para ellos tres, el matrimonio solo era un papel y su relación no cambiaría en nada. Pero cambió cuando se enteraron que uno de ellos era un traidor y solo se acercaba a la Princesa para acabar con ella.

Me gustó esa historia, es bastante interesante. Aunque al final me dejo con ganas de ver más de ella y su pareja al final del libro. Mientras leía, me decidí a cerrar el libro y dormir, me sentía bastante bien, pero sabía que al día siguiente tendría algunos serios problemas de huesos y necesitaba tener toda la energía. Limpiar la playa, tener una guerra con la otra facultad, evitar que mis amigos se agarren a golpes con ellos, con quienes estoy peleado. La verdad es que sería algo absolutamente agotador y necesitaba estar preparado psicológicamente para eso y necesitaba dormir largo y tendido, como mínimo ocho horas.

—¿Ya te dormiste? —escuché que preguntaba alguien.

—No, no tengo sueño —contesté sin darme vuelta y sentí que alguien se sentaba en mi cama.

—¿Qué quieres Thomas? —pregunté ya molesto y me senté de inmediato.

—¿Puedo tomar tu libro? —preguntó el también y yo se lo di para que se fuera.

El encendió la luz de su mesita y se sentó a leer. Lo ignoré por completo y me ocupe de hacer algo que realmente sabía que necesitaba aunque no quisiera, dormir. Me recosté pero era casi imposible conciliar el sueño, mi cabeza daba vueltas y vueltas sin nada más que hacer o decir. Pero al final, después de tantas vueltas en la cama, finalmente pude dormirme, justo en el momento en que Gilbert apagaba su luz y se acostaba. Que frustrante es la vida.

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