Capítulo 2

En la mañana me desperté sin una pizca de buen humor, mi madre pareció entender mis pocas ganas de vivir. Al parecer la llamaron y le contaron lo que había pasado, pero ella sabía que estaba con mis amigos de la calle y supuso que me había visto salpicado porque justo eran mis compañeros de clase. Además me pasé toda la mañana diciendo lo mucho que detestaba a Alejandro, como pudo comenzar una pelea, ¿acaso es idiota? No estoy segura, pero lo supongo.

Me tomó varios minutos acomodar todas mis cosas, despedirme de mi mamá e irme golpeando la puerta detrás de mi. "cierra más fuerte la próxima", espetó mamá muy enfadada. Yo ignoré todo y fui a por mi bicicleta, no quería que me llevaran mis amigos, estaba muy enfadado con ellos y quería estar solo un rato más. Verlos significa problemas. A la distancia veo al idiota de mi vecino, estaba poniendo la basura en su tacho y me paré a su lado de inmediato.

—Gilbert Thomas —murmuré de repente y el me quedó viendo confundido.

—¿Disculpa? —preguntó el y yo solo me reí.

—Eres demasiado ignorante Gilbert. No me extraña que estés en nuestra facultad rival, no nos llegan ni al talón de los pies. Pero, buena suerte para la próxima —fue lo último que dije antes de comenzar a pedalear y alejarme, pero pude escuchar su voz a la distancia.

—Aron, eres un... —no pude escuchar más. Cuando me alejé, su voz se volvió totalmente inaudible y mejor, no quiero saber cuantos insultos me lanzó en un segundo.

Gilbert ha sido mi mayor complicación estos años, desde que lo conozco, mi vida no ha tenido más que desgracias. Siempre peleando y causando disturbios, aquí entre nos es lo peor que me ha pasado. A veces pienso en lo fácil que sería mi vida si mis padres no hubiesen ido a EE.UU esa vez. Pero bueno, soñando no logramos nada, lo hecho hecho esta y a las balas, pecho. Sin disturbios y sin problemas, que más da, al final soy solamente yo quien mejora la situación. Soy genial después de todo, con un poco de suerte podré evitar la expulsión.

—Al fin llegas Aron —la voz de Guillermo sobresalía entre todas las demás.

—¿Ahora me buscan? —pregunté incrédulo y mis dos mejores amigos me observaron con cara de arrepentidos.— Hagamos todas las cagadas que se nos canten, total. Aron puede resolverlo —intenté imitar sus voces, aunque honestamente sonó súper mal.

—Lo siento Aron —esta vez fue Alejandro quien habló.

—Lo siento Aron —dije de repente intentando calmarme— ¿Realmente creen que un "lo siento Aron" es suficiente —pregunté observándolos y ambos se miraron entre ellos. —No lo es. Recen porque no los expulsen —lo último lo dije dirigiéndome a la dirección, espero tener suficiente dinero para sobornar al director.

—¿Es enserio director? —pregunté de repente esperando que todo se tratara de un chiste, pero claramente era mucho más que eso.

—Estoy realmente cansado de las peleas entre todos ustedes y serán expulsados de inmediato. No quiero escucharte Aron, prefiero que te vayas ya mismo —su voz sonaba muy severa, realmente dudo poder convencerlo de lo contrario.

—Pero director... —su mano se alzó de inmediato y supe que era hora de tirar la toalla e irme.

Intenté muchos métodos para convencerlo de que expulsarnos no era la opción, pero de todas maneras se cegó en hacerlo y yo me sentí frustrado. Era la primera vez, el director siempre me escucha y toma en cuenta mis palabras antes de dar un castigo a mi facultad, pero esta vez fue diferente. Me ignoró por completo y tomó la decisión de expulsarnos sin siquiera dejar excusarme, esto se había vuelto algo terrible.

—Aron, dile a tus compañeros que vengan a firmar el acta de expulsión y abandonen la institución —dijo de repente la secretaria, estaba sentada enfrente mío y lucía su perfecto cabello pelirrojo en una coleta de caballo.

—¿Mis compañeros? —pregunté de repente y ella asintió.— ¿Qué hay de mi? —no entendía absolutamente nada, ¿acaso yo no estoy expulsado?

—Ellos son los expulsados, tu no. Eres muy importante para la facultad, has ganado más premios que nadie y has llenado de orgullo esta institución, expulsarte sería ilegal y más porque no hay pruebas que te incluyan en el asedio que armo. Además, tu madre aseguro que te encontrabas con amigos lejos de la facultad en el momento de los hechos —explicó la mujer y de repente supe que tenía una poderosa arma en mis manos y debía usarla.

De inmediato volví a entrar a la oficina del director, cree que puede expulsar a veinte alumnos, esta equivocado. Entré con bastante dureza y el hombre de inmediato puso los ojos en blanco, me observó y pareció querer morirse. Digamos que es cierto, soy algo justiciero y eso hace que el director me odie un poco, me tiene bajo su ala por todos los premios que he ganado. Yo me ocupe de crearme una reputación que me ayudara a cuidar de mis compañeros, eso es importante porque soy el delegado de la clase.

—¿Qué quieres ahora Aron? —preguntó el hombre armándose de paciencia.

—No puede expulsar a mis compañeros, no voy a tolerarlo —solté sin más y este me siguió observando con fastidio.

—Basta Aron. No tienes derecho a decidir como castigar a mis alumnos —dijo este, podía ver las ganas de expulsarme que tenía.

—Esta equivocado —murmuré con tranquilidad y el me vio confundido.— He ganado más premios que nadie, he traído orgullo y dinero a esta institución. Aclaro que fue mucho dinero y no exigí ni siquiera las medallas o trofeos, permití que fueran puestos donde a usted le pareciese apropiado. Tengo todo el derecho del mundo de exigir que no expulse a mis compañeros, castigüelos, pero no los expulse. De lo contrario me veré en la obligación de pedirle mi pase de traslado. —mis últimas palabras fueron claras y el director me pidió que me fuese de su oficina un momento.

Le hice caso, supuse que necesitaba tiempo para procesar todo lo que yo había dicho. La verdad, esto no es algo común, no suelo decirle al director que renunciare sin castiga a mis compañeros. Nunca sentí ganas o necesidad de usar mi puesto o mi ranking en los premios internacionales, como método de chantaje con el director. Pero claramente la ocasión lo ameritaba. ¿Dónde has visto que expulse a todos menos a mi? Haber ganado miles de competencias internacionales, no me vuelve mejor o superior que los demás y siempre quise tener este poder, pero para ayudar al pueblo.

Esperar se estaba volviendo un completo suplicio y de repente vi que en las estanterías pegadas a la pared, estaban las fotos. Me acerqué a observar y eran de cuando estaba en mi primer año y gané una competencia de preguntas de la facultad. En ese momento aún no conocía a Guillermo y Alejandro, ellos se cambiaron al siguiente año de facultad y recién ahí pude conocerlos. Pero en esas fotos no estaba solo, estaba con una preciosa chica de cabello castaño y ojos azules. Ver a Emma me resultaba tan difícil, ella era todo mi mundo y hoy solamente es un soplo de invierno que me nubla los sentidos.

—Vamos Emma, apresúrate —dije mientras corría.

Era nuestro primer día de clases en la facultad y estábamos emocionados de enfrentar nuestro primer año juntos. Habíamos luchado mucho para estar juntos en esa facultad. Digamos que Emma no es una persona muy inteligente y tuve que ayudarla a estudiar todo el verano para que aprobara el examen, fue terrible y al final lo logramos.

—Aron, espérame —murmuró ella a la distancia y yo me detuve a esperarla. Admito que me emocioné tanto que me adelante mucho.

Ella se acercó corriendo cuando vio que me detuve y tomó mi brazo con mucho cuidado. En ese momento entramos cuidadosamente, sin observar demasiado a nuestro alrededor y riendo a más no poder. Cada momento con ella era absolutamente perfecto y nada podía ser mejor en la vida.

Cuando estuvimos en clase todo fue normal. Mi amiga parecía bastante contenta y con sus energías al cien por ciento y el resto de los días fueron iguales. Ella energética, coqueteando por ahí y aferrando su propia vida a una posible muerte inevitable.

"Peso como un tik-tak-tik hasta que haces boom"

De repente esa frase vino a mi mente y recordé esa canción de Encanto, una película que salió recientemente. Sin dudas, esa canción describe perfectamente a mi Emma. Una joven de dieciocho años, madre de su propia madre y de sus dos hermanos menores. La carga tan grande que tenía ella en su espalda, era completamente inhumana.

"Dáselo a tu hermana, que nos demuestre. Como lo resiste y se agarra fuerte"

¿Cómo una canción puede ser tan descriptiva?. La verdad, es algo que me cuesta entender y pienso que es asombrosamente triste. Sería maravilloso si uno se identificara con canciones felices, pero no es así. Uno siempre se identifica con todo lo que martiriza su vida y eso es algo que no debería pasar.

Recordar cosas del pasado, resulta demasiado difícil. Cada vez que yo pienso en Emma, es como si algo de mi de repente dejara de funcionar. Me duele tanto hablar de ella, no puedo soportarlo y eso me agobia hasta límites insuperables. Ella solía ser la luz de mi vida, de mis ojos y de mi universo completo. La verdad es que no es nada fácil, es bastante difícil recordar a alguien y pensar que tuviste la oportunidad de salvarlo, pero que no lo hiciste porque sos estúpido y pasas el resto de tu vida atormentándote por eso.

La vida no es y nunca será fácil para quienes nos quedamos y vemos partir a esos que se fueron sin piedad y nos arrancaron el alma con su partida. Emma me partió en dos, ella me destrozó el alma en miles de fragmentos y dudo que algún día pueda recuperarme de semejante dolor y agonía. Ya casi van dos años de su fallecimiento, ya casi tengo que decir feliz aniversario de muerte o triste y agónico día del año que me demuestra que soy un inútil.

Nunca pude ver a mi amiga, no pude ver su dolor, no pude ver todo lo que debía soportar. Solo dejé que la agonía la carcomiera y al final se convirtió en una victima más, una victima de este horrible mundo que no hace más que menospreciar a las personas y obligarlas a vivir vidas que nunca fueron ni serán para ellos. El mundo es machista, misógino y discriminador, el lamentable tener que decirlo de esa forma, pero es totalmente y horriblemente cierto.

Caminé lentamente, observé todo a mi alrededor y solo quería ver a Emma. Ella se encontraba dentro de la facultad, solo debía buscarla e ir juntos al festival y esperar que la vida nos permita vencer a los idiotas de la facultad vecina. Era molesto tener que competir todo el tiempo, pero en parte sabía que era la razón de porque hacía todo lo que hacía, mi única función era derrotarlos. Pero por más que buscaba a mi mejor amiga, me resultaba imposible encontrarla y eso comenzaba a frustrarme y agobiarme.

A los minutos encontré a Kevin, el pertenecía a la odiosa facultad vecina y era novio de Emma, además de ser el superior de ellos y pertenecía a su último año. En ese momento si teníamos una buena relación con esa facultad, solo que nos resultaban idiotas y queríamos vencerlos a como de lugar. Pero la relación de Emma, quien era la delegada de clase, y ese chico, claramente tuvo repercusiones positivas para todos los demás.

La vida claramente jamás sería fácil para mi y eso lo sabía, pero tenía claro que era algo que debía quitar de mi mente y lo mejor era simplemente olvidar todo. La seguí buscando durante varias horas, pero no la encontraba en absoluto y eso me estaba comenzando a preocupar mucho, eso no era para nada bueno. Seguí durante bastante tiempo mi búsqueda y esperaba encontrarla pronto, pero no había rastro de ella aunque había buscado en toda la facultad.

Hasta que finalmente decidí entrar al único salón al que odio entrar, el de biología. Amo la biología, pero odio ese salón, es horrible y me hace sentir que es la peor carrera de la vida. Bueno, cuando entre al salón encontré algo que me dejó pasmado. El cuerpo de Emma estaba inconciente y colgado del techo con una cuerda en el cuello, me acerqué a ella y tras bajarla pude notar que estaba muerta.

¿Qué había pasado? ¿Quien le había rebatado la vida a mi niña?. Esas preguntas no me dejaban dormir, cuanque constataron que había sido un suicidio, algo en mi se negaba a creer en eso y yo pensaba que se debía a que yo me negaba a aceptar que nunca me di cuenta, que ella estaba mal y yo no le ofrecí ayuda. Me negaba a aceptar mi culpa en esa muerte y por eso prefería pensar que la habían asesinado, de esa manera le hecharía las culpas a otro y no aceptaría mi propia culpa, la cual es muy grande, demasiado grande y horriblemente tormentosa en mi vida.

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